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Perspectiva de:
"Brown"
Ruedo los ojos ---Sí, sí. Lo que quieras--- Junior es tan desesperante. Sé que quiere golpearme y yo también quiero golpearlo. Principalmente por cosas como esta. ¿Por qué se mete en todo lo que tenga que ver con Fernanda? No es su padre o su hermano. Mucho menos su novio. ¡Pero incluso Lyah es así con Ferna! Es asfixiante. La cuidan como si fuera una niña de dos años y yo in ex convicto reincidente criminal. ¿No ven que generalmente no soy capaz de mirarla a los ojos?
Debo admitir que la cercanía entre Junior y Ferna me ha molestado, yo nunca he tenido el valor de interactuar así con ella, y eso a veces me provoca cierto malestar... Nunca logro tener esa cercanía. Por ello, lo peor es que somos absolutamente nada. Así como hablé mal de ella después de llegar de "Diablo señor te reprenda", y la vida me quiere tanto que ella llegó en ese preciso momento para escucharlo, asimismo no tengo derecho a reclamar absolutamente nada.
Salgo de mis pensamientos y me doy la vuelta para correr un poco y alcanzar a Ferna.
Cuando llego a su lado, me inclino para estar a su altura y susurrarle:
---Hola--- es unos centímetros más baja. Unos considerables centímetros... Algunos 25 o algo por el estilo.
---Ay el diablo--- Susurra. Se aleja y rueda los ojos.
---¿Cómo estás?--- toco su hombro.
---Ahora que estás aquí, mal.
Cuando nos vemos frente a su casa me coloco entre su cuerpo y la puerta, obstruyendo su paso. No es recomendable que me inviten a tomar alcohol.
Y debo admitir que el golpe que me.propinó hace unos minutos dolió. ¿Cómo iba a saber que tenía una mano tan fuerte? Mi rostro debe estar como cherry. Aunque he de admitir que me importa poco. Con certeza, ese dolor me gustó.
Incluso estoy dispuesto a que me golpee todo lo que quiera.
---¿No tienes nada que hacer en tu casa?
---No--- río en voz alta.
---¿Si quiera tienes casa?
Me mira con su ceño levemente fruncido. Tomo varios segundos para detallar su cara al natural.
---Mira, el tatuaje rojizo de mi mano en tu mejilla te recomienda que te largues de mi vista.
---¿Piensas volver a golpearme? ¿De la forma tan ridícula en que lo hiciste?--- doy un paso al frente.
Suelta un bufido.
---El tatuaje en tu mejilla te está diciendo que deberías ir al doctor--- sonríe prepotente ---. No soy una persona violenta--- me empuja y dejo de obstruir sus pasos.
Entra a su casa y me interpongo antes de que pueda cerrar la puerta. La empujo con toda la suavidad que puedo, así evito lastimarla.
---Diablo--- Susurra.
---Cállate. Lo vas a invocar.
---Ojalá y venga para que te lleve--- emite mientras se gira y la sigo.
---Estoy aburrido--- Ignora mis palabras ---Quiero jugar contigo--- vuelvo a decir.
Ella abre la segunda puerta.
---Pues yo no--- entra y se gira---. Adiós.
Nuevamente, impido que cierre la puerta.
---Vete.
---No quiero.
Suelta una respiración pesada ---Voy a llamar a la policía.
Es divertido... Mientras no cumpla su amenaza, claro.
Hoy tengo demasiada energía. Gastarla en esto me parece bien.
---Al menos déjame saludar a Katty.
---No está. Adiós.
---Entonces juguemos.
---¿A qué? ¿A calcular quién está más harto del otro?
Auch.
---Yo no estoy harto de ti...
Ella suspira.
---¿Me vas a dejar en paz o no?
Lo pienso dos veces antes de negar con la cabeza.
Se hace a un lado, resignada ---Entra.
Sonrío internamente.
Entro hasta cruzar la tercera puerta y me giro para esperar su siguiente movimiento.
Sinceramente la muchacha vive en un laberinto.
Cierra la puerta, se da la vuelta y me hace a un lado.
---Quiero jugar, quiero jugar. ¿Eres sorda?--- ruedo los ojos siguiéndola por la sala. Actuar como niño caprichoso y prepotente me sale fantástico.
---Soy un filtro: No escucho a gente estúpida.
---Ajá, ajá- me doy la vuelta---. ¿Dónde está tu habitación?
---¿Quién te vendió el sueño de que puedes entrar a mi habitación?--- me toma por el brazo, suspirando cuando estoy a punto de ir por el pasillo. Me sujeta con fuerza y me guía hacia la sala de nuevo. Frente a una alfombra entre una mesa, sillas y sofás.
---Siéntate--- señala la alfombra.
---¿En el suelo?--- pongo mi mano en mi pecho y frunzo el ceño.
---Un ser indeseable. Siéntate. Donde quieras, pero siéntate y cállate.
---¿Sino qué?--- alzo una ceja.
Ella cruza los brazos.
---Tengo una colección de cuchillos, mis favoritos son los de cortar pan. ¿Quieres ver?
Bien, eso da miedo.
Bufo antes de tirarme sobre un sofá.
Estoy decidiendo si entrar a buscarla o no cuando aparece, sosteniendo en una mano su celular y en la otra... Un juego de Monopolio.
Coloca un sillón al otro lado de la mesa frente a mí y comienza a organizar el juego. Yo sólo me mantengo expectante.
---Cada vez que se acabe un juego, te voy a golpear--- avisa sin mirarme.
---¿Qué? ¿Por qué?
---Porque sí. Mi casa, mis reglas.
---Si tú ganas, me golpeas, pero si yo gano, te golpeo. Igualdad
Se encoge de hombros.
---Soy mayor que tú, más alto que tú, con mucha más fuerza que tú, ¿y no te importa darme la probable oportunidad de golpearte?--- alzo mis cejas. Está loca. Se limita a sonreir.
Siento que en cualquier momento es capaz de sacar una pistola y dispararme.
Estoy harto. Estamos finalizando el cuarto juego y ella ha ganado tres veces.
Peino mi cabello con mis dedos. Sólo me golpeó tres veces, pero mi rostro seguramente es un tomate. Tengo la contrariedad que no querer soportar un golpe más, pero tampoco me importaría que continúe golpeándome. Es raro.
Ella toma el último trago de soda que queda en su vaso y vuelve a reír de mí. Quiero callarla.
Vuelvo a enfocar mi vista en el juego y maldigo. Ha ganado, nuevamente.
Es amiga de Vanna, esa tiene que ser la única explicación.
---Hazlo.
---¿Qué cosa?--- pregunta con inocencia luego de haber dejado los platos y vasos sucios en su lugar.
---Golpéame, anda.
Me preparo para recibir la agresión cuando la veo colocarse de pie y sentarse a mi lado. Cierro mis ojos y pasan varios segundos antes de escucharla:
---Mejor vete.
Abro mis ojos.
---Tantos roces de mi mano con tu cara me pueden contagiar la estupidez--- emite.
Sarcástica. Yo sí tengo ganas de usar la fuerza con ella.
Tener su rostro cerca me otorga el porcentaje de valor que necesitaba para rozar su cuerpo de una manera un tanto diferente a la que lo hemos estado haciendo.
Deposito mis labios en la comisura de los suyos. Tuve un impulso, y la vida es una. Ella misma lo recuerda a cada tanto.
Guardo la cercanía luego de depositar el pequeño beso. Detallo su reacción y, simplemente no tiene.
Fernanda hunde sus dedos en mi cabello ---No te voy a dejar calvo porque estoy mentalmente cansada para eso--- hace su muñeca un puño y hala, haciéndome soltar un quejido de dolor.
Sostengo su mano para detenerla antes de que arranque parte de mi cabeza y la empujo. Eso ocasiona que empecemos una pequeña guerra sobre el sofá. Me agrada la idea, pero esta chica puede matarme.
Woah, un día normal en el que no tengo la cara para enfrentar a quien me gusta, pasa a ser uno en el que estoy en la casa de dicha persona, en su sofá mientras... ¿Peleamos? ¿Jugamos? Lo único certero es a dónde llega a parar esto.
Y lo hace nada más y nada menos que yo teniéndola debajo de mí, en una posición comprometedora hasta morir.
Cuando nuestros rostros están a la misma altura y suficientemente cerca, no hago nada para controlar el impulso de morder sus labios. Sostengo sus manos sobre su cabeza con una de las mías y la tomo por el cuello para acercarme.
Cuando pensé que me gustaría usar la fuerza con ella me refería a esto.
Esta posición es... No lo sé. Mierda, Junior me mataría si me viera encima de ella y metido entre sus piernas.
Mis labios juegan con ansia sobre los de ella y no le queda nada más que dejar de forcejear y seguirme. Siento un coro de ángeles cantando mientras sus labios se mueven al compás de los mios, tan lento que me desespera. Y me desconcierta lo bien que se siente este beso.
Suspiro antes de alejarme, como si mi aliento se fuera con ella.
---Niño... suéltame--- susurra.
---Soy mayor que tú, respeta.
---Por favor.
Reconozco el desánimo en su voz. Hice algo que no debía.
Rápidamente la suelto y la ayudo a sentarse. Yo también me incorporo, pero no permito que se levante. Intenta hacerlo varias veces, pero la sostengo a mi lado.
---¿Qué pasá? ¿Qué tienes?
---No me gusta la gente hipócrita. Te invito a salir de mi casa, gracias.
Frunzo el ceño ---¿Qué dije?
Ahora ella también frunce sus cejas ---Si te parece que mi cara es muy plástica con todo el maquillaje que utilizo no deberías besarme.
Oh... Así que es eso. Mierda, es obvio que ella no olvidaría de la noche a la mañana toda la basura que básicamente le tiré hace algunas noches.
---Disculpa--- rodeo su cintura con mis brazos ---. Todo lo que dije fue sin pensar. Sabes que generalmente no lo hago...
---Eso es cultura general.
---Pero no pienso nada de eso sobre ti. No realmente.
---Excelente, ahora suéltame--- intenta ponerse de pie nuevamente.
Acuno su rostro con mis manos ---Si me perdonas...--- acerco mis labios a los de ella y los mantengo sólo a centímetros ---. Tú... me gustas. Bastante--- intento no acobardarme. En este nivel no hay vuelta atrás ---Dejémoslo ser--- uno mi boca a la de ella por pequeños lapsos de tiempo, regalándole besitos suaves que ella no rechaza. Beso sus mejillas por igual, con ternura.
Lo contrario a como empezó todo.
---Sí, pero no hoy.
Me empuja y sólo alcanzo a besar fugazmente su cuello antes de que se coloque de pie y señale la puerta. Pero claro, sus ojos van a mi erección y alza una ceja.
---¿Qué? La posición en la que estábamos no era de mucha ayuda--- le digo.
Rueda los ojos y se da la vuelta.
La sigo camino a la salida y, cuando está a punto a abrir la puerta, la tomo por un brazo y la giro hacia mí para besarla nuevamente. Tengo que aprovechar esto, no sé si mañana o esta misma tarde me mandará al diablo.
---Adiós--- me empuja hacia afuera, cierra la puerta y entra a la casa.
Auch.
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Monopoliooooo. Patrocinado oficialmente por Vanna xdd
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