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Me inspiré con un diálogo del one shot de BombJam, vayan a leer su obra <3.
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Inhaló con muchísima fuerza, podía asegurar que jamás había inhalado tanto oxígeno como en estos momentos. También desató levemente el nudo de su corbata que combinaba perfectamente con su clásico traje azul oscuro, intentando que el nudo de su garganta desaparezca y limpió el sudor que secretaban sus manos con el blazer. Estaba nervioso, muy nervioso; eufórico. La razón es simple, iba a entrar a un sexshop.
Y no mal entiendan, no es que sea la primera vez que entra a uno, no, por supuesto que no, conocía los sex shop como la palma de su mano derecha. Lo que lo tenía nervioso era la razón por la cual iba a ingresar al extravagante lugar.
Vamos Leorio, eres un hombre. Muestra tu hombría.
Su consciencia le alentó brindándole unas palabras de "apoyo", armándose de valor observó para ambos lados de la calle para ver si no hay moros en la costa, aunque es algo imposible, un par de kilómetros más y casi sale de su ciudad para evitar encontrarse con conocidos que le cuestionen. Suspiró aliviado al no notar algún rostro familiar y sujetando su maletín marrón con ambos brazos ingresó a la tienda.
La campanilla resonó en la enorme tienda cuando abrió la puerta, captando la atención de los, aparentemente, dueños del lugar, se sintió incómodo con las miradas que éstos le brindaban.
La tienda por fuera era un lugar discreto, haciendo un profundo contraste con el interior. Las paredes pintadas en un violeta oscuro y unas baldosas negras que formaban el piso, varias estanterías de vidrios decoradas con luces neón contenían varios juguetes sexuales, como dildos, vibradores, esposas, cadenas y un aparato que simulaba una vagina. También habían una gran cantidad de diversos condones y lubricantes de cualquier sabor y medida, como dato los favoritos de Leorio son los de sabor frutilla. La atención del pelinegro se dirigió hacia los maniquíes que portaban llamativas lencerías, tragó duro al encontrar lo que buscaba.
Se dirigió bajo la penetrante mirada de un pelirrojo y un pelinegro hacia un maniquí en específico, éste vestía un traje de colegiala que consistía en una camisa amarrada enseñando el abdomen junto con una diminuta pollera escocesa color rojo con encaje de volado, también portaba unas medias negras con el mismo encaje de la falda y podía notar un juego de esposas con el traje, las ignoró, no practicaría el bondage, no aún.
—Tienes un exquisito gusto —una llamativa voz lo sacó de sus pensamientos provocándole un grito —Puedes llamarme Hisoka —se presentó el pelirrojo enseñando la placa que descansaba en su extravagante ropa.
—Hm —le respondió el saludo más no dijo su nombre, no le daba buena espina el sujeto.
—Veo que te interesa el conjunto ¿En qué talle lo precisas? —inquirió y, quizás sea imaginación del aprendiz de doctor, pero podía asegurar que había un toque libidinoso en el tono de voz del otro.
—E-eh —la parte más complicada comenzaba, no tenía el suficiente valor para decirlo en voz alta, la determinación que sintió hace rato fue reemplazada por una timidez abrumadora —C-como para m-mi.
—Frutita ¿podrías hablar más fuerte? No te llegué a escuchar —pícaramente contestó, había mentido, sus sentidos son muy agudos, pero quería que el desconocido abandonara su vergüenza, al fin y al cabo ese es su trabajo.
—E-es pa-para mí —musitó, sentía que se iba a cagar encima por la vergüenza del momento, y además el pelirrojo no parecía querer cooperar.
—No te escuché.
—¡Es para mí! —levantó la voz, poseía una paciencia escasa.
—Oh —interiormente Hisoka festejó, abandonar la timidez es el primer paso para entrar en el mundo del sex shop y el pelinegro lo había logrado, momentáneamente, pero lo había logrado. —Tengo el mismo modelo de tu talle en el almacén, sigueme.
El Paladiknight siguió al pelirrojo, el almacén se encontraba al final de los largos pasillos que parecían interminables, aún sentía vergüenza por lo que en minutos vestirá. Casi se choca con la gran espalda de Hisoka cuando éste detuvo sus pasos sin previo aviso, iba a protestar sin embargo guardó silencio cuando el otro sacó un llavero de su bolsillo derecho, insertó la llave correspondiente y un gran cuarto apareció sorprendiéndolo, todo era más grande de lo que afuera aparentaba.
—Espera acá —le ordenó y Leorio le siguió con la mirada hasta que lo perdió en las estanterías.
Unos largos minutos pasaron y el pelirrojo volvió a aparecer, en sus manos llevaba las prendas que había prometido. Cerró la puerta y ambos recorrieron el mismo camino que antes para llegar a los vestuarios, donde Hisoka le abandonó para que se pudiera probar las prendas y ver si estaba satisfecho.
Los nervios volvieron en gran cantidad al ver la diminuta falda que yacía en el pequeño pouf. Sin más remedio empezó retirando el blazer y continuó desabrochándose la camisa blanca dejando su perfecto torso marcado al descubierto. Prosiguió con el pantalón de vestir y lo único que no retiró fueron los ajustados bóxer negros.
Tragó duro y empezó con la camisa blanca de seda del conjunto, se cohibió al notar que era croptop. Se ajustaba perfectamente a sus hombros y enseñaba sus abdominales, la verdad no tenía tantos problemas con dicha prenda, ya hubieron ocasiones donde utilizó croptop. Lo más complicado venía ahora, con la delicada y diminuta pollera, la deslizó por sus largas piernas hasta acomodarla en su cintura, al ser tan pequeña se notaban sus bóxer sin embargo no era relevante en estos momentos, la camisa y la falda se veían realmente bien y parecía que Hisoka había analizado su cuerpo bastante, ya que las prendas le quedaban perfectas. Para terminar adornó sus largas piernas con unas medias bucaneras negras con finalización de encaje. Al verse en el espejo un sonrojo involuntario se formó, no era para nada lo suyo, parecía travestí.
—¿Ya estás? —la interrupción de una desconocida voz junto con los toques de la puerta le hicieron largar un chillido cien por ciento masculino.
—E-eh —dudó, ya estaba o eso suponía.
—¿Puedo pasar? —la pregunta le inquieto, sin embargo asintió.
Luego se sintió un idiota, ya que la otra persona tras la puerta no podía ver dicho asentimiento.
—¡Sí! —confirmó y la puerta fue abierta inmediatamente, dejando ver a un alto muchacho con larga azabache cabellera y piel nívea.
—Lo estás usando mal —un regañó salió de sus pálidos labios dejando a Leorio hecho piedra, esperaba recibir halagos, es lo que se espera luego de casi perder la dignidad por utilizar esas prendas —Ven, te lo acomodaré.
Ni siquiera pudo aceptar o negarse cuando las manos níveas ya se encontraban en los pliegues de la camisa, los dedos se deslizaban acomodando las partes que se puso mal, también la desabrochó por completo al notar que el Paladiknight había olvidado un botón. El mayor -en estatura- se sentía muy nervioso, su corazón latía a mil, jamás alguna persona, además de Kurapika, había tenido la oportunidad de tocarlo así. No es que se sintiera atraído por el muchacho, solo son reacciones involuntarias.
Si estaba bebiendo algo podía jurar que ya lo hubiese escupido al sentir como los dedos acariciaron su marcado abdomen hasta el comienzo de su cintura, donde descansaba la escocesa falda. Illumi movió un poco la pollera para que quedara como debía estar, sin querer en el proceso rozó el miembro de Leorio, haciendo que éste se moviera para atrás.
—Lo siento —se disculpó, aunque Leorio no sabía si lo hacía en serio, la cara de poker que poseía él era misteriosa.
Por último el de larga cabellera deslizó completamente las bucaneras por las largas piernas, sacando las arrugas que habían quedado.
—Ahora sí.
El pelinegro se observó nuevamente en el espejo, no había un cambio drástico sin embargo se notaba la diferencia, ahora no se sentía tan travestí. Suspiró y en busca de darle las gracias al otro se encontró con una analizadora mirada en su entrepierna, como reacción de reflejo las cerró lo más que pudo.
—Deberías utilizar bragas —declaró y levantó, sin pudor alguno, la falda —El bóxer arruina las prendas.
—¡No hagas eso! —se quejó refiriéndose al levanto de falda.
—Creo que entraron unos modelos nuevos —susurró y sin decir nada dejó a un confundido y manoseado Leorio en el probador.
Ni siquiera pasaron cinco minutos cuando Illumi ya estaba invadiendo el vestidor nuevamente, con dos bolsitas color esmeralda que se las entregó al Paladiknight. Al abrirlas un feroz sonrojo apareció y miró al otro, como si fuera una mala broma.
—¡No voy a usar esto! —gritó quejándose al mismo tiempo que sacaba unas pequeñas bragas color negro de encaje, la otra bolsita contenía lo mismo con la diferencia del color.
—Ya veo —le analizó con esos ojos penetrantes que le ponían nervioso —¿Cual es tu tipo? ¿Tanga, colales o quizás culote?
Leorio casi se atragantó con su saliva, no esperaba esas preguntas.
—¡Ninguno!
—Oh, pero ¿sabes? Los bóxer le quitan lo sexy a la falda.
—¡No me interesa! ¿Y sabes qué? Ni siquiera sé por qué estoy acá ¡Esto no es lo mío! —refunfuñó sacando a relucir lo que había ocultado.
—Está bien, me retiraré así te cambias —contestó con simpleza, no parecía muy interesado en el tema.
—Pensaba sorprender a mi pareja por su cumpleaños pero ahora no sé lo que quiero —frustrado se desahogaba, aunque era un tema serio su vestimenta le quitaba la seriedad.
—Oh, quieres apoyo emocional —respondió Illumi y le miraba con atención, no era bueno con las emociones sin embargo debía mantener la imagen de dueño del lugar y brindarle apoyo para que compre sus prendas.
Hisoka sería mejor en esto. Pensó más no podía llamarlo.
—Llevamos mucho tiempo de pareja y con esto de los juegos sexuales —confesó — Pero jamás fui yo el que los usara, él siempre es quien usa este tipo de prendas, sin embargo le escuché hablar con su amiga de que estaba un poco aburrido, quería probar cosas nuevas y pensé que esto sería un buen regalo.
—Ya veo.
—Pero mirame, me veo fatal. Parezco un travestí de esos que esperas en la ruta.
—No, te ves caliente —sinceró y al ver una mueca confusa se dio cuenta que no estaba brindando un gran apoyo —Si no quieres no lo hagas, busca un regalo convencional.
—Pero quiero hacerlo —y era verdad, quería y a la vez no.
¿Realmente le gustará a Kurapika verme así?
—Deja las preocupaciones de lado —hablaba citando las palabras de un libro psicológico que había leído —Hazlo, es vergonzoso sin embargo el resultado es completamente satisfactorio. Es normal estar cohibido al comienzo pero lo disfrutarás tanto como tu pareja, además te ves... Bien.
Eran palabras simples, y la verdad Illumi ya no sabía que más agregar, no es bueno comunicándose. No obstante cumplieron su objetivo; Leorio se sentía mejor, no lo comprendía del todo pero quería intentarlo. ¿Que más da? Unas bragas no son la gran cosa, su pareja siempre las utiliza y dice que son cómodas, además le dijeron que se ve bien y él se sentía bien.
Que se vaya todo al carajo.
—¿Cuánto es en total? —inquirió con determinación, Illumi suspiró aliviado, ya había llegado a su límite de socializar.
—En la caja te dirán —contestó retirándose del lugar.
Leorio decidió que no se iba a probar las bragas ahí, se las pondría en casa y que sea lo que Dios quiera.
Se vistió con su traje habitual y con delicadeza dobló la lencería, no quería arrugas. Salió del vestidor y en la caja se encontraba Hisoka atendiendo a un niño con extravagante peinado. Se dirigió ahí esperando su turno.
—Vuelve pronto, Gon —le despidió el pelirrojo al niño.
¿No es ilegal? Pensó, más no quería indagar, esos dos son raros.
—Vaya, ¿te lo llevas al final? —preguntó al notar la presencia de él —Son treinta.
—Bien —sacó su billetera del maletín y le entregó tres billetes de diez.
—Gracias por su compra —sonrió mientras le daba una bolsa -donde guardó el conjunto y un ticket. —Vuelve pronto.
Leorio no respondió y se fue con su maletín, aunque antes de salir también miró para ambos lados hasta no notar a ningún desconocido. Una vez que el alto cuerpo desapareció Illumi apareció, mirando a su prometido.
—Ohh, ¿te interesó? —indagó con curiosidad Hisoka.
Ambos mantienen un compromiso poliamoroso, no obstante el pelirrojo es quien más aprovecha ese lujo, pues el pelinegro no es de disfrutar mucho su sexualidad, son contadas las veces donde alguien le llegó a llamar la atención para tener relaciones sexuales.
—Tal vez.
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Perdón por no escribir lemon de una, creí que Leorio no se vestiría con esas prendas porque sí, así que le añadí un transfondo.
En fin, gracias por leer.❤
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