2
Chan apretó las caderas de Changbin con sus manos, sintiendo el hueso de las mismas.
El mayor había estado haciendo ejercicio, semi desnudo, sólo usando unos pantalones (demasiado cortos) de deporte. El sudor perlaba su delgado cuerpo, marcando cada uno de sus músculos.
El masculino cuerpo de Changbin le encendía. Chan no sabía dónde meterse, adónde mirar, qué hacer. No quería sobrepasarse con su novio, no cuando las dudas todavía le molestaban y podría herirlo. Lo último que quisiera hacer Chan era lastimar a Changbin, no se lo perdonaría.
Sin embargo, el deseo que sentía por él estaba mandando al demonio esas ideas. Quería tomarlo, acariciar su cuerpo íntimamente, fundirse contra él, mezclar su respiración.
Lo único que lo detenía era la duda, esa duda que partía su corazón en dos.
¿Amaba a Jisung? Lo deseaba, sí, pero también a Changbin. No podía evitar pensar en el rapero, aún cuando estaba en una relación, y se lo hizo saber al mayor. No quería mentirle. No quería que las bases de su relación fueran mentiras o engaños, aunque eso provocara que las cosas fueran incómodas con él.
Chan apretó nuevamente la cadera de Changbin y se abstuvo, no pudo seguir.
Changbin ladeó la cabeza, confuso. Realmente creyó que Chan se lanzaría sobre él, pero se le veía tenso y angustiado. Quiso preguntar, nuevamente, quién era esa persona que le confundía tanto, pero no quería salir herido.
Si es que esa persona era ajena a ellos, si había tenido algo con Chan, Changbin no lo sabía y le ponía los pelos de punta. Suspirando, Changbin se soltó del agarre del mayor. Era obvio que Chan seguía dudando de sus sentimientos, y él no estaba dispuesto a convertirse en un trapo para usar y deshechar.
―Iré a ducharme ―murmuró secamente, yéndose de allí.
Chan mordió su labio inferior y se dejó caer en la silla del escritorio, bufando. Si no se aclaraba pronto, todo se iría a la mierda.
(...)
Jisung estaba acurrucado en el sofá, con una gran manta encima. Chan acababa de llegar a la casa y le veía desde el desayunador, básicamente, espiándole. La película de Barbie, una sobre una isla, se reproducía en la televisión y Jisung parecía no estar prestando atención. Y eso era extaño, pues... era una película de Barbie.
Chan tronó su cuello y se incorporó, pero en ese instante, Felix llegó a la sala gritando el apodo de Jisung.
―¡Hannah! ―alargó el menor, yendo directamente al sofá, para gatear sobre este y acurrucarse contra Jisung debajo de su manta.
Jisung le miró inocentemente, con una linda sonrisa en su carita hinchada.
―¿Qué sucede, Felix?
Felix apoyó su mejilla en el pecho de Jisung e hizo pucheros.
―Nada, te extrañaba mucho ―dijo el menor, sonriendo con coquetería―. Te ves muy lindo.
Jisung alzó una ceja, enternecido.
―¿Me veo feo? ―preguntó Jisung, molestando al menor.
Felix negó rápidamente.
―¡No! ¿Te afeitaste? ―preguntó bajito, pasando la mano por la barbilla de su hyung.
Jisung negó con la cabeza y Felix rio, acurrucadose más si era posible. A Felix le gustaba ir y abrazarle, le gustaba decirle lo lindo que era, apretarle la punta de la nariz o revolver su cabello. Jisung era su hyung, pero al mismo tiempo, era su bebé.
Chan, estático, observó con sorpresa lo que hacían. Si bien era normal que los miembros más afectuosos del grupo se mimasen entre ellos, jamás había pensado demasiado en ello, y ahora que sus pensamientos estaban llenos de Jisung, le revolvía el estómago.
¿Hannah, mimos, abrazos y besos? ¿Qué eran, una pareja? Chan gruñó con molestia y se marchó de allí.
Al ingresar al cuarto que compartía con Changbin, con su mirada de angustia y molestia, llamó la atención del menor, el cual no dudó en acercarse a él. Changbin rodeó al ajeno en un abrazo y este se fundió en su pecho, suspirando pesadamente.
Tener un corazón dividido entre dos hombres era doloroso.
―Es Jisung, lo siento. Lo siento, Changbin.
Aquellas palabras fueron dolorosas. Chan apretó las caderas de Changbin con miedo, con temblor, tras haber confesado quién era el otro que ocupaba sus pensamientos.
―No te mereces esto, Binnie. Lo siento, pero te amo... Si fuera al revés, si estuviera con Hanie, te aseguro que estaría de la misma manera, sufriendo por ti. ―La voz del líder se rompió y ocultó sus llorosos ojos en el hombro de Changbin―. Ya no puedo, no sé qué hacer...
Changbin suspiró, sintiéndose aliviado. Acarició la espalda del mayor suavemente, y se separó para besar su mejilla. Acunó su rostro entre sus manos y, sonriendo, dijo esas palabras que Chan tanto había esperado oír.
―Es Jisung ―murmuró Changbin como si ahora fuera obvio―. Amor, tengamos una relación con Jisung.
Eso fue directo. Y muy confuso.
El rostro de Chan se desfiguró, sin comprender. No entendía en lo más mínimo. ¿Es Jisung? ¿Eso qué significaba?
Changbin notó la confusión en el mayor y sonrió.
―Amor, amo a Jisung. No creo hacerlo de la misma forma que tú... Pero es Jisung. ―Changbin explicó, sencillamente.
Chan parpadeó alejando sus lágrimas y limpió su mocosa nariz. Miró a su novio con sus ojitos saltones, rojitos y brillantes. Se sentía apenado, avergonzado, sumamente dependiente. Jamás creyó sentirse así, pero ahí estaba, llorando por amor y desamor.
―Es Jisung ―repitió.
(...)
Chan sonreía, emocionado. Desde que Chan le había confesado su amor por Jisung, todo había mejorado entre ellos. Había más comunicación, había más confianza.
A Changbin le interesaba la idea de incluir a Jisung, quería que Chan fuera feliz, y no se ponía celoso con el menor, lo cual era bueno. Incluso creía que podría ser capaz de querer a Jisung de la misma forma, sin embargo, no quería experimentar con el menor; sólo se acercaría a él si las cosas se ponían serias.
Chan acurrucó su cuerpo contra el suyo, enterró la cabeza en su cuello y otra cosa más allá abaja. Changbin se sobresaltó. El mayor estaba duro, demasiado.
―Changbinnie ―un murmullo ahogado, casi desesperado, salió de los labios ajenos.
Changbin fingió no oírle, se removió para acomodarse, pero eso sólo hizo que sintiera el miembro erecto de Chan meterse entre sus piernas. Suspiró, no pudo hacerlo.
La mano izquierda de Chan delineó su figura, bajando desde sus costillas hasta sus muslos, donde amasó delicadamente, con lentitud, por si el menor le detenía, sin embargo, eso no sucedió.
―Binnie ―canturreó Chan en un tono coqueto, luciendo como un tipo ebrio aunque no había bebido ni una gota.
Changbin rodó los ojos y finalmente, cedió. No es que no quisiera, no había otra cosa que deseara más en ese momento que estar con Chan, no obstante, él quería que el mayor estuviera cómodo.
Quizás él no lo deseaba tanto, eso pensaba, cuando Chan no podía tocarlo, sin embargo, ahora lo hacía.
―Chan ―dijo el menor dulcemente, llevando una mano a la que acariciaba su cuerpo―. ¿De verdad quieres hacerlo?
Chan tardó varios segundos en responder, lo que decepcionó al menor, haciendo que su cuerpo se sintiera pesado.
Chan suspiró y sonrió.
―No tienes idea de cuánto te deseo. Quiero hacerte... necesito hacerte el amor. ―Chan se incorporó lentamente, acomodándose arriba del menor, viéndole aquellos ojos brillantes y hermosos―. Antes, sentía que te traicionaba al pensar en Jisung, pero ahora es diferente... Sé que tú lo entiendes.
Changbin no vaciló, atrapó al mayor entre sus brazos y lo atrajo hacia él en un beso ardiente y tan necesitado. Sus narices se rozaron, sus bocas chapotearon al unísono, sus dientes chocaron por la fuerza y desesperación con la que se besaban.
Changbin también lo había deseado tanto.
Se despojaron de su ropa rápidamente, los pantalones cortos de Changbin cayeron al suelo primero, luego su camiseta y le siguieron las prendas de Chan.
―Tienes un cuerpo hermoso, cada vez que te veo... ―Chan se mordió el labio inferior.
Changbin sonrió, casi apenado. Él también delineó el cuerpo ajeno, pues no se quedaba atrás. Sus piernas, su cintura, sus pectorales, Changbin quería pasar la lengua por cada rincón.
El deseo en su mirada no pasó desapercibida para el líder.
Y entonces, los besos volvieron, fogosos, hambrientos. Sus cuerpos se fundieron, tocándose en cada pulgada, erizando con su caricia la piel ajena. Chan buscó desesperadamente el lubricante que utilizaba para masturbarse y casi lo vació en su mano. Changbin abrió sus piernas inmediatamente, como si hubiera esperado por ello una eternidad.
―Tengo tantas ganas de hacertelo ―susurró Chan, metiendo cuidadosamente uno de sus dedos, sin dejar de ver la carita empapada de sudor del menor.
―No tienes que tener cuidado, Chanie ―murmuró Changbin en una clara invitación―. No tienes que tratarme con delicadeza.
Chan estiró y masajeó la zona baja de Changbin cuanto pudo, con ligeros temblores y sin borrar la sonrisa de felicidad y alivio de su rostro, pero entonces, sintió que su pene se ponía aún más duro al oír a Changbin diciendo aquello.
Amaba al menor, amaba cada parte de él y se sentía afortunado.
Chan amasó el culo del menor tras quitar sus dedos, oyendo un jadeo prolongado de su parte.
―Está bien ―Chan mostró esa sonrisa maníaca que sólo él podía hacer, causando en Changbin un cosquilleo en el vientre; así le gustaba―. En cuatro.
Changbin abrió la boca, sorprendido, sin embargo, rápidamente volteó, poniéndose en cuatro. Bajó su pecho hasta tocar el colchón y abrió sus piernas cuanto pudo, alzando su culo. Sintió una bofetada y luego una caricia dura, donde los dedos de Chan se enterraron, probablemente dejando una marca.
Changbin jadeó, volvió a sentir otra bofetada y su pomposo culo tembló. Chan soltó una risilla.
―Se pone rosadita ―murmuró Chan, y aquello le causó ternura a Changbin, casi mandando al diablo ese lado dominante.
Changbin ahogó una risa.
Chan volvió a amasar su trasero, echó más lubricante y luego, sin previo aviso, se enterró en él de una sola estocada, hasta el fondo. Changbin soltó un fuerte gemido, tensando su cuerpo. El menor le había preparado correctamente, por lo que no dolía tanto, pero era demasiado.
Chan era demasiado grande.
Tardó unos segundos en volver a respirar. Changbin jadeó una vez más antes de mover su culo de lado a lado, soltando sonidos de angustia para que Chan se moviera.
―¿Qué pasa? ¿Qué quieres que haga? ―preguntó Chan con falsa inocencia, sonando confuso y burlón al mismo tiempo―. ¿Qué es lo que quieres que haga? ―volvió a preguntar, cambiando el tono de su voz a uno frío y seductor.
Changbin sonrió, más que excitado.
aaaaaa
bueno Changbin yo también aceptaría a Jisung, es Jisung sjhdsjsg
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