●/10/ Escandaloso.
Perspectiva de:
La Nutria.
—Estás preciosa, tonta. Ven, vamos a entrar.
María me mira de forma dudosa y al final me sigue. Cruzamos el parqueo y nos adentramos en el Club.
El ambiente es agradable: al entrar escucho la música que, de manera extraña y gracias al Ave María, no es chopa. Es un instrumental un poquito movido pero suave a la vez... Y Con algo de saxofón. Es como un sueño no estar escuchando esas canciones que ahora todo el mundo escucha y que se resumen a 'Súbete encima de mí'.
—Estoy segura de que esa música no la puso El Chino— dice María, alcanzando estar a mi lado y tomándome de uno de mis brazos mientras cruzamos alrededor de una de las piscinas con luces llamativas y juegos.
—Y estoy seguro de que no va a durar mucho. ¿Quién crees que la puso?— no hay mucha gente a nuestro alrededor, pero sí hay interacción. La decoración es 'sencilla' y en diferentes colores, predominando el color plateado. Está esparcida, pero el lugar es muy lindo: reinan los juegos de luces y varios sets de fotos: las sillas y mesas organizadas por el lugar y los inflables en las piscinas... La espuma en los Jacuzzis, adornos y, de nuevo, las luces. Me gustan mucho las luces.
—A Ferna le gusta el Jazz.
Llegamos hasta el inicio de las habitaciones del Club que, realmente, parece alguna casa moderna: al igual que cerca de la entrada, junto a la casa/salón que da a las habitaciones y otros ambientes hay un Bar: diferente, pues este permite que hayan asientos y distinta iluminación bajo este techo, pues está adjunto al pequeño edificio, y el primer Bar sólo es una barra. Y allí están algunos de los chicos.
Y algo me dice que hay otro bar en el tercer piso.
—Buens buenas. ¿No es muy temprano para alcoholizarse?— saludo al llegar junto a Yairy, Jeison, Ferna, La Loba y Emperatriz.
Tomamos asiento frente a ellos en la barra y acomodo las bolsas en mis manos. La única que no está tomando nada es Ferna.
—Oh my god, ¿A caso saliste del jardín del Palacio de Versalles, cariño? Ya veo por qué te dicen Mari-Flower: delicada y bella— le dice Jeison a María, quien comienza a reír.
Okay, eso pareció una combinación entre la personalidad de Yairy y la suya. Su relación le está afectando.
O son el uno para el otro.
—Confirmo— dice Yairy.
Ferna da pequeños aplausos por la ocurrencia
—¿Dónde está el Chino?— pregunto.
—Anda por ahí...— responde Emperatriz, tomando de su bebida color azul y de nombre desconocido para mí.
La loba me ofrece algo de beber y niego con la cabeza. María pide un trago para ella.
—¿Y Vanna?
—No la menciones que luego aparece...
—¿Me llamaron?— la susodicha llega al lugar dando brinquitos: tiene puesto un vestido pomposo, corto y rosa. Ella es la más cercana a una florecita primaveral entre todos nosotros. Jeison está vestido de forma casual, y con estilo, con unas gafas sobre su elegante peinado; Yairy es mucho Glamour –demasiado-, Emperatriz lleva un vestido rojo elegante y entallado, Ferna tiene unos palacios junto con un top debajo de una chaqueta negra, todo negro, y el look de La Loba es algo sport. María trae un vestido blanco, corto, con zapatillas y un bolso que la hace ver algo vintage. Y yo, por mi parte, estoy vestido un poco... ¿Casualmente formal? No lo sé, algo parecido a Marco, quien acaba de aparecer detrás de Vanna.
Lleva unos vaqueros negros ajustados, botines, una camisa blanca por dentro de la cintura de su pantalón y con algunos de los primeros botones abiertos: su cabello recién tintado de rubio en las puntas bien peinado hacia un lado.
Si dijera mi opinión acerca de cómo se ve en voz alta me llamarían gay.
Ferna me mira con reproche y yo encojo los hombros. ¿Cómo iba a saber que apenas mencionara a Vanna aparecería? ¿Y por qué no quiere que aparezca...?
¿Todavía por lo del bañador?
Me pongo de pie y la abrazo —Feliz cumpleaños por adelantado.
Le ofrezco las bolsas que sostenía y ella las toma sonriente. Los regalos del Chino, algunos, se los entregamos el mismo día de su cumpleaños.
—¿Qué es?— dice, moviéndose de un lado a otro. Parece una niñita feliz.
—Es droga— dice La Loba.
Ruedo los ojos —¿Por qué no vas y lo abres?— propongo.
Y ella se va dando saltitos, igual que como vino.
Marco se aproxima a nosotros y también toma asiento. Miro a mi alrededor.
—¿Qué hora es?— pregunto.
—Falta poco para que sean las siete. La Cerecita y el Pepe andan dando vueltas por ahí, El Chino también, Gillian de seguro está dentro de algún Jacuzzi, Kunpi, Brown y Ness no han llegado... Y va llegando más gente— dice Emperatriz. Con el paso de los minutos, más gente se va sumando al lugar. Y claro que sí, mi propósito no es únicamente pasar el rato y entretenerme, también voy a estar pendiente de todo lo que pase. Vamos, pues estoy seguro de que María también.
Con todos los invitados que habrán es imposible que no suceda algo memorablemente random.
Tendré los ojos más abiertos que un reportero.
Me parece extraño no ver a Sorri por ahí... De seguro está con El Chino.
—¿Ese no es Joe Biden?— María frunce el ceño.
Dirijo mi vista y, efectivamente, aquel hombre está llegando junto con varios guardias más.
—¡Oh, sí! ¡Tengo que ir a saludar a Tío! Vuelvo en un segundo...— deja un sonoro beso en una de las mejillas de Jeison —¡Tío!— La hija del Presi sale como humo del bar.
—¿Quieren que les cuente algo gracioso?— dice Jeison, de repente, después de varios segundos en silencio.
—Habla— le dice Emperatriz.
—Mi tía salió a botar la basura. Y la atracaron.
Ferna ya se está riendo, pero en mute. Últimamente se ha incrementado su capacidad para reírse de las cosas. Se ríe hasta de su miseria. ¡La loca hasta se ha reído en medio de estar llorando!
—¿Cómo?— pregunta Marco, con una sonrisa de anticipación en el rostro.
—Los atracadores andaban en un motor: le llevaron las fundas de basura.
Ferna suelta una carcajada igual de estruendosa que la mía. La estoy afectando.
—Déjenme terminar coño— dice Jeison sonriendo y jugando con sus gafas Dolce & Gabbana. Los demás hacemos silencio. —Luego, los atracadores se dieron cuenta de que era basura...
—Y...— incito.
—...Y se devolvieron. Le llevaron el celular.
—Diablo' qué sal— dice La Loba.
Me acomodo más en el asiento y paso uno de mis brazos por encima de los hombros de María con una sonrisa. Deberíamos sentirnos mal por reír de las desgracias ajenas.
La música no ha cambiado y tampoco es molesta, aquello se ve muy bueno para ser real.
Pasan varios minutos y nos vemos envueltos en anécdotas extrañas y algunos en bebidas alcohólicas, moderadamente. La música se volvió un poco más estruendosa y electrónica, pero a un nivel que tampoco es una molestia. Me agrada quien sea que se esté encargando de eso.
Algunos empleados van de un lado a otro, sirviendo tragos y aperitivos.
—... Era un perro gay.
—¿Cómo que un perro gay?— replica María y yo río. Si siguen diciendo estupideces voy a sacar un pulmón.
—Que sí te dije— vuelve a replicar Ferna —; eran dos perros solamente, y él se le quiso subir encima al o—
—Miren quién viene ahí— Vanna, ahora sentada con nosotros, interrumpe.
Ness y Kunpi vienen juntos.
Y los colores de su ropa son parecidos: rojo mate en el vestido de Ness y en la camisa debajo de la gabardina que trae el Kunpi... Dios, los perdimos.
Detrás de ellos también viene Brown, como el típico chamaco en los clichés juveniles que parece vándalo y que su nombre grita 'problemas' según la sinopsis: lleva unos pantalones de cuero no tan ajustados, unos zapatos deportivos, una camisa de estilo muy ancho y mangas cortas y estiradas que dejan ver sus tatuajes en los brazos e incluso aquel que tiene a un costado de su estómago. Cadenas colgando de su cuello y su cabello bien peinado hacia atrás: al igual que Ferna, toda su ropa es negra.
Si dijera lo que pienso sobre cómo se ve también me dirían gay.
—Llegó la persona más elegante de aquí— no podía faltar ese comentario del Kunpi.
Pero...
Es increíble.
Cambió su perfume... Al menos por hoy.
Ellos dejan sus regalos en manos de la florecita pomposa y alegre y se sientan con nosotros.
—¿Dónde está Sorel?— el Chino aparece por segunda vez —No me contesta el celular y la Cerecita dice que a ella tampoco— el Chino no se queda atrás con su vestimenta: su pelo semi-largo le queda bastante bien junto a esos jeans y su chaqueta también jean. Recientemente se realizó un piercing en uno de sus pómulos y se ve... Ya, muy gay por hoy.
Frunzo el ceño pensando en lo que acaba de decir. Eso es raro. De seguro son las siete y media...
—Pues... Puede que luego llegue— Ness se encoge de hombros. Hace un rato vimos llegar a Félix, Cristofer -razón por la que La Loba no está aquí ahora mismo-, Sara, Mónica... Carla no está acá. Eso también debería ser raro.
—El viejo Tune tampoco ha llegado— me susurra María, a lo que asiento. Creo que también estaba invitado para una especia de investigación rara...
Hace un rato también creí ver a Yaneli aquí, pero creo que fue sólo mi imaginación. Eso es imposible.
O eso creía, pues ahora mismo me sorprende lo que mis ojos ven.
—Hola, Brayan...— Casi olvido que El Chino se llama Brayan.
Esperen.
¿Se llama Brayan?
Mónica desliza una de sus manos por uno de los brazos del Chino, apareciendo detrás de él y asustándolo con la acción.
Detrás de ella viene Sara... Y cuatro chicas más.
Yafreisy, Anyeli, Yaneli y Yasuri.
No pensé que las vería de nuevo desde la boda de Yairy con Jeison. ¿Es en serio?
El Chino se aleja de ella y mira a las demás con el ceño fruncido. Luego se gira hacia Vanna.
Al fin y al cabo ella invitó a la mayoría de las personas.
—No, yo tampoco sé qué hacen ellas aquí— las señala sin ningún disimulo, frunciendo su ceño y respondiendo a la pregunta telepática del Chino.
—Oh, disculpen... Mónica nos dijo que podíamos venir— habla Yafreisy —. Venimos de forma pacífica y queremos pedirles disculpas por lo que pasó...
Yairy, quien viene regresando al bar, se detiene en seco —¡Dios! Casi muero de un infarto... ¿Ya es Halloween? ¿Es viernes 13? Porque estoy viendo monstruos, muertos y cosas parecidas— arruga la nariz antes de continuar su camino junto a su esposo.
Sara se atreve a reírse a pesar de que se están burlando de sus compañeras.
Yafreisy ignora aquello y sigue hablando —Feliz cumpleaños.
Le extiende una bolsa, supongo que como regalo, y la anima a abrirla. Ni Vanna ni el Chino han cambiado su semblante serio y pedante.
Y no sé qué hay dentro de esa bolsa, pero cuando Vanna mira por varios segundos dentro de ella y su ceño se frunce aún más, y veo cómo comienzan a burlarse las muchachas que vinieron con ella y las dos empleadas de 'Caco Brillante', supongo que no es algo muy agradable que digamos.
Aprieto un poco la mano con la que sostengo una de las de María sobre su regazo. Aún es temprano, ¿No pueden esperar y hacer lío un poco más tarde?
Sumemos a eso que Brown está tomando alcohol... Dios...
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Lo iba a hacer más largo, pero Dios me habló y me dijo 'Hay que fregar para estudiar puerca, ya te di cerebro, no te voy a hacer bilingüe también' así que me dije '이거 끝나자 마자 공부 할 거예요' xd COMO HAYA ALGO INCOHERENTE Y NO ME DIGAN LES PEGO UN PALO.
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