Página Once - Capítulo Tres


Apagó su teléfono y se acostó en la cama.

Mirando el techo, imaginó cómo sería su vida tan pronto como saliera del hospital.

Tendría su lugar de regreso en WxS, a sus amigos de regreso, su casa y pertenencias de regreso... Y a Rui de regreso.

Qué equivocado estaba.

* * *

Se despertó con los delicados rayos de luz solar acariciándole el rostro. Toya estaba sentado a su lado, leyendo un libro tranquilamente. Pero él no estaba tan calmado. Había tenido una pesadilla, una de las peores que había experimentado.

Había soñado con él, Tsukasa, caminando por campos cubiertos de hierba que se mecían con la brisa nocturna, mientras todo el escenario estaba bañado por la delicada luz plateada de la luna. Tsukasa llevaba ropa que parecía de siglos atrás. A lo lejos, en la cima de una hermosa colina, situada en medio de un lago de zafiro reluciente, se alzaba un conjunto de ruinas de piedra, en forma de templo. A través de la piedra gris y el mármol corrían enredaderas de marfil, y todo el lugar estaba rodeado de árboles de abeto.

Hasta aquí, parecía estar bien. Pero luego, todo se retorcía. Tsukasa se veía a sí mismo nadando hacia la colina, quitándose la ropa para no ser ahogado por su peso. Las frías y oscuras aguas de zafiro lo saludaban mientras se sumergía en ellas. Casi se congela hasta la muerte. Después de algunos minutos soportando el frío y el entumecimiento, finalmente alcanzaba la falda de la colina. Suspiró, cansado por el ejercicio. Luego, comenzó a hacer su camino hacia la cima, donde se alzaban las imponentes ruinas. Las enredaderas se mantenían firmes contra los edificios semi-derruidos, sin que el viento las hiciera mecerse en lo más mínimo. Se acercó hacia el edificio principal.

Se asemejaba a un templo clásico. Pero Tsukasa sabía que era muy posterior. Dentro del edificio, encontró una circunferencia, una circunferencia perfecta, trazada en un carmesí oscuro... ¿pintura? Dentro de la figura geométrica carmesí, había una estrella de cinco puntas, hecha de guijarros negros. Tsukasa, como si fuera otra persona, se vio a sí mismo caminar hacia la estrella y quedarse dentro de ella. Entonces, una figura delgada y pálida emanó y salió de su cuerpo. ¿Mi espíritu? Se preguntó eso, hasta que vio a su yo del sueño levantar las manos. Luego, vio cómo la mano de su yo del sueño se acercaba a su ojo derecho. "¿Q-qué estás-?" Luego entendió lo que su yo del sueño estaba haciendo. "¡No! ¡Para-" Escuchó un grito desgarrador, y el Tsukasa del sueño dejó que su ojo cayera al suelo, sangre cayendo de su órbita.

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