ᴅᴇᴀʀ ʙʀᴏᴛʜᴇʀ [ᴋɴʏ] ❤️‍🩹

[La historia trata de Sanemi y Genya (no ship) reconciliándose después de muchos años separados]

-No hay ninguna clase de advertencia, creo

-Mención de ships secundarios

-No tiene nada que ver pero aquí va la lista de canciones que tenía cuando escribí esto (se las recomiendo)

How To Dissapear Completely - Radiohead (3 veces)

Paranoid Android (2 veces)

Dogs - Pink Floyd

Hope There's Someone- Antony and the Jonhsons (2 veces)

Christmas Kids - Roar

Merry-go-round of life- Joe Hisaishi (la del castillo vagabundo ajsks)

QKThr - Aphex Twin

Y de eso me acuerdo nomás

-No sé si hay algo más que aclarar, así que les dejo leer en paz y espero disfruten :D








Había sido un día relajante para él, su tiempo en las aguas termales había sido de lujo, estuvo nadando junto al pilar de la niebla (del cuál existía el rumor que estaban saliendo), estuvo cenando junto a él y sus amigos, Tanjiro, su hermana Nezuko, el baboso de Inosuke y el llorón de Zenitsu, más bien, ellos comieron; él ni siquiera probó la comida. Entonces... si había sido un día tan bueno ¿por qué se sentía tan mal?

A pesar de tener amigos y un interés amoroso, había algo que le faltaba, algo que venía buscando desde hace años, algo que lo había llevado a entrar al cuerpo de cazadores a pesar de no ser talentoso.

Solo quería que su hermano lo reconociera...

Cada vez que veía a Tanjiro y a Nezuko juntos, como él la protegía, no podía evitar bajar la mirada y pensar en si mismo ¿Dónde estaba Sanemi? ¿Quién le diría que todo. está bien? ¿Quién limpiaría sus lágrimas? ¿Dónde estaba su hermano? La culpa y el dolor lo consumían durante la noche, echándose la culpa por todo lo que sucedió hace ya varios años y estaría mintiendo si dijera que ninguna lágrima se le escapaba por su rostro.

Después de que todos hubieran terminado de cenar, el muchacho de cabello azabache y una gran cicatriz por su rostro salió a la terraza de madera, no le dio explicaciones a nadie, simplemente salió y se sentó en la madera lijada, sintiendo su tacto con sus manos.

Muichiro lo miraba algo extrañado, Tanjiro podía percibir el olor a tristeza, el mismo que sentía cada vez que abrazaba a su hermana y sabía perfectamente por qué era.

-Hay que darle su espacio- dijo el muchacho de aretes- va a venir a nosotros cuando necesite nuestra ayuda ¿si?

-Uhm... claro- Muichiro no estaba convencido del todo, le preocupaba el chico.- de todos modos voy a quedarme aquí.

-Como quieras- Inosuke jalaba de la bata del de cabello burdeo- me tengo que ir, este baboso se está poniendo impaciente.

-Como sea- los cuatro se marcharon mientras el pilar miraba al chico con curiosidad.

Sus ojos violetas contemplaban las estrellas, un brillo nostálgico invadía su mirada, hipnotizado por el cielo, unas nubes oscuras amenazaban con ocupar parte de esa maravilla de paisaje para rociar sus alrededores con espesas gotas de lluvia.

Una oleada de recuerdos invadía la cabeza del chico al mirar la inmensa oscuridad del cielo, inundando su corazón de diversas emociones. Recordaba momentos felices, donde él se sentía completo, cuando no necesitaba nada más que la compañía de sus hermanos y su madre, cuando a pesar de que su padre era un abusivo, su vida era alegre.

Tal vez no era una vida buena, pero el tinte de inocencia que su niño le proporcionaba hacia añorar esa época pintada de matices cálidos y alegres dentro de su cabeza y corazón.

Recordaba cuando en las noches el cielo se mostraba tan bello como ahora, el clima no era ni helado ni caluroso y el universo desplegaba sus maravillas frente a sus ojos de niño pequeño. Recordaba que esos días, después de acostar a sus hermanos, él y Sanemi se sentaban en el césped fuera de su casa y miraban el cielo, maravillados, esa era la recompensa a todo lo que habían hecho y soportado durante el día; la compañía de su hermano y las estrellas, y era más que suficiente. Miraban el cielo mientras los perros de otras casas ladraban y la mayoría de las personas se iban a acostar a dormir.

-Mira Gen, esa es la Osa Mayor

-Yo no veo ningún oso, solo veo estrellas- el albino se rió- las constelaciones son raras Nemi.

-Lo sé, yo tampoco veo esas figuras. Pero esos señores con barba muy antiguos podían. Eran muy creativos e inteligentes...- sus ojos violetas se posaron en su hermano, asombrado por lo que decía "Nemi sabía mucho", solía pensar.

-El cielo es muy bonito- se dijo en voz baja- Oh! Y cuál es esa estrella tan grande de ahí?- su hermano volvió a reírse de su inocencia.

-Esa es la luna tontín. Y es un satélite natural.

-Me gusta pasar tiempo contigo Nemi, aprendo mucho.

-A mi igual, enano. Me gusta enseñarte cosas.

-Ojalá nada de esto cambie, aunque sin papá estaríamos mejor- dijo esto último algo cabizbajo. Sintió la mano de su hermano en su hombro.

-Escúchame, Gen. Mientras yo esté contigo, nadie te podrá hacer daño.

-Lo prometes?- miró a su hermano con sus ojos brillantes, llenos de alegría.

-Lo prometo...

Los años pasaron y sus hermanos ya no estaban, tampoco su madre ni su padre. El cielo seguía ahí, pero ese niño inocente y alegre había dejado de existir hace años, se había convertido en un ser deprimido casi todo el tiempo, nunca entero, nunca ahí. Ese de ahí, ese no era él, su verdadero él había desaparecido por completo hacía ya años.

La lluvia que había pronosticado finalmente apareció, eran grandes gotas, caían sin cesar y con ellas, las lagrimas de sus ojos almendrados. Se encogió y abrazó sus rodillas, sintiendo cómo las gotas caían sobre su espalda, cuello y cabeza. Sus sollozos se mezclaron con el ruido de la lluvia, su corazón se encogía, se le hacia difícil respirar. No había día que la culpa no se hiciera presente ¿por qué lo había llamado asesino?¿por qué lo había hecho? Si pudiera retroceder el tiempo, se habría retractado de sus palabras. Solo quería que su hermano lo reconociera y le dijera que lo quería, no podía dejar de llorar, pensando en lo que pudo haber sucedido si se hubiera disculpado. No tendría que estar ahí tratando de probar su habilidades que tenía en claro que no tenía, la ansiedad lo consumía por dentro, tal y como ahora, quería no estar ahí. La lluvia intentaba consolar su llanto adolorido, pero no era capaz.

-"No puede excederse de su porción de onigiris, señor Shinazugawa"-un chico de cabello blanco y rostro cicatrizado caminaba hablando a si mismo imitando el tono de voz de una chica, iba por el pasillo de madera, vestía una bata lila que les habían entregado al llegar al lugar. Hace poco habían llegado él y su compañero Obanai de una exitosa misión y mientras que el pilar de la serpiente se dispuso a descansar, Sanemi fue a comer y luego iría a dar un paseo por el jardín.

Sus planes cambiaron cuando vio a Muichiro mirando fijamente a la terraza, le daba curiosidad saber que veía ¿un demonio?¿una persona?¿un perro?¿nada?¿o se había quedado dormido parado? No se iba a quedar con la duda, con pasos decididos se acercó al muchacho y lo sujetó del hombro.

-¿Y a ti que te pasa?

-Está llorando...- dijo en un murmuro, tal vez para si mismo. Sanemi giró su cabeza en la dirección que el muchacho indicaba y lo pudo ver.

Su espalda estaba encorvada, se podían escuchar sus amargos sollozos, como temblaba, la lluvia lo mojaba en su cabeza y su espalda, el albino no pudo evitar sentirse mal, como su corazón se encogía.

-Andate de acá, yo me encargo- dijo con su semblante serio, tratando de no correr con su hermano y consolarlo, no quería mostrar debilidad.

-Pero...- el mayor lo vio, no iba a tolerar una discusión- lo siento. Ya me voy- se marchó del lugar, sin embargo, se escondió detrás de una pared que había en el lugar, le daba curiosidad saber que haría el pilar.

El albino se acerco al azabache, no sabía que decirle ¿seguía serio?¿lo abrazaba? Diablos, odiaba no poder ser afectivo con la gente que más ama, Obanai le había tratado de ayudar, sin embargo; no era muy bueno socialmente, era muy hostil.

Tomó aire, se acercó al chico y tratando de mantener su seriedad le preguntó:

-¿Que te pasa?- se sentó al lado suyo y lo miró con seriedad.El azabache lo volteo a ver, sorprendido de verlo ahí, pensó que era producto de su imaginación. Trató de respirar normalmente, las lagrimas siguieron cayendo por su rostro y con la voz quebradiza empezó a hablar entre balbuceos y sollozos.

-Lo siento... lo siento tanto- abrazó sus rodillas mientras la lluvia seguía golpeando su rostro, empezó a llorar otra vez, se sentía inútil. Llorando frente a su hermano como un bebé.

-Sentir qué?

-Haberte llamado asesino, nunca debí haberlo hecho- dijo entre sollozos- debí haberme quedado callado, y tal vez seguiríamos juntos. Lo siento demasiado.- limpio sus lagrimas y trató de mantener la compostura, no podía verse tan miserable- sé que fui de la mierda pero... ¿tan mal lo hice?¿tan cruel fui al llamarte asesino?¿me odias?¿por qué dices que yo no soy tu hermano? Olvídalo, soy el peor hermano del mundo, no merezco que me perdones- volvió a llorar. Sanemi no sabía que decir o hacer, odiaba no ser tan afectivo con la gente a la que amaba, quería abrazarlo, pero sus brazos no se movían, quería decirle algo, pero las palabras quedaron atascadas en su garganta, luchando por salir. No quería quedarse ahí y solo ver como la culpa y el dolor consumían a su hermano, tenía que reaccionar de alguna forma.

Con torpeza, logró hacer que sus brazos reaccionaran, rodeó el cuerpo de su hermano y lo acercó al suyo, el azabache estaba asombrado por este comportamiento del albino, hundió su rostro en su hombro, las lagrimas siguieron cayendo, humedeciendo el hombro del mayor. Sanemi, todavía sin acostumbrarse a esta nueva forma suya, puso sus manos sobre el cabello suave, esponjoso y oscuro de su hermano y lo empezó a acariciar con sus manos ásperas fruto de su arduo entrenamiento. Habló con un tono más gentil, queriendo consolarlo.

-No es tu culpa, no eres el peor hermano del mundo. Yo lo soy. Quería protegerte, creí que si te ignoraba lograría hacer que salieras del cuerpo de cazadores, es muy peligroso, no quería perderte, pero... ya lo hice. Todo es mi culpa, lo siento. No entiendo como todavía quieres estar conmigo, yo no te merezco como hermano.

-¡Tonterías! Eres el mejor hermano del mundo, siempre estuviste ahí para mí, siempre me trataste de proteger de papá. Y cuando tuviste que matar a mamá, no me imagino lo horrible que debió ser haberlo hecho, fue para protegerme ¿y cómo te lo agradecí? Gritándote, llamándote asesino, lo siento. Nunca pude decirte que lo siento, que agradezco que me hayas protegido, y nunca pude decirte lo mucho que te quiero- Sanemi se rompió, abrazó con más fuerza a su hermano y empezó a llorar en silencio, en compañía de su hermano y la lluvia. Se sentía culpable por lo que le había dicho, por haberlo ignorado, el lado afectivo que había sido escondido en un baúl al fondo de si mismo empezó a salir. Besó su cabeza como su madre hacía cuando eran pequeños, el azabache no pudo contener las lagrimas, los recuerdos de su infancia, impregnados en su alma habían vuelto a aparecer, las emociones y sensaciones del pasado volvieron a hacerse presentes ahora.

-Yo también te quiero, Gen. Siempre lo he hecho y siempre lo haré. Lamento haberte hecho llorar, nunca debí hacerlo.- suspiró, su voz se oía quebradiza- Estoy orgulloso de ti, quiero que siempre lo tengas en cuenta. No tienes que seguir en el cuerpo de cazadores, no si no quieres. No quiero perderte, todos estos años he vivido con el miedo de perderte, de que mueras y nunca haberte dicho nada, pero... ya te había perdido.

-Pero ahora- el muchacho limpió sus lagrimas y su rostro enrojecido por tanto llorar- ahora estoy acá, no me vas a volver a perder, lo prometo- la lluvia había cesado hace ya unos minutos y las estrellas en el cielo volvieron a aparecer, desplegando su belleza.-¿aún recuerdas cuando éramos pequeños y veíamos las estrellas? ¿Aún recuerdas lo felices que éramos entonces?

-No hay día que no lo recuerde, las cosas han cambiado. Y no sé en que momento dejaste de ser tan enano- ambos rieron

-Tu vas a ser el enano en un par de años

-Lo sé...

-Durante estos años... he estudiado mucho las estrellas, porque siempre me imaginé estar aquí algún día... los dos juntos, mirando el cielo otra vez.

-Viendo esa gran estrella?- indicó la luna en un tono burlón, ambos empezaron a reírse. Muichiro alegre de verlos reconciliados se fue a dormir, todo estaba perfectamente bien para ambos. -Siempre que me iba a misiones veía el cielo, y me acordaba de ti.

-Podríamos ver un rato el cielo mientras hablamos de lo que ha pasado en nuestras vidas...-miró a su hermano mayor con sus ojos brillantes, le recordaba tanto a cuando era pequeño.

-Suena bien. Oye, cambiando de tema, planeo retirarme en un par de años, no lo sé...

-¡Sería genial!- dijo sonriente- Podríamos pasar más tiempo juntos, tal vez puedo trabajar como kakushi y en las noches reunirnos a comer onigiris y contar como nuestros días fueron. Como ahora- Sanemi abrazó a su hermano.

-No podría pedir nada más...- abrazó a su hermano, prometiéndose a si mismo no dejarlo ir y perderlo nunca más



















Hola de nuevo

Así es, prometí publicar cosas esta semana y lo hice (cumplí mi promesa al fin)

Y bueno... ¿qué les pareció? Yo siento como que algo más le faltó, pero bueno ajsms

No sé si se me da bien esto de escribir historias tipo drama o tragedia, eso queda a mano de ustedes

No tengo nada más que decirles, solo que se cuiden mucho y que estoy dispuesta a escuchar recomendaciones (tanto para escribir como musicales aajjsjajs)

Bye bye (🤫🧏‍♀️)

❤️‍🩹✨

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top