•|10| Menta Chocolate.

/Desde este capítulo en adelante las narraciones serán a partir del mismo punto o un lapso de tiempo bastante cercano/


Perspectiva de:
El Chino


Me posiciono con las piernas abiertas y recuesto mi cabeza en el espaldar de la silla, mirando hacia arriba.

Esto es bastante complicado.

Y estas chicas no son imbéciles. Pero hay cosas que nosotros tampoco podemos explicar.

Si sabía que ya era complicado explicar nuestra situación y lograr que ellas confíen en la veracidad de esto, Ness acaba de preguntarle a Kunpi sobre el tema más complicado de tocar. O probablemente no.

---Ese chat fue creado justamente para esto. Armar el conflicto--- dice Jeison a mi lado.

Yo solamente me mantendré expectante de todo.

Sólo quiero hablar con Sorel.

---Y ustedes al parecer contribuyeron. No enviaron más que emojis, pero no salieron de la conversación. Incluso esos emojis...

>>Es patético--- dice la Cerecita.

---Nosotros no enviamos los mensajes--- dice Brown.

---¿Cuándo lo hicieron?--- reclama mi novia...

¿A caso aún puedo llamarla de esa forma? No lo sé.

---La misma noche de la fiesta--- explico.

Vanna levanta su mano hacia Marco como si pidiera algo.

---Tu teléfono--- le dice.

Él es obediente y se lo entrega.

Si soy correcto, ella quiere comprobar la fecha de creación del chat. Sólo pido a quien sea que esté en el cielo que Marco no haya borrado la conversación.

---Es cierto--- dice Vanna ---. El chat fue creado el domingo 3 de este mes. Hoy es 11.

---El domingo que fuimos a la iglesia 'Diablo Señor te Reprenda', ¿No? nunca lo voy a olvidar... Incluso me gustó beber Brugal junto al pastor, a pesar de que me quiso sacar el espíritu de alcohólica--- dice Margo'

Es un alivio.

---¿Ven? Además, los mensajes los enviaron ellas mismas cuando estábamos básicamente 'inconscientes'--- Brown sonríe, retando nuevamente a Ferna con la mirada.

Hoy está molestando demasiado. Creo que es porque Margarita le dio un trago.

Y Sorel sigue usando su teléfono. Quiero que levante su vista hacia mí.

---Sí, y si Vanna está viendo eso es porque no han eliminado el chat y quizá tampoco las imágenes. Grande--- Ness rueda los ojos.

---Hablando de imágenes... Ya me escribieron dos personas dispuestas a hacerme una transacción--- dice Ferna, ahora utilizando su móvil.

---¿En serio vas a vender las fotos de esas muchachas? Eso es ilegal--- le pregunta Junior.

---La saga Percy Jackson no se va a comprar sola. Y ellas enviaron las imágenes, no es ilegal si ya consintieron el uso de esas fotos a los individuos que las recibieron--- responde ella, sentándose en la misma posición en la que estoy ahora.

---Salimos del chat y borramos las imágenes. Yo decidí no eliminar el chat por si ustedes decidían hacer esa pregunta--- responde Marco.

Acomodo la gorra que tengo puesta y nuevamente miro a Sorel. Ella sigue con sus ojos en el celular. ¿Tan importante es lo que está haciendo?
¿Por qué este tema no puede tener su atención?
¿Por qué no puedo tener su atención?

---De lo único que somos culpables, o al menos yo, es de tener sus contactos en el móvil. Lo admito--- dice el Kunpi.

Aún tiene la herida en el labio. Pero no se ve mal.

Luego de un silencio corto, la Stripper habla:

---¿Entonces? ¿Todos están bien?

---Por el momento quiero descansar--- Sorel se pone de pie y yo inmediatamente hago lo mismo. No sé si los demás se irán o seguirán discutiendo el asunto, pero tengo que hablar con ella.

Ahora.

Cuando está a punto de entrar a su casa, tomo su brazo y hago que se dé la vuelta.

---Habla conmigo.

---Otro día--- se zafa de mi agarre, pero yo obstruyo la entrada.

---No creo que mi padre te quiera recibir en la casa a pesar de todo. Y tampoco quiero hablar ahora--- me dice impaciente, mirando hacia arriba. No cruza sus ojos conmigo.

---Te dejé estar sola una semana. Ya es hora de que hablemos, las cosas se solucionan así. Vamos a mi casa--- a pesar de sus reclamaciones y forcejeos nada gentiles, la sostuve por su brazo hasta hacerla subir las escaleras y entrar.

Tuvo la intención de irse, pero la hice a un lado con toda la suavidad que me fue posible por sus quejas y coloqué el candado de la puerta.

---Entra.

Me regala una mala mirada, se quita rápidamente el calzado y entra corriendo. Eso la hace ver infantil a pesar de todo. Aquello me hace sonreír.

Es fuerte, madura y prácticamente suficiente de sí misma, pero también puede ser una niña pequeña.

Me quito el chaleco y la gorra que traigo puestos y los dejo en un perchero junto a la segunda entrada.

Procedo a buscar a Sorel.

No está en ninguna de las habitaciones, la sala o la cocina. La encuentro en un pequeño cuarto/biblioteca al final del pasillo, meciéndose en una hamaca que coloqué en una esquina entre dos libreros, junto a un sofá y en la que los dos hemos tomado muchas siestas.

Está leyendo el último libro que tomó.

Me recuesto en el marco de la puerta con mis manos en los bolsillos de mis pantalones. Ella no levanta la vista.

Sabe que estoy aquí. Lo está haciendo a propósito.

---Sorel.

No responde.

---Sorel.

Sigue ignorándome. Es distante, pero pocas veces suele ser así. Incluso cuando las personas exageran. Pocas veces puedo tenerla cerca de mí por mucho tiempo; ella siempre termina rompiendo el contacto.

Pero lleva una semana ignorándome.

Me acerco y arrebato el libro de sus manos. Lo tiro en el sofá.

Pareciera que yo soy quien está enojado.

Sigue acostada con un pie fuera de la hamaca y ahora desvía su vista hacia sus uñas. ¿Por qué es tan terca?

Me tomo unos segundos para admirarla. Lleva unos pants concepto militar, un top negro amarrado a su cuello y encima un chaleco negro. Y su cabello... ¿Cuándo lo cortó tanto?

Ella es preciosa.

Su pelo, su rostro, sus manos, sus ojos... Simplemente todo.

Nadie debería hacerla sentir menos que eso. Y por esa razón quiero estar siempre aquí; para recordarle que ella es totalmente perfecta. ¿Alguien piensa lo contrario? Esa persona tiene la cabeza tan pequeña que para reemplazar ese defecto inventa otros falsos sobre los demás. Así se pueden sentir justificados.

Oh, ya me desvié de lo principal. Sí, ella puede hacer eso.

A cada momento.

Y nunca la he engañado en algo que he dicho. No puedo.

---No tengo la atención de tus ojos, pero probablemente sí la de tus oídos--- retrocedo y tomo asiento en el sofá ---. ¿Qué quieres que te diga? ¿Quieres que te explique lo que pasó nuevamente? ¿Quieres que me incline ante ti? No me importa hacerlo.

Y no miento cuando lo digo.

---Lo que quiero ya te lo dije--- respondió.

---¿Irte? Eso no es posible sin las llaves, y no te las daré a menos de que te expreses.

Suelta un resoplido y continúa en la misma posición.

¿Esto es serio?

Me pongo de pie junto a la hamaca.

---Puedo jurar que lo que pasó esa noche sólo fueron roces. ¿Qué quieres que te diga para que hables? ¿Que besé a alguna de ellas? ¿Que me acosté con alguna? ¿Eso quieres escuchar?

Nuevamente intenta ponerse de pie, pero obstruyo su paso.

---Sorel, ¿Por qué eres tan terca?

---¿Y tú por qué tan cínico?

Eso me provoca una sonrisa. Al menos respondió.

---Mírame.

No lo hace. Esto me está desesperando.

---Sorel... Mírame.

No soporto que siga de esta manera y la tomo por la barbilla. Quiero obligarla a mirarme.

---¿Por qué no me miras?--- susurro admirando su rostro.

---No te quiero cerca.

---¿Cuándo decidiste eso?--- con mi otra mano acaricio su corto cabello.

---Cuando quise--- responde, evitando mis ojos.

---Sorel...

Ahora me mira a los ojos. Los suyos son hermosos.

Me manotea y me empuja. Luego se me acerca y hace un puño mi camiseta.

¿Por qué todas las mujeres tienen un lado en el que son agresivas?

Me toma del cabello y me empuja hacia el sofá. Me obliga a sentarme en él.

Debo admitir que dolió, pero ahora mismo no importa. Si quiere desahogarse puede hacerlo. Aun así sea golpeándome.

Lo único que quiero es que no deje de mirarme.

Se sienta sobre mí y, tomando mi cabello en un puño, me hace levantar la cabeza.

Con su otra mano rodea mi cuello y hace presión sobre él.

Y yo no estoy haciendo absolutamente nada para evitarlo.

Lo que sí hago es algo que quería desde que mi mirada se encontró con sus labios.

Besarla.

Pongo una de mis manos sobre su cintura y con la otra tomo su nuca y atraigo su boca hacia la mía.

Al primer roce de nuestros labios, algo dentro de mí se encogió. Necesitaba esto.

¿Pueden describir la sensación de tocar una nube? No, ¿Cierto? Pero pueden imaginar cómo sería... ¿Verdad?

Esto es lo mismo que siento con ella. Sólo mi cabeza conoce la verdadera sensación de acariciar su boca con la mía. No hay palabra que lo describa.

¿Por qué me estoy permitiendo ser su víctima?

No lo sé. Tampoco busco una respuesta. Sólo lo dejo ser.

En la oscuridad de mi mente sólo encuentro escritas cinco palabras en neón:

Quiero ser uno con ella.

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