Capítulo 7
Espero que hayan leído el capitulo anterior que esta modificado. Si este es el caso. Disfruta.
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Capitulo 7: La primera lagrima.
Ya estaban a tan solo unos metros de la sima de las desérticas montañas que habían comenzado a escalar desde medio día. El cansancio era notable en las caras de todos los viajeros que solo veían el cambio de colores en el cielo anunciando el atardecer. Habían caminado todo el día casi sin descanso.
Inuyasha cargaba a Rin quien ya se había quedado dormida de lo cansada que estaba, mientras que desde cerca lo seguía Sesshomaru aún con la flor en el pelo, y junto a él Ah-Un montado por Aome, Shippo y Jaken.
Sesshomaru no era tonto, estaba de hecho muy lejos de serlo. A diferencia de su hermano en su opinión. Así que noto fácilmente el poco ánimo de la chica y quizás, debido al tiempo que llevaba convertido en humano se vio en la obligación moral de ofrecerle algún tipo de ayuda, así que optó por simplemente decirle que retrasaba a todos y que se subiera al dragón para avanzar más rápido mientras que Shippo saltaba del hombro de Aome al de Sesshomaru totalmente emocionado para preguntar si el también podría montar a Ah-Un. El ex demonio aceptó al ver la emoción en los ojos del zorro, del cual era su primera vez montando al curioso monstruo. Y para finalizar la pequeña caravana de viajeros estaban Sango y Miroku montando a Kirara.
La parte más alta de la montaña estaba a tan solo unos metros y parecía que con cada paso que daban los pies les pesaban mas y mas, en especial a los demonios.
—Recuérdenme ¿Por que no fuimos volando? Ah-Un, Kirara y yo podíamos cargarlos— Pregunto Shippo aturdido por haber caminado tanto y el sol que a pesar de estar desapareciendo aún pegaba con fuerza sobre su piel.
—Quizás no lo notaste Shippo, pero estamos en un campo de energía que debilita los poderes demoníacos— Explico Sango, la cual había escuchado hablar a su padre respecto a esa montaña. La montaña Majo No Kami.
—Realmente no llegamos al campo de energía aún, pero la montaña está rodeada por un aura de ilusión que confunde a los demonios lo suficiente como para anular parte de sus poderes. Aun así no los termina de debilitar. Es por eso que Kirara aún mantiene su forma— Explico Sesshomaru, quien no era la primera vez que había cruzado ese camino— Es por eso que no se puede volar.
Eres todo un sabelotodo, sonrió Inuyasha con su pensamiento hacia su hermano. Mientras que a su vez Aome miraba estupefacta a Sesshomaru, aunque ¿De qué se sorprendía realmente? Era un demonio milenario después de todo, tuvo muchos años para aprender y aún le quedan muchos más.
—¿Para qué está ese campo de energía?— Pregunto el monje. La caza demonios pensó en responder, pero no quería volver a ser corregida por el huraño azabache.
—Su función es proteger la cabaña de la bruja que vive aquí. La misma a la que hemos venido a visitar. Ese campo de energía justamente la debilita mucho así que para que haya igualdad de condiciones puso esta ilusión. Solo aquellos que ella acepte ver podrán entrar.— Finalizo.
—Esta no es la primera vez que vienes ¿Verdad, Sesshomaru?— Era evidente debido no solo a sus conocimientos sino a su nerviosismo y Aome estaba dispuesta a entender a que se enfrentaban ¿Qué podía ser tan malo como para preocupar a alguien como el ex demonio?— ¿Por que viniste la ultima vez?
Sesshomaru guardo silencio unos instantes, quizás recordando. Solo Aome pudo ver la nostalgia reflejada en su mirada.
—Vine con padre— Inuyasha movió sus orejitas en dirección a su hermano y se quedo parado esperando a que lo alcanzaran para escuchar mejor lo que tenia para contar de su padre. Le agradaba escuchar a Sesshomaru las pocas veces que contaba algo sobre Inu No Taisho, no solo porque así podía saber mas sobre este, sino también porque era de esas pocas veces que el mayor se dejaba llevar por sus emociones. Inuyasha sabia perfectamente que su padre era una fibra sensible para Sesshomaru, fue sin dudas alguien sumamente importante para su hermano y este parecía no perder aquel sentimiento por mas que pasara el tiempo. — Vinimos a visitar a esta mujer unos meses antes de que Inuyasha naciera y padre muriera.— Sesshomaru observo al albino, quien lo miro sorprendido sin dejar de cargar a la niña en su espalda— Padre estaba preocupado porque el parto fuera demasiado para la humana Izayoi y terminara matándola a ella o al cachorro. El me forzó a acompañarlo hasta aquí...—Guardo silencio interrumpiéndose como si no quisiera decir algo que lo perjudicara. Todos fueron testigos de esto y sin embargo, nadie se atrevió a indagar en el asunto.— Padre quiso comprarle su magia curativa a la bruja y así salvar a... esa mujer— Las ultimas palabras fueron dichas con desprecio poco disimulado mientras que no podía evitar alejar lo mas posible su mirada de su hermano que caminaba a su lado a tan solo un metro. — El precio por desgracia fue mas de lo que pensó.
—¿Cuál fue el precio?— Insistió en saber Sango al notar el nuevo silencio del mayor, pero este no respondió. Parecía haberse perdido.
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—General Taisho...— Saludo una bruja de gran belleza. Un cabello castaño largo hasta sus rodillas, joven y con mirada macabra. Al ver a los recién llegados en la entrada de su humilde cabaña.— Y veo que trajo a su precioso cachorro con usted.— Si bien Sesshomaru siempre había tenido una apariencia estoica e intimidante en ese entonces si se podría considerar solo un cachorro, no pequeño, pero si bastante joven. Pero su altura ya era suficiente para ser mas alto que la bruja.
—Kireina. — Devolvió el saludo el demonio mayor, seguido de su hijo quien solo saludó con un leve asentimiento. — Debes saber el porque de nuestra visita.
—Por supuesto, pero esto te saldrá caro Inu No Taisho. La mujer Izayoi debería morir al dar a luz a un monstruoso hijo. Un perro demonio tan grande como un perro común adulto. Un hibrido de tan solo tres patas. Esa mujer esta condenada al igual que tu cachorro. — La mujer sonrió con malicia al ver el ceño fruncido del general. — Pero puedo hacer algo por ellos...
—¿Cuál es el truco?— Inu No Taisho sabia lo tramposa y víbora que podía llegar a ser esa mujer, sin embargo, no tenia otras opciones.
— Como sabrás, con la medicina que puedo preparar estarás jugando a ser un dios, modificaras por completo la posible apariencia de tu hijo. ¿Qué estas dispuesto a sacrificar por ese hibrido?
—¿Qué es lo que quieres?— El perro demonio comenzaba a impacientarse.
—¿Qué ofreces?— Pico de vuelta Kireina.
—Lo que sea. Dime el precio y lo pagare. —Respondió rápidamente el albino ya exasperado
—Tu hijo mayor.— La respuesta cayo como balde de agua fría sobre la cabeza del general. —Es un precio justo. El se casara conmigo y vivirá junto a mi. Tu hijo hibrido podrá heredar tus tierras. Solo un hijo puede equivaler el precio del otro. — Sesshomaru sintió un escalofrió en su espalda ¿Ese seria su mísero destino solamente por salvar a esa otra familia? Esa por la que su padre desaparecía meses y lo dejaba abandonado con su madre, pero su padre negaría la oferta ¿Verdad?—Te daré diez minutos para que lo pienses.— Dicho esto la mujer salió de la choza por la puerta trasera por la cual se alcanzo a ver una gran cantidad de plantas de todo tipo. Tras unos minutos de silencio Taisho hablo.
—Sesshomaru— El nombrado lo miro atento, esperando tal vez que le dijera que matarían a esa mujer por insolente y manipuladora— ¿Tu estarías dispuesto a esto? — Los ojos del albino menor se abrieron por indignación y no pudo evitar lanzar un gruñido de advertencia a su padre.— Escucha. No es tan malo, vivirás y tu compromiso no debería de porque significar nada para ti. — Explico el padre.
—Significaría lo mismo que significamos yo y madre para ti, padre.— Las palabras dolidas pero a la vez tan venenosas dichas por su hijo sorprendieron al mayor viendo como los ojos de Sesshomaru se tornaban rojos por su forma demoniaca.— ¡Todo por ese asqueroso hibrido y su inútil madre!
—¡Sesshomaru!—Reprendió molesto por su forma de hablar de su familia el Inu No Taisho. Y los ojos agresivos de su hijo se convirtieron lentamente en unos tristes y desolados. Decepcionado, así se sentía, totalmente abandonado por la persona que mas amaba.— No es como crees, confió en que...
—No— Interrumpió con un tono diferente al que alguna vez pudo escuchar su padre, un sonido muerto y sin sentimientos. Totalmente vacío. Inu No Taisho debía de estarse revolcando en su tumba ahora que sabe que ese tono seria el único que ocuparía Sesshomaru el resto de su vida.— Si para esto es que me quieres— Su mirada perdida se poso firme sobre los ojos del hombre frente a el— Dile a la bruja que tu primogénito esta muerto.— Y con gran velocidad se alejo de la vieja cabaña escuchando los gritos y pasos de su padre. No, mas bien los pasos de Inu No Taisho atrás de el, pero el joven demonio no paro de saltar y correr hasta que por fin salió de la montaña para seguirse alejando pero esta vez volando.
Su naturaleza le impedía llorar, pero ese día el sabia que de ser humano hubiera llorado como nunca, porque ahora sabia que para su padre el nunca fue suficiente y por eso el eligió a Inuyasha por sobre el. Por eso Inuyasha heredo a colmillo de acero y el a una espada defectuosa como colmillo sagrado. Se sentía impotente, pero inevitablemente ahora sentía que el era como colmillo sagrado, ambos estaban incompletos y así seria por el resto de su existencia.
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Por la mejilla de Sesshomaru rodo una lagrima. La primera que había derramado en toda su vida y tras esta una y otra mas, pero el no parecía darse cuenta de esto, mientras que los presentes no daban crédito a lo que veían.
—Sesshomaru...— Llamo Inuyasha preocupado mientras se acercaba un poco para sacar a su hermano de su ensoñación. El susodicho sacudió su cabeza y con velocidad seco sus lagrimas para luego mirar a los ambarinos ojos de Inuyasha. Sintió incomodidad, vértigo, asco y rechazo. Eran idénticos a los de su padre y a los de el, un color que una vez lo hizo sentir orgulloso y que ahora repudiaba. Su apariencia actual al menos tenia algo bueno, lo había liberado de ese abrumador parecido a cualquiera de sus dos parientes. Miro de arriba a abajo a su hermanastro menor y vio como tenia un gran parecido a Inu No Taisho ahora que era un demonio completo... si no fuera por esas orejas. Su padre debía estar orgulloso al ver a su hijo favorito como una copia idéntica a el.
Los pensamientos del azabache se hacían cada vez mas abrumadores, le daban ganas de correr y escapar lejos, como ya una vez lo hizo. Su respiración pesaba pero era rápida y desesperada para intentar obtener mas oxigeno. Era como estar ahogándose en sus propias lagrimas. Su dolor emocional fue tal que llego a convertirse en físico y no fue capaz de notar en que momento se separo de los demás.
—Sesshomaru...— Escucho una voz conocida llamarlo desde alguna parte de la montaña. No veía bien, ya era de noche y una espesa neblina se había instalado frente a el. Rápidamente intento seguir los llamados de la voz terminando por llegar a una vieja choza. Los recuerdos volvieron a abrumarlo al ver la estructura y a la mujer que esperaba en la puerta frente a el. —Han pasado muchos años. Pensé que ya no volverías y menos con esa apariencia. ¿Tanto odias a tu padre que decidiste abandonar tu parecido con el?
—Sabes perfectamente a que he venido.— Respondió el joven azabache con desprecio observando cada movimiento de la mujer que ya estaba algo mas afectada por el tiempo, pero nada realmente muy notable.
—Pero ¿Sabes a que has venido tu? Después de haber decidido abandonar a tu padre condenándolo. Aun así vienes por la misma razón que el la ultima vez que estuviste aquí. — La sonrisa burlona de la mujer irritaba en sobremanera al ex demonio.
—Te equivocas. Es completamente diferente. Lo que importa es acabar con la maldición para no morir yo también por sus imprudencias. — Respondió con la misma voz vacía que tenia siendo demonio.
—¿No es por el hibrido?— El azabache la miro molesto.
—No.
—¿Qué ofreces para que lo salve de la maldición?— La mujer se dirigió con una delicadeza aterradora hacia Sesshomaru y camino a su alrededor examinándolo con la mirada mientras posaba sus esqueléticas manos en los hombros del azabache, el cual ya la pasaba por una cabeza y media. El contacto le provocaba nauseas al joven.
—Estoy dispuesto a aceptar el primer trato que ofreciste al general— Los músculos de su mandíbula estaban totalmente tensados.
—Debo admitir... que se oye tentador.— Respondió frenando su andar frente a Sesshomaru— Tu estado de humano es tan solo temporal y veo que ya no eres un cachorro como antes.— Nuevamente miro descaradamente al joven de pies a cabeza.— Pero, tu mismo dijiste que esto era diferente. Esto merita otro trato. — Sesshomaru sintió como su cuerpo se terminaba de tensar preparado para defenderse de cualquier cosa.
—¿Qué es lo que quieres?— Pregunto con su voz gruesa.
—Bueno supongo que no será tan bueno como tu, pero el hibrido estará bien.— Sesshomaru abrió los ojos como platos, perturbado por lo dicho— ¿No te parece gracioso? ¿Qué hasta para tratos todos prefieran a tu hermano? Me parece curioso... Tu siempre fuiste un hijo ejemplar...
—Cállate. — Exigió el azabache con mirada amenazante.
—¿Te molesta lo que digo? ¿O el que sea verdad?— La bruja tomo las túnicas de Sesshomaru y tiro de ellas para dejarlo a su altura para poder mirarlo con una sonrisa burlesca.— Tu padre te abandono. No te persiguió, incluso eligió una maldición antes que ir a buscarte...— Sesshomaru con violencia empujo a la mujer lejos de el interrumpiéndola.
—Eso no importa. Nunca fue importante.— Los ojos color ónix de Sesshomaru de pronto dejaron de reflejar cualquier sentimiento. Sus palabras fueron duras.— ¿Quieres al hibrido? Esta bien, será tuyo a penas y este libre de la maldición y volvamos a la normalidad.
—Eres igual de cruel que tu padre, Sesshomaru.— Sentencio la bruja con recelo. Una voz ya bastante familiar llamaba a Sesshomaru nuevamente. Cada vez se acercaba mas hasta que pudo ver salir de un arbusto una cabellera albina coronada por unas bellas orejas caninas.
—Aquí estas. ¿Estas bien? ¿Qué quiere la bruja?— El mayor no respondió, ni siquiera tuvo el valor de mirarlo a los ojos — De la nada desapareciste.
—¿Qué pasa, Sesshomaru? ¿No quieres darle la noticia? Creí que no te importaba.— Presiono la mujer con malicia.—Veo que si te importa.
—Inuyasha...—Llamo vacilante antes de por fin ver a los ojos al susodicho— Tu eres el precio a pagar.— La frialdad con la que hablo logro sorprenderlo a si mismo.
—¿Que?...— Los amarillos ojos del demonio se abrieron sorprendidos para luego pasar a molestia ¿El debía quedarse ahí con esa bruja? ¿Qué pasaría con Aome?
—Así como lo escuchas. Tu hermano a aceptado ese precio ¿Tu estas dispuesto?— Respondió sonriente la malévola mujer. Indignado y perturbado Inuyasha negó rápidamente, su mirada reflejaba el terrible sentimiento que de pronto lo invadió. Sesshomaru solo alcanzo a ver como su hermano desaparecía en la espesura de un extraño bosque que si estuviera mas lucido juraría que antes no estaba ahí.
—¡Inuyasha!—Llamo sintiéndose culpable por sus palabras y pensamientos comenzando a correr tras el.
—¿No te recuerda a algo, Sesshomaru? —Escucho a Kireina a sus espaldas. Ella no lo ataco, pero esas palabras se sintieron como dagas atravesándolo. Inuyasha había huido lejos de el, decepcionado como el alguna vez lo hizo de su padre. Pensaba ignorar a la tramposa mujer e ir tras su hermano cuando esta hablo nuevamente— No lo encontraras. El esta dentro de un campo de energía lleno de veneno.
—El no puede morir por el veneno.— Aclaro el mas alto sin mirarla.
—Por supuesto que el no puede... pero tu si— Un escalofrío escalo por su espalda forzando a mirar por sobra su hombro a la bruja. — Aunque consiguieras pasar morirías envenenado y minutos mas tarde el también. Y si no entras mis bellos arboles de cabellos lo asesinaran, pero no te preocupes, lo acompañaras minutos después.
La expresión en la cara del joven no cambio, sin embargo, su sangre comenzaba a correr con velocidad por sus venas asustado. Mas no se quedaría esperando a su fin. Salvaría a Inuyasha y con suerte no morirían por su debilidad al veneno.
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Hola! Espero les guste... esto ya se puso algo intenso. Espero estén bien y que este capitulo les brinde un rato de entretención.
Atte. QCCLV.
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