Strolling Through A Haunted House
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Primer capítulo: Strolling Through A Haunted House
Pedido por: Smokun.
Shipp: UsoNami.
Nota de la autora:
Bueh, siento que este OS quedó un poco corto, en teoría. ¡Pero espero que te guste!
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Todos sabemos que Luffy es... un completo desastre, y más cuando está solo. Él tal vez sea uno de los niños más traviesos y revoltosos del su pequeño pueblo, pero por suerte tenía a sus mejores amigos, Nami y Usopp, que eran prácticamente el equipo perfecto cuando se trataba de cuidarlo.
Desde que los conoció, han tratado de evitar que se meta en problemas, que haga alguna de sus típicas tonterías -en las que casí la mayoría del tienpo Usopp se unía- , que se coma el almuerzo de otra persona sin su permiso, etc. Y claro, como es de esperarse, la mayoría del tiempo Luffy también suele meter en problemas a Nami y Usopp.
Un día, cuando estaban en la escuela, Luffy se les acercó durante el receso y de ahí empezó un problema.
-Ace dice que los fantasmas no existen, ¿pueden creerlo? -dijo el pelinero, para luego soltar una gran carcajada.
-P-pero se supone que no son reales, ¿cierto? -preguntó, mirando a Nami, temiendo la respuesta que le fuera a dar.
-No existen Usopp, tranquilo. -le responde la pelinaranja.
-Claro que existen, ¡y muchos de todo tipo! -dice Luffy, con un brillo en los ojos-, pero lo que en realidad quiero, es probarle a Ace que se equivoca.
-¿Y qué planeas hacer? -dijo Nami, tratando se seguirle la corriente.
-Quiero atrapar uno, para poder mostrarle que si es existen. Y quiero que me acompañen -dijo sonriendo-. Lástima que no hay uno en nuestra casa. Me gustaría vivir con uno.
-Es una tontería Luffy, y no hay, ¡porque es mentira, Luffy! -exclama Nami- No existen los fantasmas. Y aún así, ¿dónde planeas encontrar uno? No me digas que quieres que te ayudemos a hacer esas invocaciones de las que a veces habla el profesor Brook.
-Claro que no, aunque no sería una mala idea -dijo el pelinegro, para luego hacer expresión de que está pensando- . Pero pensaba en ir a la casa Neibolt, dicen que está encantada.
-¿Qué? ¡No! Para nada, ¿qué tal si nos encontramos con un asesino o tal vez no e-encontremos con u-un drogadicto o algo así... -dijo Usopp, abrazándose a sí mismo, temblando- a veces escucho a mí papá hablar de ellos.
-Lo cual es mucho peor que un fantasma-dice Nami con desagrado.
-Sí, es una mala idea -dijo Usopp, tratando recomponerse.
-¡Vamos! No sean aguafiestas, será divertido -una gran sonrisa apareció en los labios de Luffy.
-¡Dije que no!, Luffy -dijo Nami, haciendo que el pelinegro mira molesto a su amiga.
-¡Entonces tendré que ir yo solo!
Sin nada más que decir, Luffy giró sobre sus talones y se fue por la misma dirección por la que había venido. Usopp y Nami se voltearon a ver por unos segundos con una mueca. Ninguno de los dos quería ir a esa casa, pero no querían dejar a su mejor amigo solo, podría pasarle cualquier cosa. Soltaron un suspiro, corrieron lo más rápido que pudieron, llegaron hasta Luffy y aceptaron ir a la casa encantada.
Luffy creyó que para sentir mejor la experiencia fueran en la noche, como toda clásica película de terror. Así que básicamente obligó a sus amigos a escaparse de sus casas, ya que sabía que los padres de ambos no los dejarían salir tan tarde.
Cuando la pelinaranja escuchó eso, sólo le dieron ganas de darle un golpe en la cabeza.
Luffy iba adelante con una gran sonrisa en su rostro, mientras sostenía una linterna con una mano y con la otra, una red de mariposa para atrapar al fantasma. Pero Nami y Usopp no tenían la misma emoción que el pelinegro. Iban detrás de él, mirando con miedo todo lo que estaba al rededor de ellos.
Llegaron a la casa y entraron con cuidado, mientras Luffy iluminaba cada parte de ella. Sus acompañantes miraban con un poco de asco el lugar.
-Hay que estar atentos a cualquier cosa -les dice Luffy, empezando a correr por el lugar.
-¡Espera, Luffy! -dijo Usopp, tomando el brazo de Nami, para luego seguirle el paso a su amigo.
Empezaron a recorrer la casa y el pelinegro seguía yendo adelante. Mientras que Nami y Usopp estaban pendientes de que no saliera un persona de la nada, ya que poco les importaba lo del fantasma.
-Más le vale que se apúre, ya me quiero ir -dice la pelinaranja.
-Y-yo también -dijo Usopp, volteándose a verla.
De repente vieron como el pasillo en el que estaban se hacía más oscuro, fue entonces que vieron a Luffy que iba más adelantado a ellos y doblaba una esquina de la casa. Los pequeños empezaron a caminar rápido. Fue entonces que escucharon un chillido y ambos se detuvieron. Probablemente debía ser una rata. Ambos se miraron con los ojos muy abiertos y aceleraron más su paso.
Trataron de ignorar el ruido, pero de repente, Usopp sintió como algo pasó rápidamente por su pie, causando que empezara a gritar, haciendo que Nami diera un pequeño salto y mirara asustada a su amigo.
-¡¿Qué te pasa?! ¡¿Por qué gritas?!
-¡Una rata pasó por mi pie! -gritó, y la pelinaranja hizo una mueca de asco.
La luz de la linterna de Luffy ya no estaba, por lo cuál sólo hizo que se asustaran más.
-Rayos, dime que trajiste una linterna, Usopp.
-¡No! ¡Sino desde cuando la hubiera prendido! -Usopp se dió la vuelta- ¡Luffy! ¡Espéranos!
Ambos empezaron a correr, aunque a veces tropezaban con alguna cosa que estuviera en el suelo, ya que sin la linterna casí no podían ver nada. Al doblar la esquina no se encontraron con nada, siguieron caminando durante un largo rato y no veían la luz de la linterna de Luffy.
Decidieron seguir caminando por unos minutos, pero la preocupación ya estaba con ellos.
Ni siquiera habían escuchado un solo ruido en el lugar. Por primera vez querían que Luffy fuera ruidoso.
-No puede ser, ¡Luffy! -gritó Nami, empezando a preocuparse.
-¿C-crees que alguien se lo llevó? -preguntó Usopp, con algunas lágrimas en los ojos.
-N-no, no, cálmate, Usopp. D-de seguro ha de estar b-bien -trató de tranquilizar a su amigo.
-De seguro está por ahí persiguiendo un insecto creyendo que es un fantasma.
-S-sí -dijo, mientras asentía lentamente.
-Ven -tomó su mano y siguieron caminando.
Usopp estiró su temblorosa mano para poder tomar la manija y abrir una de las tantas puertas de una de las habitaciones de la segunda planta. Al abrirla trataron de ver con detenimiento lo que había ahí, hasta que la vista de ambos se dirigió hacia el suelo, había algo al lado de uno de los pocos muebles que había. Nami se atrevió a acercarse y tomar el objeto, era una linterna. Inmediatamente pensó que podría ser la de Luffy.
Tragó saliva, mientras miraba la linterna con los ojos llorosos, ya estaba perdiendo la esperanza de que encontraran al pelinegro. Se volteó a ver a Usopp y el estaba de la misma forma.
Éste se acercó a abrazarla, Nami aceptó el abrazo y recargó su cabeza sobre el hombro de su amigo.
-Tal vez lo mejor sería regresar y decirle a nuestros padres acerca de ésto.
-Sí.
Antes de que pudieran si quiera levantarse, ambos escucharon pasos detrás de ellos, alguien se estaba acercando a la habitación en donde estaba; Usopp apretó su agarre y empezó a temblar, mientras que Nami trataba de pensar en cualquier cosa en ese momento para alejarla de la realidad.
-Oi...
La persona se vio interrumpida ya que el par de amigos soltaron un grito que se escuchó por toda la casa.
-¡No nos haga nada por favor! -gritó Usopp, rompiendo el abrazo que tenía con su amiga.
-¡Sólo somos unos pobres niños inocentes! -exclamó Nami.
-¡¿Qué les pasa?! ¡Soy yo!
Ambos estaban con los ojos cerrados, pero al oír eso los abrieron inmediatamente y miraron a la persona, era Luffy -que aún traía la red-, estaba mirándolos confundido. Ambos niños soltaron un suspiro y trataron de procesar que demonios había pasado, mientras respiraban agitadamente.
Nami no tardó en recomponerse y quitarle la red para empezar a golpear a Luffy.
-¡Oye! ¡¿Por qué me golpeas?!
-¡Nunca vuelvas a hacer eso! -gritó, con la cara roja de furia.
-Ya~ sólo hay que irnos de aquí -pidió Usopp, llorando.
Nami tomó de la mano a Usopp, mientras que a Luffy de la oreja y los sacó de ahí lo más rápido que pudo. Sin duda Nami lo iba a matar por llevarlos ahí.
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