19. Creer en el destino
La paciencia es una virtud que pocos dominan. Ver correr el tiempo en cámara lenta sin reaccionar o enloquecer es algo con lo que no fui bendecida Es por ello que hoy, tres semanas después de estar "en tregua con el trono" me siento tentada a saltar de la torre astronómica que se encuentra al otro lado de la villa, pero por desgracia está custodiado día y noche y es el segundo lugar que no se me permite pisar, después del ala este.
El príncipe salió de viaje dos días después de nuestro beso. Dentro de lo que pude averiguar con el personal que si me habla supe que él, junto a la guardia real, el concejo y la reina habían partido a Rumanía.
Capaz van a reclutar al conde Drácula.
Me siento aliviada por no tener la presión de Cayden sobre mis hombros, y al mismo tiempo, fastidiada por ser el único ser con el que puedo medianamente convivir de forma normal dentro de los opresores muros de la villa. Digo, soy libre de ir y venir a cualquier parte pero ya he visto cada rincón del área oeste y de los alrededores. Hace una semana Ivy dijo que tenía el permiso de Cy para dejarme entrar en la biblioteca y básicamente he pasado todos mis días encerrada ahí. Con dolor de culo por estar sentada leyendo. Me voy a quedar sin nalgas.
Es media noche, me he acostumbrado a pasear a esta hora. El cielo de Grecia es precioso y el jardín se encuentra iluminado de una forma que parece un lugar mítico. Hago dos trenzas en mi cabello y me cierro la bata que llevo sobre el vestido cuando el viento azota un poco más fuerte.
Me siento como en un cuento, uno en el que soy la princesa encerrada en un castillo, sin esperanza alguna de ser rescatada por nadie más que por mí misma. No puedo evitarlo, a riesgo de parecer repetitiva vuelvo a cuestionar si lo que hice, hago y haré es lo correcto. ¿Por qué parece que no? ¿Por qué me siento tan vacía? ¿Por qué pierdo la valentía y solo quiero volverme un bolita anti golpes? ¿Qué más debo hacer? La respuesta es que ya no lo sé, no puedo saberlo. A veces ni siquiera sé quien soy.
—¿Es la hora sad?
Mi primera acción es saltar en el lugar, estaba tan absorta en mis pensamientos que no escuché pasos acercarse y esta voz con particular acento me ha sorprendido. Si no huyo o ataco es porque deduzco que se trata de Julián, mi compañero de andanzas.
—Hablas como Sofía Vergara en modern family ¿Te lo había dicho?.
—Gracias —asiente con una enorme y efusiva sonrisa.
Chasqueo la lengua luego de mirarlo con sospecha y vuelvo la vista al la fuente.
—Te he visto durante tres días venir aquí a observar la fuente, princesa...No es muy interesante que digamos. Solo es ostentosamente llamativa.
Suspiro con cansancio, sin dejar de observar las suaves ondas del agua movida por la brisa nocturna.
—Por lo que más quieras no me llames princesa.
—Considerando que lo que más quiero es a María Rosa y lo más probable sea que nunca la vuelva a ver...sip, te seguiré llamando así.
Emito una sonrisa triste, elevando solo una comisura.
—¿Novia?
—¡No! —exclama con una mueca de desagrado y se estremece—. Maria Rosa es mi hermana, tiene 16.
—¿Y que sucedió? —inquiero genuinamente interesada.
Julián me mira, como, muy fijamente. Percibo su duda y nerviosismo, comprendo que esté reacio a compartir su historia con una desconocida. Suspira e incluso un rastro de afilados colmillitos aparece en su sonrisa nerviosa. Los colmillos de los vampiros son chistosos, pocas veces me he fijado en ellos, digo no es como que quisiera verlos de cerca. Parece como si hubiesen lijado sus propios colmillos humanos hasta dejarlos en punta, nada que ver con aquellos enormes y afilados cuchillos, finos como aguja de los que acostumbro leer y ver en representaciones Hollywoodescas.
—Si te voy a contar sobre mi hermana, será mejor que dejes de mover tus dientes hacia mí como si tuvieras rabia.
Me río por mi involuntaria acción y le indico con una disculpa que proceda con su relato. Sin embargo, el niega poniéndose de pie.
—Primero vamos a un lugar menos deprimente, esta fuente de causa escalofríos, mira a ese hombre desnudo en medio. Digo, seguramente es un dios o algo, eso no quita que no malinterprete el agua que sale de ella y chispea en mi cara.
Niego con la cabeza conteniendo una sonrisa.
—Solo porque me gusta el chisme —me levanto de un salto.
Julián me da la espalda e inclina las rodillas hasta quedar en una posición que se ve incomoda y graciosa.
—Vamos, princesa, de monito. No te cuesta nada —me mira, esperando y yo niego tomándolo por loco—. Como en Crepúsculo ¿Nunca quisiste ir en la espalda de Edward hada de la luz?
—No me gusta Crepúsculo —bufo.
—Inculta ¡Es un clásico! —se yergue para poder reñirme y luego vuelve a su posición— No tengo toda la eternidad —canturrea—... bueno sí, pero ajá.
Y me subo porque...¿Por qué no?
Dios, incluso tararea A thousand years de Christina Perri.
Unos segundos después estoy gritando que se detenga, mientra los oídos me vibran y las mejillas se me congelan. Estamos al pie de la gran torre astronómica.
Entro en pánico de forma súbita.
—No puedo, está prohibido, está resguardado, la reina... —niego de forma rotunda, eso le extraña y a mi, porque recuerdo a Ivy dándome la orden y me entra un miedo irracional.
—Calma —respiro con dificultad—... estás coaccionada, mírame, escucha. Yo resguardo la torre, es mi trabajo, nadie va a hacerte daño. Le meteré un puñetazo al que se acerque siquiera.
Asiento y mi respiración vuelve a ser normal, me he convertido en un manojo de nervios capaz de ser manipulado incluso por un vampiro con bajo poder. ¿En qué posición me deja eso? ¿Qué pueden o no hacer conmigo? ¿Qué puede hacer Cayden o incluso la Reina? Me asquea, me hiela la sangre de solo pensarlo
Esta vez, Julián me carga como a un princesa y sube sin necesidad de ultra velocidad, no me mira y lo agradezco. Aún siento que tiemblo.
Bien, la torre astronómica es todo lo que me imaginé, una estructura que parece hueca hasta el último piso, pero me doy cuenta de que no lo está, porque hay una puerta a un costado, más o menos a mitad de camino; Julián dice que ahí guardan los telescopios. Y la parte superior es casi completamente abierta al aire libre, hace tanto frío que dudo que mi delgada bata y mi vestido me cubra. Sin embargo, la vista del cielo y de la propia villa es maravillosa. Los grandes y rústicos ventanales tienen casi dos metros, la torre es tan alta que por primera vez estoy viendo la gran amplitud de lugares que hay más allá de los muros, estando dentro de estos.
—Si no he huido es por esta vista —ríe Julián—, bueno, también está el detalle de que estoy subyugado pero ñeh.
Miro a todas partes, casi sin prestar atención a sus palabras, cada perspectiva siendo mejor que la anterior e irónicamente termino mirando a la fuente para no enloquecer. Si salto de aquí iría directo a la muerte seguramente.
—Cuéntame —susurro—. Háblame sobre ella.
Julián se posiciona a mi lado, inclinado hacia adelante apoyado en sus codos, el viento alborota su cabello tanto que quiero peinarlo y devolverlo a su sitio.
—Maria Rosa, es mi única hermana y la única familia que tenía en mi país natal. Mi mamá tuvo la oportunidad de viajar a España hace un año más o menos. Ella, uhm...ella quería que tuviéramos un, mejor estilo de vida que el que nuestro país nos permitía. Allá no estaríamos limitados y cuando ella estuviese estable nos sacaría a ambos. Se suponía que por ser mayor de edad podría ser responsable de mi hermana y así no tendríamos que esperar a que ella tuviese dieciocho —suspira de forma entrecortada, me preocupa como su garganta está tensa, temo por mi seguridad pero tampoco quiero apartarme, no quiero que sienta que le tengo miedo—. Iríamos por tierra hasta Colombia con unos familiares, de ahí sería más sencillo volar a España. Maria Rosa y yo estábamos tan emocionados porque veríamos a mi mamá pero ella lo estaba más porque volaría en avión —ríe con pesar.
>>La madrugada que aterrizamos, en las afueras del aeropuerto, en un rincón oscuro estaban ellos. Eran dos tipos que parecía sacados de una película de época, con largos abrigos y sombreros raros. Maria se burlo de ellos, yo me reí.
>>Entonces ellos nos llamaron. Pensé que lo mejor era ir yo, porque podrían estar armados. No quería exponer a mi hermana y no había ni un jodido policía. No hablaban muy bien el español y le ofrecí cambiar al ingles. Querían fuego, yo no tenía. Me di vuelta y vi como uno de los sujetos que dejé a mis espaldas ahora estaba tras Maria Rosa con una sonrisa macabra. Quise corre y gritar, pero todo lo que sentí fue dolor, veía negro y sentía como se me iba la vida justo frente a mi hermana. Ellos dijeron que ella estaba podrida por dentro y no les serviría. Por el contrario, yo sí.
En silencio escucho el relato mientras no puedo evitar que mis lágrimas aparezcan. De pronto estoy llorando de impotencia; por Julián, por Maria Rosa, por mí y por mi familia.
—Estaba muriéndome y aun así me alegré de que a ella la dejasen en paz. De que fuese "basura inservible". Porque iban a dejarla viva, no entendía realmente lo que estaba pasando, no sabía siquiera si aquello era real o solo una horrible pesadilla de avión. Aún no lo sé y deseo tanto que lo sea. Porque así al menos tendré la esperanza de ver el rostro de mis mujeres otra vez y no estarán solas vagando por el mundo creyéndome muerto. A veces me recrimino por lo ridículo que es imaginar eso...luego recuerdo que, justo ahora, imaginar es lo único que me queda.
No puedo decir nada, realmente no puedo. Por momentos quiero decir le que él tiene todos los poderes de un ser inmortal, sé que cualquiera en su posición haría lo que fuera por huir y buscar a su hermana, luchar por su familia. Quiero gritarle que corra y lo haga, que no sea imbécil. ¿No es también lo que yo quiero también? ¿No estoy yo aquí también? "Voluntariamente" cautiva y no haciendo nada por pelear. Luciendo bonita para el príncipe, callada y fingiendo apoyar al trono.
Me odio.
Me aborrezco.
Y odio un poco a julián por hacerme ver que algunos estamos destinados a sufrir con las manos atadas.
—Dijiste que estabas subyugado.
Parece sorprendido que después de todo eso sea lo único que le diga. Y contrariado, como si no pudiera hablar sobre eso.
—Cuando llegue aquí, todos esos monstruos hicieron lo imposible por quebrar mi espíritu. Me fingí vencido y resignado pero lo cierto es que por más miedo que me diera este mundo fantástico de mierda, estaba feliz porque mi hermana estuviera lejos de mí y de ellos. Ni en un millón de años quisiera esta vida para ella aunque me cueste no verla nunca más. Ellos destruyen tu voluntad, así es fácil manipularte a su antojo, es lo que hacen con cada persona que toman, nos intentan someter a un lavado extremo de cerebro a la vez que nos derrumban para construirnos a su antojo y conveniencia. Estoy atado al trono, quizá para siempre. Pero mi lealtad, mi fe y mi voluntad provienen de saber que mi madre y hermana están fuera, a salvo de lo que se esconde tras la cortina de humo que es la realidad que todos conocen. Eso me permite pensar por mí mismo y mientras siga recitando de forma monótona el absurdo juramento de fidelidad, me mantendré con vida...y me seguirán dando sangre, esa mierda es difícil de conseguir por tu cuenta —hace una arcada ruidosa.
Me río mientras internamente doy razón a todo lo que dice.
—Podrías ser un vampiro vegetariano.
—¿Se me pondrían los ojos amarillos? ¿Sabes algo de eso? Aunque estos están geniales, parezco modelo.
Pestañea exageradamente hacía mí y despierta envidia con sus largas pestañas.
—Oh dios, tengo que presentarte a Kate —río.
Me detengo, lo he dicho de forma tan casual, provocando que los recuerdos aparezcan y llenándome de nostalgia.
—¿Es linda?
—Ella es lo más adorable que verás en tu vida.
—Bueno, me lo debes, princesa —me guiña un ojo. Me agrada la idea de que él no lo vea como un imposible—. Ahora deberé escoltarte a tu habitación o tendré problemas.
Lo dejo acompañarme, en un agradable silencio que solo es roto por sus comentarios divertidos, vamos a paso humano a petición mía, solo por disfrutar de la caminata de regreso al encierro. No es una sorpresa ver a Ivy y a Agatha haciendo guardia al pie de las escaleras, con los brazos en jarras.
—Si, si. Se me paso la hora de dormir —hablo de forma despectiva—. No me den la charla y acusen con papá.
Paso de ellas y voy escaleras arriba, al mirar atrás, Julián permanece de pie, con el rostro serio y muy en su papel de guardia. Me quedo mirándole un par de segundos y él se tensa, no quiero ponerlo en riesgo, es la única persona con un mínimo de consciencia en este lugar lleno de autómatas.
Al volverme me quedo helada, viendo a Cayden al final de las escaleras con a cabeza ladeada hacia mí.
—Al final no ha hecho falta ir a buscarte —habla con su aterciopelada voz—. Agatha, Ivy, gracias por sus servicios. Será mejor que descansen.
Y ambas me dirigen exactamente la misma mirada de odio antes de hacer una reverencia e irse.
—Tu también chico —ordena a Julián.
Él duda, y quiero decirle que es un error, me mantengo inexpresiva y el reverencia.
—Buenas noches —y se deshace en una ráfaga.
Al mirar a Cayden el esta con la mirada fija a donde el latino desapreció, aun con la cabeza ladeada de una forma tan antinatural que me da escalofríos. Me recuerda a Ashton.
—Quiero creer que te estremeces de frío pero se que no es así.
Aun así me da su saco en un gesto de caballerosidad. No me quedo de pie junto a él, paso de largo directo a mi habitación, sin confirmar si me sigue, porque se que así es. Al llegar, le devuelvo e saco, aspirando un poco de su impersonal olor a colonia cara y me quito la bata y las zapatillas antes de meterme en la cama.
Él se sienta a un lado, un poco tenso, dándome espacio.
—Mi mamá quiere que te reúnas con el consejo para el juicio de Ashton.
Siento que todo me da vueltas de pronto. Me encojo en el lugar, llevando las rodillas al pecho y y queriendo tapar mis oídos.
—No quiero y no haré eso —replico cual niña pequeña.
—Es tu preparación para el juicio de Arion y la mía también. Irás como testigo y como mi acompañante.
¿Cómo le explico que no quiero ver como el chico que ocasionó todo esto es condenado frente a mis ojos? ¿Cómo le hago entender que desde que las palabras han salido de su boca se me ha subido la bilis a la garganta y no sé que sentir? No puedo, porque no quiero y porque estoy bloqueando todo justo ahora para no explotar.
—¿Tengo elección?
—No.
—Gracias.
Quiere levantarse pero lo tomo por sorpresa al coger su mano y obligarlo a quedarse. Despejo mi mente para indicarle lo que quiero. Y el asiente.
Despojándose de sus zapatos y medias, el príncipe hace a un lado las sabanas, recostándose en el hueco que le he hecho a mi lado. Al instante me acurruco a su lado, buscando un soporte en el lugar incorrecto. Sigo bloqueándolo, temo que sepa que no es a él a quien quiero y necesito.
Sin llorar, sin sentir, sin pensar.
Solo quiero imaginar que el destino tiene buenas cosas para los que quiero, así como seguro las tiene para Maria Rosa y su mamá. Pero también quiero creer que imaginar no es lo único que me queda. Por desgracia, los menos favorecidos por esa fuerza mayor nos vemos constantemente a la expectativa que cual será el siguiente golpe. De si lo resistiremos.
¿Cuál será el destino de Ashton?
La muerte.
¿Cuál será el mio?
***
Un capítulo bien soft vv. Dedicado a MilenaVillaroel. Si no te he dedicado comenta aquí. Se me pierden:(
Perdón por perderme:( síganme, pidan link del grupo de whats, sigan a Arión en ig y sigan a Shawn Mendes pos porque es Shawn Mendes.
¿Algo que quiera decirme?
Arriba dejé a Julián o como lo llamó Nicole, el soltero N° 3 xd
Besitos, los tqm *-*
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