Página Tres - Capítulo Tres
"Supongo que Rui te contó sobre lo que Akito le obligó a hacer... Bueno, Akito me hizo lo mismo a mí, solo que yo tuve que vivir con él... Y hacer cosas mucho peores."
Escalofríos recorrieron la espalda de Toya.
Tsukasa le dio una palmada en la espalda.
"Entonces... ¿Estuviste en una relación abusiva?" preguntó con cautela.
Toya lo miró, sus ojos brillando, con lágrimas al borde.
Incluso el "tacto" de Tsukasa no había logrado que la pregunta pareciera menos directa.
"Sí... Sí, sí lo estuve. ¿Recuerdas a Mafuyu?" preguntó, una sola lágrima de dolor y emoción rodando por su mejilla.
"Asashina, ¿quieres decir? Sí, ¿por qué... Oh." La realización golpeó a Tsukasa, y miró a Toya, quien estaba jugueteando nerviosamente con las manos, mientras un rubor rojo radiante aparecía en su rostro. Tsukasa se sorprendió, mientras una pregunta se formaba en su cabeza. Pensó en cómo sonaría, pero decidió hacer la pregunta de todos modos.
"Así que... ¿eres heterosexual?"
Un incómodo silencio se extendió como un incendio en la pequeña habitación del hospital, mientras Toya evitaba mirar a Tsukasa. Luego, finalmente habló.
"No... Soy bi. Bisexual. Estaba enamorado de Mafuyu, pero también... También me gustabas tú por un tiempo", murmuró, volviendo a ruborizarse.
"Oh... ¿Todavía... Te gusto?"
Tsukasa temía lo que Toya podría responder.
El tiempo parecía detenerse mientras Toya miraba sus pies.
¿Qué pasa con todos estos secretos saliendo de repente? se preguntaba Tsukasa.
Luego, Toya levantó la vista, mirando directamente a los ojos de Tsukasa.
"No. Ya no. Eso fue hace años. Eres como un hermano para mí, Tsukasa. No un compañero en el amor."
Tsukasa suspiró aliviado.
"Así que... Ya no..."
Toya lo miró con una mirada inquisitiva, una mezcla de sorpresa... y un poco de miedo.
"Tsukasa... ¿Quieres que te ame?" preguntó Toya.
Tsukasa se ruborizó, avergonzado. Luego, negó con la cabeza efusivamente.
"No, no, Toya, no. ¡No! Yo... Eres mi hermano. No estaría en una relación contigo." Aunque, notó que su rostro se ponía rojo, lo que lo hizo sonrojarse aún más. Toya lo notó y se acercó más, sus ojos brillaban, y su boca se torcía en una sonrisa maliciosa.
"¿Estás seguro, Tsukasa-kun?" preguntó. Se acercó aún más, como una araña moviéndose hacia su presa. Tsukasa estaba tan rojo que incluso el tomate más maduro estaría celoso de él.
"¡Tsukasa? ¿Toya? ¿Qué están... N-No!" alguien gritó.
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