Página Once - Capítulo Cinco
Tsukasa se sonrojó, tanto por vergüenza como por auténtico furor. Rui, como previamente, ignoró todo lo que dijera, hiciera y sintiera el rubio.
Dentro de la turbada mente de Tsukasa, esa simple acción le enfureció más de lo que jamás hubiera creído posible.
Como todo en este juego de gato y ratón, era una estupidez que se repetía y repetía y repetía, sin parecer jamás llegar a su fin.
Aún así, Tsukasa no parecía aprender la lección, y seguía luchando contra sus demonios internos y externos, obviando el hecho de que no podía hacer nada por calmarlos o satisfacerlos, más que dejarlos crecer hasta llegar a una situación o lugar donde se pudiese desahogar.
Finalmente, tras el melodrama interno que se estaba montando, decidió ignorarlo, y por fin llegaron al escenario. Nene, tan depravada de sueño como estaba, debía haberse dejado las luces encendidas, ya que parpadeaban intermitentemente, cambiando de color de una forma hipnotizante, que mareó un poco a Tsukasa.
Al ver esto, Rui se giró, y se encaró con Nene.
"Te has dejado las luces encendidas? Sabes lo caras que son? Hay un montón, debes de haber hecho que el padre de Emu perdiera un montón de dinero, boba!"
Entonces, se acercó a ella, y, a pesar de que Nene retrocediera, le empujó. Nene perdió el equilibrio, y cayó sentada.
Si antes ya estaba enfadado, ahora Tsukasa estaba lívido.
Fue hasta delante de Rui, y este le miró con asco.
"Tsukasa... déjalo." murmuró Nene, visiblemente cansada, por la estúpida actitud de Rui, y por sueño, simplemente. No podía seguir con todas estas bobadas, y los celos.
"Pero... Te empujó y..." farfulló Tsukasa, aunque al ver la expresión de Nene, decidió callar.
La cara de Nene le marcó. Había ciertos rasgos de diferentes emociones que podía identificar, como dolor y trsiteza, pero también sintió algo de esperanza, la cual no entendió. Decidió, a diferencia de como hacía con lo que le dijera Rui, olvidar todo.
"Quieren callar ya, porfavor?" aulló una voz, desde encima del escenario. Con una túnica abierta por delante que ondeaba dramáticamente al viento, y con una especie de corsé fusionado con un bikini que revelaba lo que ciertamente se podría considerar demasiada piel, se erguía Luka, con una expresión vehemente en su rostro.
A sus izquierda y derecha, Miku y Rin, ambas con sendos trajes de volantes, también con una especie de cortes en las faldas, partiéndolas por la mitad de cierto modo. En sus ojos se veía cierto sentimiento alegre.
"Aún queda mucho teatro para que esto termine... Continuad, porfa..." suplicó Rin, a la cual le parecía divertir todo lo que, por lo visto, habían presenciado.
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