Tsukasa sintió rabia.

"¿Y por qué no, Rui?"
Rui sonrió, la misma sonrisa inquietante que Tsukasa había mostrado antes.

"Bueno, porque estaría 'mintiendo'."

Dicho esto, le dio la espalda a Tsukasa y salió de la habitación, dejando a Tsukasa con más dudas de las que había resuelto.

"Rui..."

* * *

Tsukasa se sentó allí, mirando la pared vacía.

Rui no lo había visitado desde el día en que le dijo que los Sekais 'habían desaparecido.'

Habían pasado seis días enteros desde entonces, y Tsukasa se sentía solo.

"Rui..." murmuró.

Rui no lo había visitado. Nadie lo había hecho. Un sentimiento terrible se instaló en su corazón.

Envidia.

Envidia por todos aquellos que estaban bien.

Envidia por todos aquellos que eran amados.

Envidia por todos aquellos que estaban cerca de Rui.

Porque él no lo estaba.

Ni siquiera Mizuki había venido a verlo.

Pensé que quería que fuera su estrella...

"Buenos días, Tsukasa."

La cabeza de Tsukasa se giró rápidamente hacia la puerta, esperando ver a Rui, pero se sorprendió al ver a Toya en su lugar.

"Toya! ¡No esperaba verte aquí!" exclamó. Toya sonrió incómodamente.

"Bueno, sí. Vine a verte, y también a disculparme por todo lo que Akito los hizo pasar a ustedes dos."

Tsukasa suspiró.

"Lo sé..."
Toya se sentó a su lado.

"¿Puedo?" sonrió.

"Ya lo has hecho, de todos modos", respondió Tsukasa, una amplia sonrisa apareciendo en su rostro. "Entonces, ¿cómo ha sido?" luego añadió. "Sin Akito, quiero decir."

"Mucho mejor, créeme. Yo... Pero vine aquí para explicarte cosas que quizás no sepas."

De repente, Tsukasa se sintió curioso.