Página Dos - Capítulo Seis


Tsukasa, aún completamente desvestido, cogió el primer conjunto que encontró, tirado sobre el sofá del apartamento, y se dirigió a la ducha.

Ya dentro, encendió el agua, que salió escaldando. Tsukasa, sobresaltado, saltó hacia detrás. La mano que había entrado en contacto con el agua le escocía ligeramente.

"Maldita sea..." gruñó entre dientes. Entonces, sin saber muy bien lo que estaba pasando, en su mente entraron imágenes de Toya. Pero un Toya sin ropa, estirado sobre la cama, mostrándole su orificio mientras ponía una cara extremadamente lasciva, que encendió una mecha dentro de Tsukasa, y otra vez despertó la lujuria dentro de él.

Casi sin quererlo, su mano se acercó a su falo, y, al principio lentamente, pero yendo a más, empezó a frotárselo.

Rápidamente la actividad fue a más, y un gemido se le escapó. Se tapó la boca, no queriendo atraer la atención de Toya, pero al no oir pasos, se tranquilizó otra vez, y la intensa actividad ocupó todo su cuerpo y su mente.

Entonces, cuando estuvo cerca del éxtasis, sucedió algo, y esa imagen de Toya que se había montado en su cabeza fue reemplazada por una memoria, o más bien un flujo de estas.

Se vio a sí mismo, en la misma posición y con la misma cara con la que había visto esa imagen de Toya, y entonces, empezó a moverse, y vio la cara de Rui, mordiéndose el labio mientras penetraba al Tsukasa del recuerdo.

Entonces, ese recuerdo fue suplantado por otros parecidos, o imágenes de Rui con poca o directamente sin ropa.

Entonces, llegó al clímax, y lo dejó todo ir.

"Tsukasa...?? Estás bien?" sonó la voz de Toya, al otro lado de la puerta del baño. Tsukasa, sin darse cuenta, había empezado a gemir, y su mano había dejado de tapar su boca, al mismo tiempo que las imagenes de Rui entraron en su mente.

"S-sí..." murmuró, avergonzado. "El agua estaba- muy caliente..."
Los pasos de Toya se oyeron de vuelta en la cocina, y Tsukasa, aún horripilado por lo que había sucedido, se metió en la ducha.

Pocos minutos más tarde, ya se encontraba vestido, y con el pelo seco.

Salió del baño, y se dirigió hacia la cocina, donde Toya le esperaba con el desayuno en la mesa. Tsukasa se acercó a él, y le besó con gratitud, pero casi instantáneamente se apartó, sintiéndose mal, por alguna razón.

Toya siguió sin darse cuenta de que algo estaba raro, o más de lo normal, en todo caso, y empezó a preguntarle a Tsukasa sobre lo que harían en el ensayo.

Tsukasa, aún medio frustrado, rechazó sus atenciones, y malhumoradamente le dijo que no sabía nada, y que él solo estaba allí para mirar, al menos esa obra en concreto. Y cuando Toya se ofreció a llevarle allí, Tsukasa le dijo que no, que estaba aún demasiado dormido y que descansara.

Resignado, bajó a la calle, esperó en la parada y se subió al autobús hasta allá.

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