capitulo 6: RELEER
ADVERTENCIA: Este capitulo a sido modificado y alargado en beneficio de la trama, te recomiendo releerlo en caso de ya haberlo leído. Disfruta.
Capitulo 6: Una flor en la piedra
A primera hora habían emprendido su viaje en busca de la bruja y Sesshomaru con cada paso parecía más nervioso. Inuyasha por su parte dedicaba miradas preocupadas hacia el mayor de vez en cuando y cada vez que lo hacía se preguntaba ¿Por qué le molestaba el nerviosismo de Sesshomaru? ¿Por qué le encendían ganas de matar a esa bruja con la sola idea de que quisiera casarse con su hermano? ¿Realmente lo ve como un hermano? ¿Es genuino ese calor en su pecho cada vez que está cerca de él? ¿O es producto del cambio de poderes?
Sesshomaru caminaba al frente del grupo, seguido de el iba Jaken, quien parecía cansado por la caminata. Llevaban dos horas subiendo esa rocosa montaña y hace ya un buen rato habían dejado atrás la frescura de la sombra de los árboles del bosque. Pero Inuyasha no prestaba atención al calor, ni mucho menos al pequeño demonio verde, su mirada estaba pegada en la espalda del azabache mayor. Aome estaba triste por la evidente atención que el demonio prestaba a Sesshomaru. Sus amigos al notarlo decidieron intervenir por el bienestar de su amiga.
—Deberías disimular un poco ¿No crees?— Le sugirió Sango que se bajo de Kirara para caminar junto a él albino, el cual la miro con desconcierto.
—¿De que hablas?— La confusión del demonio era genuina.
—¿Bromeas? Podrías perforarle la espalda a Sesshomaru solo con tu mirada— Exagero la mujer haciendo que el pobre Inuyasha se sonrojara— Lastimas a Aome. Antes era Kikyo antes de que muriera y ahora tu hermano— Lo miro con el ceño fruncido.
—No lo entiendo Sango. Sesshomaru no tiene nada que ver con Kikyo— El susodicho que estaba escuchando la conversación discretamente si había sentido la mirada de su menor pero le agradaba tener su atención por lo que no había dicho nada para cambiar la situación, sin embargo, no le gustaba ser comparado con humanos y mucho menos con aquella que mantuvo cautivo al albino por 50 años, pero aún así guardo silencio para no delatarse.
—Lo que quiere decir Sango, Inuyasha, es que... digamos que tu ya no ves a Sesshomaru de la misma manera— Explico el monje entre susurros para que el mayor no escuchara. Cosa que no funcionó e hizo que Sesshomaru también se sonrojara levemente. La pequeña niña, la cual daba brincos de aquí para allá como si estuviera recién empezando a caminar y sin una pizca de cansancio en su pequeño cuerpo, noto la coloración del rostro de su amo, pero optó por guardar silencio. Ella había escuchado parte de la conversación que los otros jóvenes tenían con el demonio. La verdad es que la discreción no era lo suyo. Rin entendía lo que era amor y para su mente infantil las cosas eran sencillas, si su amo y el hermano de este se amaban que lo hicieran sin pudor. Fue este mismo pensamiento la que la llevó a fruncir el ceño molesta por la intervención de los amigos del albino, la pequeña no tenía idea de que había una tercera persona e incluso una cuarta involucrada, pero para ella la situación era evidente, en el fondo ambos hermanos se comenzaban a corresponder, no había porque forzar cualquier otra relación. Con esto en mente dio media vuelta para llegar junto al orejas de perro.
—Señor Inuyasha— No espero ni un segundo para hablarle interrumpiendo al monje y a la cazadora.
—¿Qué pasa, Rin?— Inuyasha la observo algo extrañado e incómodo por la interrupción, aunque claramente lo había salvado de la misma.
—Venga, quiero que me acompañe a buscar unas flores— Se excusó la pequeña azabache tomando la mano del albino. El demonio observo a su alrededor en busca de alguna planta en medio de tanta roca, naturalmente no encontrando nada, su vista regresó a la niña pero esta vez confundido. Rin al notar las dudas del mayor lo tiro levemente del brazo y apunto una dirección aleatoria. Inuyasha dudo por unos segundos, pero prefería la compañía de una niña que solo pensaba en flores a tener que aguantar otro sermón de sus amigos, así que ambos se adelantaron al grupo dejando atrás a todos incluidos Sesshomaru y Jaken, quienes solo observaron a la pequeña Rin adelantarse con el menor de los hermanos.
Sesshomaru usualmente era celoso con Rin, no le gustaba que ella pasara demasiado tiempo con nadie que no fuera Jaken o él, siempre tenia miedo de que algo malo le pasase, pero al verla con su hermano fue distinto, se relajó y hasta pudo apreciar que era una bella escena, algo así como la imagen que ninguno de los dos hermanos tuvo en su vida, la de un padre amoroso. Cerro sus ojos para meditar un momento y así alejar esos pensamientos para luego poner de nuevo sus ojos en el camino.
Mientras tanto ajenos a todas las miradas de sus compañeros de viaje, Rin e Inuyasha continuaban su camino en busca de "una flor" cosa que el albino ya había deducido que era una excusa. Era distraído, no un tonto después de todo.
—¿Por que querías hablarme, Rin?— Quiso saber directamente el mayor.
—Hay que buscar flores, Señor Inuyasha— Volvió a decir la niña confundiendo al demonio ¿Realmente era eso?
—No me digas señor, Rin. No soy tan viejo como Sesshomaru— De inmediato tras decir esto volteo para ver si el nombrado no estaba cerca.
—Pero si es mayor que yo— Explico con simpleza. Sin dudas era una niña muy respetuosa.
—Lo sé, pero...— Suspiro exasperado— Olvidalo. Supongo que sabes que no encontraremos flores aquí ¿Verdad?— Rin se mantuvo en silencio unos minutos.
—No debería dejarse manipular, señor Inuyasha— Estas palabras lo desconectaron al susodicho, el cual apretó sus labios y frunció el ceño— Usted es el único que puede saber que es lo mejor para sus sentimientos— Rin caminaba de aquí para allá buscando flores mientras que el albino la seguía.
—Eso lo se, Rin. ¿Por qué me dices cosas tan obvias?— Respondió algo molesto ya que no le gustaba que se metieran en sus asuntos.
—Por más obvio que parezca lo veo acomplejado— La azabache pequeña se dio vuelta verlo sonriente.
—¿Qué te hace pensar eso?— Inuyasha no tenía paciencia. Esa niña lo estaba haciendo quedar como un tonto.
—Sus amigos están preocupados por la señorita Aome— fue directa— Pero, jamás le preguntaron cómo usted se sentía ¿Verdad?— Inuyasha frenó su paso y se quedó parado mirando como la niña buscaba algo entre dos grandes piedras a la vez que él reflexionaba. La niña suspiro— Yo... solo quiero que usted sea feliz señor Inuyasha. Para mis ojos las cosas son claras— Y es que cuando eres niño todo se puede simplificar — Y creo que usted es capaz de hacer nacer una bella y cálida flor, hasta en un frío corazón de piedra— La pequeña le hizo señas a Inuyasha de que acercara a ella y se agachara a ver lo que ella había encontrado.
Una hermosa flor lila florecía entre las rocas en las que Rin estaba buscando. Su color le recordó automáticamente a las marquitas que tenía su hermano en el rostro antes de transformarse en humano. Extrañaba verlo con esa apariencia, tan segura, tan dominante y peligroso. Como humano era bello, pero parecía una doncella e Inuyasha bien sabia que su personalidad había cambiado a una insegura y asustadiza. No era su hermano realmente y por más que se puedan volver a odiar cuando recuperen sus cuerpos normales, él lo prefería así. No porque fuera masoquista y le gustara pelear con su hermano, sino más bien porque extrañaba verlo feliz, a su manera, pero dentro de todo era feliz.
Inuyasha observo a Rin unos segundos y la abrazó con fuerza.
—Espero que tengas razón, Rin. No es imposible, pero será complicado— La azabache correspondió el abrazo y asintió.
—Llevémosla como regalo para mi amo— Sugirió en respuesta cortando con cuidado la flor—¿Por qué no se la entrega usted?— Inuyasha se sonrojo ante la idea haciendo reír tiernamente a la pequeña— Ánimo, el estará muy contento. Yo siempre le doy flores— le extendió la flor. El albino la tomó dudoso y ambos de la mano fueron de vuelta al grupo parando justo frente a Sesshomaru, el cual los observó expectante.
—Sesshomaru, creo que tienes la cara como de una piedra, le falta color y vida— Exagero el demonio haciendo que la niña se quisiera pegar con su mano en la frente, que Sesshomaru lo mirara con recelo y que Jaken comenzara a reclamar por su insolencia— Así que con Rin te trajimos esta flor. Su color se parece al de tus marcas demoníacas— Le tendió la flor rápidamente el menor avergonzado. ¿Cara de piedra? ¿En serio? Prefería que Naraku lo matara en esos momentos.
Por su parte el azabache lo observo algo estupefacto. Jamás le habían ofendido y halagado tanto a la vez, sin embargo, al ver el sonrojo de su menor y los ojitos de cachorro de Rin no pudo evitar sonreír muy levemente, casi de manera imperceptible para después tomar la flor entre sus manos y ponérsela en el pelo.
—¿Tengo menos cara de piedra ahora, Inuyasha?— Respondió severo pero con cierto toque de gracia al ver como el nombrado entraba en pánico "disimuladamente" mientras asentía mirándolo embobado.
El grupo de amigos que vieron la escena, comprendieron que no podían hacer nada por su amiga tras ver la cara de tonto que puso el demonio al ver a su hermano con aquella flor Mientras Aome solamente quería volver a llorar a su casa. Ya no soportaba las indiscreciones de Inuyasha. La pequeña niña observo como la viajera en el tiempo desviaba la mirada entristecida así que preocupada saco a Inuyasha de su ensoñación tirando de la manga de este. El de túnicas rojas la observo algo descolocado por haber interrumpido sus pensamientos y vio como Rin apuntaba hacia la joven extrañas ropas. Y entonces entendió, le hecho un ultimo vistazo a Sesshomaru, el cual estaba mirando de reojo a Aome también, para luego devolverle la mirada a Inuyasha y asentir, dando su aprobación para que se alejara. Tampoco es que necesitara su permiso para irse, pero al albino le agrado el hecho de no tener que darle explicaciones de nada.
—Pueden ir adelantándose, los alcanzaremos en unos minutos— El azabache asintió nuevamente de acuerdo, lo que no significa que le agradara del todo la idea, pero debía comprender que realmente no tenia nada de lo que reprochar y su hermano tenia cosas que solucionar. Sin mas demoras el demonio se dirigió hasta la joven lo mas tranquilo que pudiera.
—Aome ¿Podemos hablar?— Pidió a penas llegando a su lado. No estaba seguro de que debería decirle realmente ¿Cómo explicar algo que ni el mismo entiende? Pero ya era tarde para retractarse. Era importante para el albino poder subirle el animo a la azabache.
—Claro, Inuyasha— Miroku, Sango y Shippo quienes montaban a Kirara no tardaron en adelantarse junto a Sesshomaru. Al verse solos la chica retomo la palabra— ¿De que querías hablar?— El demonio la miro algo frustrado por verse forzado a hacer una incomoda introducción al tema.
—¿Estas... enojada?—Pregunto inseguro.
—No lo estoy— Respondió Aome con una dulce pero dolida sonrisa—¿Por que preguntas?
—Estas... rara. Aome si es por...—No se atrevió a seguir hablando al ver como el rostro de la mujer mutaba lentamente y de inmediato ella tomo la palabra.
—¿Sesshomaru?— Inuyasha asintió con las orejas algo agachadas— No tienes porque preocuparte Inuyasha. Yo decidí acompañarte sin importar cuales fueran tus sentimientos hacia mi u otra persona. — Explico Aome, sin embargo, su amable gesto se había vuelto serio, quizás inconscientemente.
—¿Sentimientos?— Los ojos ámbar de Inuyasha se posaron en los oscuros de la viajera en el tiempo. El la quería y estaba seguro de eso ¿Qué pasaba con esos nacientes sentimientos hacia su hermano? No importaban realmente. Desaparecerían cuando vuelva todo a la normalidad.—Aome yo...
—Todos vimos como te comportas cuando Sesshomaru esta cerca, Inuyasha.— Acuso cansada de intentos de excusas. Quería que el albino fuera honesto tanto con ella como con el.— Jamás dejas de observarlo. Mas bien parecieras contemplarlo. No es solo por lo de hoy ¿Crees que no vi lo que paso ayer? ¿O el como lo mirabas cada vez que estaban entrenando? Te dejaste golpear varias veces por estar distraído. — El joven demonio poso nerviosamente su mano por su cuello cubriendo un hematoma que le había hecho su hermano al entrenar.
—Te equivocas. Tengo que protegerlo, es toda esta situación que me fuerza a mantenerlo vigilado y como prioridad.— Trato de explicar nerviosamente Inuyasha— Ninguno de los dos estamos completos. No somos los mismos.
—¿Realmente piensas que esos sonrojos que tienes al escuchar su voz cerca de ti es solo eso? ¿Una ilusión? ¿Parte de la maldición que dejo tu padre?— La joven suspiro bajando su acuosa mirada. — Escúchate Inuyasha, no tiene sentido.
—¡Si lo tiene!— Insistió desesperado agarrando por los hombros a la chica y sacudiéndola levemente.— Te aprecio y quiero Aome.— Confeso abrazando por fin a la susodicha— Todo volverá a la normalidad— La azabache se dejo abrazar, aun sabiendo de que eso no pasaría, fuera consiente o no Inuyasha le estaba mintiendo. Una dulce pero vil mentira. El lo único que hacia era negar sus nuevos y confusos sentimientos, y lo entendía, pero no podía evitar sufrir en silencio por su amor no correspondido. Primero fue Kikyo hasta el día de la muerte, y ahora era Sesshomaru, quien muy probablemente y por fortuna no tendría un destino así.
Porque el me quiere, pero no me ama... esa es la diferencia.
El daño alguna vez hecho por interminables peleas a muerte entre ambos hermanos ya no era relevante. Las diferencias habían comenzado a desaparecer desde que Sesshomaru corto intencionalmente a colmillo sagrado con colmillo de acero y que por poco no fueran absorbidos por el inframundo. Sesshomaru en ese momento se sentía profundamente decepcionado al sentirse abandonado por su padre y aun así a su manera estuvo dispuesto a darle una oportunidad de demostrar su valía a Inuyasha. Y lo logro. El hibrido probo ser digno y con ello el desprecio del demonio disminuyo convirtiéndose en tolerancia. Inuyasha por otro lado no pareció ser consciente de su evidente preocupación por su hermano hasta que el mismo Totosai lo regaño por preocuparse tanto por el y no por perfeccionar su nueva técnica.
Inuyasha en el fondo siempre quiso ser suficiente para Sesshomaru. No solo para vencerlo, sino para por fin conocer lo que era una familia. Siempre busco la aceptación de su "odioso" hermano... ¿Acaso Colmillo sagrado considero que era buen momento para cumplir este deseo de Inuyasha?... ¿Cuándo te darás cuenta? Puedes engañar a mi corazón, pero no al tuyo, Inuyasha.
—Sera mejor comenzar a alcanzarlos— Propuso Aome aun desanimada, pero con una dulce sonrisa llena de amor hacia el albino.— Sabes lo impaciente que puede llegar a ser Sesshomaru.
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Hola! ¿Qué tal? Lamento la tardanza, pero aquí está el capítulo! Espero que lo disfrutaran! No olviden comentar y votar! Me animan muchísimo. Espero que estén bien. Mucho amor para ustedes.♡♡♡
Atte. QCCLV.
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