Capítulo 19: Memorias
Ellos iban a perder la cabeza porque Anet seguía sin aparecer, pero no podían hacer nada más que prepararse para la batalla final.
Safari entrenaba mientras que los Héroes se entretenían con alguna actividad lúdica para mantener sus mentes frescas. Archie estaba cerca de su prima, quien desde el incidente no se había atrevido a pronunciar ni una palabra.
Bruno se encontraba velando a Elliot, pero se turnaba con Paige cuando sentía que ya era necesario tomar un descanso de la vigilancia. Por otro lado, Axel y Morgan jugaban en la mesa de ping pong, ubicada en el segundo piso de Biblos Town.
Zhoh leía un libro de Astronomía al lado de Astrid, observando que Paige era acosada nuevamente por el mismo desconocido. Ante el hecho, Astrid se levantó del sofá y se aproximó hasta la amiga de su enamorado.
—Paige, Shawn encontró un artículo que podría interesarte —inventó la cuatrilliza con menos pecas en el rostro. Ella se llevó a la joven.
—Gracias —susurró Paige, alegrándose de que su depredador se fue.
—Nombre, estamos para apoyarnos. —Zhoh abrazó a su amiga, haciéndole un espacio en el apretado sofá—. Astrid no mintió, mira... Ayer encontramos este libro acerca de Ingeniería que podría ser de tu agrado.
Paige tomó el libro entre sus manos y empezó a leer en voz baja la presentación. Ella quedó fascinada ante las imágenes escondidas entre páginas.
Aunque ellos estaban anonados con la lectura, sus miradas captaron a Amara conversando con Noah en el comedor.
—Adele necesita apoyo psiquiátrico, a pesar de que esté en contra. Piénsalo, es un gran trauma lo de anoche —sugirió Amara a Noah.
—Aquí no hay un buen psiquiatra —aceptó Noah—. Los mejores se encuentran en I-9, Iriscent, Essénion, no en Artinia.
—Es verdad, además de que nos enfrentaríamos a dos nuevas cuestiones. Una, nos cobrarían 2 millones de kérnevs; y segunda, la calidad podría ser una estafa... En este mundo, las licenciaturas están sobrevaloradas —comentó Amara.
—Archie estará a favor al igual que Astrid... Solo faltaría conocer la postura de Afrodita. Por cierto, ¿dónde está? —aseveró Noah, jugando con sus trenzas.
Afrodita yacía en el baño, peinando su cabello rojizo con mechas blancas, sin embargo, estaba al pendiente de lo que sucedía en la sala. Cuando salió, se dirigió hacia Noah para comentarle: —Adele lo vale...
Poco después se acercó Denisse para compartir información acerca de Barney Portland, asegurándose de utilizar las palabras perfectas para no asustar a su líder.
—Los marineros están notificados acerca de la peligrosidad de Barney Portland, señorita. —Afrodita sacó un par de documentos en donde se esclarecía más con respecto a la alerta.
—¿Se les proporcionó armamento? —preguntó Denisse, husmeando en los papeles—. Aquí dice que solo se les concedió un lote con Berettas 92 F y sus respectivas municiones.
—Sí, es correcto. Sin embargo, ya me encargué de que se les entreguen paquetes con Glock 17 y revólveres —asintió Afro.
Denisse se enorgulleció y le dio una palmada en la espalda. Su prospecto como líder del Equipo de Rescate Azul Marrón seguía demostrándole cuánto merecía el puesto.
Afro abandonó la sala para hacer su entrenamiento.
Tras dos horas, Adele apareció. Ella se había recortado el cabello, pero conservaba su mirada distraída y aterrada ante el infierno que vivió.
Ulises alzó la mirada de las anotaciones que hizo con respecto a El Muelle, fijándose en que Archie estaba preocupada por su prima.
Él, seguro, dijo: —Necesito que consigan un psiquiatra para Adele. Ella no está en condiciones de luchar, pero tampoco podemos esconderla del mundo.
—Ya estamos haciendo la búsqueda —Noah quería lo mejor para la hermana de Amara, pues era su mejor amiga.
Lino ayudó a Adele para recostarse en el sofá porque debido a la trágica historia vivida por su madre, él sabía cómo podría sentirse la prima más joven de Archie.
—Te traeré un té de manzanilla —avisó el, meneando sus obscuras mechas.
Axel y Morgan detuvieron su juego para volver con su equipo cuando oyeron la voz apagada de Adele. Ellos estaban conscientes de que ella necesitaba mucho amor, cariño y comprensión, aunque si ella pedía espacio, se lo concederían.
Al llegar a la acogedora sala, Morgan cambió rol con Lino para que su amigo estuviera con la chica que le interesaba.
—Gracias, hermano —agradeció Lino en lo que Morgan se encargaba de entregarle un paquete de galletas de limón a Adele.
Afrodita fue por una manta y almohadas para su hermana, pero no completó su misión porque encontró algo horrible en su cuarto.
El grupo se alteró porque desconocían el motivo del chillido de Afro. Ellos creían que se trataba de un segundo intruso.
—Por este medio, ordeno que todo personal del Departamento de Defensa abandone su entrenamiento y se movilice a la sala —ordenó Noah a través de su megáfono.
Paige corrió a abrazar a la prima de Archie.
—Pronto nos iremos de aquí —afirmó Paige a Afro.
—¿Qué viste? —preguntó Noah, asustada, al mismo tiempo que observaba que su gente se organizaba en la sala para rectificar que no había fallecidos.
—Un corazón humano —respondió Afro—. Apenas reconocí qué era, sentí cómo mi estómago se achiquitaba.
—Señorita, Remé. Con todo respeto, me gustaría sugerir que nos movamos de locación lo antes posible porque ya no estamos a salvo —indicó Axel a Noah, quien esperaba que nadie preguntara acerca del corazón.
—Solo podemos movilizarnos al sureste de Urte —afirmó Astrid—. Claro, si es que no nos arrestan por vagar hasta tarde por las calles.
—¿Cómo llegó ese corazón hasta allí? Ustedes no guardan órganos porque sí, ¿verdad? ¿Cómo los consiguieron? —cuestionó Ulises a Noah.
La morena se sintió mal porque había buenos motivos almacenar órganos, pero no los obtuvieron a la buena. Los Elefantes vaciaban a sus víctimas por completo después de confirmar sus muertes, e inclusive los despojaban de sus elixires vitales ante mortem.
—Tranquilo, Ulises. Los tenemos, en caso de que alguien necesite un trasplante —explicó Denisse, salvando el pellejo de su pareja.
«Maldito, Ulises. Haces demasiadas preguntas. Por tanto, debo vigilarte. No confío en ti ni en tus habilidades de liderazgo», concluyó Noah.
—Entiendo. Coincido con Axel, debemos irnos —aceptó Ulises—. Empaquemos de una para abandonar el edificio al atardecer.
Axel permaneció en silencio ya que suponía que Dexter colocó el corazón en la habitación de Afrodita como una advertencia.
De ese modo, Safari y los Héroes hicieron sus maletas. Ellos casi olvidaban un detalle importante, ¿qué pasaría con Levente? La joven Petranova no podía movilizarse.
Axel observó que Noah y Denisse conversaron con los médicos para llegar a un acuerdo. Él estaba seguro de que Levente debía permanecer dentro de Biblos Town.
—Estado vegetativo y reanimación —escuchó él de un médico.
«Diablos, Levente», reflexionó Axel, «No me simpatizas, pero no me agradaría que te convirtieras en un vegetal».
Nadie debatió, por lo que los médicos hicieron su trabajo en lo que el resto sacaban sus cosas de las habitaciones. En ese momento, había mucha tensión y ansiedad.
—Adele, necesitas apoyo psiquiátrico o psicológico. Pero en vista de la imposibilidad de que seas atendido por un profesionista, el terapeuta de aquí iniciará esta labor.
—De acuerdo, solo no me pierdan de vista —accedió Adele.
—Bruno no se apartará de ti. —Archie observó que Lino se aproximaba hasta ellas.
Adele sonrió después de escuchar a su prima. Ella se sentía cómoda con el muchacho a quien acababa de conocer, pero sentía que era el amor de su vida.
—Sillwon, cuídala o te castro.... —pronunció Archie, entrecerrando los ojos.
Apenas tuvo oportunidad, Lino caminó hasta su interés romántico, permaneciendo con ella todo el rato. Él se esforzaría para que ella estuviera protegida.
El comentario de Archie hizo que tragara saliva porque sí se sintió intimidado.
Morgan realizó otro acercamiento a Axel, quien no permitió que él se acercara tanto. Ellos acababan de conocerse, necesitaban más tiempo.
«Cálmate, caballo desbocado», siseó Axel para sí mismo al observar la insistencia de Morgan en aproximarse para estar a su lado.
Las horas volaron, era momento de partir del rústico edificio que los había protegido desde que llegaron allí. Aunque quisieran quedarse más tiempo, ya no era el sitio adecuado porque se filtró su ubicación.
Noah estaba nostálgica, Biblos Town fue el lugar en donde creció. Abandonar su hogar, implicaba alejarse de los escasos recuerdos felices que tuvo con su familia.
Denisse reconoció la nostalgia en su pareja y la abrazó.
—Tómalo como el inicio de una nueva etapa —comentó Denisse, quien también estaba emocional, pero estaba más controlada.
Axel se les acercó para decirles que él conocía la sensación de alejarse de casa. Él titubeó, no quería mencionar a los Perron en su relato, pero era necesario, ya que aquella familia formaba parte de su llegada a Urte.
—Mi madre me sacó de casa por mi orientación y gustos personales. Junto con Anet vagué un tiempo las calles hasta que me abandonó sin explicación, y quedé a mi suerte... Poco después de iniciar mi aventura como lobo solitario me encontré con la familia Perron —reveló Axel, sintiendo que su corazón se partía al recordar a Monty.
Morgan escuchó parte de la historia, comprendiendo por qué Axel mantenía una distancia con él. De alguna forma, él era un recordatorio de su pasado. Por tanto, él se retrajo y se alejó para ayudar a los demás.
Axel volteó hacia Morgan, esperando no descubrirlo, observándolo. Él sí sentía la misma atracción hacia él, mas, era consciente de la realidad.
Morgan coincidió con Axel, pero apartó la mirada porque en los ojos avellana del castaño, observó mucho. ¡No tenía oportunidad!
Shawn notó lo mismo que Archie, una pareja destinada a estar junta que no se atrevía a dar otro movimiento hasta que alguno flaquease.
Zhoh fue hasta Archie y le murmuró: —Debemos hacer que se confiesen mutuamente, Bynx. Desprenden más tensión sexual que Lino y tu prima.
—¡Oye! —reprochó ella—, estás hablando de mi prima. Más respeto, por favor.... Pero es verdad, ellos tienen que hablar porque es innegable que se aprecian lo suficiente como para cuidarse las espaldas.
—¿De qué hablan? —intervino Bruno, estando acompañado de Paige y Ulises.
—Archie y yo seremos Cupido —afirmó Shawn—. Morgan y Axel se ven tan lindos juntos que deben confesar sus sentimientos.
Paige aplaudió, al mismo tiempo que Archie señaló a los enamorados. Ellas estaba emocionados porque el disimulo de los muchachos era pésimo.
—Sería lindo escuchar la declaración de Axel, pero ahora hay cosas más importantes que el amor —comentó Ulises, tajante.
Los amigos lo miraron con ironía ya que él estaba más enamorado de su novia que un burro en celo. ¿Cómo se atrevía a actuar con tanta insensibilidad?
«Te odio, universo», murmuró Axel antes de zanjar el rumor acerca de Morgan y él, acorralando al rubio para zamparle un beso de pico, esforzándose por no sentir lujuria porque adoraba el cuerpo de su enamorado.
¡Todos caminaron sorprendidos como si se trataran de aves revoloteando!
Ulises parecía ser el menos expresivo ante la situación, pues estaba centrado en llegar a su destino y reencontrarse con su noviecita. Él actuaba egocéntrico, como si no nadie mereciera tener vida amorosa si él fracasaba en el amor.
Axel anduvo desde Biblos Town hasta una locación a diez kilómetros de allí, polemizándose acerca del por qué había besado a Morgan si no sentía tanta atracción hacia él.
«He sido un bobo», disputó Axel contra sí mismo, «Pérez no debería estar entre mis pensamientos. No, no es correcto».
«Pero, ¿qué pasará cuando descubra que mi conciencia replicó a El Monstruo de Anet?», dijo Axel, acobardándose por alguien que no amaba.
«¿Será tan inteligente como para inquirir que fue para protegerla?», Axel se sobrecogió, poniendo su mirada en el camino.
Paige deambuló hasta posarse junto a Axel.
—Te ama, ¿por qué eres tan duro con él? —lo cuestionó ella.
—Si llegan a estar en peligro, no duden en usar mi muñeca para salvaguardarse —citó él, rememorando a Monty.
—¿Tenemos bastante entrenamiento... ¿Por qué te sacrificaríamos? —arguyó ella.
—No se refería a nosotros —amparó Morgan—. Axel nos recordó que su compromiso está con una familia muerta desde hace año y medio —él estaba engorroso.
—Eres un cobarde, Pérez —correspondió Axel.
Morgan se enchiló, por lo cual sus sentimientos por Axel se redujeron. Ahora, él tenía muchas ganas de golpearlo.
Varios Cazadores intentaron apaciguar el ambiente, pero los enamorados ya se habían preparado para un combate cuerpo a cuerpo. Mientras tanto, sus amigos solo los observaban, atónitos ante el choque de temperamentos.
—¡Ya basta! —les ordenó Noah, interponiéndose entre ellos. Ella estaba rodeada entre dos adultos chillones egocéntricos, pero eso no impidió que luchara contra ellos y ganara.
La morena sangraba de los labios. Ella estaba relajada porque el embrollo no escaló más.
La dama de cabello azulado fue por su novia y berreó: —¡¿Ya están contentos?! ¡Miren lo que le hicieron! ¡Todo por orgullosos!
La neblina a perjudicaba la visión, por lo que Ulises encendió una bengala, distinguiendo múltiples sombras. Él reconoció que había una sombra alta con dos cabezas, la cual se acercó un poco para ser más reconocida que las demás.
—Dime que ellos no forman parte de Vásters, Scott —parló una voz femenina dulce, aterrada y fina, Anet—. A Clement no le gustará ver a sus aliados asolándose por niñerías.
Safari encendió más bengalas y se aproximó hasta las sombras para llevarse una grata sorpresa. Las siluetas eran Anet Bowie y parte de las Ballenas.
—¡Ya pareces mujer! —se burló Ulises.
—Al menos mi futuro pene no estará igual de demacrado que tú —contraatacó ella—. Mínimo, tu espalda ya no huele a rayos... Lucien, ¿por qué estoy en tus hombros? Diles.
Lucien articuló con dramatismo: —Porque tu exquisito cuerpo está casi destruido. Además, uno de tus tobillos debe mantenerse inmóvil.
—Has acertado, precioso —parloteó Clement, antes El Monstruo o la Criatura—. Ah, pero, miren quién está con nosotros, Axel Ferretti. ¿Sigues pensando que te aventé con los Elefantes para que mueras? Digo, veo que te terminaste aliando con ellos. Por tanto, te coloqué en el lugar y tiempos correctos... ¡Increíble lo que hice!
—No olvido que robaste mi relicario —estableció Axel, sacando a Stella, su imitación de Clement—, aunque agradezco que lo hayas renovado e hicieras que mi difunta madre me lo devolviera.
—¿Cómo? —mugió Anthony acerca de Mrs. Ferretti o Máster de Mesa, reconocida experta en todos los clásicos juegos de mesa.
—Se sacrificó por nuestra causa —hipó Axel.
—Cloterson Schäfer atacó a dos de mis soldados e hirió de gravedad a nuestro hermano, Vilorius —comentó Jason, quien estaba al lado de Lucien—. Cabe destacar que, Clot contrató a un navegante para dopar a Vil y esconderle una caja de madera cuyo contenido era un manojo de prótesis dentales... Por cierto, me llamo Jason Bowie.
Marie identificó a Ulises, así que se apresuró para ensartarle una cachetada y un beso. Ella estaba feliz porque él seguía con vida, aunque lo supo el mismo día del reencuentro.
Algunas horas antes, Anet le había confesado todo el plan hasta el momento. Su amiga fue cortés al comentarle acerca de Ulises, pero no evitó que se molestara con ella.
Marie se sintió en casa de nuevo, su pelinegro se encontraba a su par. Ella se lo comió a besos mientras Noah y Denisse pasaron al frente para dialogar con Lucien y Jason acerca del posible refugio.
Anet, Safari y los contados Héroes pasaron por varias colonias en destrucción, con cadáveres en descomposición, objetos regados, casas y establecimientos rotos y apestando a putrefacción.
La mayoría sintió ganas de vomitar y lo hicieron porque sus estómagos no soportaban tanta pestilencia, pero eso no los ayudaba a sentirse mejor.
Por algún motivo, a Paige le extrañó la existencia de modelos semi antiguos de teléfonos porque para ella, ya debía haber teléfonos más avanzados e inteligentes.
—Aún no se ha viralizado la existencia de algo como los iPhone o Samsung —reconoció Anet, irritada de preguntas vacías.
Tras muchos kilómetros recorridos, la tequiosa caminata finalizó al compás de una variedad de respiraciones. Ahora, ellos estaban frente a un gran edificio lúgubre.
«Nunca se me ocurrió invadir una biblioteca», caviló Anet, pidiendo sus muletas. Ella se mantuvo a un costado de Lucien, inamovible al acordarse de que el último lugar en el que estuvo con su familia fue justamente una biblioteca.
Sus lágrimas no tardaron en asomarse, así como las de Jason, el joven de tez blanca con una enorme cicatriz en la mano izquierda. Los hermanos desearon regresar el tiempo, y así salvar a su familia.
—Debí escabullirme, Ann. Ellos no debían morir... —murmuró Clement.
—No —se coordinaron Anet y Jason—, pero nos alegra que comprendas nuestro dolor.
—Tony, ¿qué piensas? —Jason buscó a Anthony.
—No quiere comentar —respondió Anet—. Creo que no le interesa.
—Niña mensa, él no surgió, gracias a ese incidente —enfadó Clement.
—Ey, ¿a quién llamas mensa, idiota? —contraatacó Ann, ignorando que solo Lucien y ella estaban a media calle.
Clement enfureció más y estaba a nada de sacarle los trapitos sucios acerca de la disforia de género de Ann cuando Lucien se interpuso.
—Ann —la llamó, pero su novia estaba ensimismada. Al quedarse sin opciones, hizo una propuesta atrevida—. Cásate conmigo, Anet.
Anet y Clement pararon de debatir para cuando la chica enrojeció de las mejillas.
Ella intentaba disimular que no se conmovió ante la pregunta, así que atravesó la puerta, apretando sus mejillas por dentro, pues pensaba en la pregunta.
Ann se deleitó al ver un candelabro, cuadros rotos, percibiendo olor a viejo y anticuado. Ella se sintió familiarizada con el ambiente.
Lucien tamborileó los dedos sobre la mano de la castaña para que ella dejara su tic, sin embargo, Anet tardó en ceder.
En cuanto se reunieron con el equipo, ella corrió por Axel, Camile, Ulises y Marie para llevárselos lejos posible, a un espacio entre dos estantes empolvados en el tercer piso.
Ella planeaba contarles acerca de lo que ella pensaba hacer después del caos, así como de la floja propuesta de Lucien.
—Diles, Tony. No puedo. —Anet sudaba, por lo que captó la atención de sus amigos.
—Me avergüenzas, Ann —replicó Tony—. Amigos nuestros, nuestra amada pequeña ha pensado en decirle a su Lucien que le gustaría que adoptaran a sus sobrinos... Antes de entrar, Clement y ella discutían porque el señorito se atrevió a llamarla mensa. Entonces, en un intento para detenerlos, Lucien le propuso matrimonio a Anet.
Marie estaba emocionada ante la situación, pero como Ulises no, ella se alejó con él.
—Me parece muy tierno de tu parte que quieras cuidar a esos niños como tuyos —comentó Axel, hincándose—, pero estoy seguro de que no es momento para que te cases.
—Solo me sonrojé —suspiró Ann.
—Tu sonrojo indica que pensaste en aceptar su propuesta —confesó Camile.
Anet se sentía nerviosa, ¿qué se suponía que haría cuando volviera a ver a Lucien? Ella lo dejó perplejo con su comportamiento.
—Lucien no debe pagar por lo que te pasó —dijo Axel, acariciándole una mejilla—. Aun así, sé que él te esperará.
—Sí, ¿qué de ti? Morgan y tú parecen tener un romance —alegó ella, virando la jugada.
—No, mija. A mí no me volteas la tortilla. —Axel se cruzó de brazos.
—¿Por qué no lo admites? —quiso saber Camile—. Es visible el amor que sienten. Si fuera tú, no desperdiciaría mi tiempo... Yo sería honesta con él.
—Ash, está bien —aceptó Axel a regañadientes—. Por otro lado, Anet. Debes decirle a Lucien todo lo que piensas.
Oscuridad, la luz del candelabro dejó de funcionar.
Una risa desquiciada retumbó por las paredes de la antigua biblioteca. La voz era familiar para Axel y Anet, pero no distinguían ni una sola sombra.
El grupo recorrió con velocidad las escaleras para llegar a la entrada y sorprenderse con que Marie gritaba, al mismo tiempo que regresaba la iluminación.
Clot Schäfer tenía a Marie como rehén. El joven rubio de ojos azules y una cicatriz en la mejilla izquierda sonrió al ver a su rival.
Axel sacó un cuchillo de su bolsillo cuando notó que su némesis apretó más su brazo, presionando el cuello de Jessica.
—Amore mío, espero que no hayas separado las piernas a alguien más —espetó Clot a Axel—. Vaya, vaya, Anet Bowie —mencionó, manteniendo la presión en el cuello de Marie—. Si alguno de tus polluelos intenta salvarla, la mataré sin piedad.
—¿Qué quieres? —preguntó Anet, impaciente.
—Matarte como si fueras un bovino comercial —cantó él—. Aunque también me encantaría poseer a mi zorro. Verlo tan imponente ahora, hace que desee castigarlo con fuerza...
Clot rio, consciente de que Axel apretaba los puños. Él se dedicaba a jugar con sus sentimientos, evidenciando el pasajero romance que tuvieron.
Marie mordió la mano derecha de Schäfer, logrando escapar de él. Aun así, no previno que el rubio le dispararía en el hombro y se lanzaría contra Ann.
Anet estaba desarmada, pero no se rendiría.
La luz falló de nuevo, permitiendo que solo se escuchara un chillido masculino.
Archie arregló los cables con ayuda de Paige.
Instantes después, Ann yacía cubierta de sangre ajena.
Tras ver que Clot se fugó, Lucien revisó a Ann. Él se sintió impotente porque creía que le había fallado como su pareja.
Anet estaba pasmada, teniendo flashbacks de sus padres y tíos. Las voces del presente eran cánticos de avecillas. El presente era borroso ya que ella estaba perdiendo la conciencia.
Nadie se movía, solo observaban que ella se desplomaba porque llegó a su límite.
«No es momento para morirte, Ann», se repitió, intentando abrir los ojos.
«Ann, despierta», pensó que Clement le decía. Sin embargo, solo era un supositorio porque él estaba igual de inconsciente que ella.
Una luz blanca se acercó a ella cuando logró recobrar la respiración.
Anet bofeteó a Lucien sin darse cuenta porque su mano actuó sin permiso.
—Lo lamento —se disculpó, aunque parecía que disfrutó pegarle.
—No estaba listo para perderte —lloró Lucien, abrazándola.
—Yo tampoco. Si moría, no podríamos adoptar a tus sobrinos —respondió ella.
A Lucien le brillaron los ojos, no podía creer que ella había dicho lo que él quiso comunicarle desde hacía días. ¿Podría ser que se estaban entiendo mejor?
El abrazo se hizo más fuerte, aislándolos de la realidad.
—Antes debemos destruir a Clot. No vamos a matarlo, solo debemos internarlo en un psiquiátrico. Después de ello, me enlistaré para recibir ayuda psiquiátrica —murmuró Anet.
—El hospital psiquiátrico es una basura, pero pensaremos en otro plan después —admitió Lucien, observando que su novia reía, al mismo tiempo que ladeaba su cabeza.
Él sabía que era lo mejor para la relación, pero saber que ella podría recibir un fuerte tratamiento, lo ponía nervioso.
«¿Qué pasaría si en vez de sanar, ella empeora? ¿Quiénes estarían en peligro si ella terminara cediendo a la agonía?», supuso el moreno de ojos castaños, frunciendo la sien.
Tal vez no debía preocuparse por algo que todavía no ocurría, pero como su pareja, se lo tomaba personal. Por el contrario, si no mostraba reacción alguna ante la noticia, Anet pensaría que él estaba en contra y no la apoyaría, e iniciaría una discusión.
—Lucy, Jazz y yo revisamos muchísimos libros, tanto antiguos como actuales —confirmó Anet, separándose un poco de su novio.
—No hay nada por lo que preocuparse, Luke. —Jason apoyó a su hermanita—. Anet, Clement y Anthony se someterán a tres tipos de terapia. Iniciaremos con la psicoterapia, pues es así como ellos podrán expresarse abiertamente y recibirán asesoramiento especializado. Así mismo, este procedimiento estará acompañado de la terapia cognitivo-conductual.
—Aún estamos en conversación para determinar el momento exacto para una terapia familiar —agregó Ann, abrazándose—. Vilorius está delicado, y no sabemos cuánto tiempo necesite para reponerse. En vista de lo anterior, Anthony sugirió el uso de arteterapia y yoga.... Nunca se me dio dibujar, pero podría intentarlo por Tony.
Lucien se relajó, tronando su musculosa espalda. Él estaba feliz porque sus dudas fueron aclaradas a tiempo.
—Luke, fuiste imprudente al pedirle a Anet que se casara contigo —opinó Jason—. No obstante, me alegraría escuchar una propuesta más formal, una vez que las terapias muestren resultados. Hasta entonces, limítate a ser buena pareja.
Jason giró sobre uno de sus talones previo a su retirada.
Los ventanales de Lucien vigilaron a su cuñado con recelo porque no aceptaba un regaño de su parte, pero ¿qué esperaba? El segundo mayor de los Bowie tenía veintiocho.
Ann rio tres veces, con los timbres característicos de sus identidades. Los tres estaban contentos por el comentario de Jason.
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