12. | Lascivo |

 smut, age gap | Kyungsoo es ninfómano, y no puede controlarlo.

—J-Jongin —gimotea Kyungsoo aferrándose a la espalda del otro con sus uñas, los dedos de sus pies tensos y curvos del inmenso placer que lo golpea una y otra y otra vez con cada penetración brusca de Jongin. El respaldo de la cama choca contra la muralla creando un sonido constante y tan abundante como los segundos del reloj. Sus cuerpos están más que bañados en sudor que se mezcla y fluidos de varios orgasmos anteriores, los cuales se acumulan en sábanas de satín y una habitación con hedor fuerte a lujuria pesada.

Kyungsoo aprieta su agarre con las piernas alrededor de Jongin para, con sus talones, hacerle saber que desea algo más profundo, porque Kyungsoo siempre quiere más, más, más, hasta un nivel en que es insano y descontrolado. Pero Jongin no se queja. El chico de abajo sube como le es posible la cabeza hasta que sus dientes tienen atrapado el lóbulo del hombre sobre él y gimotea, solloza porque ya no hay gemidos mayores que puedan salir por su garganta gastada luego de gritar tanto.

—N-necesito más, Jo-Jongin.

El hombre gruñe, su respiración temblorosa por el esfuerzo que ha estado haciendo las últimas cuatro horas y media de sexo complaciendo a su pareja. Quién hubiese imaginado que ese rosto tan inocente tuviese tal apetito sexual; Jongin definitivamente no lo esperaba, pero debió habérselo imaginado al escuchar a Kyungsoo pedirle consolidar la relación el mismo día en que empezaron a salir oficialmente. O el imaginarse tal boca diciendo cosas tan sucias o chupando y lamiendo partes privadas y prohibidas de adorar en la forma en que Kyungsoo lo hace. ¿Cuántas veces podría correrse Kyungsoo? Jongin ya había perdido la cuenta. ¿Cuántas más aguantaría él? Porque su semen sale casi tan líquido y escaso como un estanque quedándose sin agua ahora.

No bastaba que al ir al parque de diversiones lo hubiese marcado apegado dentro de un cubículo estrecho ni que antes de eso Kyungsoo lo hubiese montado en el estacionamiento subterráneo del departamento antes de salir. No era suficiente que Kyungsoo hubiese bebido directo de su polla como desayuno ni que en el restaurante, más tarde en la noche, se hubiesen corrido tocándose las entrepiernas con los pies.

El hombre toma las caderas del chico y entierra sus yemas en ellas, guiándolas a encontrar un nuevo ritmo frenético y descontrolado, de metidas cortas y potentes, que tiene a Kyungsoo desmoronándose abajo suyo. Jongin aprieta sus dientes, aún con la oscuridad de la habitación puede distinguir el rostro de Kyungsoo y sus ojos inconscientemente subir en un éxtasis libidinoso. Sus pieles suenan al encontrarse y todo es tan húmedo, y la piel de Kyungsoo está tan roja, y su voz quebrada incita tanto. Urge y vuelve a urgir con palabras ya inentendibles.

Luego de ese orgasmo, tras el cual Jongin se desploma junto al cuerpo del chico jadeando, agotado y tomándolo de la cintura para dormir abrazándolo, Jongin piensa que por fin se ha acabado. Por fin ha logrado satisfacer a Kyungsoo, acabado su lascivia al menos hasta el día siguiente. Jongin, finalmente, podía descansar y disfrutar de amar a Do Kyungsoo dándole un beso en la mejilla con ternura, al contrario de ese choque de dientes, lenguas y labios de siempre.

Pero todo eso era una gran equivocación. Porque en menos de cinco minutos de calmar la revolución de su corazón y acariciar el estómago del otro sin segundas intenciones, pensando en lo blando y suave que es, escucha claramente cómo Kyungsoo le pide, en un murmuro apenas audible, si puede usar su pene mientras él duerme.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top