Parte 9
Nos encontramos con kai la cual estaba caminando por los pasillos de una escuela con su mochila en hombros al dar unos cuantos pasos más se detuvo en su locker el cual abrió y vio que había muchas cartas que tenían su nombre escrito en ellas, Kai observó las cartas con atención. Algunas tenían un aspecto familiar, mientras que otras eran completamente desconocidas. Se quedó frente a su locker por un momento para después soltar una risilla y guardar las cartas en su mochila para después agarrar unos libros.
Kai cerró el locker con un ligero golpe y se ajustó la mochila sobre sus hombros, sin darle mucha importancia a las cartas por el momento. Sabía que tendría tiempo de revisarlas más tarde, cuando estuviera en casa y pudiera sentarse tranquila. Con una sonrisa ligera en el rostro, se dirigió a la biblioteca para recoger los libros que necesitaba para la tarea de la tarde.
Mientras caminaba hacia la biblioteca, Kai notó una silueta familiar al final del pasillo. A medida que se acercaba, la figura se fue haciendo más nítida, y para su sorpresa, reconoció al chico. Era Lucas, uno de sus compañeros de clase y amigos más cercanos, quien siempre tenía una sonrisa en el rostro y una energía contagiosa.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Lucas levantó la mano y la saludó con entusiasmo, casi como si hubiera estado esperándola.
—¡Kai! ¡Qué bueno verte! —dijo él, saltando un poco mientras se acercaba a ella.
Kai, que estaba distraída por sus pensamientos, dio un pequeño sobresalto al escuchar su voz tan cerca. Su reacción fue casi automática, y retrocedió un paso con los ojos muy abiertos, sintiendo cómo el susto la invadía por un segundo. El chico, al ver su reacción, soltó una carcajada, divertido por la forma en que la había asustado sin querer.
—¡Vaya, Kai, te asusté! Perdón, no quería hacerlo tan de golpe —dijo, entre risas, sin dejar de sonreír.
Kai se llevó una mano al pecho, tratando de calmarse mientras trataba de sonreír también.
—¡No me lo esperé! —respondió entre risas nerviosas. —Tienes una forma muy... dramática de saludar.
Lucas levantó una ceja, haciendo una mueca juguetona.
—¡Tienes que estar más alerta, Kai! El pasillo de la biblioteca es un lugar peligroso para andar distraída —bromeo
Kai se río nuevamente, sintiendo cómo la tensión se disipaba. A pesar del susto, era agradable ver a Lucas tan animado como siempre.
-Por cierto, ya que estamos en la biblioteca, me recuerdas que era la tarea de hoy- Se lo dijo mientras se rascaba la nuca y reía
Lucas soltó una pequeña risa y se cruzó de brazos, mirando a Kai con una sonrisa divertida.
—Claro, como siempre. La tarea es leer el capítulo 5 del libro de historia y responder las preguntas al final. Pero... ¿no la has hecho ya? ¿Tantas cartas te tienen distraída? —bromeó, señalando su mochila.
Kai se sonrojó un poco, sin saber si admitir que efectivamente había estado más preocupada por las cartas que por la tarea. Sin embargo, decidió no entrar en detalles.
—Ugh, sí, lo olvidé por completo. Estaba tan concentrada en otras cosas que no me di cuenta del tiempo —respondió, mirando a Lucas con una sonrisa de disculpas.
Lucas la observó un momento, con una mirada cómplice, y luego sacudió la cabeza con diversión.
—No te preocupes, Kai, te voy a ayudar. La verdad es que tampoco he avanzado mucho. Pero tenemos todo el tiempo del mundo ahora, ¿no? —
-No lo creo ya van a cerrar la biblioteca y se me está haciendo tarde para ir con mis hermanas-
Lucas al escuchar eso, se quedó pensando por unos cuantos segundos y se le ocurrió una idea
-Qué te parece si vamos a un restaurante a hacer la tarea, mi mama trabaja allí y está cerca de tu departamento-
Kai lo miró sorprendida, sorprendida tanto por la propuesta como por la idea de hacer la tarea fuera del ambiente habitual. Un restaurante era una opción poco convencional, pero su mente comenzó a visualizar la escena: un lugar tranquilo, donde podrían estudiar sin la presión del tiempo en la biblioteca, y con la ventaja de estar cerca de su casa. Además, si la madre de Lucas trabajaba allí, no tendría que preocuparse por que alguien más los interrumpiera.
—¿En serio? —preguntó Kai, levantando una ceja, aún dudosa. —No sé, Lucas, no quiero que te cause molestias. ¿Estará bien si solo... nos ponemos a estudiar allí? No es un lugar común para eso.
Lucas sonrió con confianza, como si ya supiera que su propuesta no podría fallar.
—¡Claro! Mi mamá trabaja en un restaurante que tiene una zona tranquila al fondo, casi como una especie de salón privado. No habrá problema. Y si te apuras, seguro que tienes tiempo suficiente antes de que tus hermanas te necesiten. Además, podemos pedir algo para comer mientras estudiamos. ¡Será perfecto! -
Kai pensó por un momento, sintiendo que no tenía mucho que perder. El ambiente del restaurante podría ser un cambio agradable y, como decía Lucas, era más relajado que en la biblioteca. Además, podría adelantarse en la tarea sin sentirse presionada.
—Bueno, acepto —dijo finalmente, sonriendo con algo de entusiasmo. —De todas formas, estudiar en un restaurante suena más divertido que entre estos pasillos de la biblioteca.
Lucas asintió rápidamente, sin perder la oportunidad de encaminarla hacia la salida.
—¡Perfecto! ¡Vamos, que no quiero que se cierre el lugar antes de que lleguemos! —dijo, mientras ambos caminaban rápidamente hacia la salida de la escuela.
El camino al restaurante fue breve y lleno de charlas ligeras. Kai notó cómo el ambiente comenzaba a cambiar. Ya no estaba tan distraída por las cartas en su mochila. La idea de hacer la tarea en un entorno diferente la estaba relajando más de lo que había anticipado.
Cuando llegaron al restaurante, Kai vio que el letrero del restaurante estaba en castellano "Vive la vida" y cuando entraron vieron que el lugar era algo espacioso por lo que lucas le señala un lugar para sentarse.
Kai observó el restaurante con una ligera sorpresa. El ambiente era cálido y acogedor, con luces suaves que le daban un toque tranquilo pero moderno. El letrero "Vive la vida" se veía con letras elegantes sobre la puerta, y el lugar tenía una vibra relajada, ideal para desconectar de las tensiones del día escolar. Había mesas con velas encendidas, algunas con vistas a las ventanas y otras hacia una especie de pequeño jardín interior.
—¡Ves! Te dije que este lugar es perfecto para estudiar —dijo Lucas, guiándola hacia una mesa al fondo del restaurante, un poco apartada de la zona principal. Parecía ser la zona más tranquila, justo como él había prometido.
La mesa estaba junto a una pared decorada con plantas colgantes, lo que le daba un aire fresco y cómodo. Kai dejó caer su mochila sobre la silla y se sentó, mientras Lucas tomaba asiento frente a ella, sonriendo.
—Este lugar es genial —comentó Kai, mirando alrededor. —Es tranquilo, pero también tiene su propio encanto.
—Te lo dije —respondió Lucas con una sonrisa satisfecha. —Es el rincón más tranquilo del restaurante. Y mi mamá siempre está ocupada, así que tendremos toda la paz que necesitamos.
Poco después, la madre de Lucas apareció en la mesa. Ella llevaba un delantal y una gran sonrisa en el rostro, saludando a ambos con entusiasmo.
—¡Hola, chicos! ¿Qué tal? —saludó ella, con una energía cálida y acogedora.
—Hola, mamá. ¿Nos puedes traer algo para beber? —preguntó Lucas, mientras Kai le devolvía una sonrisa amistosa.
—Claro, ¿qué les traigo? ¿Algo frío o algo caliente? —respondió la madre de Lucas, tomando nota rápidamente.
—Un par de limonadas, por favor —dijo Kai, agradecida por la amabilidad de la madre de Lucas.
—Perfecto, en seguida vengo con eso —dijo ella, antes de irse a la barra.
Cuando esta se marchó para traerles las bebidas a los chicos ambos escucharon un sonido como de un micrófono y cuando vieron de donde provenía el ruido vieron a alguien con una chaqueta color azul metálico con una camisa morada, pantalones de mezclilla color azul fuerte con cabello largo algo descuidado
-Vaya aun no empieza-
- ¿Lo conoces? -
-Si, cada vez que vengo aquí él y yo platicamos mucho y de vez en cuando me ayuda con la tarea-
Ambos solo siguieron viendo como este agarraba una guitarra eléctrica y la conectaba a un amplificador, Kai observó al chico con la guitarra eléctrica mientras él se preparaba para tocar. Se notaba que estaba acostumbrado a ser el centro de atención, con una postura relajada pero segura. Aunque no sabía mucho de él, la descripción de Lucas le daba una idea de que era alguien con un talento musical y, por lo que parecía, un carácter bastante amistoso.
—¿De verdad? ¿Siempre te ayuda con la tarea? —preguntó Kai, algo sorprendida. No esperaba que Lucas tuviera una relación tan cercana con ese chico, que parecía ser algo extrovertido, por lo menos en el ambiente del restaurante.
Lucas asintió, sonriendo mientras observaba al chico de la chaqueta metálica.
—Sí, su nombre es Lancelot siempre viene aquí a tocar y, cuando no tiene mucho público, nos sentamos y platicamos, a veces me da una mano con las matemáticas, aunque a veces él también se confunde o no se acuerda, pero siempre encuentra la manera de ayudarme a terminarla. —Lucas hizo una pausa y se encogió de hombros—. Aunque, admito que más de una vez nos hemos distraído hablando de otras cosas.
Kai asintió, impresionada por la relación de Lucas con Lancelot. Mientras ambos seguían observando al chico con la guitarra, Lancelot conectó el instrumento al amplificador, probando rápidamente algunos acordes y ajustando el volumen. El sonido que salió del amplificador resonó por toda la sala empezando a tocar.
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El sonido de la guitarra llenó el restaurante, creando una atmósfera vibrante y energética. Kai se quedó observando a Lancelot, quien parecía completamente concentrado en su instrumento, tocando con una habilidad que denotaba experiencia.
Lucas vio como kai estaba impresionada, sonrió y le dijo en voz baja:
—Es increíble, ¿verdad? Lancelot tiene un talento natural con la guitarra. Siempre me sorprende lo bien que toca.
Kai asintió, aún sorprendida por el sonido, la música de Lancelot añadía una capa de energía que hacía que todo pareciera más vivo.
En eso este término de tocar y los pocos clientes que había aplaudían incluyendo a kai y lucas, Lancelot sonrió con modestia al escuchar los aplausos, levantando la mano en un gesto de agradecimiento hacia los pocos presentes. El ambiente en el restaurante se sentía cálido, como si la música hubiera creado un vínculo momentáneo entre todos. Kai aplaudió con entusiasmo, impresionada por el talento del chico.
—¿Ves? Te dije que es increíble. Y no solo en la guitarra, sino también en cómo sabe captar la atención de todos sin esforzarse demasiado.
Kai asintió, observando a Lancelot que comenzaba a bajar el volumen de la guitarra y a desconectarla del amplificador.
—Definitivamente tiene un estilo único —respondió Kai, mientras veía a Lancelot acercarse a la barra para guardar su guitarra.
Lucas aprovechó ese momento para seguir charlando, como si la música no hubiera interrumpido la conversación.
—Siempre hace eso, toca un par de canciones y luego se va a descansar. Aunque, de vez en cuando, se queda a platicar y hasta nos da consejos sobre cómo estudiar mejor. Es raro, pero cuando está aquí, parece que el tiempo se detiene un poco.
Lucas aprovechó ese momento para seguir charlando, como si la música no hubiera interrumpido la conversación.
—Siempre hace eso, toca un par de canciones y luego se va a descansar. Aunque, de vez en cuando, se queda a platicar y hasta nos da consejos sobre cómo estudiar mejor. Es raro, pero cuando está aquí, parece que el tiempo se detiene un poco.
—Salud —respondió, tomando un sorbo y sintiendo cómo el frío de la limonada la refrescaba, mientras los pensamientos sobre las cartas en su mochila volvían a su mente. Sin embargo, por ahora, las distracciones eran agradables y las conversaciones fluidas.
El ambiente se mantenía relajado, y el sonido de la guitarra de Lancelot seguía resonando en su mente, dándole un toque especial a la tarde.
De repente, Lancelot, que ya estaba cerca de la barra, levantó la vista y vio a los chicos sentados en su rincón, con una sonrisa. Este simplemente los vio con una sonrisa mientras que la madre de lucas se sentó al lado suyo
- ¿Que miras? - le pregunto a Lancelot, aunque claramente sabía que estaba viendo a los chicos
-Mmm... ¿creo que ya había visto a esa niña antes? -
-No creo que sea posible-
-...Si creo que tienes razón-
Lancelot se quedó mirando a Kai y Lucas por un momento, como si algo estuviera haciendo clic en su mente. La sonrisa en su rostro seguía siendo despreocupada, pero había una chispa de curiosidad en sus ojos.
—¿Sabes qué? Creo que tienes razón, Jenny—dijo Lancelot, sin apartar la vista de Kai. —Esa niña me parece familiar, pero no recuerdo de dónde.
-Dime ¿Quieres que te sirva un trago? - Le pregunto mientras le daba un codazo en el brazo a lo que este con una risilla le dice que no y solo siguió viendo a los chicos
- ¿Por qué los observas tanto? -
-Bueno es la primera vez que veo a lucas traer a una niña y más porque es muy bonita-
- ¿Estas insinuando que mi hijo es feo? -
A lo que este riendo le dice a Jenny—No, no, es solo que nunca lo había visto traer a alguien aquí y menos para hacer la tarea-
Jenny observó a Lancelot por un momento, un toque de curiosidad y diversión en su expresión mientras servía una bebida. Al escuchar su respuesta, soltó una risa suave y se inclinó hacia él, como si estuviera disfrutando de la situación.
—Ya veo, ¿entonces lo que estás diciendo es que no te habías dado cuenta de que Lucas también tiene amigos? —bromeó Jenny, mirando con una sonrisa traviesa.
Lancelot alzó las manos en señal de rendición, riendo.
—¡No es eso! Solo que nunca había visto a Lucas tan acompañado. Además, Kai parece ser diferente, ¿no? —dijo Lancelot, haciendo una pausa antes de añadir con una sonrisa juguetona—. Es muy bonita, ¿verdad?
Jenny lo miró de reojo, viendo cómo Lancelot estaba más concentrado en observar a los chicos que en su bebida. Aun así, su tono era ligero y sin malicia.
—Bueno, sí, tienes razón en eso. Pero... no creo que sea la primera vez que alguien ve a Lucas con una amiga, ¿no? —respondió ella con una sonrisa pícara, mientras ajustaba el delantal. —Aunque, tal vez haya algo más. ¿Te gustaría una bebida o algo para comer?
Lancelot sonrió, levantando la mano en señal de que no necesitaba nada por el momento.
—No, muchas gracias, por cierto ¿Como esta calla? -
-Está en casa con mi esposo, y aunque sea más tranquila que lucas, a veces puede ser más...extrovertida que el-
-Jajaja bueno es una niña muy enérgica si se lo propone-
Jenny asintió, aparentemente sin darle mucha importancia, pero con una mirada reflexiva hacia el rincón donde Lucas y Kai estaban sentados. A pesar de su tono relajado, notó que su hijo había mencionado a Kai con una suavidad inusual, algo que rara vez sucedía cuando hablaba de otras personas. Decidió no preguntar más, pero su mente estaba dando vueltas.
Por otro lado, en la mesa, Lucas y Kai seguían charlando mientras disfrutaban de sus limonadas. Kai seguía distraída, pero no de manera incómoda. La atmósfera había cambiado, y la música de Lancelot seguía resonando en su mente, aunque ya no estaba tan enfocada en las cartas.
-Ya es algo tarde, creo que debo volver con mis hermanas-
—¡Oh! valla el tiempo se fue rápido—Lo dijo sorprendido.
—Bueno, te veo mañana en clase—Esta se levantó, Pero fue detenida por la voz de lucas que le dijo que la acompañaría.
—No es necesario, aparte se el camino a mi departamento—Kai sonrió de manera tranquila, ajustándose la mochila mientras se despedía de Lucas con un gesto de la mano. Sin embargo, Lucas no parecía convencido.
—Kai, en serio, no me cuesta nada acompañarte. Además, está oscureciendo, y es mejor que no vayas sola. —Lucas se levantó de su asiento rápidamente, agarrando su propia mochila.
Kai suspiró, pero no pudo evitar sonreír ante la insistencia de su amigo. Siempre había admirado su preocupación por los demás, incluso si a veces podía ser un poco sobreprotector.
—Está bien, pero solo hasta la entrada del edificio. No quiero que te metas en problemas por llegar tarde a casa —dijo ella, mientras ambos se dirigían hacia la salida del restaurante.
Cuando pasaron cerca de la barra, Lancelot, que aún estaba sentado charlando con Jenny, les lanzó una sonrisa amplia.
—¡Adiós, pareja estudiosa! —gritó con un tono juguetón, lo suficientemente alto como para que ambos lo escucharan.
Kai se detuvo por un segundo, sorprendida por el comentario, y giró la cabeza hacia Lancelot, con las mejillas levemente sonrojadas.
—¡No somos pareja! —respondió rápidamente, levantando una mano en señal de negación.
Lancelot soltó una risa ligera, alzando las manos como si se disculpara.
—¡Tranquila, tranquila! Era una broma —dijo él, guiñándole un ojo antes de volver a concentrarse en su bebida.
Lucas, por su parte, no pudo evitar reírse también, aunque se rascó la nuca con cierto nerviosismo.
—Ignora a Lancelot. Tiene un sentido del humor... peculiar —dijo, mientras empujaba suavemente a Kai hacia la puerta.
Kai negó con la cabeza, todavía sintiendo un leve calor en las mejillas, pero dejó que Lucas la guiara fuera del restaurante. Una vez afuera, el aire fresco de la noche los envolvió, y comenzaron a caminar en dirección al departamento de Kai.
El camino estaba tranquilo, iluminado por farolas que proyectaban sombras largas en el pavimento. Lucas intentó romper el silencio que se había formado entre ellos.
—Oye, sobre las cartas en tu locker... ¿son de admiradores? —preguntó con curiosidad, aunque su tono era lo suficientemente ligero como para no parecer invasivo.
Kai lo miró de reojo, sorprendida por la pregunta. No estaba segura de cómo responder. Las cartas aún eran un misterio para ella, y no quería adelantarse a sacar conclusiones.
—No lo sé —admitió después de un momento. —No las he leído todavía. Creo que lo haré cuando llegue a casa.
Lucas asintió lentamente.
—Bueno, espero que sean algo bueno. Pero si necesitas ayuda para resolver el misterio, ya sabes dónde encontrarme —dijo con una sonrisa, tratando de aliviar cualquier tensión.
Kai sonrió agradecida.
—Gracias, Lucas. De verdad, siempre puedo contar contigo.
Mientras Kai y Lucas continuaban caminando hacia el edificio de apartamentos, el aire tranquilo de la noche fue interrumpido por unas voces alteradas que provenían de una esquina oscura del camino. Un grupo de tres jóvenes, con apariencia intimidante y actitudes claramente agresivas, se interpusieron en su camino.
—Miren lo que tenemos aquí —dijo uno de ellos, un chico alto con una chaqueta negra y un cigarro en la mano. —¿Una parejita paseando por la noche? Qué tierno.
Kai se detuvo en seco, sintiendo cómo su corazón comenzaba a latir más rápido. Lucas dio un paso adelante, colocándose entre ella y los chicos.
—No estamos buscando problemas —dijo Lucas con calma, pero con un tono de miedo. —Déjenos pasar, por favor.
Los otros dos muchachos soltaron una risa burlona. Uno de ellos, más bajo pero musculoso, dio un paso adelante.
—¿Y si no queremos? —respondió con un tono amenazante. —Es una noche aburrida, y ustedes parecen una buena distracción.
Kai dio un paso atrás, sintiéndose insegura, mientras Lucas intentaba mantener la calma. Sin embargo, los tres chicos comenzaron a rodearlos, y la situación se tornó cada vez más tensa.
—¡De verdad, no queremos problemas! —repitió Lucas, aunque su voz ya no sonaba tan segura. Su mano se apretó en un puño, pero sabía que enfrentarlos era una mala idea.
Uno de los chicos agarró a Lucas por el brazo y lo empujó contra una pared cercana, haciendo que Kai gritara alarmada.
—¡Déjenlo en paz! —exclamó ella, pero su voz temblaba.
En eso escucharon como alguien Silvio fuertemente. Los chicos voltearon rápidamente al escuchar el fuerte silbido que rompió la tensión en el aire. A la distancia, una figura emergía de la penumbra, caminando con pasos firmes hacia ellos. Era Lancelot aunque ahora parecía menos relajado.
—¿Problemas aquí? —preguntó Lancelot, su tono calmado.
El chico de la chaqueta negra dio un paso al frente, claramente irritado por la interrupción.
—¿Y tú quién demonios eres? —preguntó con desdén, mientras los otros dos chicos miraban a Lancelot con recelo.
—Alguien que cree firmemente que los problemas son un verdadero fastidio—Respondio con un tono relajado mientras bostezaba.
Lancelot se detuvo a pocos metros de ellos, dejando que la luz de una farola cercana iluminara su rostro. Su expresión era despreocupada, pero sus ojos transmitían una confianza que parecía incomodar al grupo.
—Así que, ¿qué les parece si lo dejamos aquí? —continuó, metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta. —Tres contra dos niños de once años....no se me hace justo o acaso no superan la secundaria—
El chico musculoso soltó una risa seca, tratando de ocultar su incomodidad.
—¿Ah, sí? ¿Y qué vas a hacer tú, músico? ¿Cantarles una canción para que se vayan? —dijo con burla.
Lancelot levantó una ceja, mostrando una pequeña sonrisa de lado.
—Podría hacerlo, pero no creo que puedan pagarme para que les toque tan siquiera una nota—respondió con calma. —En cambio, puedo hacer algo más rápido... —Hizo un movimiento hacia adelante, lo suficiente como para que los tres dieran un paso atrás instintivamente.
Kai y Lucas miraron la escena en silencio, ambos sorprendidos por la actitud de Lancelot. Parecía estar jugando con los agresores, pero había algo en su postura que les daba la impresión de que sabía exactamente lo que estaba haciendo.
El líder del grupo apretó los dientes, visiblemente molesto.
—Tch, vámonos de aquí —gruñó, empujando al chico musculoso hacia atrás. —No vale la pena meternos en problemas por estos dos.
—¿Seguro? —preguntó el más bajo, mirando a Lancelot con desconfianza.
—¡Dije que nos vamos! —gruñó el líder, lanzando una última mirada a Lancelot antes de darse la vuelta y alejarse, seguido por los otros dos.
Lancelot los observó marcharse, sin moverse hasta que desaparecieron por completo de la vista. Entonces, soltó un suspiro y se giró hacia Lucas y Kai, quienes aún estaban un poco paralizados.
—¿Están bien? —preguntó, su tono relajado mientras se acercaba a ellos.
Lucas asintió rápidamente, frotándose el brazo donde lo habían empujado.
—Sí... gracias, Lancelot. No sé qué habríamos hecho si no hubieras aparecido.
Kai, todavía recuperándose del susto, miró a Lancelot con una mezcla de alivio y curiosidad.
—¿Cómo sabías que estábamos aquí? —preguntó, su voz suave pero temblorosa.
—Los estuve siguiendo todo el trayecto, ya que Jenny seguía en horario laboral me pidió que los siguiera—
Kai frunció el ceño al escuchar aquello, pero no pudo decidir si debía sentirse molesta o agradecida.
—¿Seguirnos? —preguntó con un tono de sorpresa. —¿Y por qué no dijiste nada?
Lancelot se encogió de hombros, todavía relajado.
—No quería interrumpir su paseo. Además, me imaginé que no les pasaría nada... hasta que escuché esas voces. —Su tono cambió ligeramente, mostrando algo de seriedad. —Aparte no íbamos a dejar que dos niños de once años caminen solos eso ya es ser irresponsable—
Lucas asintió lentamente, todavía intentando procesar lo que acababa de suceder.
—Gracias de nuevo. No quiero imaginar qué habría pasado si no hubieras estado cerca.
Lancelot le dio una palmada en el hombro, sonriendo.
—Descuida. Solo intenta no meterte en problemas la próxima vez, ¿sí? —Bromeó antes de dirigir su mirada a Kai. —¿Y tú? ¿Estás bien?
Kai asintió, todavía algo nerviosa pero aliviada.
—Sí, gracias a ti. —Se ajustó la mochila en los hombros y miró hacia el edificio de su departamento, que ya estaba a pocos pasos de distancia. —Bueno, ya estamos cerca. Deberías volver al restaurante, Jenny debe estar esperándote.
Lancelot negó con la cabeza.
—No tan rápido. No me iré hasta asegurarme de que entras a salvo. —Levantó una mano para evitar protestas. —No te preocupes, no planeo quedarme toda la noche aquí. Solo cinco minutos más.
Kai suspiró, pero decidió no discutir. Sabía que, en el fondo, agradecía su presencia. Mientras caminaban juntos los últimos metros hasta la entrada del edificio, el silencio se llenó con el sonido lejano de la ciudad nocturna. Al llegar a la puerta, Kai se detuvo y giró para mirarlos.
—Gracias, de verdad. A los dos. —Su voz era sincera, y una ligera sonrisa apareció en su rostro.
Lucas sonrió ampliamente.
—Es lo menos que haríamos por ti, Kai. Cualquier cosa, ya sabes dónde encontrarnos.
Lancelot, por su parte, metió las manos en los bolsillos y dio un bostezo
—No hay de que niña, la próxima vengan más temprano a hacer la tarea—
Kai rió suavemente antes de abrir la puerta y entrar al edificio. Antes de que se cerrara por completo, les lanzó un último vistazo, asegurándose de que ambos estaban bien. Una vez dentro, dejó escapar un profundo suspiro, todavía procesando todo lo que había ocurrido.
—Hermana que sucede, parece que viste un fantasma—kai al levantar la vista vio a magilily que estaba con una pijama puesta.
Kai pensaba si decirle lo que sucedió a su hermana, Pero mejor decidió callárselo ya que no quería meter más estrés a sus hermanas.
—No, no pasó nada hermana—
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Como ya saben yo soy el creador de Lancelot y para esta historia le hice un rediseño, y por si no entendieron lo volveré a decir yo soy el creador de Lancelot.
Sin más que decir espero que les gustara el capítulo.
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