Capitulo 22
CAPITULO EDITADO
Mi corazón bombeaba rápidamente y bailaba de felicidad, realmente estaba feliz. Había estado esperando demasiado por este momento y finalmente sucedió.
Claro que en mi pasado me había besado con otros chicos lindos, de hecho, el innombrable era bastante guapo.
¡PERO ZAC ERA EXTREMADAMENTE PERFECTO! Bueno no tanto, tal vez, pero... ¡OH POR DIOS COPITO! Es tan hermoso.
Si tuviera que hacer una lista donde este el nombre de todos los chicos que bese. En primer lugar estaría Zac. Y luego Zac y luego...Zac.
Todavía estábamos besándonos, me besaba de una manera tan dulce y a la vez con pasión que quería quedarme así por una hora.
Necesitábamos aire y nos separamos. Nuestras respiraciones eran agitadas. Noté que mis manos descansaban en su cuello y pensé en quitarlas pero fue entonces cuando él las tomó y volvió a dirigirlas a donde estaban segundos antes.
Nos mirábamos fijamente pero ninguno decía nada. Su mirada furiosa que tenía antes, había desaparecido por completo y ahora me miraba con ternura.
-¿Zac?-Me animé a hablar.
-¿Qué?
-¿En qué momento me hiciste 'pipi' y no me di cuenta?
Sabía que los efectos del alcohol tenían un poco que ver con esta pregunta estúpida.
Todo el momento tierno se fue con una gran carcajada de Zac y luego me dio un abrazo como si yo le diera ternura.
-No te entiendo, Jade-Dijo con una sonrisa en su rostro.
-Los perros hacen 'pipi' cuando marcan territorio.
-Yo no hice "pipi"-Hizo comillas con sus dedos-en ti, Jade. Simplemente les dije que si se te acercaban les sacaba los dientes con una tenaza.
Me reí ante su comentario. Aunque yo le hubiera agregado: "Y luego de sacarles los dientes con una tenaza, los coloco en una licuadora y luego se toman sus propios dientes"
No me había molestado en absoluto que Zac le haya dicho eso a los chicos, eso me demostraba que de algún modo yo le importaba.
-¿Ahora puedo preguntarte algo yo?-Dijo mientras alejaba un mechón que molestaba en mi rostro.
Asentí con la cabeza mientras mis dedos se enredaban en su cabello.
-¿Te crees muy graciosa renunciando a tu trabajo?
Reí y le implanté un pequeño beso en los labios.
-Es que ya no necesito el dinero.
Su rostro reflejaba alivio.
-Pensé que no querías verme mas.
Su voz sonó ronca, me encantaba. Todo lo que hacía me parecía hermoso. Pero no quería parecer una loca psicópata enamorada.
Negué con la cabeza rápidamente como si fuera una niña.
-Debemos irnos, Sienna va a matarte-Cambié de tema.
-No quiero, quiero quedarme contigo un rato mas.
Y ahí fue cuando termine internada en el hospital.
Claro que no fue literalmente.
Sabía que si hablaba iba a arruinar el momento pero si me quedaba en silencio probablemente también lo arruinaba.
Simplemente él se acercó a mi y nos volvimos a besar. Pude darme cuenta que cuando nos besábamos todo lo demás era irrelevante, desaparecía.
El beso se intensificaba mas cuando los problemas llegaron.
Los mareos volvieron a aparecer y unas ganas de vomitar se apoderaron de mí.
-Zac-Dije casi balbuceando.
En seguida notó lo que me sucedía y me bajó de su regazo, donde había subido segundos antes, sentándome a su lado. Abrió rápidamente la ventana y el aire ingresó al auto. Todavía no quería expulsar lo que había en mi estómago aunque seguía un poco mareada.
-Lo siento-Recosté mi cabeza hacia atrás.
-Esta bien, yo sufrí lo mismo muchas veces, e incluso cosas peores.
Era demasiado vergonzoso encontrarme de esta manera frente a Zac.
-Será mejor que te lleve de regreso a la fiesta antes que Sienna piense que te violé o algo parecido.
-No es mala idea-Dije en un inaudible susurro olvidando que el estaba a mi lado.
-¿Qué?-Dijo Zac riendo.
Abrí los ojos como platos-Eh...Que es buena idea que regresemos. Pero ¿Podrías llevarme a mi casa? No me siento muy bien.
-Sienna me pidió que te llevara a la fiesta.
-Sienna no es mi madre-Grité.
Aunque si se tratara de mi madre tampoco le haría caso porque claro ¡NO TENGO UNA!
-Yo le avisaré que iré a casa-Traté de parecer mas calmada.
Asintió con la cabeza y me ayudo a recostarme en el asiento del acompañante.
*
-Jade, ya llegamos-La voz de Zac me despertó.
El viaje no había sido largo pero fue suficiente para que me quedara dormida.
Me acomodé en el lugar y todavía estaba un poco mareada. Sentía como si estuvieran serruchando mi cabeza.
Giré para ver a Zac y su mirada estaba en mis piernas descubiertas y eso me incomodó un poco.
-Gracias por traerme, y siento haber arruinado tu noche-Hablé de repente.
El sonrió y se abalanzó sobre mi para darme un beso que duro algunos segundos. Su enormes manos cerraban delicadamente mi rostro y la suavidad de sus besos me encantaba, era como si no quisiera lastimarme o romperme.
Nos alejamos unos centímetros y mis labios formaron una sonrisa.
Abrí la puerta del auto y me baje retirando mi pie izquierdo primero haciendo que me estrellara de cara al piso.
¡Mierda!
Rápidamente lleve mis manos a mi boca verificando que todos mis dientes estén en su lugar y por suerte lo estaban. No quería tener ninguna especie de ventana cuando sonriera.
-¡Jade!-Escuché el grito de Zac.
Unos segundos después sentí sus manos en mi cintura que me ayudaron a ponerme de pie.
-Creo que me caí-Dije una vez que mis pies tocaban el suelo.
Zac rió con una risa ronca.
-¿Estas bien, Jade?
Claro, simplemente acabo de perder toda mi dignidad cayéndome enfrente del chico que me gusta, pero todo esta bien. Y además de que me duele todo mi cuerpo.
-Si-Mentí.
Saqué una llave de mi bolsillo alejándome de el, traté de caminar derecho para no caerme y Dios escuchó mis pedidos ya que llegue sana y salva a la puerta de mi casa.
Intenté de embocar la llave en la cerradura por unos minutos cuando la voz de Zac resonó en mis oídos:
-Yo te ayudo.
Me quitó la llave de la mano y como si fuera su casa, la abrió en un instante. Hizo un ademan con su mano para que yo ingresara primera y luego cerró la puerta detrás de mi adentrándose a la casa. Caminé hasta la escalera y la mire por unos segundos mientras mi cabeza daba vueltas.
Perfecto ahora voy a tener que convocar a todos los Dioses del mundo para que me ayuden a subir la maldita escalera.
Como si hubiera leído mis pensamientos, Zac me alzó en sus brazos.
-No es necesario que...
-No tengo ganas de ir a un hospital-Me interrumpió.
-Pero, peso.
-Eso es mentira-Rió mientras me miraba a los ojos-Además no es la primera vez que estamos en esta posición.
Busqué en mis recuerdos y recordé aquella noche que me quede dormida en su casa.
Sin decir una palabra subimos hasta mi habitación y me recostó en mi suave cama. Me metí en las sabanas frías de color celeste y me tapé hasta los hombros.
-Adiós, hermosa-Escuché la voz de Zac mientras se acercaba a la puerta de mi habitación.
¡No! No te vayas.
-Es tan triste dormir sola un día tan frío como este-Realmente me estaba aprovechando de la situación.
Miré a Zac esperando que haga algo pero él simplemente me dedicó una sonrisa y apagó la luz dejando la habitación oscura.
-Adiós-Fue lo ultimo que dijo.
Me voltee resignada y unos segundos después sentí la cama hundirse ante el peso de una persona.
¡No te mueras! ¡No te mueras! ¡No te mueras!
Sonreí mientras lo sentía acercarse a mí y abrazarme por la espalda. Me giré hacia él y me abrazó aun mas. Olfateé su hermoso aroma y cerré los ojos.
-Buenas noches, Jade-Y con el roce de su beso sobre mi frente, el sueño se apoderó de mi.
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