Siente los nervios recorrer lentamente su cuerpo, más cuando le piden que mire a la cámara, pero son tantas las personas que quieren sacar una foto que termina sin saber hacia dónde mirar exactamente, así que solo hace sigue sonriendo mientras mira hacia el frente, el lugar más razonable para tener la mirada perdida.
Es finalmente cuando la gente se disipa que sueltan un suspiro, dejando ir toda su angustia y nervios por la situación recién vivida. A la distancia es capaz de notar a algunos de sus compañeros, por lo que sonríe y sostiene con más fuerza el arreglo de graduación que está entre sus brazos, dispuesto a ir a charlar con alguno de ellos.

—Sisyphus.

Aunque toda intención muere rápidamente cuando escucha la voz de su hermano mayor, no recuerda haberlo visto entre el resto de familiares a la hora de entregar el reconocimiento, por lo que había terminado suponiendo que no había tenido tiempo de asistir debido al trabajo.

— ¡Ilias!

—Muchas felicidades Sisyphus, ¿y el arreglo?

—Ah, esto.

La emoción por verlo en el lugar le había hecho correr hacia él inmediatamente, ignorando por completo el regalo que tenía entre sus brazos.

—El subdirector Hakurei compró algunos para ciertos alumnos del salón —explicó con una sonrisa, poniendo el arreglo en el suelo mientras el globo dorado que tenía grabado un "Felicidades" se mantenía firmemente de pie a su lado—. No fui el único si eso es lo que crees y por supuesto, muchos lo íbamos a rechazar pero claramente él no permitió ningún "no" de parte de nosotros.

Ilias admiro el regalo, antes de regresar su atención ante su orgulloso hermano, quien le explicaba la situación lo más tranquilamente posible.

— ¿Recordaste agradecerle? —cuestionó el adulto, mientras metía una de sus manos a los bolsillo a de su saco como si buscara algo.

—Todos lo hicimos, incluso Manigoldo lo hizo sin ser obligado por nadie.

El hombre mayor simplemente asintió, finalmente sacando una pequeña caja de su bolsillo y dándoselo al menor, sonriendo levemente al ver su expresión llena de sorpresa.

—Bien, supongo que entonces solo me queda a mi darte tu anillo de graduación —comenta, mientras su hermano tomaba la cajita y la abría con las manos temblorosas—. Muchas felicidades Sisyphus.

—N-no... No te hubieras molestado, hermano.

Acaricia el terciopelo con cuidado, antes de abrir el objeto con forma de birrete y quedar maravillado con lo que había dentro, un anillo de oro de graduación, adornado por un hermoso topacio casi del mismo color del oro.

—Te lo mereces Sisyphus, después de todo lo que pasó, lograste salir adelante en la escuela, es algo que merece ser reconocido.

—... Gr-gracias.

Sintió sus mejillas calentarse, algo que le hizo bajar la mirada y dirigirla nuevamente hacia el anillo que su hermano le acababa de regalar, el topacio brillo frente a sus maravillados ojos, un objeto que para la gente a su alrededor no era más que un simple anillo de graduación, pero para él, a quien le encantaba soñar con los ojos abiertos, era mucho más que eso.