Página Tres - Capítulo Seis


El trayecto en autobús se le hizo largo y angustioso. No dejaba de pensar en como, a mitad del acto, imágenes de Rui habían aparecido en su mente. Seguía culpabilizándose por ello, a pesar de que eso había sido un imprevisto repentino el cual no había cometido, al menos conscientemente.

Finalmente, llegó a Phoenix Wonderlands.

Había empezado a llover, y se sintió melancólico al ver, como en medio de la moderna y triste ciudad, se encontraba ese parque de atracciones tan especial para él, y el resto de Wonderlands X Showtime.

Los arbustos que separaban las carreteras eran zarandeados, suavemente, al frío viento que llegaba desde Poniente.
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, mientras veía el simple y común, pero aún así triste escenario que le rodeaba.
"Maldita sea..." se quejó. "No traje paraguas..."

Decidió que lo mejor sería ponerse su chaqueta a cuadros sobre la cabeza, y entonces correr hasta la puerta. Empezó a correr, y al llegar a la puerta del parque de atracciones, sacó la llave que tenía en el bolsillo del pantalón.
Entró por la puerta de los empleados, y la cerró.

Echó a correr por el parque con cuidado de no resbalar en la multitud de charcos que se encontraban por el suelo.

"Tsukasa-kun!!"

Una voz reverberó entre las desiertas calles del parque, casi lastimeamente.

Aunque no sabía de donde venía, solo había una persona que siempre le había llamado de esa forma.

"Otori? Estás allí??" gritó.

Todo se mantuvo en silencio, hasta que la siempre-cálida voz de la pelirrosa volvió a sonar entre las atracciones. Pero esta vez, supo ubicar el lugar de provinencia, situado probablemente en un pequeño edificio que hacía de sala de reuniones, tanto como de lugar de comida para los actores del parque.

Allí, en la puerta entreabierta del almacén, se divisaba una pequeña y tenue luz, pero que entre la oscuridad y la tormenta en la que se encontraba sumido Wonderlands X Showtime, tapada, quizás un poco, por la figura de la alegre y despreocupada Emu Otori. Por fin llegó allí, y fue recibido por la pelirrosa.

"JA, JA! Estás empapado, Tsukasa-kun!!" rió, alegremente.

Tsukasa se giró, mosqueado, y le habló mirando hacia el lado.

"No te preocupa aunque sea solo un poquitito que pueda estar resfriado u enfermo, Emu Otori?"

"Igual ella, no, Tsukasa, pero yo sí."

La voz salió del umbral del edificio. Incrédulo, Tsukasa giró la mirada, y se encontró con la seria cara de Rui.

"Rui..." murmuró, sorprendido.

"Tsukasa, lo siento mucho. Me comporté fatal contigo..." murmuró Rui, decaído. "Pero fueron celos... porque te sigo queriendo."

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