●/17/ Galletas, con G de Golpes.
Perspectiva de:
—Loco, ya van tres días y tú sólo lloriqueas— Brown le dice al Chino.
Admito que yo también estoy un poco cansado de sólo verlo lamentarse.
—¿Cómo no va a lloriquear si, a menos de que encuentre a Sorri de aquí a mañana por la mañana, lo van a dejar en silla de ruedas?— me burlo y sigo comiéndome mi bolón.
—Por cierto, me han recomendado un lubricante muy bueno— empieza Kunpi —. Dicen que no sabes cuándo termina porque no sientes ni cuando empieza. Si quieres te lo encargo para que no te duela tanto cuando Flore...
—¡Cállate!— el Chino le lanza un cojín al Kunpi y todos, a excepción del Pepe, nos reímos.
—Es bueno. Dicen que es a base de aceites naturales— vuelve a decir Kunpi, evitando los golpes.
—Y tú sabes porque lo has usado, ¿verdad?— Marco lo enchincha.
—Pregúntale eso a Ness— contesta mientras forcejea con el Chino y los dos caen del sofá.
—Ya, pero no creo que Florencio pueda hacer algo estando en medida de coerción— dice la Nutria, acostado en el piso del salón. Él, Marco, el Pepe, Kunpi, Brown y yo estamos en casa del Chino.
—Fácil: uno de sus cómplices secuestra al Chino y lo encierra con Florencio en la celda— simplifica Marco —. Oh my god, qué película.
—Señores, no ayudan— Brown toma una posición extraña con piernas y brazos abiertos en el sillón.
—¿Y a ti cuándo te lavaron el cerebro que estás tan colaborativo y serio?— le pregunto.
Rueda los ojos —¿Ustedes no se preocupan o qué? Junior no ha dicho casi nada desde que estamos aquí, no sabe nada de Lyah y tampoco se sabe algo de Sorel, y ustedes sólo se burlan. No tienen empatía ni si quiera porque ellas son sus amigas, o ustedes son sus "amigos"— hace señales de comillas con las manos —. Si ustedes fueran los que estuvieran en lugar de ellos no estarían tan felices.
Guardamos silencio.
—¿Cuándo creciste tanto?— el Pepe frunce el ceño con una media sonrisa.
—Cuando tu casi hermana me hizo limpiar en mi propia casa— sonríe.
—Tienes razón— señala la Nutria —, pero no podemos frustrarnos. Lo más probable es que donde sea que estén no les estén haciendo ningún daño... o eso creo.
—No— el Chino dejó de forcejear con Kunpi —. No les harán daño. El problema es con nosotros, o conmigo, no con ellas. Y Florencio no es una persona que tome represalias contra alguien que no tiene nada que ver con sus asuntos. El problema es no saber dónde están... porque todo puede pasar.
—¿Y no te deja saber nada esa notita que te envió?— Kunpi habla.
—No. Es una advertencia por la evidencia de la peluquería.
—Hay cositas raras ahí— dice el Pepe —. Bueno, al menos está claro que sabe del paradero de Lyah al escribir eso sobre que "Tus amigas también son importantes" o algo así— suelta una sonora exhalación —. ¿No que te encontraste con Mónica en casa de Sorri el otro día?
—¿Cómo?— pregunto.
—Tú no te enteraste porque te dormiste— me dice Marco —, pero sí. Y con Sara.
—¿Y qué hacían allá?
—Dicen que sólo querían noticias— el Chino rueda los ojos —. Aunque no sé si creerles o no, Ness y Ferna estaban allí.
—¿Y no se desató una guerra?— pregunta la Nutria.
—Sorprendentemente no.
—Ahí hay gato encerrado— digo.
—¿Qué gato? Una granja— corrige Kunpi.
—Ya, ya. Dejemos los chismorreos y pensemos qué se supone que se va a hacer ahora— Brown vuelve a objetar.
—¿Qué haremos ahora, dices? Ya es un poco tarde y la policía no sabe nada— Marco habla desde el suelo —. Las madres de Sorri y de Lyah dicen que tampoco tienen idea, pero creo que están demasiado calmadas.
—Real que sí. Pensé que Yoneidy tenía una Party hoy y luego vi que era en casa de Sorri... un momento— el Chino frunce el ceño —. Recapitulemos cuánta gente está actuando como si nada ha pasado mientras que Sorel y Lyah no están.
—Mi novia— empieza Marco.
—Y la mía— le sigue Brown.
—La mía— dice Kunpi.
—Tengo que aceptar que la mía también— la Nutria.
—Admito que mi esposa— digo —. Ellas, además de tu suegra— señalo al Chino —. Y la tuya— señalo al Pepe —. Los demás en el barrio... pues se preocupan, pero supongo que no importa tanto como la reacción de ellos.
El Pepe se frota el rostro con las manos.
—No sé si soy yo o a alguien le están viendo la cara de estúpido— dice la Nutria.
—No podemos afirmar nada aún— dice el Pepe.
—Recuerda que Ness, Ferna, Sara y Mónica estaban juntas en la casa de Sorri, sin discutir. Y Momo y Sana tienen contacto con Don Marisca, así de que eso de andar buscando noticias es una excusa en la que sólo alguien estúpido caería— vuelve a decir la Nutria.
Kunpi señala al Chino como el imbécil y rápidamente empieza a toser.
—Lo que se ve no se pregunta— vuelve a decir la Nutria por tercera vez.
—Entonces— simplifica Marco —, sáquenles información. Algunas están en casa de Ness.
Perspectiva de:
Vanna.
—Esperen, esperen, Marco me está llamando— digo y todas las chicas -Ness, Gillian, Ferna, Yoneidy y Yairy- en frente de mí hacen silencio. Contesto la llamada en alta voz —. Dime.
—Diablo qué seco— La Loba susurra.
—Hey. ¿Dónde estás?
—Sigo en casa de Ness— digo —. ¿Tú dónde estás?
—Oh, en casa de Jae... Te llamo para preguntar algo.
—Te escucho.
—¿Puedes decirme cuál es la última canción que escuchó Sorri? Necesito saber eso.
Frunzo el ceño —No lo sé. ¿Cómo voy a recordar eso?
—Bobo— susurra Ness.
—Intenta pensar en eso, por favor. Necesitamos saber... Intenta recordar qué canción fue la última que la viste poner.
—Ehh...— titubeo sin saber qué decir exactamente. Probablemente sí recuerde la última canción que verdaderamente Sorri puso en los parlantes de su casa. Lo hago.
Y lo suelto.
—Creo que la última que puso fue Jay Park... de Queen Wa$abii.
Miro al frente y veo a Yairy hacerme señales en negación con las manos: Gillian se lleva las suyas a la cabeza y Yoneidy se hace la desmayada en el suelo.
Luego caigo en cuenta de qué fue lo que dije.
—Oh, ya veo... ahora sé que eres un poco despistada, babe. Da igual. Gracias por decirnos que Sorri está en su casa.
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