Parte 10

Pasado dos semanas Mérida se recuperó y volviendo a trabajar en la comisaria y aunque algunas veces para el desagrado de ella, tenía que reportarse con Isaac, no porque considere que sea un mal capitán, sino porque desde su punto de vista la escogió siendo la peor opción para el caso.

Al terminar su turno, Mérida se sentó en su escritorio, revisando los últimos informes. Sabía que había tomado la decisión correcta al volver al trabajo, aunque todavía le costaba adaptarse a la idea de estar bajo las órdenes de Isaac. Había algo en su enfoque que no le terminaba de convencer, algo que sentía que podría haber gestionado mejor, pero sabía que no podía cuestionarlo abiertamente. Al fin y al cabo, Isaac había sido el elegido por encima de ella.

De todas formas, hoy le iban a pagar y pensaba llevar a sus hermanas a comer por lo que solo estaba esperando a que el día se acábese pensó en lo sencillo que sería desconectarse por un par de horas, disfrutar de un buen plato y escuchar las risas de sus hermanas. Necesitaba ese respiro. El trabajo en la comisaría había sido intenso últimamente, y aunque no quería admitirlo, la tensión con Isaac hacía que cada día fuera más pesado.

Mientras revisaba los informes, su mente divagaba. No le gustaba admitirlo, pero a veces sentía que Isaac se comportaba como si fuera el único con ideas o estrategias para resolver el caso. Había momentos en los que ella tenía intuiciones o posibles soluciones, pero él parecía ignorarlas, y eso la frustraba. Sin embargo, trataba de no mostrarlo, centrando su energía en hacer bien su trabajo.

Cuando por fin la hora de salida llegó, Mérida guardó sus cosas rápidamente. Sabía que sus hermanas ya la estaban esperando en el restaurante. Mientras se dirigía hacia la salida, cruzó por el despacho de Isaac. Lo vio por la ventana de su oficina, revisando más papeles. En ese momento, algo en su interior le hizo dudar. ¿Estaba siendo injusta con él? Sabía que tenía una forma autoritaria de manejar las cosas, pero tal vez, solo tal vez, había razones detrás de su comportamiento.

Sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos. "Hoy es un día para desconectar," se dijo a sí misma.

saliendo de la comisaria y yendo caminando hacia el restaurante seguía pensando en lo del caso de Damián geler, pero ya no importaba ya que Isaac la quito de la investigación, una decisión que la había golpeado más de lo que estaba dispuesta a admitir. En su mente, Damián Geler no era solo un nombre en un expediente. Era un misterio complejo que, de alguna manera, sentía que solo ella podría resolver. Pero Isaac no parecía compartir esa opinión.

Esta solo siguió caminando perdida en sus pensamientos chocando con alguien lo que rápidamente la saco de sus pensamientos procediendo a disculparse

-Lo lamento, no estaba prestando atención-Cuando levanto la mirada vio a Lancelot que vestía con una camisa blanca de manga larga con un moño, un pantalón de vestir color negro y en la cintura un cinturón color negro- (Valla no pensé volver a verla) -

A lo que este aclarándose la garganta le responde tranquilamente

-No se preocupe-

Mérida solo lo paso de largo ya que se le estaba haciendo algo tarde para reunirse con sus hermanas y se volvió a disculpar mientras que Lancelot solo la veía como se alejaba con algo de prisa

-Parece una persona muy distinta, aunque es normal que no me reconozca- A lo que este sacando su celular ve que son las 6:55 a lo que soltando un suspiro se dijo-Parece que no soy el único que tiene prisa.

Mérida al llegar al lugar que kai le había comentado entra y de inmediato pudo ver a todas sus hermanas las cuales estaban hablando muy alto por lo que va hacia donde estaban sentadas y al acercarse más tomo asiento al lado de Olivia

- ¿Porque llegaste tarde hermana? - Le pregunto Taylor

-Tuve algo de papeleo y choque con alguien, pero lo importante es que ya estoy aquí- Respondió medida con una sonrisa, tratando de restarle importancia a lo que realmente le rondaba la cabeza. Siendo la mayor de las hermanas, sabía que no podía preocuparlas con sus propios dilemas, aunque algo en su interior la inquietaba.

Olivia, la más pequeña, levantó la mirada desde su plato y sonrió al ver a Mérida. "No te preocupes, ya nosotras pedimos por ti," dijo, levantando una mano, señalando un par de platos que habían llegado antes de su llegada.

Mérida asintió agradecida por lo que al ver que una mano puso las servilletas enfrente de ella giro la cabeza y sus ojos se abrieron al ver a Lancelot que era el que les había servido

-Buenas tardes, si necesitan algo no duden en pedírmelo y se los traeré- Les dijo amablemente a lo que kai al verlo lo saludo feliz de verlo a lo que este al verla solo le devolvió el saludo y procedió a marcharse a atender otra mesa a lo que las chicas volteando a verla confundidas de que conociera al mesero que las había atendido Ari fue la primera en preguntarle.

-Como lo conoces kai? - Kai al escuchar esa pregunta no pudo decirles lo que paso hace algunas semanas ya que no quería mortificar a sus hermanas por lo que solo les contesto con una parte de la verdad

-Lo conocí cuando lucas y yo vinimos aquí hacer la tarea ya que su madre trabaja aquí, además de que queda muy cerca de nuestro departamento y él fue muy amable en acompáñanos a lucas y a mí a que llegara- Les dijo, aunque Mérida al escucharla se le quedaba mirando y sentía que le estaba ocultando algo.

-Valla, creo que deberíamos agradecerle-Dijo Taylor creyendo lo que dijo kai, aunque Mérida siguiendo su intuición le decía que había algo más en la historia, algo que Kai no quería contar. Había algo en la manera en que evitaba su mirada, algo en la forma en que mencionaba a Lancelot, que no encajaba completamente. Sin embargo, decidió no presionar más, al menos no en ese momento. Después de todo, ella misma sabía lo que se sentía ocultar cosas por proteger a los demás, especialmente a sus hermanas.

Por otro lado, Lancelot estaba sentado en la barra descansando a lo que jenny se le acerca algo preocupada

-Tenemos un problema-

- ¿Que sucede? -

-Los de la banda están aquí, pero su vocalista se enfermó-

Lancelot frunció el ceño al escuchar las palabras de Jenny. Sabía que eso podía ser un gran problema. El restaurante siempre había sido conocido por ofrecer un ambiente único, y los mariachis junto con las bandas de regional eran una parte esencial de esa atmósfera especial que los clientes esperaban. Sin un vocalista, el evento podría ser un desastre por lo que este levantándose le dice a Jenny.

-Tendré que hacerlo yo-

- ¿Estás seguro de eso? -Dijo Jenny no porque creería que no puede ya que lo ha escuchado cantar y tocar muchas veces en el restaurante, pero se preguntaba si los de la banda lo aceptarían, pero no tuvo tiempo de reaccionar ya que Lancelot estaba con los mariachis y platicando con una chica peli café de pelo corto.

-No lo sé, se sabe la letra-

-Si, pero si quieren que se les pague esta esta mejor opción-

-Señor no se enoje, pero no creo que sea muy...-

-Solo confía en mi...ah...¿Como te llamas? -

-Natalia-

-Confía en mi Natalia-Volteando ver a los de la banda-Muy bien chicos, ¿Están listos?-A lo que viendo como estos se acomodaban sus instrumentos uno de ellos le dijo-Cuando usted diga jefe.

Lancelot se posicionó con confianza, el micrófono en mano, mientras Natalia le echaba una mirada nerviosa. A pesar de la incertidumbre en el aire, él estaba decidido a hacer que la noche funcionara. Los de la banda comenzaron a afinar, ajustando sus guitarras y trompetas, y el sonido vibró por el restaurante, creando una atmósfera de expectativa.

https://youtu.be/VyqyNiiNU_A

La letra fluía sin esfuerzo, y Lancelot se sumergió por completo en la interpretación, sintiendo la letra como si cada palabra le perteneciera. Su voz se extendió por el local, mezclándose con las notas vibrantes de la banda junto con la de Natalia. Aunque esta miraba a los músicos con incertidumbre, estos ya parecían estar en sincronía con él.

Mérida y sus hermanas, sentadas en su mesa, se miraron sorprendidas por el talento de Lancelot. Aunque ella ya había notado la habilidad musical de él, nunca imaginó que tuviera esa presencia en el escenario. El aplauso de todos los comensales resonó en el aire, y la pequeña Olivia, sorprendida, exclamó:

-¡Wow! ¡No sabía que era tan bueno cantando! - Respondió Ari a lo que kai le contesta-Canta muy bien-

Cuando terminaron de cantar las personas incluyendo a las hermanas aplaudían por el gran desempeño de Lancelot, quien había logrado transformar lo que podría haber sido un desastre en un momento memorable para todos. La atmósfera del restaurante se llenó de energía, y las sonrisas de los clientes se reflejaron en los rostros de la banda, quienes celebraban su éxito con un aplauso sonoro para Lancelot. Jenny, desde la barra, observó con una mezcla de alivio y orgullo mientras Lancelot se despojaba de su micrófono y hacía un gesto de agradecimiento a la banda.

Natalia como si fuese un impulso involuntario tomo del brazo a Lancelot a lo que este volteando muy confundido le pregunta si necesita algo, Natalia con las mejillas sonrojadas, miró a Lancelot por un momento antes de apartar la mirada rápidamente, nerviosa por lo que había hecho. Lancelot, observando la situación, trató de relajar el ambiente.

- ¿Quieres que cante otra? - le preguntó con una sonrisa juguetona, tratando de aliviar la tensión que había surgido entre ambos.

Natalia, aún avergonzada, negó rápidamente con la cabeza.

-No, no es necesario... - respondió, su voz temblando ligeramente. - Fue una excelente interpretación, no hace falta más-.

Lancelot al ver como trataba de ocultar su cara por la vergüenza solo se trono el cuello tratando de relajarse un poco y le pregunto a los miembros de la banda si se sabían la de "Colgando en tus manos" por lo cual los de la banda asintieron rápidamente. Lancelot, al ver la disposición de la banda, sonrió y se preparó para continuar.

-Perfecto, chicos. Vamos a hacerlo. -dijo con confianza, ajustándose el micrófono mientras los mariachis comenzaban a afinar sus instrumentos nuevamente.

pero Natalia al escuchar que tenía que cantar esa precisa canción sentía un poco de pena, pero no tuvo tiempo para negarse ya que los de la banda empezaron a tocar y Lancelot a cantar.

https://youtu.be/rHO5GIzKSyg

La melodía de comenzó a llenar el restaurante, suave al principio, con los de la banda ajustándose rápidamente al ritmo que Lancelot había marcado. La voz de él se unió con la de Natalia que, aunque tuviese pena era una profesional, envolviendo a todos los presentes en un ambiente cálido y romántico. A medida que avanzaba la canción, la gente se dejó llevar por la energía de la interpretación, con algunos de los comensales tratando de cantar y seguir la letra desde sus asientos.

Cuando terminaron de cantar Lancelot les ofreció si querían un vaso de agua, una soda o algo para beber a lo que Natalia algo tímida le pidió algo de agua por lo que este no tardando ni cinco minutos le trajo algo de agua.

Esta, al recibir el vaso, lo sostuvo con ambas manos, aún algo ruborizada por el pequeño incidente anterior. Lancelot, al notar su incomodidad, decidió aliviar la situación con una broma.

- ¿Te pasa algo? Pareces más nerviosa de lo que debería, y eso que cantas genial - dijo con un tono juguetón.

Natalia sonrió tímidamente, agradecida por el intento de romper el hielo, pero aún un poco nerviosa.

- No es nada, solo... no estoy acostumbrada a que me presten tanta atención. - Respondió ella, dejando escapar una pequeña risa.

Lancelot solo le dijo mientras reía por la actitud tímida de Natalia que se relajara que nada malo pasaría a lo que está sonriendo un poco por la actitud de Lancelot, pero cuando este giro un poco su cabeza su sonrisa se desvaneció rápidamente ya que vio a un hombre de pelo largo color castaño con una camisa blanca y chaqueta azul de cuello que tenía un rostro claramente molesto

Lancelot al ver cómo se actitud cambio de repente volteo hacia donde miraba por unos milisegundos y vio al chico que lo miraba con unas ganas inmensas de asesinarlo por lo que volteando a ver a Natalia le pregunta.

- ¿Quién es el rayito de sol? -

-E-él es mi exnovio, no puedo creer que me siguiera hasta aquí-

- ¿Tu exnovio? -repitió Lancelot, intentando mantener un tono neutral, aunque la curiosidad y algo de preocupación se asomaron en su voz.

Natalia, todavía nerviosa, asintió lentamente mientras sus ojos no dejaban de fijarse en el hombre que estaba sentado en una de las sillas viendo todo, aunque más viendo a Lancelot con una mirada de odio.

Lancelot al verlo por poco tiempo les dijo a los de la banda junto con Natalia que fueran atrás de la cortina del escenario, esto los confundió, pero le hicieron caso.

Pasando unos 20 minutos los de la banda salieron vestidos como mariachis con los bordes blancos y moños rojos, a lo que después salió Lancelot vestido también de mariachi, pero algo era diferente y era que tenía cierta presencia que imponía con la chaqueta de mariachi ajustada a su figura, el sombrero que había colocado sobre su cabeza parecía darle un aire aún más imponente, como si se transformara en una figura completamente diferente.

A lo que este esperaba a que Natalia saliese ya que no tenía que ser un genio para deducir que ella era demasiado tímida, aunque le sorprendía como era muy profesional cando cantaba o estaba en el escenario, en eso este pudo escuchar su voz un poco trabada y al darse la vuelta abrió grande los ojos al ver como estaba vestida con un traje de mariachi para mujeres como en las películas se veía hermosa y ese sonrojo que tenía por vergüenza no hacía más que hacerla ante los ojos de Lancelot más adorable.

Esta al estar al lado de Lancelot solo pudo decir en voz baja

-Esto es una mala idea, esto es una mala idea- por lo que Lancelot tomándola de ambos hombros se acerca a su oído y le dice en un susurro

-Todo saldrá bien, solo confía en mi-

Este se alejó un poco de ella y al voltear a ver a los muchachos les pregunta

- ¿Saben cómo es el orden? -

A lo que como respuesta ellos levantaron sus instrumentos en señal de que ya estaban listos a lo que Lancelot tomando el micrófono ve directamente hacia Natalia y les da una señal a los chicos para que empiecen a tocar.

https://youtu.be/1Xf27oJpEVE

La banda comenzó a tocar con entusiasmo, y las primeras notas de "Enamorada" comenzaron a llenar el restaurante. Lancelot, con confianza, se acercó al micrófono, ajustándose el sombrero de mariachi. La melodía se desplegó suavemente, y su voz comenzó a resonar por el local con una claridad y pasión que dejaron a todos los presentes cautivados.

En lugar de mirar a su alrededor, Lancelot centró toda su atención en Natalia. Mientras cantaba, sus ojos no dejaban de buscar los de ella. Cada palabra que salía de su boca parecía estar dirigida únicamente a ella, como si estuviera compartiendo algo muy íntimo. La canción fluía entre ellos, creando una atmósfera casi mágica.

Natalia, que al principio estaba algo nerviosa, pronto se sintió atrapada por la mirada de Lancelot. No era solo la canción lo que la mantenía cautiva, sino la forma en que él parecía cantarle a ella, a pesar de que todo el restaurante los rodeaba. Había algo profundamente conmovedor en su forma de interpretar la letra, como si las palabras fueran más que una simple melodía. Natalia se sintió como si fuera la única persona en la sala.

Los clientes del restaurante comenzaron a aplaudir, pero Natalia apenas lo notaba. Su mundo parecía haberse reducido a ese momento, a la mirada profunda de Lancelot y la música que llenaba el aire. Todo lo demás parecía difuso.

La atmósfera mágica que se había formado entre Natalia y Lancelot se rompió abruptamente cuando el exnovio de Natalia, Damián, observó la conexión inconfundible entre ellos desde su mesa. Los ojos de Damián brillaban con una mezcla de celos y enojo al ver cómo Lancelot cantaba para Natalia con esa mirada intensa, esa cercanía que parecía ir más allá de una simple interpretación.

En el momento en que sus ojos se encontraron, Lancelot notó un cambio en el aire. Su mirada se desvió brevemente hacia la mesa de Damián, pero no se permitió perder el enfoque en Natalia. Sin embargo, el nerviosismo de Natalia se hizo palpable. Sus manos, que antes estaban relajadas, se apretaron ligeramente sobre la mesa, y sus ojos comenzaron a reflejar preocupación.

Damián, incapaz de contener su ira, se levantó de su mesa con una rapidez que no pasó desapercibida. Caminó hacia ellos con paso firme, sin apartar la vista de Lancelot, como si fuera a desafiarlo. El ambiente en el restaurante cambió, y algunos clientes comenzaron a murmurar, conscientes de la tensión que se estaba formando.

"¿Qué está pasando?" susurró Sophia a Mérida, que ya había notado la mirada fulminante de Damián.

"No sé, pero esto no se ve bien," respondió Mérida, mirando hacia la mesa de Damián.

Lancelot, sin embargo, no mostró miedo. Manteniendo la calma, continuó cantando las últimas estrofas de la canción, sin apartar su mirada de Natalia, mientras sentía que el aire a su alrededor se volvía pesado. La canción había tocado su fin, pero el sentimiento que había creado entre él y Natalia permanecía.

Lancelot, que hasta ese momento solo había tenido ojos para Natalia, percibió una figura acercándose por el rabillo del ojo. Al ver a Damián acercándose, sin saber exactamente qué esperar, pero manteniendo la calma.

- ¿Todo bien? - pregunto Lancelot

Damián, al escuchar esa pregunta, soltó una risa amarga. "¿Todo bien? ¿Eso es lo que vas a decir después de mirarla así?" Su tono era claramente desafiante, y su mirada clavada en Lancelot dejó claro que no estaba dispuesto a dejarlo pasar.

Lancelot se quedó en silencio por un momento, observando la actitud de Damián. La tensión en el aire era palpable, y todos los ojos en el restaurante parecían estar fijados en lo que sucedía. Sin embargo, Lancelot no se dejó intimidar. Su postura erguida y su mirada tranquila mostraban que no estaba dispuesto a ceder ante el desafío de Damián.

-Lo siento, no estaba al tanto de que tuvieras alguna reclamación- Dijo Lancelot con un tono calmado, casi amable, como si no hubiera nada fuera de lo común. Sus palabras fueron medidas, buscando calmar la situación, aunque sin mostrar debilidad.

Damián, sin embargo, no parecía dispuesto a dar marcha atrás. Dio un paso hacia adelante, su mirada fija en Lancelot, y su voz se hizo más fuerte.

- ¡No me vengas con eso! Te vi, ¿Cómo te atreves a mirarla así? Después de todo lo que hiciste... ¿no tienes vergüenza? -

La sangre de Natalia se heló al escuchar las palabras de Damián. Sabía que el encuentro no sería sencillo, pero nunca pensó que él se acercaría de esa manera, tan desafiante y agresivo. Su rostro se tornó pálido, y un nudo se formó en su estómago.

Lancelot, sin inmutarse, tomó una respiración profunda antes de responder.

-No estoy buscando problemas, pero no voy a permitir que me hables de esa forma. Si tienes algo que decir, hablemos de manera civilizada, ¿te parece? -

Damián se quedó en silencio por un momento, claramente molesto por la respuesta calmada de Lancelot, pero no estaba dispuesto a retroceder.

-No sé quién te crees, pero ella no te necesita. Ya sabes lo que pasó entre nosotros- agregó, mirando a Natalia con reproche.

El ambiente se tensó aún más. Natalia estaba al borde de las lágrimas, pero trató de mantenerse firme. Sabía que esta confrontación no era lo que ella había querido, y mucho menos en frente de tanta gente.

Lancelot, al ver el dolor en los ojos de Natalia, se acercó un paso más hacia ella, posicionándose de manera protectora.

-No me importa en realidad lo que haya pasado entre ustedes dos, pero venir aquí cuando ella está trabajando se me hace de pésima educación y más cuando se ve que estaba disfrutando lo que está haciendo -

Damián, viendo la postura firme de Lancelot, se tensó. La situación no estaba tomando el giro que esperaba. El restaurante estaba en completo silencio ahora, los murmullos de los comensales haciéndose más evidentes. Nadie se atrevía a interrumpir, sabían que algo importante estaba sucediendo.

De repente, un empleado del restaurante, al ver que la situación se estaba tornando peligrosa, se acercó cautelosamente.

-Señores, por favor, si no les importa... podríamos tratar de mantener la calma aquí. No es necesario que este tipo de confrontaciones arruinen la atmósfera-.

Damián, finalmente, parecía darse cuenta de que estaba perdiendo el control de la situación. Sin embargo, antes de irse, lanzó una última mirada fulminante a Lancelot.

-No creas que esto ha terminado. Ella es mía- Con esas palabras, giró sobre sus talones y se alejó, pero su mirada aún estaba llena de ira.

A lo que Lancelot colocando una de sus manos a su boca le dice

-Con cuidado solecito que si te sigues enojando te calentaras más-

Damián, al escuchar la burla de Lancelot, se detuvo en seco. Su rostro se tornó aún más rojo de rabia, y sus puños se apretaron con fuerza. Podía sentir el calor de su propia furia, pero sabía que no podía seguir perdiendo el control frente a todos esos ojos observando. Sin embargo, la amenaza de Lancelot, aunque dicha con calma, lo dejó en un estado de tensión, y su mirada fulminante hacia él quedó impregnada en el aire.

-Señores, por favor, les pido que se calmen. La situación está fuera de control, y no podemos permitir que esto siga. Les ruego que se retiren tranquilamente, si es posible.

Damián lo miró con desprecio, pero en su interior sabía que la confrontación en público solo lo haría quedar peor.

Natalia que no había dicho nada le dice a Lancelot porque está haciendo eso que solo lograría molestarlo más de lo que ya estaba

-No sabes de lo que él es capaz de hacer cuando está demasiado molesto-

Lancelot al escuchar eso dijo intencionalmente en voz alta para que Damián escuchara

-Es que le daré la peor cosa que se puede hacer a un ser humano-

A lo que Natalia claramente algo asustada le pregunta

- ¿Y-y que es? -

-La muerte civil-

Natalia miró a Lancelot con una mezcla de confusión y preocupación. No entendía bien a qué se refería, pero al ver la mirada en sus ojos, algo dentro de ella le dijo que no era una broma. La tensión en el aire se hacía aún más densa, y Damián se detuvo al escuchar las palabras de Lancelot.

"¿La muerte civil?", repitió Damián, con voz baja, casi desafiante. Su ceño fruncido no se suavizó, y su mirada volvió a clavarse en Lancelot, quien lo observaba con calma, sin dejarse intimidar.

-¿Qué significa eso? -preguntó Damián, despectivo, buscando una respuesta que le permitiera entender la amenaza, o quizás, para intentar desarmar la situación.

- ¿Podría decírtelo, pero donde quedaría la diversión? -

Damián, visiblemente frustrado, apretó los dientes y apretó aún más los puños, incapaz de comprender la calma de Lancelot. No esperaba una respuesta como esa, y mucho menos que alguien como él, al que no había dado demasiada importancia, lo enfrentara con tanta seguridad. La amenaza de "la muerte civil" parecía no tener sentido para él, pero intuía que Lancelot no hablaba en vano.

-¿Te crees muy gracioso? -dijo Damián, su voz ahora cargada de ira contenida, sin poder entender realmente el alcance de lo que Lancelot había dicho.

Lancelot, sin inmutarse, dejó escapar una ligera sonrisa irónica, como si disfrutara de la confusión que había causado. Alzó la mano, como si no quisiera continuar con el juego, pero sus palabras siguieron resonando con firmeza.

-Es simple, en realidad. La muerte civil es lo que ocurre cuando alguien pierde su valor ante la sociedad, cuando su reputación se desintegra por completo. Es como si nunca hubieras existido para los demás. Nadie te recordaría. Nadie te tomaría en serio.

Natalia, con los ojos muy abiertos, miró a Lancelot, algo asustada pero también impresionada por la calma con la que hablaba. Estaba claro que él no solo tenía presencia, sino que entendía cómo manejar situaciones como esta. La tensión en el restaurante era palpable, como si todos los presentes estuvieran esperando la siguiente jugada

Damián, que había estado tan seguro de su control sobre la situación, se quedó momentáneamente en silencio. Las palabras de Lancelot calaron hondo, y aunque no las entendiera completamente, algo en él temió la seriedad de la amenaza. ¿Podría realmente perderlo todo solo por un enfrentamiento público? Su mirada pasó de Lancelot a Natalia, buscando alguna reacción, algo que lo guiara.

Sin embargo, Natalia no dijo nada. Su mente estaba ocupada procesando todo lo que había ocurrido. Había sido testigo de muchas confrontaciones, pero nunca había visto a Damián tan desbordado, tan vulnerable. Y, por otro lado, nunca había visto a alguien tan confiado de lo que dice como lo hacía Lancelot, En medio de todo esto, sentía una mezcla de gratitud y temor por lo que podía pasar a continuación.

Damián, al darse cuenta de que el ambiente había cambiado y que ya no podía seguir con su actitud agresiva sin quedar como el villano, hizo un gesto de desdén y dio un paso atrás, sus ojos no dejaban de mirar a Lancelot.

-Esto no ha terminado -dijo con voz grave, pero su tono ya no tenía la misma certeza de antes. Había algo en sus palabras que, en lugar de dar miedo, solo demostraba su inseguridad.

Lancelot, sin dejar de observarlo fijamente, asintió lentamente, como si estuviera esperando esa respuesta. Luego, con una sonrisa casi imperceptible, le respondió en voz baja, pero clara:

-Lo que tú digas, pero recuerda que a veces, lo peor que puedes hacer es seguir luchando cuando ya has perdido la batalla-. Con esas palabras, Lancelot giró hacia Natalia, quien lo miraba con una mezcla de preocupación y admiración. Su cercanía la tranquilizó de alguna manera, pero aún no podía evitar sentir el peso de lo sucedido.

Damián, derrotado en su propio terreno, se dio media vuelta y se alejó sin decir una palabra más. El restaurante, que había permanecido en un silencio tenso, comenzó a recuperar su murmullo, aunque la atmósfera seguía cargada. Los clientes, que habían observado todo con una mezcla de curiosidad y asombro, volvieron a sus conversaciones, pero el ambiente ya no era el mismo. Algo había cambiado.

Natalia, con una ligera sonrisa, aunque con la mirada baja le dijo a Lancelot.

-No debiste hacer eso, ¿verdad? -preguntó, aunque sabía que él no había tenido más opción que enfrentarlo.

Lancelot encogiéndose de hombros le dijo en tono divertido

-Me creerías si te dijera que solo quise molestarlo lo más que pudiera-

Natalia no pudo evitar sonreír ante la respuesta de Lancelot, aunque la preocupación seguía reflejada en sus ojos. Ella sabía que lo que acababa de ocurrir podría haber terminado mucho peor, pero al mismo tiempo, algo en la forma en que Lancelot había manejado la situación la sorprendió. La forma en que se mantuvo tranquilo, casi indiferente al desafío de Damián, era completamente opuesta a la forma en que ella misma hubiera reaccionado.

-No sé si "molestarlo" haya sido la mejor idea -dijo Natalia, sin poder evitar un suspiro. -Pero gracias... aunque... no sé si lo que él dijo me hace sentir más preocupada por ti o por mí.

Lancelot al escuchar eso ultimo la voltea a hablar y le pregunta

-Hablando de ti, ¿tienes un trabajo fijo o es salteado? -

Natalia, aún procesando todo lo sucedido, se sintió un poco sorprendida por el cambio de tema, pero decidió tomarlo como una señal de que Lancelot intentaba aligerar el ambiente. Respiró profundamente antes de responder, sus pensamientos aún atrapados entre la tensión del momento y la curiosidad que él despertaba en ella.

-Pues... es algo salteado, en realidad. Trabajo cuando me llaman, pero no tengo un horario fijo. A veces me dan proyectos grandes, y otras veces paso semanas sin saber qué voy a hacer. Es complicado, pero me gusta... -explicó, mientras sus ojos se deslizaban de nuevo hacia la mesa donde Damián había estado, como si la escena anterior no pudiera desvanecerse tan fácilmente.

Lancelot asintió, observando atentamente su rostro, como si tratara de comprender más de lo que ella acababa de compartir.

-Entiendo, suena como algo que te da libertad, pero también incertidumbre -comentó, con una ligera sonrisa. -¿Te gustaría tener algo más estable? No quiero sonar como un consejero, pero parece que podrías encontrar un equilibrio si quieres.

Natalia, sintiendo el peso de su pregunta, se encogió de hombros.

-A veces lo pienso, pero también me gusta tener la libertad de no estar atada a un horario fijo. Aunque, supongo que sería más fácil si tuviera algo más... seguro. No es fácil vivir con esa incertidumbre, aunque no me quejo... bueno, no mucho -dijo con una ligera risa, mirando hacia Lancelot con una expresión que denotaba un poco de agotamiento y, al mismo tiempo, aceptación.

A lo que Lancelot como si lo que hubiera dicho Natalia fuera que "No, no tengo trabajo" le dijo

-Dime ¿Te gustaría trabajar aquí de tiempo completo con un sueldo estable? -

Natalia lo miró sorprendida. La pregunta de Lancelot la dejó momentáneamente en silencio, como si sus palabras aún estuvieran flotando en el aire. No sabía qué esperar de él, pero esto definitivamente no era algo que había anticipado. El restaurante estaba ahora mucho más tranquilo, aunque el recuerdo de la tensión con Damián aún se sentía en el aire, pero la propuesta de Lancelot parecía traer un cambio en el ambiente.

-¿Trabajar aquí de tiempo completo? -repitió Natalia, tratando de procesar la oferta. - ¿Qué exactamente tendrías en mente?

Lancelot le sonrió de manera casual, como si la respuesta fuera algo completamente natural. Su tono no había cambiado, mantenía esa calma que había demostrado durante la confrontación con Damián.

-Me gusta como cantas, creo que podrías encajar perfectamente aquí, no solo como parte del espectáculo-

Natalia, sorprendida por el cumplido, lo miró por un momento, tratando de procesar lo que le estaba diciendo. No estaba acostumbrada a recibir elogios de esa manera, especialmente de alguien como Lancelot, tan seguro y directo.

-¿En serio? -preguntó con algo de incredulidad en su voz. -No sé si soy la mejor opción para un lugar como este, la verdad.

-Mira qué te parece si me das tu número, soy gran amigo del jefe y si le digo que tienes algo único es porque lo tienes-

Lancelot sonrió ligeramente, sin perder la calma, como si la conversación que acababan de tener con Damián fuera solo un leve traspié. Natalia lo observó, aun procesando lo que acababa de suceder, y la oferta que acababa de recibir le hacía pensar en su futuro.

-¿En serio? -repitió, todavía un poco sorprendida. -No sé si soy la mejor opción para un lugar como este. No tengo tanta experiencia, no soy una cantante profesional ni nada por el estilo.

Lancelot levantó una mano en un gesto que demostraba su plena confianza en ella.

-No tienes que ser una cantante profesional para encajar aquí. Lo que tienes es auténtico, y eso no se puede enseñar. La gente responde a lo genuino, a lo que les llega al corazón, y tú tienes eso. No todos los artistas tienen ese poder, créeme.

Natalia miró a Lancelot, un poco abrumada, pero también sintió una chispa de esperanza. Quizás lo que él decía tenía algo de cierto. Se lo había dicho con tanta certeza que empezaba a preguntarse si realmente podría encontrar un lugar donde su voz fuera apreciada de la manera que Lancelot lo hacía.

-Lo pensaré... -dijo, todavía indecisa, pero al mismo tiempo, una parte de ella se sentía atraída por la idea. -No estoy segura, pero creo que podría ser una oportunidad interesante.

Lancelot, notando su vacilación, le sonrió nuevamente, esta vez con una sonrisa más tranquila.

-No tienes que decidir ahora. Solo piensa en ello. Si alguna vez quieres probarlo, solo dímelo. No tienes nada que perder. -

Natalia, un poco avergonzada se inclinó ligeramente hacia adelante y murmuró.

-Gracias, realmente lo aprecio. Pero, necesito algo de tiempo para pensarlo-.

-Tómate todo el tiempo que necesites -dijo Lancelot, manteniendo la calma, pero transmitiendo una genuina comprensión. -No te presionaré. Pero no olvides que las oportunidades no siempre duran para siempre.

La conversación pareció detenerse en ese momento, y el bullicio del restaurante volvió a tomar protagonismo. La música seguía sonando suavemente de fondo, y el ambiente había vuelto a relajarse después de la tensa confrontación con Damián. Sin embargo, algo había cambiado en Natalia. A pesar de la confusión, la incertidumbre, y la reciente confrontación, algo en ella había despertado.

Damián ya no estaba, y aunque su presencia aún se sentía en el aire, Natalia sabía que tendría que hacer frente a sus propios miedos y dudas, independientemente de la oferta de Lancelot. Pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que las puertas de una nueva oportunidad se estaban abriendo ante ella.

En eso Lancelot se dirigió a la barra donde le pidió a Jenny un vaso con limonada a lo que está no tardando mucho se la sirve

—Eso fue arriesgado—

—Fue divertido molestarlo—

—¿Sabes que el jefe es el único que puede ofrecer trabajo verdad? —Esto lo dijo mientras levantaba una ceja a lo que Lancelot le dijo

—Aunque sea el dueño de este lugar no me gusta quedarme sin hacer nada además estaba aburrido en mis tiempos libres, y no te puedes quejar la paga es buena tienes un horario flexible—

—Ya, ya, cuando me enteré que eras el dueño no negara que me sorprendió—

—Vamos eso fue hace un año—

—Mi punto es que si sigues ofreciendo trabajo a personas con problemas nos podrías meter en un lío a todos—

—Todos los que trabajan aquí tienen problemas o un pasado que quieren dejar atrás, esto es más bien una segunda o tercera oportunidad para ellos—

—Lo que tú digas—

—Por cierto, no podré venir toda esta semana, por lo que si esa chica viene acéptala—

—Lo que tú digas jefe—

—Bueno, en horario laboral más bien tu eres mi jefa—

—Entonces no pierdas más el tiempo y ve a atender las mesas—

—Si, jefa lo que usted diga—Este solo soltó un suspiro de resignación ya que estaba disfrutando de su descanso por lo que no teniendo de otra se levanta y fue a atender las mesas aún con el traje de charro.

Lancelot dejó escapar una sonrisa divertida mientras se levantaba y se dirigía a atender las mesas. El ambiente del restaurante, aunque algo alterado por la confrontación, había vuelto a su curso. Los comensales seguían disfrutando de la comida y de la música en vivo, como si nada hubiera sucedido, aunque algunos echaban miradas furtivas hacia la barra, donde Lancelot había tenido su conversación con Jenny.

Mientras tanto, Natalia seguía sentada, aun procesando todo lo ocurrido. Su mente oscilaba entre la preocupación por la amenaza de Damián y la nueva oportunidad que Lancelot le había ofrecido. Por un momento, la idea de trabajar en el restaurante parecía una vía de escape a la incertidumbre que había estado experimentando en su vida, pero la idea de tomar una decisión tan grande la dejaba incómoda. ¿Qué pasaría si no era lo que esperaba? ¿Y si terminaba como algo más que un simple trabajo, algo que podría cambiarlo todo?

El sonido de las risas y las conversaciones continuaba en el fondo mientras la luz suave de las lámparas colgantes proporcionaba una atmósfera acogedora. Sin embargo, en la mente de Natalia, todo parecía distorsionado. A lo lejos, vio a Lancelot atender a una mesa, con su traje de charro todavía impecable, como si nada hubiera cambiado para él. Pero ella sabía que él no solo estaba allí para tocar y cantar; había algo en su presencia, en su actitud, que lo hacía diferente. Había algo en su calma, en su capacidad para enfrentar incluso a alguien como Damián sin inmutarse, que la había dejado intrigada.

Esta sentía que las palabras de Lancelot seguían rondando en su mente. Tal vez había algo que él veía en ella que ni ella misma sabía que existía. La idea de trabajar allí parecía tentadora, pero también llena de incertidumbres. Sin embargo, al mirar a Lancelot, que se movía con tanta confianza entre los clientes, Natalia no pudo evitar pensar que tal vez, solo tal vez, podría encontrar en ese lugar algo más que un simple trabajo.

Mientras tanto, Damián estaba fuera del restaurante, caminando por las calles de la ciudad, su mente aún hirviendo de rabia. Su encuentro con Lancelot lo había dejado con un sabor amargo. Nunca le había dado mucha importancia al mariachi, pero ese momento, esa confrontación, había cambiado algo en él. No podía dejarlo ir tan fácilmente. Sabía que algo tenía que hacer, que no podía permitir que esa "muerte civil" a la que se refería Lancelot se hiciera realidad.

A medida que se alejaba, el sonido de la música proveniente del restaurante se desvanecía, pero la tensión seguía latente, tanto en su corazón como en el ambiente del restaurante.

Al interior, la noche continuaba, y el destino de todos parecía, de alguna forma, entrelazado en un futuro incierto.

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