Página Seis - Capítulo Dos


El dolor en su cuerpo y corazón, el dolor que lo inundaba, era el de saber que esa simple acción de contestar el teléfono sacudiría todo su mundo y lo destruiría. Mientras observaba con horror, vio cómo la cara de su yo pasado se deformaba lentamente, hasta convertirse en la más pura de pura desesperación y horror que jamás había visto. Su joven yo del pasado cayó de rodillas, justo al lado de Tsukasa. Mientras intentaba abrazarlo, el escenario comenzó a cambiar.

Intensos tonos de rojo y púrpura comenzaron a girar, y se encontró dentro de un torbellino de sangre y lágrimas.

Los recuerdos de perder a Saki volaron a su mente, y se despertó llorando su alma a través de sus ojos, en la misma habitación de hospital en la que ella había muerto.

* * *

Tsukasa se sentó lentamente, sintiendo crujir todos sus huesos.

Gritó de dolor cuando las oscuras figuras, los médicos, como ahora se dio cuenta, entraron corriendo en la habitación.

El batín verde, semitransparente que llevaba puesto, se ondeaba mientras el viento entraba por la ventana abierta.

"Sa-Sak-Sa-!" comenzó a gritar, pero su voz salía a borbotones.

"¡Cálmese, señor, por favor!" suplicó un médico a su lado.

Miró al médico, una joven por lo que parecía, y se detuvo.

"R-Rui... Por favor, lla- lla... Rui..." susurró.

El médico parecía aturdido por un segundo.

"¿Q-quién?" preguntó. Luego, pareció darse cuenta de lo que quería decir. "Por supuesto, enseguida."

Tsukasa finalmente comenzó a calmarse.

Aunque la pesadilla que acababa de tener aún estaba fresca en su memoria, sabía que con Rui a su lado, saldría del hospital lo suficientemente pronto.

Poco después, un enfermero entró en la habitación.

"Su pareja estará aquí pronto", explicó, mirando a Tsukasa con una amplia sonrisa.

"Gracias..." murmuró Tsukasa.

"Veo que estás recuperando tu capacidad vocal, Sr. Tenma", respondió el enfermero, pareciendo sorprendida.

Tsukasa asintió y apartó la mirada.

"Espero verte mejor pronto."

El enfermero se fue y Tsukasa suspiró.

Podría intentar hablar. Tal vez ayude un poco... Entonces, comenzó a recitar su parte de su última obra. Al mismo tiempo, intentó actuarla y puso todo su dolor y rabia en el recital improvisada.

Entonces, de repente, escuchó aplausos al otro lado de la puerta.

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