•|18-4| ¿Para qué?
Ness va dando saltitos hacia la recámara y el Kunpi la sigue. Los demás han entrado ya a sus habitaciones para estar listos al momento de reunirse nuevamente junto al Club.
—Para los queridos huéspedes: gracias por tomar de su valioso tiempo para asistir a esta especial celebración...— Ness comienza a leer la carta que encuentra sobre la cama.
Kunpi cierra la puerta y quita la chaqueta de su cuerpo.
—...Pueden usar la ropa que se les ofrece en el armario. El photoshoot empieza rondando las 9:50 P.M...
Kunpi interrumpe a Ness.
—Me preguntaste dónde estaba el sábado.
Ella lo mira —Sí.
Él termina de girarse para quedar de frente hacia ella y suelta sus brazos a sus lados.
—¿Notas algo diferente?— el chico había procurado ponerse chaquetas con mangas largas los últimos cuatro días a propósito.
Ella se detiene a mirar su torso descubierto y le sonríe —Rawwrrr.
Kunpi rueda los ojos.
Ness reacciona y busca algo diferente en él. Y sí lo encuentra, en uno de sus brazos; más cerca de su muñeca hay un nuevo tatuaje.
97
Abre los ojos, más de lo que ya los tenía abiertos —No...
Él sonríe —Sí.
El cerebro de Ness ya no está en su cabeza, está con Dios y el Pastor Virgilio.
Kunpi ve que ella sólo lo mira perpleja y se asusta.
—¿No te gusta?
Respira. Ese tatuaje le causa todo menos desagrado.
—¿Quién te dio permiso...?
Él bufa —Tengo cédula.
Por algún motivo el hecho de que tenga un nuevo tatuaje le causa un efecto chocante a Ness, a pesar de que ya tiene más. Varios.
El chico se pisiciona frente a ella y señala el tatuaje en su clavícula: "Kissin' on my tattoos"
Señala ahora el 97 —¿Quieres?
Él está a punto de comenzar a molestarla, pero antes de que la toque ella corre al armario y saca la primera camisa que encuentra.
—Ponte eso.
—Tu vestido es hermoso— ríe y ella entiende el mensaje.
—Mira... Póntelo.
—Pónmelo.
Ella deja la carta del hotel en el tocador del lugar le arrebata la camisa de las manos. Lo empuja hasta sentarlo en la cama y no duda en comenzar a ponerle la prenda. Es eso o lo peor.
—Entra el brazo.
—Me siento como un niño.
Ness se aparta —Así estás mejor.
Kunpi frunce el ceño.
—Dame un beso.
Ness lo mira como si le salieran dos cabezas.
—No.
—¿Por qué? No besaste mi tatuaje... Ni si quiera me dijiste si te gustó o no— hace un puchero.
—No. No vamos a hacer nada en media hora— se gira hacia el armario.
—¿Cómo que no? ¿Quieres ver que sí?
Pero Ness entra con un vestido cómodo al baño y se encierra.
Mientras tanto, la Nutria sigue con los ojos cerrados.
—¿En serio?— María se sienta junto a él.
—Sí— ríe y luego la mira varios segundos —. Estás muy bonita.— pasó su mano por su rostro, acariciando —¿Tú no te quieres quedar aquí?— sigue pensando que está cansada.
—Estoy bien. Y ya, vámonos— Lo toma de la mano, toma el bolso y salen al pasillo.
El Pepe está tocando la puerta de Ferna y faltó poco para golpearle la cara.
Ella sale de la habitación mirándolo mal.
—Ese vestido está muy corto.
—Agarra y ponle más tela.
Escuchan la risotada que suelta Brown detrás de la chica, y Junior lo mira con amenaza.
Se miran.
Los demás no saben si se quieren golpear o se quieren comer.
—Vamos a bajar. El alcohol espera— Margo' sale entre ellos con las manos al aire.
Un empleado los guía hacia la sala correspondiente en donde se encuentran sets organizados a los laterales del ambiente, con un escenario especial para los recién casados, incluyendo una decoración en rosas con columnas griegas y un gran pastel. Además, los vestuarios de todos los invitados son de un material similar, resaltando las mujeres: todas con vestidos cortos.
Pero los ojos de Vanna están en el techo. Bastante alto, encima de ese set.
—Marco, ¿Ves eso?— señala el lugar.
—¿El túnel de ventilación?
—Sí. Si ese bloque se cae, ¿Crees que golpearía a alguien?
—No lo sé. Probablemente— él frunce el ceño —¿Por qué?
—¿Hay un baño cerca de este salón? Los baños suelen tener entradas de ventilación— se gira para mirar a su novio.
—¿Quieres matar a alguien?— Marco ríe.
—No sé... A Yafreisy.
Marco guarda silencio y analiza a Vanna por un momento. La gente alrededor conversa y algunos, como Kunpi por ejemplo, ya están fotografiándose y ocupando varios escenarios.
Toma a Vanna de la mano y comienza a buscar el baño más cercano con ella a rastros. Sabe que probablemente va a hacer alguna tontería, pero la complacerá.
En el salón continuo encuentran los baños.
—Entra.
Espera solamente un minuto y varios segundos hasta que ella sale.
—No hay.
Ahora es ella quien, después de asegurarse que está vacío, lo arrastra a él al baño de los hombres.
—¿Qué pretendes?
—Cállate y pon seguro.
Marco bufa y lo hace.
—¿A caso no puedes esperar a que regresemos a la habitación?
Ella rueda los ojos —Ven, aquí hay una.
Marco sigue a Vanna hasta el final del espacioso y pulcro baño, junto al último cubículo.
Exactamente hay una entrada de ventilación que, por el color, se llega a confundir con el material de la pared. Está en un punto alto, muy cerca del techo.
Marco cruza los brazos —¿Y entonces?
—Hay que buscar cómo abrirla.
—¿Qué coño?
—Lo que escuchaste... Ábrela.
—¿Y cómo se supone que haga eso mujer? Ni si quiera soy Slenderman para alcanzar el techo.
Vanna mira a su novio y luego a la reja.
—Creo que está abierta.
Marco rueda los ojos.
—A ver.
No se sabe cómo diablos Vanna lo hizo, pero se quitó uno de los zapatos y lo lanzó como si fuera un boomerang: cuando el zapato al llegó a la puertecilla, dio una vuelta que hizo que el tacón, de una manera poco probable y acertada, quede enganchado en una de las barras de hierro y, con una fuerza inexplicable, baje de regreso y lo atraiga hasta hacer que la puertecilla del conducto caiga al suelo de una forma bastante ruidosa.
Sí estaba abierta. Hubiese lesionado a cualquiera que estuviese.
Marco aún tiene los ojos en aquellas barras en el suelo. No se ha movido, pero su cabeza da vueltas.
—Mi amor...— se acerca a Vanna y la toma por los hombros— Sabes que te quiero, y ya no me sorprende nada... Dime, ¿Dónde tienes la escoba?
Vanna le da un zape.
Marco ríe —¿Ahora?
—¿Ahí cabe una persona?
—Sí. Quizá mide 60 x 70, eso es sufi... ¿Pa' qué coño quieres saber?
—Ayúdame a subir.
Marco sabe que aquello es una idea insensata, pero en este punto se encuentra de pie sobre un retrete y asegurándose de que haya más posibilidades de que si alguien sale herido sea él y no Vanna.
—Si te caes y mueres por estar haciendo disparates, voy a ir al infierno para-
—¿Me vas a coger ahí?— Vanna corta a Marco y alcanza el inicio del túnel.
—Planeaba matarte de nuevo... pero eso también es válido.
Vanna, quien estaba sentada sobre la puerta del ultimo cubículo como los chinos vigilando en las tiendas, se quita el zapato restante y logra entrar al túnel.
—Ay Dios mío...— Marco susurra.
—Ven, sube— Vanna le extiende una mano.
—Estás loca, ¿verdad?
Alguien toca la puerta del baño —¿Hay alguien ahí?
Vanna le extiende una mano —No te estoy preguntando, sube.
—Si vuelves a hacer eso te voy a patear— Vanna bufa y Marco ríe. Es la quinta vez que le advierte que no le vuelva a tocar el trasero.
Se supone que era ella la depravada.
—¿Sí sabes dónde estamos? No quiero morir aquí dentro— Marco se ha estado burlando, pero Vanna sabe que está asustado.
—En la escuela tenía que hacer planos arquitectónicos, y según lo que recuerdo y hacia dónde vamos, a unos metros más vamos a poder ver a Margo' haciendo poses extrañas para las fotos.
Marco duda —Bueno... Todavía no sé qué hacemos metidos aquí.
El túnel está un poco elevado, están prácticamente a oscuras. Llevan solamente tres minutos gateando, pero Vanna ya puede ver un cuadro de luz.
—Ahí está.
—¿Cómo sabes que da al salón?
—Cállate, esta sí es la correcta— anteriormente habían dado con otra puertecilla, pero coincidía con otro baño... Ocupado por dos personas rapando', gracias.
Cuando se encuentra un poco más cerca de las barras que vio anteriormente en la sala de los sets, se detiene.
—¿Puedes ponerte a mi lado?
—Si intentas pegarte más a la orilla, creo que sí.
Vanna lo hace y Marco logra avanzar. Los dos se asoman por el hueco de aquel conducto.
Vanna se sujeta de Marco al percatarse de la altura a la que se encuentran del piso... y luego ríe. Pueden ver todo o la mayoría del salón donde están los invitados y los chicos: Los novios están posicionándose para las fotos en solitario con el pastel, Mariflower y la Nutria tomándose fotos muy hermosas y tiernas en un set de flores, Kunpi con Ness a rastros en una alfombra roja, El chino y Brown posando de forma muy desinteresada con Sorri ocupando el puesto de la fotógrafa. Margo', Gillian y Virgilio tomando y Ferna siendo el tercio de su medio hermano y Lyah.
Vanna trata de pitarles, pero abajo hay música.
—No van a escuchar. Mucho menos van a mirar hacia acá.— le dice Marco.
Entonces Vanna grita:
—¡Soy la más fabulosa!
—¡En tus sueños!— Kunpi no sabe a quién le gritó... pero le gritó a alguien.
Ferna reconoce la voz de Vanna y comienza a buscar con la mirada.
—¿A quién buscas?— El Pepe la mira.
—No sé... ¿Una señal de cristo?
—Mira al cielo entonces.
Los dos ruedan los ojos, pero Ferna queda con su vista en el techo. En el túnel de ventilación.
—Una de tres: yo estoy loca, aquí hay espíritus, o Vanna y Marco están sacando la cabeza por esa vaina en el techo.
El Pepe mira en la dirección que señala Ferna. Así lo hace Lyah, luego Sorri, El chino y Brown... hasta que todo el coro está mirando al techo.
Vanna intenta saludar a todos con una de sus manos, pero accidentalmente la apoya en la cerradura de aquella puertecilla de hierro. Al hacerlo, la pequeña manivela de hierro se movió y abrió la reja.
—¡Digan Whisky!
En el preciso momento en que la fotógrafa de los novios iba a tomar la fotografía, la reja calló.
Quedaron fotos icónicas...
¡Feliz San Valentín!
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