→ Romper cintura (Showki/Minhyun)

¡Bienvenidos sean todos a esta colección de fics!

La pareja que he escogido para inaugurar esto es, nada más y nada menos que -redoble de tambores.- mi última OTP... el Showki y el Minhyun, es decir, Shownu, Kihyun y Minhyuk de Monsta X. Sí, los tres juntos porque la vida es una sola y hay que disfrutarla.

Espero disfruten de este trabajo basado en la canción que lleva por nombre: Romper Cintura de Alexis y Fido

ADVERTENCIA: lenguaje sexual explicito.

DJ... put it back on.

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No recordaba el momento exacto en el que sus salidas los sábados por la noche se habían transformado en una actividad más de su rutina. Sin embargo, a lo largo de la semana siempre se encontraría a sí mismo anhelando el tan ansiado día, para así junto a su mejor amigo Minhyuk, ir a soltar el estrés bailando.

'Sábados de ritmo latino' así le llamaban en el club más cercano y popular al campus de la universidad. El lugar en sí era modesto, pero de atmósfera atrayente. El ambiente que se cargaba con la euforia y sensualidad de las canciones de moda, junto a las masas alegres de estudiantes, que al igual que él, aquello era todo cuanto pudiesen necesitar para desconectarse un rato y recordar que de hecho en la vida sí había momentos raros los cuales disfrutar.

No es que fuese una persona infeliz, al contrario, se consideraba afortunado porque la mayoría de los días podía irse a dormir sonriendo, sabiendo que había dado lo mejor de sí. No obstante, a sus veintitrés años la realidad le había empezado a pasar factura. El hecho de que estuviese a un salto de obtener su título, y que a pesar de eso sólo con suerte podría alejarse de las temidas filas del desempleo, le tenían estresado. La sola idea de tener que volverse completamente un adulto responsable le generaba un peso sustancial en el alma. Por esa razón, agradecía con creces la existencia de clubes nocturnos como 'M-X', porque surtían a los universitarios al borde del colapso la solución milenaria más efectiva (sana y práctica) para quemar el estrés: el baile.

Porque el sexo era una cosa placentera, sí, pero hasta cierto punto riesgoso, incluso... ¿complicado? Aunque si lo ponía en perspectiva no era su caso. Pero el baile... el baile para él era otro mundo.

Porque bien podría ligarse a alguien sin problemas en ese lugar y donde fuera, pretendientes no le faltaban a él ni a Minhyuk (sobre todo a éste último), pero no era la cuestión. No era el buscar goce en un cualquier cuerpo sin ropa, era el tantear en otro plano al crear una conexión con un desconocido por medio del ritmo. Los cuerpos a la sincronía de alguna canción pegajosa de letras que poco dejaban a la imaginación. Por supuesto que tampoco era de piedra, se excitaba de tan sólo saber lo que la letra pudiera hablar o incitar, de reconocer cuando una palabra era moralmente inapropiada. Por supuesto que le excitaba la forma, la manera tan decadente que tenía aquellos géneros para bailarse, pero allí estaba el gancho, allí todo su deseo por más. La música latina ponía a su alma a vibrar y sin importar la persona que sostuviera su cuerpo, el disfrutaría hasta el último compas.

-¿Estás listo para irnos, bebé?

-En un minuto. Sólo quiero terminar de maquillarme.

-¿Piensas impresionar a alguien esta noche o te pusiste así para mí?

-Por supuesto que fue para ti.

Respondió con sarcasmo tras soltar una corta risa, obteniendo una sonrisa del más alto, quien permanecía recostado en el marco de la puerta.

Tener de compañero de habitación a tu mejor amigo en la universidad podría parecer una ventaja, el caso es que tener de compañero a Lee Minhyuk, de vez en cuando era más un dolor de cabeza que una bendición. Él amaba a su coqueto y despreocupado amigo, no obstante eran más las veces que este le sacaba de quicio, que esas donde quería colmarle de afecto y cariño. Con todo y eso, Minhyuk era su persona, su pilar, y por muy cliché que fuese, también era su alma gemela. Por ello cuando su contemporáneo le vino por primera vez con la idea de irse de 'rumba' a un club que ponía música latina, se arrojó de brazos abiertos sin cuestionar, porque todas (casi todas) las veces que Minhyuk saliese con una idea remotamente disparatada, él terminaría disfrutándola.

-Si me tomas una foto te durará más.

Comentó advirtiendo la pesada mirada que parecía escanear su cuerpo entero.

-Quizá sí te pida una, no te sueles arreglar tanto. Me gusta. Esos pantalones te marcan bien el culo.

Sonrió hasta mostrar sus dientes por el cumplido. No todos los días el ególatra de Lee Minhyuk le decía algo bonito. Terminando de guardar todos sus cosméticos dio por culminado su arreglo, viéndose una vez más al espejo para cerciorarse de que todo estuviese tal como se lo había planeado horas antes. Minhyuk tenía razón, se veía despampanante esa noche. El delineado tan fino en sus ojos, con aquel brillo dorado y sus labios rojos, con sus pantalones negros ajustados y aquella camiseta que dejaba ver bien sus prominentes clavículas.

-Cuando te pones así es que recuerdo que debajo de toda tu estética de nerd existe un chico sexy.

Escuchó en un tono rasposo a sus espaldas al tiempo que registraba las manos que posesivamente le tomaban de la cintura, elevó su mirada encontrándose con los profundos orbes de su amigo y una sonrisa ladina que le causó escalofríos.

Un beso en su cuello y terminó por ceder al seductor encanto de Minhyuk, inclinando su cabeza para recibir más de aquellas tibias caricias sobre su piel.

-Te vuelves a meter con mi ropa y juro que le diré al encargado que cambie la cerradura de la puerta otra vez.

Amenazó en un tono de voz firme, aunque su cuerpo expresara lo contrario. Seguían viéndose a los ojos a través de sus reflejos y por alguna razón, aquel simple detalle le agregó un tinte más erótico a la situación.

-No me meto con tu ropa. Me gustan tus suéteres grandes y tus gafas redondas, sobre todo cuando te los dejas puestos mientras cogemos.

Soltó una pesada exhalación tras recibir el impacto que el tren de sus recuerdos le provocó, todas las veces que exactamente eso habría pasado. Terminó por darse la vuelta, quedando de espaldas al espejo y su pecho adherido al de su mejor amigo. Sus manos buscaron camino ellas mismas hasta enredarse en los cabellos castaños, e impulsándose a penas, tocando los labios adversos con el deseo más no con la piel, le respondió.

-Eres un fetichista de mierda, Minhyuk.

-Y tú amas a este fetichista de mierda, Kihyun.

No le hacía falta elaborar una respuesta verbal, el que su boca buscase por instinto la ajena le era más que suficiente a los dos. En aquel tácito acuerdo que habían creado hacía más de un año, habían encontrado justo lo que necesitaban para sobrellevar las adversidades que todos los días presentaba el estar en la universidad. En el vínculo sexual que compartían encontraban placer sin ataduras, encontraban confianza y honestidad. Minhyuk era su mejor amigo, su compañero de cuarto y también, su amigo con beneficios.

Lee Minhyuk y los 'Sábados de ritmo latino', era todo cuanto pudiese necesitar. El castaño le traía tanto bien a su vida, como una buena noche (salvaje) de baile. Por supuesto que ambos cogían de vez en cuando con otros, pero no podía importar menos aquel detalle, porque en la excéntrica relación que manejaban los dos no había celos, solo amor.

-Mmh...

El gemido que pretendía soltar con el nombre ajeno terminó ahogado en la boca de su dueño. Mientras besaba los expertos labios del castaño y sus lenguas se acariciaban la una con la otra, sus manos tiraban con suavidad de la ropa y los cabellos cortos en la nuca del que por tan solo unos días, era su mayor. Por otra parte, sentía las manos a sus costados trazando su cintura hasta caer pesadamente sobre sus nalgas y posteriormente sus muslos.

Besar a Minhyuk era como caer en el trance más decadente y tosco de todos, como beber de la fuente de la lujuria y quedar sediento por más, pero él se había vuelto un experto en controlar sus deseos y aunque empezara a sentir la sangre acumulándose en la región baja de su cuerpo, se vio en la obligación de apartarse del otro para recordarle él por qué estaban allí, maquillados y vestidos.

Aunque estuviese caliente y con ganas de montar a Minhyuk hasta que su opuesto perdiera la conciencia, por nada del mundo se perdería la oportunidad de ir a sudar sus preocupaciones en una pista de baile. Ya después podría sudar el resto de sus preocupaciones en la cama, si es que le quedaba alguna.

-Muy rico y todo pero yo quiero ir a bailar.

Comentó tras recuperar el aliento, ganándose una punzante mirada de rabia fingida.

-Sin resentimientos, pero... te odio.

-No es así, me amas.

Sonrió satisfecho al saberse victorioso, plantando un último beso en los labios de su adverso antes de llevarle consigo a la puerta.

-

La primera vez que asistieron a un 'Sábado de ritmo latino' del club M-X, fue bajo la instrucción del entonces pretendiente de Minhyuk, Jooheon. No habían querido ir solos porque ninguno tenía idea de cómo bailar a semejante vitalidad, teniendo una vaga idea de lo agresivo y seductor que podía ser bailar reggaetón u otro género latino, estaba demás decir lo intimidados que estuvieron al principio, pero si algo había aprendido de las primeras veces, era que después de agarrarle la vuelta al energético compás, no había manera de repeler tal adicción.

Les había costado, pero nada más y nada menos que Jooheon, hasta no hacía mucho les había dicho con orgullo que sus estudiantes habían superado al maestro. Y es que no había mucha ciencia, solo hacía falta entregarse y lo más importante sentir el baile.

Pero tanto él como Minhyuk sabían que en ese sentir podían entremezclarse las intenciones, y al no tener una intención más allá de la original, eran extraños los momentos cuando incluían a otro en sus vidas. Bailaban ambos la canción que fuese: al ritmo lento y sensual, al rápido y depravado. Bailaban juntos, susurrándose las conquistas que sabía tenían encima cada noche, riéndose al provocar a quienes les veían disfrutar. Incluso cuando decidían tomar más de un trago se besarían para frustrar y dejar deseando por más a quienes tuvieran la dicha de mirar.

'El dúo dinámico infernal' como les había apodado Changkyun (el ahora novio de Jooheon). Y el nombre les quedaba como anillo al dedo, porque en la pista de baile y donde fuera ardían en el choque pasional de sus personalidades, no hacía falta nadie más, ¿o sí?...

Se encontraba de espaldas a su mejor amigo, sus cuerpos unidos meneándose al contagioso ritmo de la tan icónica canción 'Reggaetón lento'. Empujaba sus caderas hacia atrás encontrando las opuestas al mismo paso, las manos de Minhyuk sobre sus caderas dejando que le guiasen con gracia, mientras las suyas se movían de vez en cuando al cuello y a los brazos ajenos, acariciando lo que pudieran. Esa noche, todo se le antojaba más sensual, tal como el tono con el cual le habló el mayor a su oído.

-El moreno a tu izquierda no deja de verte.

Y tras decir aquello un beso en su cuello.

Suspiró y en medio de su delirio, en la exaltación de sus sentidos entregados a la música, terminó buscando con la mirada hasta dar con el tan atractivo y alto moreno que efectivamente veía hacia su dirección, mientras entre sus brazos una chica de baja estatura se frotaba sin vergüenza a su cuerpo.

La canción terminó e inmediatamente otra le continuó.

Y quizá de haber sabido lo que la letra significaba, hubiese dicho que tal casualidad era obra del destino.

"La vi llegar, sexy me miró... muy sensacional.

Me cautivó.

Me descontroló."

-Parece tu tipo. Es bastante sexy, lo apruebo.

Murmuró el castaño aún a sus espaldas, amansando el lóbulo de su oreja entre sus labios antes de girar su cuerpo para adaptarse al nuevo ritmo. Parecía ser alguna mezcla de... ¿merengue?, no estaba seguro, Minhyuk era mejor con los nombres. Él era mejor bailando.

Esa canción la conocía, era bastante popular en el club. El DJ llevaba unas semanas repitiéndola y cada vez que la escuchaba le producía la misma emoción.

Entregado al momento, dejó una vez más que el castaño le guiase con una mano sobre la suya y la otra a su cintura, alternando los movimientos cuando la canción llegaba a su pico, soltándose inconscientemente cuando el cantante así lo pedía, como si su anatomía fuese capaz de traducir lo que su cerebro no.

-¿Lo apruebas?, ¿y qué es exactamente lo que apruebas?

Contestó con curiosidad al acercarse finalmente hasta el castaño, hablando como podía por encima del volumen de la música.

-Lo apruebo para que intentes traerlo con nosotros hoy.

Y allí estaba. De vez en cuando Minhyuk sería así de altivo y sugeriría acabar la noche en compañía de un tercero, cuyo nombre ni siquiera se preocuparían por recordar al día siguiente.

-Deberías ir a hablarle, Ki.

La sugerencia le supo más a una orden, y aunque quiso negarse las palabras se sintieron muy pesadas en su boca como para ser articuladas.

Usualmente, Minhyuk haría las movidas de ese tipo ya que el castaño era un imán de miradas a donde fuera (y no era para menos, si el otro ponía tanto empeño en su apariencia y en su vestimenta de modelo), él por su parte se limitaría a aprobar o no la conquista. Pero ésta vez era distinto, éste era el primer hombre que posaba sus ojos sobre su persona, y Minhyuk sin miramientos le aprobaba, incluso antes que él.

De pronto los nervios empezaron a hacer mella en su cuerpo, y por como el castaño le tomó pegándole hacia sí, todavía moviéndose al ritmo de la música, supo que en el rostro se le reflejaba la inseguridad.

-Podría ser 'hetero', está bailando con una chica.

-Al menos 'bi-curioso', ¿no? Ningún hombre mira a otro de esa forma sin ninguna razón.

...

-No ha dejado de mirarte desde que llegamos. Ya es tuyo, bebé.

Con un beso en su mejilla, la canción culminó y tras un suspiro, dejó al castaño guiarle lejos de la multitud hasta la barra. Para cuando salió de su trance un pequeño vaso había sido colocado en su mano y sin examinar lo que era (confiando plenamente en el juicio de su opuesto) lo alzó hasta sus labios y bebió todo el contenido de un jalón. El ardor que rápidamente se expandió por todo su cuerpo le devolvió la calidez y la seguridad que había perdido hacia solo minutos, y esbozando una sonrisa volvió a mostrar su lado coqueto, lanzando una mirada de agradecimiento a un Minhyuk que le devolvió el gesto, satisfecho.

-Se viste bien. Clásico, varonil, sexy... debe de ir al gimnasio porque desde aquí parece que su ropa va a explotar.

-Ni siquiera tus pantalones de 'puta' te quedan así.

Se unió a su adverso en el intercambio de palabras mientras ambos devoraban con la mirada al susodicho, quien no paraba de lucirse, haciéndole saber a todos allí que el ritmo lo llevaba en la sangre.

-No sabes las ganas que tengo de que me coja contra nuestro escri-... ok. Este es plan. Iré a bailar con quien sea para que entienda que sólo somos 'amigos' y tú irás a seducirlo. Ya sabes quince minutos, lo de siempre.

Y aunque fuese el plan más simple, nuevamente se sentía dudoso de sí mismo. Con una palmada en el hombro y una sonrisa vio a su compañero irse. Indiferentemente de si lograba o no su cometido, en quince minutos Minhyuk estaría esperando por él a la puerta del local. Una de las tantas reglas de oro de entre ellos.

"Quince minutos son suficientes para leer las intenciones de una persona y también para seducirla. Si no aflojan a tu encanto, entonces es pérdida suya."

Y quién era él para cuestionar la sabiduría de su promiscuo amigo.

Y aunque esa fracción de tiempo fuese más que suficiente para que el castaño pudiera meterse a quien fuera en el bolsillo, él no estaba tan seguro. Suspiró y se dio la vuelta para pedir otro trago, mientras meditaba la mejor manera de aproximarse al moreno.

Su pedido no tardó demasiado en llegar a sus manos, pero antes de poder siquiera alzar el vaso a sus labios una voz grave y desconocida le llamó.

-Te vi bailando. Te mueves bien.

Si Minhyuk hubiese estado allí se hubiese reído de la mueca en la cual se deformó su rostro, pero dado que el otro no estaba quizá podía pasar desapercibido frente al moreno que ahora era objeto de sus sueños. Debía guardar la calma, hacerse el interesante.

-Oh, sí. También te vi, llevas bien el ritmo.

Y definitivamente no sabía cómo el moreno seguía allí, él no era bueno con las palabras. Aunque, contra todo pronóstico su patético intento de seducción fue suficiente para sacar una sonrisa al desconocido moreno.

Aquel hombre definitivamente era su tipo. El partido que cualquier mujer querría. Con la postura y musculatura al punto, con la cara de adonis y los labios llenos, listos para morderlos. No conocía su nombre ni su edad, pero a juzgar por sus rasgos, podía jurar que el moreno también sería estudiante universitario. Perdido en la labor de detallar a su adverso, se sintió estúpido cuando el otro hubo aclarado su garganta para llamar nuevamente su atención.

-¿Ah? Disculpa, me quedé pensando, ¿me decías?

-Te pregunté si querías bailar.

"Hoy vuelvo a la vida que fue lo que tu mamá te dio.

Prende en fuego tu faldita, suéltate el pelo.

Yo sé que tú quieres, bañémonos en sudor.

Ven báilame... no me digas que no."

Y esa tenía que ser la noche más memorable de su vida, porque sin esfuerzo alguno había recibido la invitación del hombre más apuesto que hubiese visto jamás (no le digan a Minhyuk).

-¿Contigo?... claro que sí.

Respondió lo más juguetón que su personalidad le permitió, olvidando el trago sobre la barra y simplemente llevando de la mano al otro hasta mezclarse entre la multitud. Por el rabillo del ojo seguía viendo la mueca alegre que adornaba los labios del moreno, y si hubiese tenido la mitad de la confianza de Minhyuk se hubiese arriesgado a robarle un beso, pero se contuvo y se apegó al plan que hasta ese momento volvía a recordar.

Buscó con la mirada rápidamente hasta dar con el castaño que no muy lejos de allí restregaba su cuerpo contra el de un chico alto de aspecto sereno, le pareció conocido por alguna razón, más, decidió hacer caso omiso cuando el mayor de forma discreta le indicó el número diez al abrir ambas manos.

"Diez minutos entonces, tiempo suficiente."

Pensó al esbozar una nueva sonrisa.

No alcanzó a ver más de lo que su mejor amigo hacía, pues una voz grave le sacó de sus pensamientos, haciéndole darse la vuelta de inmediato.

-Tú amigo parece estar disfrutando bastante por su cuenta, ¿no crees que deberíamos hacer lo mismo?

Supuso que el ligero temblor que aquella propuesta le produjo no pasó desapercibido por el moreno. A juzgar por la sonrisa amplia que le mostraba quizá el otro sabía lo que pasaba por su mente, y lo mucho que le deseaba.

Ya sin tener más dudas de lo que quería, y aprovechando el tiempo restante, se aventuró de inmediato a colocar sus manos sobre los hombros ajenos y tras sentir las manos del otro en su cintura, empezó a bailar guiando al más alto en sus pasos, aunque no hiciera falta, pues sabía que el otro era completamente capaz de bailar, inclusive mejor que él.

Ozuna era quien cantaba ahora, su voz inconfundible estimulaba sus sentidos sacando lo mejor de sí, o como decía Minhyuk su lado 'zorril'.

Consideraba que a esas alturas con el contoneo de sus caderas y los sutiles empujones ya tenía al moreno en la palma de su mano. Y no se equivocaba, porque a cada minúsculo roce, el más alto se inclinaría buscando la proximidad a su boca y él la negaría, haciéndose el digno con una sonrisa.

No podía mentirle al otro ni a sí mismo, estaba excitado. Para el momento no habrían bailado demasiado, pero era el cómo el moreno le tomaba en brazos y le pegaba contra su escultural figura, el cómo guiaría sus manos por sus marcados pectorales hasta su plano abdomen y las miradas lascivas que le lanzaría en el camino que estas tomasen de regreso a su cuello. Era la conexión que había hecho con su opuesto lo que le tenía a punto de caramelo.

-¿Dónde aprendiste a bailar así?

Escuchó, o más bien sintió la pregunta, erizando la piel de su cuello. Ante las cosquillas se mordió los labios y sus dedos tiraron inconscientemente de los cabellos de su adverso, provocando que este soltase un gruñido y se alejase de aquel lugar, resolviendo el juntar sus frentes.

-Un amigo me enseñó.

-¿El mismo con el que bailabas antes?

-Quizá...

Se relamió los labios para después esbozar una auténtica y para nada seductora sonrisa, optando por mantener la cercanía. Adorando el hecho de que el otro ahora se hiciera el duro al tratar de mantener un semblante neutral.

-¿Por qué la pregunta?, ¿acaso estás celoso?

Y podría no saber el nombre de aquel hombre, pero a esas alturas del partido sentía como si le conociera de toda la vida. La conexión entre ellos cada vez más fuerte, más íntima.

-Tú amigo tiene suerte.

-¿Ah, sí?, ¿y eso por qué?

-Tiene suerte de tenerte a ti.

Abrumado ante tal declaración, sintió no solo su cuerpo, sino su rostro arder. Aquel hombre tenía una habilidad con las palabras casi tan mordaz y efectiva como la de su mejor amigo. Culparía al alcohol y a Minhyuk, sin embargo, ese morenazo era su tipo.

-Quién sabe, quizá sea tú noche de suerte y también puedas tenerme...

No hubo una respuesta inmediata por parte del más alto, tan sólo una pesada exhalación y unas manos que con descaro le tomaron sin previo aviso hasta agotar el espacio entre ambos. Esta vez sí podía sentir las ansias que entre las piernas del moreno crecían con cada segundo a la par de las suyas. El fogoso vaivén de sus cuerpos cada vez se tornaba más apretado, más rico. Y entonces... la canción.

No pudo evitar que una risilla se le escapase cuando aquella canción volvió a sonar, cambiando por completo la dinámica que traían, sin embargo, esto no les detuvo y tan pronto el moreno volvió a acomodarse para guiar los pasos, no fue solo su entrepierna la que dio un vuelco de emoción, sino también su corazón.

"Dale, pégate, agárrate. Comienza, a romper cintura.

Demuestra, muévete, sacude el cuerpo con locura.

Se suelta el ritmo, rompe la cintura.

Qué bien se siente, tú calentura."

Su cuerpo siguiendo el ritmo en una fluidez natural, acoplándose a la mano tan gentil y menos invasiva que ahora le mandaba. Minhyuk sabía bailar esa canción a la perfección, pero no podía evitar pensar, sentir, que esa canción era del moreno y nadie más. Su adverso se movía con aquellas ganas y con tanta pasión, fundiendo su anatomía a la propia en cada sacudida, en el contoneo de sus cuerpos. Se le estaba haciendo difícil respirar, sentía la ligera capa de transpiración sobre su piel y por un momento pensó en su maquillaje y en lo arruinado que debía de estar, pero no pudo importarle menos.

Se soltó de cualquier duda e hizo suya la canción, demostrándole al moreno todo lo que tenía al transmitir por medio de su cuerpo aquel frenesí. Al corriente de que con el paso de los segundos su opuesto cedía más, rindiéndose a sus pies.

Estaba encantado por la forma como aquellos orbes le veían, cómo esas pupilas dilatadas le reflejaban con una corona sobre su cabeza. Se sentía un rey, un tesoro entre los brazos de aquel desconocido. Y era precisamente eso lo que siempre buscaba, y aunque Minhyuk se lo diera, las cosas eran diferentes con el altote. Todo parecía finalmente encajar en su lugar mientras bailaba y sudaba sus inquietudes, angustias y estrés.

Naturalmente, el nuevo vínculo entre ellos les hizo encontrarse a mitad de camino en algún punto, colisionando sus bocas en el beso más sabroso que pudiera haber dado jamás. La electricidad corría por su cuerpo, le hacía cosquillas en los labios y en la lengua, haciéndole jadear, suspirar.

Se aferró a su renovada confianza, olvidándose por un momento del baile, centrándose únicamente en reclamar toda la atención que esa boca pudiera darle a la suya, y con la misma sensualidad con la que sus cuerpos se movieron, sus lenguas también lo hicieron, recorriendo y saboreando al otro.

Al apartarse, un fino hilo de saliva siguió conectándoles, y si antes no se había comportado de forma lasciva, se encontró entonces a un nivel superior cuando se inclinó nuevamente a lamer los labios contrarios.

"Tú tienes algo entre lo irreal, lo sobrenatural.

Esa belleza que tú tienes corazón es especial.

Me gusta tanto, tanto, tanto..."

-Me gustas tanto, tanto, tanto...

Repitió aquel hombre en un perfecto español contra su boca, dejando luego un beso sobre su mentón hasta llegar a su oído y volver a pronunciar vagamente lo que seguía de la canción. Y no podía entender nada de lo que el otro decía, pero aquello le supo a una invitación que no rechazó.

"Dale pégate, agárrate. Comienza, a romper cintura."

Demuestra, muévete, sacude el cuerpo con locura.

Se suelta el ritmo, rompe la cintura.

Qué bien se siente, tú calentura."

Se pegó, se agarró con fuerza del cuerpo donde esa noche dejaría su marca a como diera lugar y siguió bailando, uniéndose cada vez más a ese extraño. Maravillado por la fuerza de atracción entre sus cuerpos, por la química que estaban teniendo.

No sabía si su cuerpo se rompería a juzgar por la pasión que ponía en sus movimientos. Podía jurar que se estaba quemando vivo con el otro, pero se sentía tan bien. Estaba en el pico del éxtasis, como si estuviese al borde de un magnifico orgasmo.

Y de pronto, la canción llegó a su fin... pero ellos continuaron.

-Ven conmigo.

Murmuró al oído del moreno, trayéndole consigo al ritmo de otra canción con un bajo más potente y seductor. Ya no le importaba si estaba o no al tiempo de lo que sonaba, su única prioridad era la aceptación del moreno despeinado y agitado entre sus brazos, quien asintió sin miramientos tras cruzar sus miradas, dejándose llevar.

Sin embargo, a mitad de camino un jalón le detuvo y antes de poder reclamar, unos mullidos labios se plantaron sobre los suyos, con el mismo arrebato anterior.

-Hyunwoo.

Escuchó decir al otro antes de recibir una sutil succión a su labio inferior.

-Hyunwoo...

Repitió ido, sonriente.

-Ese es mi nombre, bebé.

Soltó una corta risa al oír el mote que Minhyuk también usaba para referirse a él, y sin perder la magia del momento, enredó sus dedos tras la nuca del moreno, haciéndose con un camino de besos húmedos por el cuello ajeno haciéndosecon un camino de besos hasta llegar a su oído, debiendo colocarse de puntillas paralograr su cometido.

-El mío es Kihyun.

Se apartó de inmediato mostrando una sonrisa amplia a su adverso y sin decir más le llevó consigo otra vez, apretando el agarre de sus manos enlazadas.

A la salida, un complacido Minhyuk le recibió mordiéndose los labios, riendo, mostrando con éxito el lado más sugerente de su personalidad.

-Veo que mi amigo logró su cometido.

-Así parece...

-Minhyuk.

-Minhyuk, sí... ¿nos vamos?

-A donde tú quieras, papi.

Por suerte el moreno tenía sentido del humor y ante el apodo de su mejor amigo sólo se rió.

Quizá era absurdo todo el asunto. Pensar que bailando podías sentirte íntimamente conectado a un desconocido. Pero aquel pensamiento no vivía sólo en su imaginación, era un hecho, una realidad que podía afectar a todos por igual.

Lo sabía porque lo veía en Minhyuk y ahora en Hyunwoo.

Y más allá de las ansias que tenía de poder sentir plenamente al moreno y de la conmoción que le causaba la silenciosa promesa de seguir viviendo una de las mejores noches de su vida. Sentía que había dado con lo que ni siquiera se le había perdido. Aquel desconocido con nombre era el dato faltante para una ecuación, cuya existencia había ignorado hasta el momento.

Y si había abierto los ojos, si había resuelto un enigma, si las cosas pasaban y las señales se mantenían fijas. Entonces, a la mañana siguiente, definitivamente, le pediría su número a Hyunwoo.

Solo esperaba que el moreno tuviese aguante para a él y para Minhyuk.


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El plan original era hacer un Showki, pero no resistí la tentación de poner a estos tres juntos.

Espero les haya gustado y estén atentos al siguiente fic. No estoy seguro de qué pareja escogeré ni tampoco la canción, probablemente sea algo más nuevo. 

Y si llegaste hasta aquí te doy las gracias por leer (๑ↀᆺↀ๑)


Ingenierodepeluche



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