45. Alianzas Peligrosas (Parte II)

Desperté muy desorientada, nada de lo que veía a mi alrededor me resultaba familiar. Hasta que pude concentrarme más allá del fuerte dolor de cabeza y recordar todo lo que había pasado.

El cuarto era pequeño, la cama lo ocupaba casi todo, sin embargo, los cuadros con flores en el beige cálido hacía este espacio mucho más ameno que las paredes fantasmales de la habitación de Ashton.

Sobre la cama había un pijama y un cepillo dental nuevo, en el baño encontré toallas y artículos básicos de aseo. Pude lavarme el pelo y disfrutar del agua caliente, era increíble darse un baño de verdad, sin miedo a que las cortinas se abran y un loco ex novio entre y te pille medio desnuda...

Un ruido sordo me puso alerta.

—¡Largo! —vino un grito proveniente de afuera.

Escuche algo quebrarse y luego muchas cosas siendo arrojadas.

Salí corriendo de la ducha y tomé una bata del perchero, debía encontrar algo para defenderme...¡El trapeador! Fue lo único que pude tomar antes de correr hacía el ruido.

Había una figura escogida contra la puerta; zapatos, cojines, ropa y toda clase de cosas volaban hacía él en medio de gritos, había vidrios a sus pies y restos de un jarrón.

Pero me había quedado congelada en el pasillo mirando la pared junto a la puerta.

Di un paso hipnotizada por sus ojos y luego retrocedí, un pie tras otro volví en mis pasos hasta que me encontré corriendo a la habitación. Tenía el corazón latiendo a mil, fui al baño y como no, los ojos me cambiaban de color y tenía las mejillas muy rojas.

No podía estar aquí.

Era un espejismo.

Una alucinación.

Un efecto secundario de la hibridez o lo que sea que me esté pasando.

Sentía que me ahogaba, no encontraba el aire y la cabeza me daba vueltas.

Estaba teniendo un ataque de pánico.

Lo peor es que en medio de las bocanadas de aire que intentaba dar me entró la risa. Estuve días encerrada con el chico que abusó de mí y no tuve ataques de pánico, tal vez de ansiedad. Pero esto era diferente, tenía miedo, miedo de verlo y que volviera a decirme que me marchara lejos, miedo de perderlo de nuevo... Miedo de mi amor por él. Había visto lo que el amor puede hacerte, lo he vivido en carne propia y aunque para muchos sea maravilloso, hay amores que son una auténtica pesadilla.

Lloraba, reía y un cúmulo de todo lo que había sucedido en los últimos meses comenzó a ceder.

Estaba ahí, frente a mí, limpiando mis lágrimas y apartando mi desastre de cabello de mi cara, indicando como debía respirar hasta que el ataqué cesó. Nos tumbamos y no sé porqué pero al verle lloré más fuerte, con sollozos que sacudía todo mi cuerpo. Solo necesitaba eso y sentía que sería libre, libre para asimilar por fin que todo era real y no un mal sueño del que despertaría teniendo quince años y nada de esto hubiese pasado.

Lo golpee, grite, reí, debió pensar que había perdido la cabeza por el secuestro pero no dijo nada. Se quedó ahí aferrándome en sus brazos como si temiera que me desvaneciera si me soltaba y sin darme cuenta yo hacía lo mismo.

Millanto se redujo a lágrimas silenciosas. No me importo estar parcialmente sobreArion, cerré los ojos y por fin sentí que podía volver a respirar.


Estaba harto de ser un vampiro, lo digo en serio, nunca antes había deseado tanto ser un humano común; totalmente ignorante al hecho de que seres sobrenaturales libran batallas de las que sus vidas como las conocen dependen.

Espeluznante.

Pero que mas da el mundo, solo hay una humana que me importe.

Aunque aún hay grandes cantidades de energía crepitando por mi cuerpo, sé que Eithan tal vez no soportaría un viaje a pie de vuelta a la ciudad sin alimentarse. Las provisiones de mi casa se han acabado y no tenemos tiempo; ir en auto es lo más razonable...

Al diablo lo razonable.

—Como vuelvas a cantar te juro que te lanzo por la ventana.

—IM THE BAAAAAAAD...

—CÁLLATE.

—GUYYYY, DUH...TURURURURU TURIRURURU.

Mátenme.

Quítenme la inmortalidad y luego mátenme.

O mejor, solo arránquenme la cabeza y quemen mi hermoso y torneado cuerpo.

En medio de una risa apaga la radio.

—Gracias a Dios.

—Dijiste Dios.

—¿Y? Puedo hacerlo.

—¿No va en contra de tus códigos morales? Ser tu único Dios y todo eso.

—Es una expresión Fischer, puedo decir Dios y estar refiriéndome a mí mismo —le contesto con desdén—. Es más fácil que decir, gracias al poderosísimo y omnipotente Arion Vriklas.

—Tuve un debate una vez con una alumna —musitó mirando por la ventana—. Padres católicos, no podía creer que un profesor de religión y mitología fuese lo que los mortales llaman "Ateo".

Los humanos al contrario que nosotros necesitan fe, algo en lo que creer ciegamente para que sus vidas cobren sentido. Sin darse cuenta de que pueden buscarle sentido ellos mismos, prefieren esperar milagros antes que tomar soluciones por su propia mano y se niegan a aceptar la ausencia de un Dios que probablemente se haya olvidado de ellos. Se basan en hechos absurdos que tienen explicaciones totalmente alejadas de los milagros y confían sus vidas a líderes de religión con deseos que los dirigen directo a las llamas del infierno.

No creemos, porque si Dios estuviera realmente presente no habría
monstruos...y no es que hable precisamente de nosotros.

—Gracias a DIOS no le dijiste que eras gay.

—PANSEXUAL, maldita sea —me río como cada vez que consigo picarle—. En todo caso, le pedí pruebas de su Dios y entonces cambiaría mi forma de ver el mundo o lo que sea.

—¿Y cómo resultó?

Se ríe entre dientes.

—Vampiros malos en la iglesia, es todo lo que diré.

Sonreí sin apartar la vista de la carretera.

—Quise decirle que todos los curas malos y corruptos eran vampiros también, pero...

—Ambos sabemos que eso no es así —completé.

El resto del camino fue si no agradable, por lo menos soportable; hasta que el alemán me hizo parar en un barrio de los suburbios frente a un departamento que cabría muy cómodamente en la sala de mi casa.

—¿Qué demonios...? ¿No se supone que debías llevarla a una cabaña en el bosque al estilo de la masacre en Texas?

Él sonrió subiendo los escalones y poniéndose a observar unas plantas.

—Tu novia —me mostró una maceta vacía—, es más poderosa de lo que crees y sabe encontrar aliados feroces...muy feroces —enfatizó alzando las cejas.


Extrajo de su bolsillo una cadena con una llave que introdujo en la cerradura, con mucha parsimonia y de la misma manera abrió la puerta como si temiese lo que encontraría al otro lado.

Fue un corto tramo de pasillo iluminado por la tenue luz natural proveniente de la ventana. Fui capaz de quitarme los lentes de sol. No fuimos precisamente cuidadosos al entrar, sin embargo, la figura que usaba un batidor en la cocina no pilló nuestra intromisión a la primera, o al menos eso creí. Un segundo después, el objeto de metal dejó su mano y fue directo a la cabeza de mi acompañante. Gracias a sus reflejos pudo atraparlo pero no tuvo la misma suerte con la lluvia de artículos domésticos que le siguieron.

—¡Maldito...! —una cuchara— ¡Infeliz...! —¿eso fue un huevo?— ¡Te odio...! —¡mierda, casi me da!— ¡Déjame en paz!

Me hago a un lado dejando a Eithan lidiar con cojines y demás, me da un poco de gracia que, a pesar de todo, ella parezca alegrarse de verlo.

—Eris, baja ese jarrón.

O tal vez no.

—¡Largo! —ya se lo arrojó.

Estaba en pensando en sacar el móvil y grabar, cuando la vi, creo que no fue consciente del momento en que soltó lo que tenía en las manos ¿Eso era...? Sip. Su olor y el sonido de su desbocado pulso llegaron a mis muy mejorados sentidos, cuanto deseaba correr hasta ella y evaporar todo lo que se interpusiera en nuestros cuerpos. Apreté los puños sin moverme, estaba jodidamente paralizado por su belleza cubierta tan solo por un albornoz. Podía imaginar a la perfección lo que había debajo.

Ella comenzó a retroceder negando, como si no creyese que estuviera realmente ahí. La dejé correr y miré a un costado donde la chica morena rodeaba a Eithan con las piernas fundiéndose en un beso para nada casto.

Dejé la sala yendo tras mi rojita.

Dudé en la puerta y casi la tiro al oír sus sollozos, mirarla de esa forma me dolía. Recordé el día de la fiesta de Agniet, donde su ataque de pánico despertó en mí cosas que nunca creí sentir de nuevo,
si antes me afectó, ahora...ahora era el infierno.

Creí ser diferente a los humanos y cuán equivocado estaba, mi fe era estaba en ella. Necesitaba con fuerza creer que estaba ahí o terminaría perdido.

Había vivido lo suficiente como para explorar los placeres del mundo, grandes y pequeños; me alegraba haberlo hecho porque justo ahora estaba seguro que nada se igualaba a esto.

Anabelle estaba dormida con la mitad de su cuerpo sobre mí ¿Lo mejor de todo? Debajo de la bata no había nada, no es cierto, lo mejor de todo fue ver como se desahogaba conmigo, supe que haría pagar a cualquiera que se atreviese a provocar sus lágrimas sin importar que también yo entrara en ese lote. Lo mejor fue cuando me abrazó con tanta fuerza que prácticamente no había nada entre nosotros. Lo mejor...fue su profunda respiración cuando se quedó dormida y su rostro adquirió esa profunda paz que ahora contemplaba.

Athan fue capaz de enfrentarse a sus hermanos por amor y hasta ahora lo entendía. Por ella sería capaz de enfrentar al mundo entero yo solo y me asustaba, porque por ella, sabía que ganaría.

Se removió presa de un mal sueño. Murmuró incoherencias y sus ojos me dieron la bienvenida en medio de un aleteo. Por un momento fueron azules para después volver al verde, un muy brillante y extraño verde que distaba de su habitual verde agua.

Fruncí el ceño.

—Te odio —susurró.

Poco me duró el enojo.

Sonreí.

Incliné mi cabeza, lo justo para rozar nuestros labios, por desgracia la puerta se abrió.

—Si yo no tengo sexo en mi propia casa nadie lo tendrá —Eithan lucia bastante feliz a pesar de haber sido atacado por un ayudante de santa—. Muevan el culo, no tenemos tiempo.

Salió dando un portazo.

Volví a mirarla y me evadió.

—¿Te irás? —le temblaba el labio inferior.

Me enojó que pensara aquello. Aprisioné su cuerpo bajo el mío y sostuve su cara para mirarla directo a los ojos.

—Me expuse a un experimento que en Grecia es usado como método de tortura solo para liberar todo mi potencial, maté a la mitad de mi propio clan y entregué a la otra mitad sin tener una puta idea de cómo haré para rescatarlos, casi muero en el proceso y lo único que pasaba por mi mente era encontrarte ¿Realmente crees que te dejaré?

Su boca estaba entre abierta y los ojos se habían agrandado. Aún me enojaba el extraño color que estos poseían pero mi ira la alimentaba que después de todo yo solo quise protegerla y ella dudaba de mi sin darse cuenta que yo...que yo...

La beso con todo lo que estoy sintiendo en este momento y ella me corresponde con la misma intensidad, recorriendo con sus pequeñas y suaves manos mi torso por debajo de mi camiseta mientras que mi mano se pierde en sus muslos desnudos.

—WE'RE JUST SOME RHINOS, HORNY AND HECK.

La cabeza de Eithan se asoma, cantando a todo pulmón.

Mis ojos brillan con furia y en un segundo estoy tirando la puerta con tanta fuerza que saltan varios tornillos.

—¡Vas a arreglar eso!

Volteo a la cama y el rojo invade cada poro de su cuerpo, paso la lengua por mis labios.

—No me iré, ni ahora, ni nunca y si quieres que me aleje tendrás que ser tú la que me deje.

Había demasiado por hablar, una batalla inminente en puerta, venganzas. Personas de por medio que están siendo afectadas y solo la veía a ella.

Cuandome cerní sobre ella supe que nunca había hecho una promesa mas cierta yadorando su cuerpo como mi única diosa me olvidé de doscientos años devivencias, de enemigos y de inmortalidades. Por un momento solo seríamos ella yyo, una alianza explosiva y peligrosa que era capaz de acabar con mi poderosaexistencia si ella así lo quisiese. Por un momento fuimos solo dos jóvenes...porunos instantes fui humano.


¿Qué tal el capítulo? ¿Fue lo que esperaban?

Bienvenidos a la calma previa a la tormenta.

Los quiero un montón, gracias por tanto💙 No se olviden de votar. Y hay un pequeño spoiler del final en este cap...a ver si lo encuentran.🌚 (Es la canción de multimedia)
💙

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