Página Seis - Capítulo Uno


"Como si ustedes no lo hubieran hecho." sacó la lengua. Todos rieron, excepto Tsukasa. Él había permanecido en silencio todo el tiempo.

"Tsukasa... yo..." empezó Toya, mirándolo.

"Nada. No digas nada." respondió Tsukasa, fríamente.

"Nosotros... tenemos que irnos." murmuró Akito, bajando la cabeza, como si estuviera avergonzado. Se vistieron y salieron por el pasillo que una hora antes había estado lleno de emoción y felicidad. Ahora, todos los sentimientos que existían en el apartamento eran tristeza, pena y vergüenza.

"Tsukasa..." dijo Rui, una vez que se habían ido.

"Me voy a dormir." respondió Tsukasa, con brusquedad. Rui asintió y se fue a la cocina. Cerrando los ojos, Tsukasa se adentró en el mundo onírico.

Las nubes se reunieron sobre la playa, y desde la heladería pudo ver que el agua se había vuelto violenta. Entonces, en el horizonte, vio levantarse una ola. Pero no una ola común. Empezó a crecer, y vio, horrorizado, cómo el suelo comenzaba a temblar. Un terremoto. No estaba a salvo allí.

"¡Rui, corre!" gritó. Él y Rui corrieron hacia su casa, pero cuando intentaron abrir la puerta, no pudieron. Viendo que la ola estaba sobre ellos, se abrazaron.

"¡Te amo, Tsukasa!" gritó Rui. La ola estaba junto a ellos. Tsukasa lo besó, con terror en su corazón. ¿Estaba él... realmente seguro con Rui?

La ola los envolvió a ambos.

Tsukasa se despertó gritando.

"¿Tsukasa? ¡Tsukasa!" escuchó a Rui gritar.

El chico rubio estaba aterrorizado.

Rui salió corriendo de la ducha, con la parte superior del cuerpo desnuda.

"¿Qué pasó? ¿Por qué estabas gritando?" preguntó, sentándose a su lado.

"Creo... creo que tuve una pesadilla..." gimió Tsukasa. Su corazón latía muy rápido y palpitaba.

"Estoy aquí. Ahora estás a salvo." susurró Rui, abrazando a Tsukasa como si su vida dependiera de ello.

Pero... ¿estoy realmente seguro con Rui?

Rui interrumpió sus pensamientos. "¿Quieres hablar de ello? Podría ayudar, pero entiendo si no..."

"No, estoy seguro de que no ayudaría..." respondió Tsukasa. "Fue una pesadilla estúpida. Fui tonto al asustarme."

Rui lo miró con severidad, pero también con preocupación. "No digas eso. No eres tonto. Eres más inteligente que cualquiera que conozca. Las pesadillas asustan a la gente. Es normal."

Tsukasa asintió. No estaba seguro de eso, pero estaba demasiado cansado para discutir sobre ello. O sobre cualquier otra cosa.

Entonces, recordó la práctica.

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