La calma después de la tormenta
(Nota: Esta no es una nueva parte del One-Shot escrito hace dos años. Es una historia totalmente independiente escrita para la dinámica realizada en el grupo de Facebook, las que vienen de ahí ya saben cual.)
El túnel de luces se podía mirar por las ventanas de la cabina del Halcón Milenario. La rebelión había sufrido grandes pérdidas, entre ellas al héroe de guerra, Luke Skywalker. La galaxia estaba aterrada y esperaba que la Primera Orden comenzara a tomar acciones, hasta ese punto habían ganado.
Dentro de la nave había rostros temerosos, tristes, confundidos y desesperados, pero destacaba el de la última jedi. Rey quien tenía una confusión mayor y no por haber perdido una batalla en el campo, sino en su corazón.
-De vedad quería tomar su mano -confesó Rey a Leia -, pero no me atreví. No pude tomar la mano de Kylo.
Leía miró a Rey a los ojos. Las ventanas de ambas estaban cristalizadas por las lágrimas que no podían derramar, por lo menos no frente a toda la tripulación. La chica y en especial la general de la resistencia debían ser fuertes. Inquebrantables. La princesa debía mantener en pie a la Resistencia Rebelde, o a lo que quedaba de ella. La mujer puso sus manos sobre las de la chica y le dio una sonrisa amable. Eso reconfortó un poco a Rey, quien mantenía la vista en sus manos.
-Aún hay esperanza, Rey -le dijo ella -. Siempre habrá esperanza si crees que tiene salvación, si hay quien lo quiera. Si estás ahí para él. Ben y no Kylo podría ser quien te vuelva a ofrecer su mano.
Las mejillas de Rey se coloraron un poco. Sabía que dentro de su corazón estaba creciendo un sentimiento por Ben Solo, pero no sabía que era aún. De lo que estaba segura era que, aunque quisiera, no podía odiarlo.
Al cabo de unos días lo que quedaba de la Resistencia Rebelde se estableció en un planeta sin poblar. El campamento se ocultaba perfectamente desde el cielo gracias a la frondosa vegetación. Una vez ordenados, era momento de que Rey reanudara de nuevo su entrenamiento.
-Los libros que trajiste son la base de lo que debes aprender -instruyó Leia -. Uno de ellos es "el camino de los Jedi", te explica todo lo que debes saber sobre las técnicas jedi. Otro de ellos, es el "El libro de los Sith", este no nos incumbe a nosotros. Ambos textos fueron guardados con recelo por los antiguos maestros.
Rey ponía especial atención en la lección de su nueva maestra. Todo lo que le decía era interesante, pero lo que realmente le importaba era saber cómo reparar el sable de Anakin.
-Ahora debes emprender una nueva misión, Rey.
-¿De qué se trata, maestra?
-Hace muchos años, Luke me habló de una biblioteca que contenía holocrones jedi -explicó -. Dijo que estaba oculta en Devaron. Ahí debe haber un holocrón que nos ayude a traducir los textos que no conozco.
-Entonces debo ir allá.
-Sí, mientras preparo un lugar adecuado para tu entrenamiento.
-¿Puedo llevar el Halcón?
-No, esta es una cruzada que debes hacer sola y el Halcón es una nave demasiado conocida, será mejor que lleves una la A-Wing que rescatamos hace poco.
-Bien, me iré por la mañana.
Leia asintió a Rey y colocó una mano sobre su hombro antes de darse media vuelta y marcharse donde estaba el grupo de rebeldes.
En ese momento, Rey sintió un leve disturbio en la fuerza. Miró con desesperación alrededor buscando el rostro de Kylo Ren, pero el enlace no se concretó. Respiró aliviada. A lo lejos Finn le hizo un movimiento con la mano para llamarla, era momento de cenar.
Sentada frente a la hoguera, comió raciones, como las que comía en Jakku, pero esta vez estaba junto a sus amigos. No estaba sola, pero una sensación de ausencia seguía en su corazón, como si algo le faltara. Dentro de ella sabía que era, pero no lo quería admitir. Hacerlo sería traición. A sus amigos, a los rebeldes y a ella misma. Mientras se metía el último bocado a la boca recordó de nuevo el momento en que Kylo le ofreció su mano. Recordó la mirada suplicante que le dedicó al rogarle que se quedara con él. Quedó en trance y su cuerpo la traicionó haciéndola atragantarse con la comida que tenía en medio de la garganta.
Preocupado, Finn le dio unos cuantos golpes leves en la espalda, mientras Poe le pasaba un poco de agua. La bebió enseguida y paso el ataque.
-Tranquila, Rey -le dijo Poe -. La comida no se escapará de tu plato -bromeó.
-¿Estás bien? -cuestionó Finn preocupado.
-Si -respondió ella -, solo estoy pensando en mi próxima misión.
-¿A dónde iremos? -se apuntó Finn
-Irá sola, Finn -afirmó Leia.
-¿Qué?
-Sí, Finn -dijo Rey -. Es algo que debo hacer sola. Lo siento.
-¿Por lo menos puedo saber a qué te enfrentarás?
-No te preocupes, solo iré a buscar una vieja biblioteca.
-¿Y si te encuentra la Primera Orden? -insistió de nuevo Finn.
-Tranquilo, amigo -interrumpió Poe -. Ella estará bien. Solo irá a una biblioteca.
Finn se molestó un poco, pero asintió pese a desaprobar que Rey se fuera sola. Consideraba que si se iba sola y se encontraba con alguien peligroso en el camino, él no estaría con ella para ayudarla.
-Llevaré a BB conmigo, si Poe me lo presta -dijo ella para tratar de hacerlo sentir mejor.
-Seguro, Rey -dijo Poe -. Creo que ese pequeño traidor ya te prefiere.
En ese momento el droide hizo sonidos afirmativos en favor de Rey, lo que causó la risa de aquellos que entendían el binario.
*****
A la mañana siguiente, Rose terminaba de afinar unos detalles del viejo A-Wing en el que viajaría Rey. Mientras, la jedi terminaba de empacar algunas de sus cosas, guardaba en su mochila un par de raciones para el viaje, un cambio de ropa, uno de los libros y en un saco de tela que contenía el sable de luz hecho trizas.
Empacadas sus cosas se dirigió a la nave con mochila al hombro y su bastón en la mano. Ya estaba lista.
-Listo, Rey -dijo Rose mientras se limpiaba la grasa del motor de la nave con un trapo -. Está lista para tu viaje. No creo que tengas problema, puede que salga una falla mínima, pero es de esperar, es una nave extremadamente vieja.
-Gracias, Rose -respondió Rey mientras le daba un abrazo de despedida -. Volveré en unos días.
-Ten cuidado, Rey.
-Lo tendré.
Al soltar a Rose, ya la estaban esperando Finn y Poe. El moreno seguía preocupado por dejar a su amiga ir sola, pero era algo a lo que se debía enfrentar. No podía es
-Ve con cuidado, Rey -le dijo Poe mientras de daba una palmada leve en el brazo. A ese gesto solo asintió, era obvio que a Dameron no le gustaban las despedidas.
Cuando se quedaron solos, Finn miró a Rey a los ojos. Despedía la preocupación de cada uno de sus poros.
-No te preocupes, Finn -dijo Rey tratando de tranquilizarlo -. Voy a estar bien.
-Lo sé, Rey... es solo que... -Finn comenzó a tartamudear, la jedi alzó la ceja esperando a que su amigo hablara -... Rey, tengo que decirte algo...
-Adelante -dijo ella dándole una sonrisa.
-Rey, yo creo que... te...
-Ya es hora de irse, Rey -interrumpió Leia -. Antes de que se oscurezca en este sistema.
-Lo sé -dijo Rey a Leia, después se volvió a dirigir a su amigo -. ¿Que estabas diciendo?
El moreno frunció los labios y miró a la izquierda, luego a la derecha y se resignó a no retomar el tema.
-Que tengas cuidado en tu viaje...
-Así será, Finn -dijo ella mientras lo envolvía en sus brazos.
-Trata de comunicarte, ¿sí?
-Sí, tenlo por seguro -respondió mientras lo soltaba.
Leia caminó hacia Rey, la sujetó de las manos. También estaba preocupada, pero debía dejarla ir sola. Era necesario para la chica pasar un poco de tiempo a solas para que despeje su mente y aclarara su corazón.
-Que la fuerza te acompañe.
Rey asintió y abrazó a la mujer. Cerró los ojos para disfrutar de calor familiar que le ofrecía. BB-8 llamó a la atención de Rey desde su lugar de astromecánico, ajustado para su modelo.
-Ya voy, ya voy -dijo mientras subía la escalera para alcanzar su diminuta cabina.
*****
El viaje a Devaron solo tardaría algunas horas estándar por la ruta corta, pero debía hacer el camino largo. Era mejor que encontrarse por casualidad a la Primera Orden.
Mientras estaba sola mirando al vacío del espacio, recreaba en su mente las imagenes de la batalla que había tenido a lado de Kylo Ren, de cómo se coordinaban de forma tan perfecta que parecía ensayado. Y después, al final de todo como le extendía la mano. En su mente pasaron cientos de posibilidades consecuentes de haberla tomado. Ella en el Lado Oscuro. Ella a su lado reinando la galaxia. Ella retirada con él viviendo en tranquila en medio de un campo lleno de vegetación. Ella a su lado formando una familia. Este último pensamiento causó un leve rubor en sus mejillas. Quería volver a Ben Solo. Quería salvarlo, y no solo por Leia, sino también por ella. El día que tocaron sus manos en Ahch-To no solo se unieron sus mentes, también sus corazones.
Al cabo de un día estándar de vuelo, salió del hiperespacio. A través de su ventana ya no se veía el vacío o las estrellas, ahora estaba frente a ella el planeta donde encontraría la respuesta a muchas de sus preguntas.
-Bien, BB -dijo a través de un comunicador -Es aquí. Voy a tomar los controles -el droide hizo algunos sonidos -. Gracias, Amigo.
Rey entró a la órbita del planeta y sobrevoló buscando un lugar para colocar la nave y donde pudiera quedar bien oculta, en caso de emergencias. Unos minutos más tarde, encontró una bella cascada que creaba un gran rio. Vio que detrás había una cueva y decidió entrar. La nave de forma justa.
-Bien, este es un buen lugar.
El droide pedía ayuda a Rey para que lo ayudara a bajar, pero ella se negó.
-Es mejor que te quedes aquí amigo -el droide se negó rotundamente con un montón de ruidos -. Es un buen plan. Si alguien viene puedes, sacar de aquí la nave y si estoy en peligro, puedes ir a buscarme -al escuchar eso, el droide le dio la razón y se resignó a permanecer en ese oscuro lugar. Ella tomó su mochila y su bastón, para irse dejando solo a su esférico amigo.
*****
Rey pasó horas buscando la biblioteca, parecía que estaba bien oculta. Cruzó campos, bosques y montañas para encontrar la entrada, pero no había ni una pista.
-Después de todo contiene sabiduría Jedi... -dijo para ella misma.
Continúo su camino unas horas más. Estaba totalmente sudada por el largo y los rayos del sol que estaba cerca del sistema que la atacaban por todo el camino que había emprendido. De vez en cuando se comunicaba con el droide para que confirmar que se encontraba bien.
Rey se adentró al bosque, estaba comenzando a cansarse, así que era momento de descansar. Se estableció a la orilla del rio, encendió una fogata y recogió un poco de agua para preparar una de sus raciones. Se sentó frente al fuego y mientras comía mantenía la mirada perdida en el agua. Una vez terminada su ración, decidió darse un baño rápido en el río. Después de todo, parecía que estaba sola en el sistema.
Se quitó la ropa y se sentó en una roca que la ayudaba a no hundirse por completo, que dejaba que el líquido solo la cubriera hasta el pecho. Debía ser cuidadosa, después de todo, ella no sabía nadar. Sentir el agua en su cuero era relajante. Era como si el agua se llevara sus penas. Pero, ¿cuáles eran esas penas? ¿Qué era lo que le estrujaba el corazón? ¿Era que la Primera Orden estuviera ganando? ¿Las incontables vidas que se estaban perdiendo? ¿El terror que sentía la galaxia? ¿Que toda la responsabilidad y la herencia de los jedi cayera en sus hombros? No. Sabía que todo eso tenía solución, que con el tiempo todo se podía arreglar. Lo que realmente le dolía, de lo que realmente se arrepentía... era de no haber tomado su mano. Una hipótesis llegó a su cabeza; si hubiera tomado la mano de Kylo, hubiera estado lo suficientemente cerca de él para ayudarlo a volver.
Suspiró incontables veces, estaba tan distraída que no se dio cuenta de que una conexión se había establecido. Abrió los ojos y se encontró con Kylo viéndola dentro del agua. Ambos se quedaron mudos en ese instante, no había momento más incómodo para que la fuerza les hiciera una jugarreta. Se miraron a los ojos y después de unos segundos ella trató de cubrir su desnudes con las manos, pese a estar dentro del agua. Al ver que no había modo, quiso alcanzar su túnica pero resbaló con una roca y cayó dándose un fuerte golpe en la cabeza. La jedi perdió la conciencia.
*****
Rey abrió los ojos. Recordó lo que había pasado. Miró alrededor y se dio cuenta de que estaba dentro de una cueva que solo era alumbrada por las brasas de lo que quedaba de una hoguera. Afuera se escuchaba una fuerte tormenta. ¿Cómo había llegado ahí? Se revisó y notó que solo estaba siendo cubierta por la túnica. Recordó el momento de la conexión. ¿Quién la había llevado ahí?
Buscó en el lugar mientras se cubría con la túnica y encontró sus cosas. Suspiró al revisar y encontrar el sable de luz roto aún en su lugar. A lado de la mochila estaba su ropa. Procedió a ponérsela de prisa. Se comenzaron a escuchar pasos. A medio vestir, tomó su bastón y los sostuvo en alto. Sus ojos se abrieron cuando vio a Kylo Ren entrar a la cueva, empapado y cargando unos maderos.
-Baja eso -dijo él mientras se acercaba a la hoguera para colocar unos maderos y avivar el fuego. Ella lo siguió con la mirada, aún con el bastón listo para defenderse de ser necesario -si te hubiera querido hacer algo, lo hubiera hecho cuando estabas inconsciente.
Rey recordó que estaba desnuda en ese momento. Los colores se le subieron al rostro. ¿Cuánto de ella había visto?
Él se sentó a la nueva fogata, ya estaba preparando algo caliente para beber. Con un movimiento leve de su cabeza la invitó a sentarse. Ella bajó la mirada. Suspiró y accedió. ¿qué más podía pasar?
Se sentó al otro lado de la fogata, para tenerlo de frente. Recostó su bastón a su lado, para tenerlo al alcance de ser necesario. Él le extendió la mano con un vaso de madera que tenía té caliente. Ella lo recibió sin problemas.
-¿Cómo es que estás aquí?
-Al verme aquí, sabes que buscamos lo mismo -respondió él para pasar a beber un poco de su vaso -. La Biblioteca Jedi.
Ella no se sorprendió cuando le dijo eso, era más que obvio.
-¿Cómo me encontraste? ¿Me trajiste tú aquí?
-Estaba en el sistema, te vi caer por la conexión. La fuerza hizo que te encontrara y no te ahogaras.
-Creo que debo agradecerte -dijo ella mientras veía como se creaban distintas sombras en su rostro por el fuego que les brindaba su luz -. Gracias.
Él no respondió de la forma que ella hubiera esperado.
-¿Te trata bien?
-¿Qué? ¿Quién?
-Mi madre, ¿te trata bien?
-Creo que lo que tratas de preguntar es si está bien –él no la miró. Suspiró y continuó -Conoces mejor que yo a tu madre. Sabes que es muy amable y siempre busca el bien para todos.
-No la conozco tanto como crees -Rey lo miró con intriga -. Cuando tuvo la oportunidad se deshizo de mí y me envió con Luke. No la veía más que una o dos veces al mes.
-No creo que ella haya querido dejarte ir solo porque sí -dijo Rey mientras veía como danzaba el fuego -. Tú también debiste haber tenido ambiciones. Querías ser un jedi.
-No me conoces...
-Tienes razón. No te conozco -Kylo se puso de pie y se dispuso a dejar la cueva -. Pero quiero conocerte...
Esas palabras hicieron que se detuviera en seco. Volteó a verla. Ella seguía en la misma posición.
-Algo que tampoco dije fue que no quería hacerte daño aquella vez que peleamos. No quería que sufrieras. No quería dejarte -continuó diciendo -. Quería tomar tu mano.
-¿Por qué no lo hiciste?
-Porque quería tomar la mano de Ben, no la de Kylo.
-Ben Solo está muerto...
-¡NO! ¡No lo está!
-¡¿Cómo lo sabes?!
-Porque lo siento... -Rey se puso de pie y lo miró a los ojos -Te siento.
Rey dio un par de pasos en su dirección. Él la miraba con atención. Ella se quedó a unos pasos de distancia de él. Levantó su mano izquierda para poder tocar si rostro. Pasó sus dedos por la cicatriz que le había provocado. Rey se puso de puntillas para alcanzar el pómulo de Kylo con los labios y le dio un ligero beso.
-¿Qué haces?
-Ni siquiera yo lo sé.
Fuera de la cueva se escuchaba el impacto de las gotas de lluvia con el suelo, los rayos que provocaba la tormenta y algunos ruidos de animales salvajes del sistema. Dentro Kylo tomó a Rey por la cintura y la besó en los labios. Ella correspondió el beso mientras lo abrazaba por el cuello y enredaba sus dedos en su largo cabello.
-¿Qué haces? -dijo ella en un leve susurro, cuando se separaron sus labios y trataba de recuperar el aliento.
-A diferencia de ti, yo sí sé que es lo que quiero en este instante -respondió el y volvió a unir sus labios a los de ella -. Te quiero a ti.
-Ben... -dijo ella en un susurro y lo volvió a besar.
Esa noche la pasaron juntos, en la cueva, resguardándose de la lluvia. Esa noche no eran Rey, la última jedi, ni Kylo Ren, el Líder Supremo de la Primera Orden. Esa noche se entregaron el uno al otro. Esa noche, solo eran Ben y Rey.
*****
A la mañana siguiente Rey se despertó por los ligeros rayos de sol que le daban el en rostro desde la entrada de la cueva. Estaba sola. Cubierta solo por la túnica que le servía de manta. Buscó con la mirada a Ben sin tener éxito. Sabía lo que eso significaba. Volverían a ser enemigos a partir de ese momento. Resignada se comenzó a vestir. Trataba de contener las lágrimas. Se mordió el labio inferior y vio al techo de la cueva, como si esa acción evitara que se siguiera acumulando el líquido salado en sus ojos.
Al terminar comenzó a empacar sus cosas. Vio los vasos de madera en los que habían compartido el té. Suspiró para recuperar las fuerzas. Debía continuar buscando la dichosa biblioteca y ahora era peor. El que Ben la dejara sola en la cueva le había roto el corazón y debía lidiar con eso sola. Nadie podía saber sobre el encuentro que había tenido con el Líder Supremo de la Primera Orden.
Pasos se escucharon dentro. Rey buscó al creador de aquellos sonidos y se encontró con Ben que cargaba consigo algunas frutas que había recolectado.
-¿Ya te irás?
-Creí que tú te habías marchado.
-Solo salía a buscar algo de comer.
-Gracias.
Ambos se sentaron juntos a comer las frutas. Hablaron de trivialidades, se hicieron bromas el uno al otro. Contaron cosas de cuando eran niños, y lo más importante, disfrutaban cada uno de los segundos que pasaban juntos. Después de unas horas, Ben se puso de pie. Miró alrededor y le ofreció a Rey su mano para que se pusiera de pie.
-Encontré la biblioteca -explicó él -. La entrada está justo en esta cueva, al fondo.
-Busquemos lo que cada uno necesita y continuemos nuestro camino -dijo ella resignada a regresar a su vida.
-Así es mejor, Rey.
-Las cosas será más difíciles ahora.
Él no dijo nada. Sabía que era verdad. Sería más difícil enfrentarse a ella después de esas horas a su lado.
En silencio fueron a la biblioteca. Ben se dirigió hacia un holocrón de tonalidad distinta a los demás, utilizó la fuerza para abrirlo y se proyectó un mapa. Por su parte, Rey buscó algunos que se parecían a los que mostraban las ilustraciones de los libros. Debía llevarlos, pese a que solo buscaba uno para utilizar de traductor.
-Antes de separarnos, te voy a hacer un favor -le dijo él. Ella no sabía a qué se refería -. Te voy a enseñar a reparar el sable.
-¿Por qué harías eso?
-Creo que soy demasiado idiota -a rey se le escapó una risita tonta.
-Gracias.
Dentro de la biblioteca, Ben explicó el procedimiento adecuado para armar un sable y como lo podía reparar. Ella puso atención a todos los detalles y un rato después ya lo había arreglado. Lo examinó y notó que no había ni una marca donde se había roto.
-Quedó como nuevo.
-Esa era la intención.
-Gracias.
Él guardó silencio. La miró de reojo. Caminaron afuera de la cueva, cada uno debía retomar su camino. Seguir con sus vidas y cumplir con su destino. La fuerza los volvería a unir en algún punto de la historia, ambos estaban seguros de eso. Ben la guio de nuevo al rio donde la había encontrado. Era momento de la despedida.
-Supongo que si te digo que vengas conmigo...
-Sabes que debemos regresar -interrumpió Rey.
-La próxima vez que te ofrezca mi mano, la tomarás.
Ella no dijo nada, solo se limitó a verlo ir por el camino contrario al que ella debía tomar. No se movió de ahí hasta que ya no lo pudo distinguir a la distancia.
El comunicador que llevaba había comenzado a sonar como loco. Era BB, quien no había recibido ninguna clase de contacto de parte de la jedi desde hacía horas.
-Voy para allá, BB. Tengo lo que vinimos a buscar.
Fin
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