3. Conexión

Lo que más me temía ya se ha vuelto una horrible realidad. El plan de Cayden de debilitar a la humanidad se estaba llevando a cabo de una manera atroz, silenciosamente atroz.

Una plaga había comenzado a propagarse por el mundo, cobrando las vidas de personas inocentes. Sabía de la posición de Cayden con respecto a los humanos, que, vamos, en algún momento todos hemos llegado a compartir el pensamiento en cierta medida. La raza era destructiva, egoísta e inconsciente de muchas cosas. ¿Pero esto? era cruel desatar esta especie de apocalipsis encubierto. Cada día cientos, miles de personas sucumben; sin distinción entre buenos o malos, ricos o pobres, jóvenes o ancianos... Y cada día escalaba un poco más.

—¿Seguros que es una pandemia global? 

—Bueno, es lo que dice la ONU ¿Quieres cuestionar a la ONU? —Adrianne responde, cortante.

—No es la primera vez que esto pasa —aclara Arion—, no todas las pestes de la humanidad las hemos causado nosotros pero al menos unas cinco o seis sí, las más masivas.

—Menos mal que no han sido todas —murmuro entre dientes.

—Es como un veneno, se destila de nosotros absorbiendo la energía vital de las personas, debilitándolas y volviéndolas susceptibles a todo.

—Y luego boom —Eithan lanza un puñetazo al aire—. Se introduce el ente que va a destruir todo a su paso.

El alemán luce más pálido que de costumbre, sin el habitual brillo de diversión que lo caracteriza. Todas sus defensas se encuentran arriba, haciéndome imposible leer cualquier cosa en su aura o pensamientos. 

Al percatarse de lo que intento hacer me envía una mirada mordaz, misma que logra avergonzarme. Lo estaba haciendo de forma automática y resultaba irrespetuoso para mi amigo.

—Es decir que ustedes no crean el virus.

—Al menos no que nosotros sepamos, solo los volvemos vulnerables a lo que haya suelto por ahí y ustedes como los ratones migratorios que son lo esparcen por doquier. 

Arrugo la nariz por la explicación de Adrianne. 

Me sorprende como Kate, Eris y yo estamos sentadas en medio de casi una docena de vampiros hablando cómodamente sobre el fin del mundo. ¿Tan normalizada está la desgracia en nuestras mortales vidas?

No respondan a eso.

—Por eso cuando Arion durmió al pueblo solo tuvieron gripe —deduce Evan.

La historia aún me impactaba, le di una mirada de soslayo. Otro que me bloqueaba. Me giré hacía otro lado, ruborizada, en cuanto me atrapó curioseando.

—¿Entonces sí fue verdad? —se carcajea Adrianne—. Tío, que divertido eres.

Le da una palmada a Arion que lo mira con hastío y a este se le hace de lo más gracioso.

—El trono ha estado trabajando de la mano con la ciencia desde hace décadas, desde que se nos permitió llevar vidas mundanas y se nos dejó de ver como seres rudimentarios —Eithan, al ser la persona que estuvo más cerca del trono es quien toma la palabra—. Las nuevas generaciones has sido entrenadas no solo en fuerza, también en inteligencia. Por ello han estado tomando críos de sus familias y criados en el ceno de los inmortales, moldeándolos desde cero con sus creencias para sus beneficios.

—Como tú —afirma Eris y su novio asiente.

—Y como el Príncipe, bueno, Rey Cayden —agrega el Alemán, sin dejar de lado el tono despectivo.

Me remuevo incómoda como cada vez que se habla de el susodicho y eso solo sirve para que las miradas de todos recaigan en mí.

—¿Algo que agregar señora dama del Rey? —Adrianne se mofa—. ¿O solo silencio como siempre? —solo podía dejar mis labios apretados en una fina linea— Sí, eso me temí.

Me llena de frustración no poder aportar nada, me hace sentir inútil,eso y las miradas desconfiadas de Arion, como si en cualquier segundo fuese a huir de nuevo. Dolía, dolía ver a todos tan cautelosos, lejanos. En última instancia me levando y doy vuelta yendo por el pasillo hasta llegar a las escaleras que llevan al piso de arriba, no me detengo hasta que estoy en un balcón, alejada de los murmullos y con la soledad como compañía. 

Eso solo dura unos segundos hasta que la puerta se abre y Evan descubre mi escondite.

—Solo debes hablar Anabelle, nadie va a juzgarte, excepto tal vez, Adrianne, pero no es como si a alguien le importe lo que piensa —miró al chico frente a mí con impotencia—. Mírate, ni siquiera puedes actuar por ti misma sin temer a las represalias, la Anabelle que conocí habría hecho un berrinche encerrada en algún cuarto sin importar de quien fuese. Háblame, golpéame, grita, has —suspiró viendo como me afectaba todo esto—... es difícil para todos, nadie quería llegar a esto.

¿Y cómo volver a ser esa chica? ¿Cómo volver a fingir que nada ha sucedido? ¿Que mi estabilidad emocional no es un vaivén de emociones y que no estoy rota?

—Tienes razón —concuerdo—. Ya no soy esa Anabelle, tal vez por eso ya no estás prendado de mí —sonrío con tristeza, intentando con un chiste desviar la atención.

—¿Quieres que lo esté? ¿Que volvamos a esa guerra entre Arion, tu y yo? ¿Te devolvería la confianza? —parece sorprendido y contrariado.

Río sin ganas.

—No soy tan egocéntrica, es solo... a veces solo quisiera devolver el tiempo a cuando todo era más sencillo, cuando solo bailaba a su lado o reía contigo en el lago. Cuando mi única preocupación era saber cuál de los dos iba a romperme el corazón. O tal vez ambos lo harían... lo hicieron. Si no hubiera sido tan estúpida, si tan solo no los hubiera querido a ambos. O solo me hubiera alejado antes de que explotara en mi cara. 

—Todo habría sido exactamente igual, quieras verlo o no, lo nuestro no influyó. Lo habrías elegido a él, siempre fue él, aún lo es. No me malentiendas, llegué a penar que quizá ambos hubiésemos estado mejor juntos pero el pasado no se puede cambiar. Sino, yo volvería para salvar a mi hermana de ahogarse, volvería para salvar a Ashton de la inestabilidad... volvería para salvarte a ti de todo el dolor que viviste en ese hotel.

—Y entonces te salvarías a ti mismo.

Asiente apesadumbrado.

—Y no viviría con esta culpa que me corroe a diario.

No cuestiono sobre lo que pasó con su hermana, él me permite verlo a través de sus recuerdos, me transmite lo duro de sus emociones y su intensa lucha por superar tanto dolor. Por sobreponerse de todo y alcanzar su redención. El nivel de conexión que comparto con Evan en este momento es tal que se siente como vivir sus recuerdos; una presión casi insoportable se instala en mi pecho y pronto me atacan unas intensas ganas de llorar.

Lo que el tenía que cargar todos los días.

Así de inmenso es el poder que ahora poseo y que solo aflora en momentos tan profundos como este. Amablemente, limpió mis mejillas con sus pulgares.

—¿Hubiésemos sido buenos juntos?

Una sonrisa de lado aparece en esa atractiva boca que recordaba tan bien.

—Ni de coña, eres tan molesta que provoca tirarte de un risco.

Me aparto, falsamente ofendida.

—Por supuesto y tu eres miss simpatía.

Se ríe cuando se me escapa un bufido; de pronto su cara adquiere un matiz serio y clava la vista en la distancia con un anhelo misterioso.

—Jamás habría funcionado, lo supe en el momento en que vi a Arion devastado por ti. Eres como ese faro de luz que atrae a todo lo que se mueva y nosotros eramos dos cervatillos deslumbrados. Pero estaba reacio a destruir y ser destruido, quería luchar tanto que me aterraba lo que estaba sintiendo, no sabía qué era y eso nunca me iba a permitir avanzar y él lo supo y lo usó como ventaja. Él siempre supo que alcanzaría la luz y no tuvo miedo de quemarse.

Siento mi corazón latir con fuerza, ver como aparentemente todos pueden darse cuenta cuán perdidos estamos el uno por el otro es abrumador, sobre todo cuando él mismo lucha con todo para evadirme. Y me jode porque lo necesito tanto y no parece darse cuenta.

—Evan... yo lo...

Lo amo.

Ni siquiera puedo decirlo sin que se me quiebre la voz. 

—Lo sé —coloca un un mechón de mi cabello tras mi oreja— ¿Que si me maravillaste? Joder, no entendía como alguien tan exasperante podía meterse tanto bajo mi piel, habría puesto mi culo en sacrificio si así traía a casa el tuyo a salvo... incluso después de darme cuenta que era él, a quién ibas a elegir. Joder, Ana, incluso en este momento. Pero no de esa forma, ahora sé que lo que sentía se vio eclipsado por mi deseo de devolverte lo que pensé que te había quitado.

Sonrío con pesar y un poco de satisfacción. Nos debíamos esto, y es por eso que me estrello contra su pecho para recibir esa calidez nata de él, pese a ser como una dura estatua de frío mármol. Evan siempre tiene las palabras correctas para decir.

—Y me lo devolviste, todos ustedes, de una forma extraña pusieron mi mundo a girar, me enseñaron a luchar, a enfrentar mis miedos y lo mejor de todo, me enseñaron a soltarlos. Son como mi familia, jamás los traicionaría, jamás los dejaría... no de nuevo.

Constantemente tenía la sensación de no estar viviendo, solo actuando. Y sí, este mundo me ha dado cicatrices profundas y mucho sufrimiento. Perdí mi esencia, quité vidas, me transformé en uno de los monstruos a los que tanto temí. Y aún así, renací para valorar lo que me rodea, a esta gente que da todo de sí para proteger a los suyos, incluyéndome, incluso peleando en una guerra que no les pertenece. El clan de Atenas se convirtió en mi familia y mi estadía en Grecia fue el más grande de los aprendizajes.

Aprendí a encontrarme... aprendí a liberarme

Solo esperaba que mi creciente ansiedad mermase, que ese brillo del que Evan hablaba, no se viera opacado por tantos golpes.

—No le temo al trono, tampoco a la locura de Cayden. Me preocupa que los mortales estén siendo victimas de su venganza, de su deseo ferviente de purgar el mal en el mundo y crear una mejor especie bajo su sombra. No tengo miedo de pelear contra él, tengo miedo de que no haya una forma de detener esto y aunque le venzamos ya sea demasiado tarde para la humanidad.

—¿Nunca te hizo participe de sus planes?

Niego con la cabeza.

—Él pensó que solo manipularme funcionaría y estaría de acuerdo con todo. Tenía que fingir que así era, él no es alguien con quien debas jugar, no conoce la empatía y solo me quería porque era como él. Porque soy la única con el mismo potencial que él y eso me convierte en un arma en su contra. Sabía que planeaba dejar vulnerables a los humanos, pero nunca supe cómo y ahora es evidente, resulta absurdo incluso decirlo.

Hacía unos segundos que él había dejado de escuchar lo que yo decía, de pronto, algo pareció hacer click en su expresión.

—Tiene sentido que perderte lo volviese loco.

—Él ya estaba loco, Evan.

—Tenerte a su lado era su boleto seguro, ahora no lo tiene. Hará todo lo posible por debilitarte porque tú... tu eres la clave de su destrucción.


Anabelle y yo tuvimos la idea de estudiar su mente, su poder y su evolución. Teniendo claro como funciona y como varia en relación a la nuestra. Mientras más supiéramos sobe lo que era capaz de hacer y de soportar, más cerca estaríamos de medir el poder de Cayden. No, no estaba demasiado de acuerdo con la idea de poner e peligro a Anabelle, de todos modos no servía de nada intentar persuadirla, ella estaba decidida a demostrar que podía ser de ayuda, sin importar que su cerebro quedara frito en medio de todo.

La situación estaba así; todos sabíamos los que conllevaba jugar con las mentes, más con una que ya había sido manipulada en varias ocasiones y podría quebrarse fácilmente. Tampoco teníamos demasiadas opciones. Después que Val, Arion, Eithan y Adrianne se autodenominaron los vampiros más poderosos del lugar y de un pequeño momento de duda decidieron hacer solo una pequeña exploración superficial.

Val, es la primera voluntaria y se bate en un duelo de miradas con la pelirroja lo que, deduzco, es su forma un tanto exagerada de ingresar en su cabeza. Había sido testigo de lo fácil que es para Ana generar una conexión y meterse en tu cabeza para empatizar con tus recuerdos, pensamientos y emociones siempre que el afectado este dispuesto o sus defensas mentales no sean demasiado fuertes. Pasado este punto solo nos queda descubrir por qué es inmune a la coacción, cuando, aunque seamos muy fuertes, nosotros no podemos resistirnos a esta cuando viene de alguien poderoso. Ninguno de nosotros estaría a salvo de las redes de Cayden en una batalla, pero ella lo había resistido por meses y sin que él siquiera lo notase.

—¿Se van a besar o algo?

El chico extranjero, bueno, el latino con mal acento, aparece de la nada a mi lado.

—¿Tu dónde estabas? —cuestiono por simple plática.

Él solo desapareció después de la escena de celos de Anabelle hacia Arion. Se mostraba nervioso, quizá un poco avergonzado.

—Fui a mear y me perdí en el bosque.

Levanto una ceja en su dirección.

—No bebemos agua, no necesitamos mear —aclaro lo que él ya sabe, con una justa cantidad de desdén.

—¿Ah no? —se remueve y luego habla en mi oído—: Es que fui al bosque a... ya sabes... intentar brillar con el sol.

Mis ojos vuelan hacia el techo de la casa, harto, y niego separándome del sujeto tan extraño, no sin antes dirigirle una mirada de advertencia. Val se da por vencida pronto y es el turno de Eithan, Ana no luce para nada afectada, al contrario, bromean entre ellas sobre ir de compras para estrechar sus lazos y Eithan se une a su promesa de viaje al centro comercial. 

Decido hacer un recorrido de reconocimiento y asiento en dirección hacia Arion, un único informe silencioso que me devuelve de la misma manera. Solíamos trabajar como una maquina muy bien engrasada últimamente.

Casi todos se habían dispersado a descansar, no tenía idea de donde Agniet, Ivy, Elya o Eris estaban. Todas las chicas se esfumaron de la práctica de poderes cómo si esta tuviera veneno. Cuando llego a la habitación menos usada de la casa, encuentro a Kate en un taburete ojeando su teléfono con un vaso de liquido transparente que a primera vista parece agua, una olfateada después descubro que, de hecho, no lo es.

—Tu no bebes, Katherine.

Levanta con tal rapidez su cabeza y sé que la he asustado por como lleva su mano al pecho.

—¡¿Tienes los pies acolchados, Dawson?!

—Si, y tu no bebes.

Pongo el vaso al otro lado de la mesa.

—De algo me tengo que morir —se estira para tomarlo—. Mis padres están en terapia de pareja y olvidé mis llaves, tengo que quedarme aquí dónde no soy ni un poco de utilidad, sintiéndome incomoda, hasta que vuelvan. Al menos déjame distraerme con esto que nunca había probado y sabe horrible.

Suspiro.

Aquí vamos de nuevo. Me voy a hacer terapeuta y así al menos cobro.

—Esa no es toda la historia, has lidiado con tus padres negligentes durante toda tu vida. ¿Qué te pasa realmente?

Personalmente, podía hacerme una idea.

—Nada —responde con rapidez lo que me hace elevar mis sospechas.

—Katherine.

—Evan.

—¡Julián!

Nos giramos en busca de la voz del intruso, quien sonríe ante su intromisión.

—Te solicitan afuera, fortachón —me informa.

Bufo, haciéndome a un lado para marcharme.

—No tengo descanso ni muerto.

 En cuanto lo hago dejo de cubrir la imagen abatida de Kate y el latino de inmediato posa sus ojos en ella, algo parece desconectarse en su cabeza y su sonrisa se esfuma dando paso a una seriedad abrumadora.

Por el Salto Ángel y los cerros de Roraima.

—¿Disculpa? —Kate se muestra muy confundida ante la sarta de palabras en español del chico.

—Me llamo Julián González, ex-guardia del trono inmortal y ahora miembro no oficial del clan del poderoso sujeto de cabello blanco. Para servirle a la Chinita y a usted.

Me quedo lo suficiente para ver a Katherine sonreír con incredulidad y tender la mano.

—Kate, emocionalmente inestable.

Dejo de presenciar la entretenida escena cuando Julián se limpia de sus ropas e intenta  acercarse a ella tan rápido que tropieza con sus propios pies, y, aunque puedo seguir escuchándolos incluso a la distancia prefiero no hacerlo. 

Al cruzar el umbral me encuentro a una Anabelle que contiene la risa ante el berrinche de Adrianne, ya que este no ha conseguido someterla a su control mental por más que lo ha intentado. Eso solo nos deja a un candidato.

Arion toma asiento frente a ella con fastidio, debido a su altura debe colocar los codos en sus rodillas e inclinarse para mirarla fijamente a los ojos. El contacto visual parece costarle horrores a ambos y cuando por fin lo logran, Anabelle cae casi de inmediato en un trance profundo, sin apartar la vista de las piscinas grises que Arion tiene por ojos. Ambos se pierden en el otro y resulta tan impresionante que nadie puede dejar de mirar; incluso deseo saber que inserta Arion en su cabeza, sé que está hablando directamente a su mente y esto parece estar funcionando pues el rostro de Anabelle pese a permanecer inexpresivo se torna de un color rojizo, luego solo palidece mientras niega y terminan escapando de sus ojos un par de lagrimas.

A continuación, Arion le habla con una suavidad que jamás le había escuchado.

—Ahora, Roja. Despierta.

La bocanada de aire que absorbe es tan repentina que emite un sonidito de espanto, eso nos hace saber que ha vuelto en sí y que el poder de Arion es el único que ha podido subyugar su mente, superando así al del mismísimo heredero de la corona. Ambos permanecen en silencio y comparten una seria mirada que dice mucho, la primera en apartarse es Anabelle, no me da tiempo de decir nada pues pasa por mi lado casi en una carrera. Girando mi torso para verla perderse escaleras arriba alcanzo a ver como se limpia las lágrimas. 

Comienzo a cuestionar si esto es una buena idea, si ella lo resistirá.

Arion suspira, agotado. Nos da a todos una mirada que de repente le hace parecer tener cien años más.

—¿Qué viste? 

El tono de Adrianne es demandante y los ojos de Arion emiten un destello peligroso que 

—Su mente ya no funciona igual que antes. Es más fuerte y no sé si se deba a los efectos de ser un híbrido o simplemente es obra de ella. 

—Eso es imposible —replica Adrianne—. Ningún mortal tiene tal fortaleza. Me he introducido a lo más remoto de su ser y aún así no he encontrado nada a qué aferrarme. Está vacío. 

—Ella te hace creer que lo está, te envía a un desvío, si no sabes por donde ir incluso podría atraparte ahí dentro si así lo desea. Es una practica difícil y peligrosa, requiere demasiado esfuerzo, demasiada antigüedad. Algo que sabemos no tiene.

Como siempre, el alemán parece ser experto en los poderes de los que apenas tenemos conocimiento.

—He manipulado antes su mente, es obvio que las cosas han cambiado considerablemente. Se nota totalmente distinto a una mente humana común, en esas es fácil encontrar algo a que aferrarse y no necesitas un vinculo para hacer la coacción, son libros abiertos. Ahora es casi imposible y si no fuera por...

Arion cierra la boca de forma abrupta, claramente contrariado por lo que se encontraba a punto de salir de esta.

—Si no fuera por la obvia relación que se mantiene entre ambos, no te cortes Vriklas, me encanta verte tan atrapado. A todos nos llega.

—Eso solo nos confirma que los híbridos son más fuerte en todos los sentidos —retomo el curso de la conversación que nos concierne.

—La pelirroja tiene razón, ella es tal vez nuestra mejor opción para ir contra él. Si logra dominar el poder de su mente, podría incluso doblegarlo, es su igual.

Los ojos de Adrianne tienen un brillo de codicia y maldad increíble que no puedo pasar por alto y al parecer Arion tampoco. Tiene una mirada de sospecha que descarga contra el francés. Sabemos que Anabelle no es de su agrado y ya pasamos por eso de que nos traicionaran en nuestras narices una vez. 

—Concéntrate en cumplir con la única misión que te he dado y que es la razón por la que sigues en mis terrenos. De lo demás me encargo yo.

—Como ordene señor gran Vriklas —hace una reverencia burlesca—. si me disculpan, me esperan mis aposentos.

—¿Recuérdame porque lo escogiste, Eithan? —Arion se frota las sienes con fastidio.

Tomo asiento en un sofá individual y sin nada que hacer busco en mis bolsillos mi olvidado móvil para luego recordar que Elya no me lo ha devuelto.

—Tenemos historia —me fijo en el alemán que se encoje de hombros—. No podemos actuar por nuestra cuenta por que levantaría sospechas y él tiene los contactos, lleva echando tierra a asuntos entre ambos mundos por décadas. Y es el mejor encantador que conozco, después de ti sobra decir.

—Si, sobra —confirma Arion.

—¿Entonces cual es el plan? —pregunto con fastidio— ¿Aparece como si nada, le dice a todos que ha resuelto todos los misterios de la humanidad y Atenas lo idolatra cuando nosotros hemos hecho todo el trabajo sucio?

—Eso parece —y sé que a Arion tampoco le apetece mucho esa idea—. Para mi desgracia, es la mejor opción.

Adrianne y Francis serán los encargados de darle vida a agentes especiales internacionales, gracias a que las influencias del primero son tan extensas que tiene autorización gubernamental para encubrir actos ilícitos que pongas en riesgo la seguridad del secreto de nuestra existencia en este plano. Por esa razón es un aliado tan invaluable, aunque insoportable.

Él es la fachada que permitirá que Anabelle regrese al pueblo sin problemas. Y de su parte quedará hacerse la desentendida cuando se le pidan declaraciones formales.

Cuando Eithan se pierde de nuestra vista hago la pregunta que me mantuvo aquí desde que Anabelle salió corriendo.

—¿Fue tan malo?

—Ella... mató a Elliot

***

Recordemos que, para todos los chicos, Elliot está bien bajo tierra.

No puedo creer que estoy retomando esto después de dos años. Pasaron tantas cosas que necesitaría todo un libro para expresarlo.

A los que siguen por ahí desde hace tanto tiempo, un millón de gracias. A los nuevos lectores, bienvenidos.

Un besito. 

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