Día 2 • Lealtad

-¿Y bien?

-¿Y bien que?

-¿No vas a venir conmigo?

Ambos jóvenes se observaron, niños todavía, sus voces ni siquiera habían cambiado, ni habían experimentado los cambios hormonales de la pubertad, mucho menos estaban cerca de la plenitud de la vida adulta, y sin embargo cargaban en sus hombros responsabilidades más pesadas qué cualquier persona mayor.

Sobre su espalda Mu cargaba la caja de Pandora conteniendo la armadura de Aries, y amarrada a ella diversas bolsas con sus menesteres personales, ropa, cobijas, herramientas, utensilios. Para Shaka era claro lo que estaba pasando, pero decirlo en voz alta lo haría real: su amigo se iba.

-Yo...Mu...

-Ese hombre no es el Patriarca.

El lemuriano dio un paso más cerca. Se habían encontrado cerca del campo de entrenamiento, a esa hora de la noche no había ni patrulleros por el área, con su telekinesis Mu había llamado a Shaka para verlo y convencerlo de que se fueran juntos de ahi. El pelilila continuo.

-Ese hombre no es mi maestro Shion, estoy seguro que lo asesino y ahora esta tomando su lugar. Ya no puedo sentir su cosmos Shaka...ya no...

Temblandole la voz tomó aire para armarse de valor, tenia que ser fuerte, su maestro lo había educado para mantener la calma en todo momento.

-Si nos vamos ahora nos podremos ocultar, podemos...planear que hacer, pedirle ayuda al Anciano Maestro, podemos--

-No iré contigo Mu.

Shaka lo interrumpió, sus ojos cerrados no dejando ver su expresión pero la de Mu era de sorpresa, su rostro desencajado al oír esas palabras.

-¿Q-que..? ¡Acaso estas sordo además de ciego! ¡Te acabo de decir que asesinaron al Patriarca!

-Yo ya sabía que ese no era el maestro Shion. Por su cosmos es obvio que no era él...

La expresión de sorpresa del rostro de Mu no se borro, al contrario, sus ojos se abrieron más al enterarse qué Shaka lo había sabido todo este tiempo.

-¡¡Entonces con más razon!! ¡Tenemos que irnos! ¡Este ya no es el Santuario qué conocemos!

-Mu...si ese hombre mató al Patriarca entonces es más fuerte que él, y yo...

-El poder es justicia. ¿Es lo que vas a decirme?

El silencio entre ellos expresó mucho más que lo que podían las palabras. Los ojos de Mu se llenaron de lágrimas, tanto de tristeza como de coraje, mordiendo su labio tanto que podría sacarse sangre.

No hubo despedida, el pequeño lemuriano simplemente paso de largo y el rubio no lo detuvo. Entendía muy bien la decepción de su amigo, sintiéndose todavía más traicionado ahora por su rechazo, no tenia derecho a detenerlo o convencerlo de quedarse.

•●•●•●•

-¡¡Dinos a donde se fue niño!!

-¡¡Habla antes o te arrepentirás!!

A pesar de las amenazas, Shaka se mantenía tranquilo. Podrían ser guardias, adultos más grandes y físicamente fuertes qué el, pero el era un caballero dorado, y si quisiera los podría hacer sufrir el peor de los infiernos por tocarle un solo cabello.

Y ellos lo sabían también, y no les quedaba de otra más que recurrir a amenazas verbales e insultos.

Era ya la mañana siguiente y no sólo Mu se había ido, se había llevado consigo la armadura de Aries y la armadura del Escultor la cual tenia las herramientas necesarias para reparar las armaduras. Shaka entendía el problema, sacar las armaduras del Santuario sin permiso era un delito grave, y ni hablar de que los dejaba sin manera de reparar sus armaduras, pero de todas formas no había otra persona que supiera usar esas herramientas más que Mu...

-Suficiente, no vamos a llegar a nada con este cuestionamiento.

Una voz corto los reclamos de los demás y los guardias de inmediato le abrieron el paso a su Santidad.

Shaka lo reconocía, por más que quisiera ocultar su cosmos o su rostro, para quien tuviera excelente control del cosmos era más que obvio, pero no era su lugar o siquiera el tiempo para revelar la verdad todavía, eso era lo que Mu no había entendido.

El Patriarca se arrodillo frente al pequeño con fingida actitud paternal, su voz suave y tranquila a pesar de que en el interior debía estar ardiendo de rabia.

-Te lo voy a preguntar solo una vez Shaka, y quiero que me respondas con la verdad. ¿A donde se fue Mu con las armaduras?

¿Por que le preguntaba eso? ¿Deberas no sabía? O quizás lo sabia y fingía todo este desplante...¿pero para que? ¿Para probar su lealtad? ¿Probar qué le diría la verdad y que estaba de su lado? Eso no era del gusto de Shaka, su presencia debería ser prueba suficiente; por un breve segundo se arrepintió de no haberse ido con Mu, de no haber tomado su mano anoche y huido con él hasta Jamir. ¡Era obvio que iría a Jamir! ¡Por que le preguntaba estupideces!

-No sé a donde pudo haber huido Patriarca.

Por fin respondió, a lo que el falso Patriarca solo suspiro detrás de su máscara, poniéndose de pie y acariciando la cabeza de Shaka de nuevo con fingido paternalismo.

-De acuerdo, gracias Shaka, seguiremos buscándolo.

El rubio no se inmutó, pero por dentro se arrepentía, su momento de salir de ese lugar había pasado, y ahora estaba condenado a pasar años ahí hasta que llegara a ellos la luz de la esperanza, cuando la verdadera Athena regresará a reclamar lo que era suyo por derecho divino, y con ella la oportunidad de pedirle perdón a su amigo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top