Capitulo 13
Capitulo 13: Una amenaza ligera.
El miedo atormentaba la mente dormida de Inuyasha, cosas sin sentido lo atacaban perturbando su sueño para finalmente despertar de un brinco. Se quedo sentado observando la oscuridad de su al rededor para después elevar su vista al cielo aun bastante obscuro. Dando un suspiro agotado volvió a acomodarse en la rama en donde estaba, omitiendo claro, que hasta hace a penas un minuto casi se cae de ella.
Las pesadillas que tenia no tenían sentido, simplemente se habían vuelto recurrentes en las ultimas noches desde que durmió con Sesshomaru. Estaba claro que las pesadillas eran la forma en que su subconsciente le pedía que volviera con el, y lo sabia porque extrañaba ese agradable calor que irradiaba el otro. Es decir, la solución estaba clara, pero lamentablemente la vergüenza era mayor, así que a duras penas pudo dormir hasta la mañana siguiente.
Pero esta lejos de ser lo mas relevante ya que, después de aquella luna nueva ambos hermanos permanecen como semi demonios, es decir que ninguno puede llegar a transformarse en su forma bestial y no, Sesshomaru no tenia orejas de perro. Los poderes presentes en ambos eran reducidos, pero lo bastante poderosos como para ya no depender del otro, aunque claramente ya no pasaban mucho tiempo separados a pesar de las buenas condiciones en las que estaban. Ambos albinos ahora compartían gran parte de su tiempo ya sea a solas o con el grupo, el ambiente era relajado y agradable, como jamás había sido.
—¿Saben? Aun recuerdo pensar que esto seria algo imposible. Si alguien le dijera a mi yo del pasado que estaría comiendo junto con Sesshomaru y no intentando matarnos, seguro lo acusaría de lunático.— Todos rieron, incluso Sesshomaru sonrió divertido discretamente ante el comentario de su hermano.
Ahora Sesshomaru no era frio, tampoco era el mas hablador, pero sin duda estaba mas relajado y ya dejaba de irradiar esa terrible aura oscura y cruel o así lo era con el grupo. Inuyasha, por su parte era menos impulsivo, aunque claro que se enojaba con la misma facilidad que siempre.
—Sesshomaru— Llamó Shippo desde el lado izquierdo del nombrado, el mayor lo miro sin responder nada.— ¿Me enseñarías algunas de tus técnicas? Ándale, por favor, te prometo que seré buen alumno— Pedía con ojitos de perrito mientras tiraba levemente de la manga de su ídolo.
—¡¿Que?! ¡¿Y se lo pides a él?! ¡Pequeño traidor!— Protesto Inuyasha mientras levantaba su puño en forma de amenaza desde el lado derecho del albino mayor.
—Lo siento Inuyasha, pero todos sabemos que Sesshomaru siempre ha sido muy superior a ti— Se sincero el pequeño zorro sonriendo inocentemente, haciendo que el mayor de los hermanos sonriera victorioso.
—¡Ahora si te la ganaste!— Inuyasha dirigió su puño a la cabeza del pobre zorrito que solo atino a esconderse tras el cuerpo del otro hermano, sin embargo, el ataque jamás se concreto, ya que fue interrumpido por la mano de Sesshomaru.
—Yo que tu no haría eso, Inuyasha— La voz grave de Sesshomaru hizo temblar al nombrado.—Cuando termine de entrenarlo quizás seas tu el que se gane un golpe de él.— La sonrisa ladeada del albino mayor le daba un toque coqueto y tramposo, Inuyasha ni siquiera se molesto en apartar la mirada de él, aunque claro, si se indigno por el comentario.
—¿Qué cosas dices? No sabes ni de lo que hablas, este mocoso jamás me superará— En cualquier otro momento Shippo hubiera protestado, sin embargo, ahí estaba admirando a su "héroe" con sus ojitos brillosos.
—Shippo parece bastante a gusto con Sesshomaru— Sonrió Sango, enternecida por el fanatismo del pequeño zorrito.
—¿Así? No importa, me quedare con Rin— Dijo totalmente decidido Inuyasha mientras acercaba a la niña que se encontraba frente a el. —¿Verdad Rin? —La pequeña asintió feliz. Ella se sentía algo desplazada ahora, no estaba acostumbrada a que su amo dividiera su atención entre muchas personas y ahora, sin embargo, se veía obligada a compartirlo. Por otro lado Inuyasha miraba receloso a Sesshomaru por quitarle al zorrito, si antes pensaba en tomar valor y pedirle dormir con él, ahora lo había descartado completamente. Lo peor claro, fue que Sesshomaru al ver como su hermano estrechaba a Rin entre sus brazos también le devolvió la mirada desafiante, Rin era su pequeña y ni siquiera Inuyasha podía intervenir en eso.
—Chicos, esto no es una competencia...— Quiso disuadir Miroku mientras movía sus manos en un gesto de "calma", aunque fue totalmente ignorado por los hermanos.
—No te escuchan— Susurro la joven viajera en el tiempo, haciendo suspirar al monje resignado.
—Para variar. Cuando se trata de ellos mirándose, pareciera que el resto del mundo desapareciera — Rio levemente la caza demonios. Jaken suspiro y asintió en respuesta.
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La tarde paso tranquila, entre "entrenamientos" con los niños hasta que llego la hora de la merienda y ambos hermanos fueron enviados a buscar algunas frutas y alguna que otra presa que pudieran atrapar por ahí, mientras los niños corrían jugando por ahí.
—No puedo creer que Shippo te pidiera que lo entrenaras. —refunfuño molesto el de orejas caninas mientras sostenía entre sus brazos un puñado de manzanas.
—¿Celoso? Tu parecías muy a gusto con Rin. —Respondió con aparente indiferencia el mayor con sus brazos cruzados, aunque atento a ver algún animal al que cazar.
—No estoy celoso, de ninguno de los dos— Sesshomaru lo miro unos segundos conteniendo una leve sonrisa, el albino mas joven se percato tarde de su error y se sonrojo furiosamente. No debió especificar el "ninguno de los dos". El ex demonio pura sangre quiso picar a su hermano, pero decidió que no era buen momento para seguir poniéndolo de mal humor.
—Comprendo. ¿Rin se comporto bien? — Quiso saber.
—¿Cómo es que Shippo te adora tanto? Eres muy aburrido. — Respondió el otro indignado por una pregunta tan seria. Sesshomaru ni siquiera lo miro.
—Quizás busca una figura responsable y mas estable.— Inuyasha lo miro sorprendido por unos segundos para luego fruncir el ceño— No todo en la vida son juegos.
—¿Y te piensas que no lo se? —Gruño.— No necesito que me lo recuerdes, creo que sabes bien como he pasado mi vida. Pero mientras yo este aquí ellos no vivirán eso.
—No pueden vivir jugando, Inuyasha. Necesitan reglas.— Sentencio el albino mayor.
—¡Pero no necesitan vivir bajo presión, ni con el miedo a no sobrevivir la noche! Ellos pueden relajarse porque nosotros estamos para defenderlos. No necesitan reglas, pueden hacer todo lo que cualquiera de nosotros no pudo— La frustración en la voz de su menor no paso desapercibida para Sesshomaru, quien volteo a verlo notando que paro de caminar, se mantuvo en silencio mientras se volvía a acercar al mas bajo.
—No siempre estaremos.— Inuyasha rodo los ojos en respuesta.
—Somos demonios, viviremos miles de años mas que Rin y Shippo crecera bajo nuestro cuidado.
—No somos inmortales— Gruño ya cansado del tema el oji ambar. Suspiro, y tomo a su hermano menor de los hombros.
—Lo dices tu que jamás has visto una derrota en tu vida.
—Las cosas no son tan simples, ellos tarde o temprano deberán valerse por si mismos y te guste o no las reglas y precauciones los mantendrán vivos. —Razono —Ellos no deben pasar por lo que nosotros pasamos, Inuyasha. Tampoco lo permitiré. Shippo me busca porque busca la figura paterna que perdió. En ti ve mas hermandad, eso no quiere decir que no te considere capaz.
—Eso no me hace sentir mejor.— Sesshomaru giro su cabeza hacia un lado como una perro, contrariado, haciendo al contrario suspirar, cansado.— Solo olvídalo.
—No.
—Sesshomaru...
—No, dime lo que piensas.
—Siempre seré el hermano torpe, siempre seré tu sombra.— Susurro bajando la cabeza, sintiéndose humillado. Inuyasha pensó que había superado aquella inseguridad, pero ahí estaba, como un cachorro abandonado frente a un algo desorientado semi demonio culpable de la misma.
—Eso no es verdad.— Respondió firme.— Tu vales mas de lo que vale todos mis años vividos y por vivir. Tu tienes esa parte humana que yo a pesar de todo jamás tendré.
— Ahora la tienes y seguro estas ansioso por deshacerte de ella — Dijo rodando los ojos.
— No hablo de la sangre, hablo del amor sincero que puedes llegar a sentir, esa lealtad que tus amigos tienen hacia ti, es porque son humanos. Si Shippo sigue su ejemplo es porque esta siendo criado por ustedes, como un humano.— Explicó el mayor mientras sujetaba al contrario por los hombros— Es la mayor debilidad y mayor fortaleza de su raza. Yo mismo estoy aprendiendo a querer. — Susurro lo ultimo un poco avergonzado, pero sin desviar la mirada de los ojos del menor— Y es por ello es que confió en que quizás no este siempre.
Inuyasha no aguanto la mirada y la bajo, entristecido por el ese pensamiento y humillado porque como siempre su hermano tenia razón. Ambos se quedaron callados sin saber que mas decir, así que Sesshomaru simplemente decidió seguir caminando para cazar algo, dejando solo al menor.
Unos diez minutos después regreso con un par de conejos en las manos, el orejas de perro seguía ahí esperándolo pero esta vez tenia mas fruta en sus brazos, así que en silencio regresaron con sus amigos. La comida también fue silenciosa por parte de ellos, aunque el resto del grupo charlaba amenamente mientras que los niños se iban a corretear por los alrededores, al principio nadie noto nada extraño, pero con el paso de los minutos Inuyasha dejo de escuchar las risas infantiles, Sango dejo de verlos y Sesshomaru también dejo de olerlos. Un silencio tenso se instalo rápidamente y se pusieron de pie a la espera de alguna amenaza, logrando escuchar como pisadas cortas y rápidas se acercaban desde los arboles, pasados unos segundos salieron unos asustados y exhaustos niños.
—¡Monstruo! — Anuncio Rin corriendo directo al ex demonio puro, seguida del zorrito quien se abalanzo al albino menor como si el piso se estuviera quemando. Todos prepararon sus armas, siendo la primera en hablar Aome apuntando en la dirección de donde habían salido los pequeños.
—¿Quién esta ahí? Sal de inmediato — Exigió. Recibiendo en respuesta una risa macabra, bien conocida por todos, los nervios de todos se crisparon.
—Sera mejor que soluciones tu condición pronto Sesshomaru, me temo que tu tiempo se agota— La amenaza sonó como un eco en el aire para luego desaparecer y finalmente dar paso a otras pisadas. La viajera en el tiempo no lo pensó y lanzo la flecha.
—¡Ey! no hacia falta tanta violencia— Esta vez la voz era diferente, conocida igualmente, pero no resultaba ser amenazante. Solo demasiado molesta a los oídos de Inuyasha y para peor no venia solo, todos se miraron sorprendidos, pero optaron por no mencionar nada al respecto de la voz que habían escuchado antes.
—¿Qué hacen aquí, Koga? — Se aventuro a preguntar Miroku.
—Veníamos de paso y quisimos pasar a saludar— Explico el joven lobo— Además ya no soy el único interesado en venir a verlos. — Se rio mientras apuntaba a sus amigos quienes se acercaban con un ramo de flores cada uno a Sesshomaru.
—Se ve tan bello como la ultima vez que lo vimos — Alago Hakkaku, siendo interrumpido por su amigo.
— Mejor dicho mas hermoso, se ve radiante hoy. Por favor acéptelas. — Dijo tendiendo el ramo al mas alto, quien tenia un semblante frio y duro. Ni siquiera le miro mas de dos segundos y se dio media vuelta para revisar el estado de ambos niños.
—Ya déjenlo en paz —Gruño Inuyasha parado al lado de su hermano que estaba acuclillado dándoles la espalda para poder estar a la altura de los pequeños ignorando por completo la escena.
—Lo sentimos, no podemos evitarlo. — Respondió Ginta.
—Si tu no fueras su hermano seguro estarías como nosotros, habría que estar ciego para no enamorarse de el. — Continuo el otro, recibiendo otro gruñido.
—Que superficiales son. — No son dignos, pero no se los diría. Se vería mas celoso de lo que ya seguro se ve.
El resto del día la pasaron charlando con el grupo de lobos, Sesshomaru ignorando a sus pretendientes, Inuyasha ahuyentando a los mismos y Aome siendo cortejada por Koga. La tenebrosa voz de Naraku quedo olvidada... Y no debían tomar su advertencia a la ligera.
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