Parte 14

Lancelot estaba acostado en la banca del gimnasio y se ve como este estaba levantándose ya que se había quedado dormido después de entrenar y lo único que hizo cuando paso de estar acostado a sentado fue tallarse el rostro con ambas manos para ya estar despierto, aunque seguía con algo de sueño

-Estoy cansado-

Este procede a levantarse y hacer unos estiramientos, cuando termino de hacerlos este procede a bajar las escaleras donde Isaac daba los entrenamientos de karate, este cuando estaba por salir se detuvo ya con la manija de la puerta en mano ya que al agachar su vista vio que no tenía su camiseta puesta y solo vestía con un short color rojo con unos tenis blancos

-Maldición, tengo que instalar de una vez por todas unas regaderas-

Lo dijo ya que a su nariz llego su olor y rápidamente, al notar el aroma, hizo una mueca de disgusto. Sintió cómo la incomodidad se apoderaba de él al estar tan consciente de su olor corporal. De inmediato, soltó la manija de la puerta y dio media vuelta para regresar al vestuario del gimnasio. Mientras caminaba, pensaba que no era la primera vez que olvidaba algo tan básico, pero con su mente tan centrada en los entrenamientos y en todo lo que implicaba mantenerse en forma, a veces se le escapaban los pequeños detalles.

Al entrar al vestuario, se acercó al banco donde dejó su camiseta, tomándola rápidamente y vistiéndose mientras trataba de organizar sus pensamientos. "A veces me pregunto si soy el único al que le pasa esto," pensó mientras metía la cabeza por el cuello de la camiseta.

Con la ropa ya puesta, echó un vistazo a su reloj, notando que tenía tiempo suficiente antes de que Isaac comenzara su siguiente sesión. Este al bajar las escaleras sale del local y empieza a caminar hacia su hogar a bañarse.

-No sé qué más hacer ya mi contrato se ha terminado y ayer me pagaron lo de mi última lucha-

Este solo siguió caminando ya que nunca le devolvieron el auto ya que lo siguen considerando evidencia desde esa noche en la fiesta donde a decir verdad cada que la recuerda a su mente regresaba esa mujer de vestido morado y antifaz llamada Mérida, aunque luego recuerda como este con la máscara la empezó a molestar de forma divertía ya que, aunque sabía que estaba mal se le hacía muy, pero muy divertido como ponía su cara de molestia y como actuaba, aunque al recordar las cosas que le platico y de como ella se hacía cargo de sus hermanas que aunque ninguna sea de sangre por lo poco que vio se ve que es una muy buena hermana.

- ¿Me pregunto qué habrán hecho su hermana con la máscara que le di?, esa mascara, aunque este manchada de sangre podrían venderla y ganar algo de dinero......aunque no les ayudaría ya que si lo hicieran muchos dirían que es falso, tendría que haber dado un sello de autenticación cuando fui a su departamento con Isaac-

Mientras seguía caminando y haciendo memoria de ese día este volvió a decirse a sí mismo.

-Ahora que lo pienso, su departamento se veía mucho más grande......Nhee, tal vez solo fue mi imaginación-

En eso sintió su bolsillo vibrar y al sacar su teléfono y al sacarlo y ver la pantalla vio el nombre de Isaac y al contestar Isaac le dijo

-Lancelot-

-Hola a ti también Isaac-

-Lancelot, tengo un favor muy grande que pedirte-

-Claro, ¿Que necesitas? -

-Estoy investigando un caso de corrupción aquí en la comisaria, alguien oculto evidencias de muchos casos y estamos investigando-

- ¿Necesitas que te ayude? -

-No, no quiero que estes involucrado-

-Vamos no recuerdas cuando Zack, tú y yo...-

-No Lancelot, quiero que cuides a mis hijas-

-Pero ¿Patricia? -

-Ella se retrasará, me dijo que debido a complicaciones mayores se quedara dos semanas mas en Canadá-

Lancelot hizo una pausa, sorprendido por la solicitud. No es que no quisiera ayudar a Isaac, pero el cuidado de las hijas de su amigo no era algo que hubiera planeado hacer en ese momento. Tenía su propio caos en mente y un montón de cosas pendientes. Aun así, no podía ignorar la seriedad en la voz de Isaac.

- ¿De verdad necesitas que las cuide? -preguntó Lancelot, todavía un poco incrédulo.

-Sí. -respondió Isaac con firmeza. -Sé que no es lo que habías planeado, pero confío en ti. Ellas no pueden saber nada de lo que está pasando-

Lancelot dejó escapar un suspiro, mirando al horizonte mientras caminaba por la acera. Sabía que Isaac siempre tomaba su trabajo muy en serio, y en este caso, las cosas parecían complicadas. Si Isaac estaba pidiendo este favor, era porque las circunstancias lo requerían, y sabía que él no pediría algo tan grande sin una buena razón.

-Está bien, lo haré. -dijo finalmente, resignado, pero con una sonrisa ligera en el rostro. -Pero no voy a poder con todo, ¿eh? ¿Qué pasa con las investigaciones? ¿Qué harás mientras? -

-Lo manejaré, no te preocupes. -respondió Isaac con tono grave. -Solo mantenlas ocupadas y asegúrate de que estén bien. Estaré en contacto si necesito algo más urgente-

-Entendido. -Lancelot asintió, sintiendo una mezcla de alivio y responsabilidad. -Pero tienes que prometerme algo, Isaac. Cuando todo esto termine, me deberás una cerveza-

Isaac se río levemente, un sonido que Lancelot no escuchaba mucho últimamente.

-Trato hecho. -respondió con más tranquilidad. -Gracias, Lancelot-

Colgaron la llamada, y Lancelot guardó su teléfono en el bolsillo.

Lancelot suspiró mientras guardaba el teléfono en su bolsillo. No esperaba que su día tomara ese giro. Cuidar a las hijas de Isaac no era precisamente una carga, pero la responsabilidad era mucho mayor de lo que estaba acostumbrado.

-Ahora que lo pienso, no me dijo donde se encuentran.-tronandose el cuello-Pero primero me daré un baño, apesto-

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Con Diana vemos como está estaba sentada en las escaleras de la escuela esperando a que su padre llegara aunque no podría decir que estaba totalmente aburrida ya que April estaba a su lado

-Papa ya tardo más de lo debido-

-Tal vez allá tráfico-dijo April mientras sostenía un libro

-Y dime hermanita como te fue a ti hoy-

-Me aburri para ser sincera-

- ¿Pense que te gustaba la escuela? -

-Y a ti ¿Como te fue diana? -

-Bueno la maestra formó equipos para un proyecto de ciencias-

-Aja-

-Y me tocó con......-No termino ya que ambas escucharon el sonido de un pitido las cuales ambas por instinto levantaron la cabeza y vieron a Lancelot que estaba con la mano levantada sacudiendola

-Ese es.....-

-Es nuestro tio-

Diana y April se miraron entre sí, algo confundidas al ver a Lancelot en lugar de su padre. Diana fue la primera en reaccionar, poniéndose de pie con el ceño fruncido.

-¿Dónde está papá? -preguntó directamente mientras tomaba su mochila.

Lancelot se bajó del auto con una expresión relajada, pero en su interior sabía que no debía levantar sospechas.

-Tu papá me pidió que las recogiera. Está ocupado con el trabajo -respondió, cruzándose de brazos mientras esperaba que ambas se acercaran.

April cerró su libro con calma y se puso de pie al lado de su hermana.

-¿Y mamá? -preguntó ella con una leve inclinación de cabeza.

-Se retrasó en Canadá, vendrá en dos semanas -contestó sin rodeos.

Diana bufó, claramente molesta.

-¿Y por qué no nos avisó antes?-

-Me llamo de último momento, un caso se le complicó y me pidió que las viniera a recojer, aunque saben, ¿Pensé que se alegrarían de verme?, Pero veo que no es el caso-se los dijo mientras se rascaba la nuca.

Diana cruzó los brazos y frunció el ceño.

-No es eso, pero papá siempre avisa antes. No es normal.—

April miró a su hermana y luego a Lancelot, evaluando la situación con una expresión más tranquila.

—Bueno, ya estamos aquí. No tiene sentido quedarnos más tiempo esperando, ¿cierto? —dijo encogiéndose de hombros mientras acomodaba su mochila en la espalda.

Diana soltó un suspiro, aún molesta, pero asintió.

—Supongo que sí… pero si papá no llama en la noche, te haré un montón de preguntas, ¿entendido? —le dijo a Lancelot con una mirada seria.

Lancelot soltó una risa ligera y levantó las manos en señal de rendición.

—Sabes, cuando pones esa cara me recuerdas demaciado a tu madre—

Diana chasqueó la lengua y apartó la mirada, claramente no le gustaba la comparación.

—No soy como mamá —refunfuñó, pero no insistió más en el tema.

April, en cambio, sonrió con cierto aire burlón.

—Oh, pero sí que te pareces. Especialmente cuando frunces el ceño así.

Diana le lanzó una mirada de advertencia, pero su hermana solo se encogió de hombros con una sonrisa divertida.

Lancelot dejó escapar una risa antes de abrir la puerta del auto.

—Bueno, niñas, súbanse. Nos vamos.—

Las dos obedecieron sin más discusión y se acomodaron en los asientos traseros. Mientras Lancelot ponía el auto en marcha.

— ¿Que le sucedió a tu otro auto? —

— ¿No les gusta este nuevo? —

—No solo que siempre decías que era tu auto favorito y se nos hacía extraño—Le dijo diana

—Bueno, digamos que está en un lugar complicado y como su padre me llamo para recogerlas, no creo que quieran caminar o acaso ¿Querían caminar? —

Diana y April se miraron entre sí. Aunque caminar no era precisamente un problema, después de un día de escuela, preferían ir en auto.

—Nah, así está bien —dijo Diana, recargándose contra el asiento con los brazos cruzados.

—Sí, además, hace calor —añadió April, hojeando su libro.

Lancelot sonrió mientras giraba en la siguiente calle.

—Entonces, asunto resuelto.

El auto avanzó unos minutos en silencio hasta que April levantó la mirada de su libro.

—Oye, ¿seguro que papá está bien? —preguntó, sin rodeos.

Lancelot la miró por el retrovisor.

—Claro, solo está ocupado con un caso. Ya sabes cómo es su trabajo.

Diana entrecerró los ojos.

—Sí, pero nunca había faltado sin avisar con anticipación.—

—Bueno, supongo que algunas cosas no siempre salen como uno las planea —respondió Lancelot con un tono relajado—. Pero no se preocupen, estaré aquí hasta que él pueda encargarse de nuevo.

April no dijo nada, pero su mirada se quedó fija en la ventana, pensativa. Diana tampoco pareció del todo convencida, pero decidió dejar el tema por el momento.

Cuando llegaron a la casa de las chicas, Lancelot apagó el auto y salió primero.

—Bien, señoritas, hemos llegado a su castillo.—

Diana rodó los ojos, pero April soltó una risa ligera. Ambas bajaron del auto y caminaron hacia la puerta.

Lancelot las siguió de cerca. Justo cuando Diana sacaba sus llaves, el teléfono de Lancelot vibró en su bolsillo.

Sacó el celular y vio el nombre de Isaac en la pantalla.

—Un segundo —les dijo a las chicas antes de contestar. Se alejó unos pasos mientras Diana abría la puerta.

—Dime.—

La voz de Isaac sonó baja y seria.

— ¿Llegaron bien? —

—Sí, ya estamos aquí. ¿Todo bien? —

—Para ser honesto no lo sé—

—Tranquilo, yo las cuidare, aunque espero que Patricia no se entere, ya sabes lo paranoica que es—

Isaac soltó un suspiro pesado al otro lado de la línea.

—Lo sé, pero no tenía otra opción. Patricia me mataría si supiera que te pedí esto, pero confío en ti. Solo mantén las cosas bajo control.

Lancelot miró hacia la puerta, donde Diana y April ya habían entrado. Se pasó una mano por el cabello, sintiendo el peso de la situación.

—Lo haré, no te preocupes. Pero dime algo, ¿qué tan grave es esto? No me habrías llamado si no fuera realmente importante.

Hubo un silencio en la línea. Luego, Isaac habló en un tono más bajo.

—Es peor de lo que pensaba. Hay demasiadas pruebas desaparecidas, y no sé en quién confiar dentro de la comisaría. Alguien está limpiando todo rastro de ciertos casos... y no son criminales comunes. Esto viene de más arriba.

Lancelot frunció el ceño.

—Eso suena jodidamente peligroso, Isaac. ¿Estás seguro de que no necesitas ayuda?

—No. Ya te dije que no quiero que te involucres. Solo asegúrate de que mis hijas estén a salvo. Si algo me pasa...—

—Si, si, sobrevivimos a cosas peores, creo que podrás con esto, bueno adiós Isaac y no te mueras—

—Vaya, gracias por ser tan honesto—

Lancelot colgó la llamada y se quedó mirando el teléfono por un momento antes de guardarlo en su bolsillo. No le gustaba nada lo que acababa de escuchar. Si Isaac decía que esto era peor de lo que pensaba, entonces las cosas realmente estaban jodidas.

Sacudió la cabeza y suspiró antes de entrar a la casa. Al cruzar la puerta, encontró a Diana y April en la sala. Diana había dejado su mochila sobre el sofá y se estaba quitando los zapatos, mientras April hojeaba su libro, sentada en el sillón.

— ¿Qué quería papá? —preguntó Diana sin rodeos, mirándolo con una expresión sospechosa.

Lancelot sonrió con calma, aunque por dentro sabía que tenía que manejar bien la situación.

—Nada importante, solo asegurarse de que llegaron bien —respondió con un encogimiento de hombros. —Ya sabes cómo es, siempre preocupado por ustedes.—

Diana no pareció del todo convencida, pero no insistió más. April, en cambio, cerró su libro y lo miró con curiosidad.

— ¿Y ahora qué hacemos? —preguntó, cambiando de tema.

Lancelot se dejó caer en el sillón con un suspiro pesado y apoyó la cabeza en el respaldo.

—Pues… eso depende de ustedes. ¿Tienen tarea o alguna actividad pendiente? —preguntó mientras cerraba los ojos un momento.

Diana rodó los ojos.

—¿Eso suena a "háganlo ustedes porque yo no tengo ganas de ayudar"?

Lancelot sonrió sin abrir los ojos.

—Para nada, solo quiero saber si tendré que ejercer mi autoridad como adulto responsable para que hagan sus deberes.

April soltó una risa ligera.

—En realidad, no tengo mucha tarea hoy —dijo, levantando su libro—. Solo debo terminar de leer este capítulo.

Diana se encogió de hombros.

—Yo tengo que hacer un proyecto de ciencias con mi equipo, pero eso es hasta mañana.—

—Bien, entonces podemos hacer algo más relajado esta tarde —dijo Lancelot, estirándose con pereza—. ¿Película? ¿Comida? ¿O prefieren hacer ejercicio? —

Diana frunció el ceño.

— ¿Ejercicio? ¿En serio? —

—Si tienes razón, aparte de que el cuerpo me duele y las suturas de mi frente incomodan un poco—

—¿De verdad te cocieron?—Dijo Diana

April dejó su libro sobre su regazo y miró a Lancelot con curiosidad.

—Bueno si viste la lucha, verás que el desgraciado me dió con la silla, me encajo una botella de vidrio, me golpeó con la mano cerrada y más aún con el poste del ring—

Diana frunció el ceño al escuchar la descripción de la lucha. No parecía sorprendida por lo violento del asunto, pero el tono serio de Lancelot le hizo pensar que no era algo trivial.

—Eso suena... bastante grave. —dijo Diana, tocándose la cabeza como si le doliera solo pensar en lo que le había pasado.

April, por otro lado, parecía más preocupada por el estado de Lancelot que por lo que había sucedido en el ring.

—Deberías haber ido al hospital. ¿Estás seguro de que te curaron bien? —preguntó April, inclinándose hacia él con una expresión preocupada.

Lancelot sonrió con una mueca de dolor.

—No te preocupes, no es nada que no pueda manejar. Ya está mejorando, solo que... bueno, a veces el dolor se me olvida por un rato hasta que me muevo de más.

Diana se quedó pensativa, observando a Lancelot mientras caminaba hacia la cocina.

—Entonces, ¿qué planeas hacer ahora? —preguntó sin mirar atrás.

Lancelot se dejó caer en el sillón, sin quitarse la sonrisa cansada.

—Lo que siempre hago: descansar un poco, ver cómo se va desarrollando todo esto. Tal vez algo de comida, pero no tengo mucho apetito.—

April levantó la mirada y se levantó del sillón.

—Si no vas a comer, yo sí. —dijo con una sonrisa juguetona—. ¡Voy a preparar algo! —

Lancelot la observó, sintiendo una extraña sensación de alivio al ver que las chicas parecían estar más relajadas. Aunque la situación con Isaac le pesaba en la mente, al menos por ahora podía disfrutar de una tarde tranquila con ellas.

Diana se acercó al sofá y se sentó al lado de Lancelot.

—¿Sabes qué? No me gusta que papá esté tan callado últimamente. Algo no está bien, y yo... —hizo una pausa, mirando al frente—. No me siento bien con todo esto.—

Lancelot la miró de reojo, sabiendo que estaba tratando de entender lo que pasaba, pero la situación era más complicada de lo que él podía contarle.

—Eres una niña de 13 años no debes preocuparte por cosas de adultos—

Diana no pudo evitar fruncir el ceño ante las palabras de Lancelot. Aunque tenía solo 13 años, no era tonta, y sentía que algo no estaba bien con su padre. La preocupación por él la tenía intranquila, y ahora escuchar a Lancelot tan evasivo no la calmaba en absoluto.

—No soy una niña pequeña —respondió en tono firme, aunque trató de no sonar demasiado molesta—. Si papá está pasando por algo, quiero saberlo.

Lancelot la miró, tomando un momento para pensar antes de responder. Sabía que no podía mentirle por completo, pero tampoco quería preocuparla más de la cuenta. En su cabeza, las piezas del rompecabezas que Isaac le había dado eran demasiado grandes como para compartirlas con una niña tan joven. Sin embargo, también sabía que Diana era astuta y que tarde o temprano descubriría la verdad de alguna forma.

—Está bien —dijo finalmente, con voz suave—. No te voy a mentir, algo está pasando con tu papá. No es nada de lo que debas preocuparte ahora, pero prometo que te contaré más cuando sea el momento adecuado. Solo quiero que disfrutes de tu tiempo, ¿sí? No quiero que estés pensando en cosas que no puedes controlar.

Diana lo miró fijamente durante un momento. Parecía que quería decir algo más, pero al final se quedó en silencio, cruzando los brazos. No estaba completamente satisfecha con la respuesta, pero entendía que había límites a lo que podía saber. Sin embargo, no dejaría de seguir sus propios instintos.

April, que había escuchado la conversación desde la cocina, regresó al salón con un plato de comida que había preparado rápidamente. Al ver la tensión en el aire, intentó aligerar el ambiente.

—¿Qué tal si todos dejamos de pensar en trabajo por un rato? —sugirió mientras le pasaba un plato de pasta a Lancelot—. Comamos algo y veamos una película. Luego, si tienes ganas de hablar, estaremos aquí.

Lancelot sonrió levemente ante la oferta de April. Su presencia siempre parecía suavizar las cosas, y al final del día, estaba agradecido por eso. A veces, las cosas más simples eran las que más se necesitaban.

—Gracias, chaparra. —dijo mientras tomaba el plato—. Eso suena bien.

—Por cierto tío, como le hiciste en esa pelea con destroyer para aguantar tanto y no desmayarte—

—Bueno April...mmm, ¿Como te lo puedo explicar?—

Lancelot se acomodó mejor en el sofá, tomando el plato de pasta con una sonrisa. La pregunta de April lo había sacado de sus pensamientos oscuros y lo había devuelto al presente. Miró a su sobrina con una expresión pensativa, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.

—Pues... es difícil de explicar —dijo, tomando un bocado de la pasta antes de continuar—. Cuando tienes un buen entrenamiento más la adrenalina que generas en esos momentos las lesiones del cuerpo disminuyen...y el luchador tiene una gran tolerancia al dolor y te lo digo porque a tu papá a mi y a Zack nos han abierto la cabeza, safado del hombro....ahh....yo me quebré una pierna una vez cuando me lanze de la tercera cuerda....ahh...muchas lesiones hemos tenido, Pero tuvimos un muy buen entrenamiento, por eso yo aun sigo luchando—

April miró a Lancelot con los ojos muy abiertos, como si intentara procesar todo lo que acababa de decir. Diana, que ya había dejado de ser tan molesta, escuchaba con atención, aunque claramente también se sentía un poco inquieta por lo que estaba oyendo.

—¿Te has quebrado una pierna? —preguntó April, sorprendida—. Eso suena... doloroso.

Lancelot asintió.

—Lo fue. Pero todo parte del entrenamiento y la experiencia. Uno aprende a tolerar el dolor, a seguir adelante incluso cuando parece que el cuerpo no puede más. Es una lección de disciplina, pero también de supervivencia y eso lo necesitas más cuando es una lucha de máscara contra máscara.—

escuchar. Parecía impresionada y un tanto preocupada por las cosas que Lancelot había mencionado. Aunque lo decía con una sonrisa, la gravedad de lo que había vivido era evidente en su tono.

—¿De verdad todo eso te ha pasado? —preguntó Diana, mirando a su tío con una mezcla de asombro y preocupación.

Lancelot asintió lentamente, mientras trataba de restar importancia a lo que parecía ser una lista interminable de lesiones.

—Sí, pero no te preocupes, todo eso es parte del trabajo. Uno se acostumbra, aunque siempre queda algo de dolor, es lo que pasa cuando estás en un ring y enfrentas a tipos como el Destroyer o con tu mismo padre y tu tio zack—

Diana lo observó fijamente, sus ojos entrecerrados como si tratara de comprender por completo lo que él estaba diciendo. No pudo evitar fruncir el ceño, inquieta por la falta de gravedad con la que Lancelot hablaba sobre algo tan serio.

—¿Tu papá y tu tío Zack? —preguntó, su voz mostrando una mezcla de incredulidad y preocupación. —¿De verdad luchaste con ellos?—

—Si, cuando fuimos a Japón luche tres veces contra tu papá, en una...mmm...creo que en Tampico o Veracruz no recuerdo bien luche contra su tío que me ganó limpiamente—

Diana se quedó en silencio por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. No podía imaginarse lo que sería estar en el ring con su papá y su tío Zack, mucho menos como un adversario. La idea de que Lancelot, alguien tan cercano a ella, hubiera sido parte de esos combates la descolocaba un poco.

—¿Te ganó el tío Zack? —preguntó April, sus ojos grandes y curiosos.

—Si, lo bueno es que no fue un máscara contra máscara, porque posiblemente yo me hubiera retirado de la lucha y tal vez no llegaría hasta donde estoy ahora—

— ¿Nunca entendí eso, porque es tan importante la máscara?— pregunto April

Lancelot sonrió levemente ya que esa pregunta muchos no saben la respuesta

—La máscara es mucho más que solo un accesorio en el mundo de la lucha libre, April. Es un símbolo, un legado, una parte de la identidad. Cuando luchas con máscara, no solo te estás enfrentando a tu oponente, sino que estás defendiendo tu honor. La máscara tiene un valor sentimental, cultural. Para muchos, perderla es como perder todo lo que has trabajado para construir, incluso más que una derrota física.—

Diana frunció el ceño, tratando de digerir la importancia de lo que acababa de decir su tio.

—¿Entonces… perderla es como perder tu identidad? —preguntó Diana.

—Exactamente. Es mucho más que una simple prenda de ropa. Cuando te la quitan, no es solo tu rostro es expuesto, si no que pierdes una parte de ti, te puedo dar una gran infinidad de ejemplos—

Diana lo miró, aún tratando de comprender la magnitud de lo que su tío estaba explicando.

—¿Ejemplos? —preguntó, curiosa, pero también un poco confundida.

—Si, por ejemplo el rayo de Jalisco, Fishman, El cobarde, Los villanos—

Este al levantar la mirada vio el rostro de sus sobrinas muy confundidas y solo soltó una risilla para después decirles

— ¿No saben quienes son verdad? —

Diana y April intercambiaron miradas, sin saber si debían mentir o admitir su ignorancia. Finalmente, Diana sonrió tímidamente y asintió.

—No... no estamos muy familiarizadas con esos nombres —admitió.

—No importa....pasa do a otro tema dime día a de que será tu proyecto de ciencias—

Diana parpadeó, sorprendida por el repentino cambio de tema. Aún estaba procesando todo lo que su tío había dicho sobre la máscara y la lucha libre, pero decidió seguirle el juego.

—Oh… bueno, estaba pensando en hacer algo sobre la energía renovable. La maestra dijo que tenemos que presentar un experimento o una maqueta que explique algún fenómeno científico. Pensé en hacer un pequeño generador eólico o algo con energía solar.

—¿Pense que tú trabajo era en equipo?—

Diana asiente con un suspiro

—Quiero estar preparada eso es todo—

—Bueno, bueno, olvide se de eso y pongan una película—Dijo lancelot

April fue la primera en saltar del sillón y correr hacia la estantería donde guardaban las películas.

—¡Yo elijo! —exclamó con entusiasmo mientras revisaba los títulos.

Diana rodó los ojos con una sonrisa.

—Solo no elijas otra vez la de los superhéroes, ya la hemos visto como diez veces.

—Pero es buena… —protestó April, aunque siguió buscando otra opción.

Lancelot se acomodó en el sillón con los brazos detrás de la cabeza, observando a sus sobrinas con diversión. Le gustaban esos momentos tranquilos con ellas. Después de tantos golpes en el ring y viajes por el mundo, compartir una noche de películas en familia era un pequeño lujo que apreciaba.

—¿Y si vemos una de lucha libre? —propuso con una sonrisa pícara.

Diana y April se miraron y fruncieron el ceño al mismo tiempo.

—¡Nooo! —dijeron al unísono, causando que Lancelot soltara una carcajada.

—Está bien, está bien, era una broma. Escojan lo que quieran.

Después de unos minutos de deliberación, April finalmente levantó un DVD.

—¡Esta! Hace mucho que no la vemos.

Diana asintió, conforme con la elección.

—Está bien, pero esta vez tú haces las palomitas.

—¡Hecho! —April salió corriendo hacia la cocina, dejando a Diana y Lancelot esperando.

Este miró a su sobrina mayor y sonrió.

—Así que, ¿quieres estar preparada para tu proyecto de ciencias?

Diana asintió, un poco más relajada ahora.

—Sí. Quiero que salga bien. No me gusta hacer las cosas a medias.

Lancelot le revolvió el cabello con cariño.

—Eso es bueno—

Diana sonrió. Aunque su tío a veces parecía despreocupado, siempre tenía algo sabio que decir.

En ese momento, April regresó con un gran tazón de palomitas y la película comenzó. Los tres se acomodaron en el sillón, listos para disfrutar de una noche de risas y diversión.

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