"Si tú lo dices..."

"Lo digo, y lo sé".

Toya suspiró.

"Realmente nunca te rindes, ¿verdad?" murmuró Toya.

"Nunca."

"Lo sé... He tenido que soportarte durante años, ¿recuerdas?"

Tsukasa sonrió.

"¿Era tan complicado de niño?"

Toya rió, y Tsukasa se alegró de verlo sonreír con toda su alma. Había recuperado su alegría después de mucho tiempo.

"Oh, Tsukasa, ¡eras imposible! Yo y..." luego cerró la boca.

El espíritu de Tsukasa cayó.

Entonces, se decidió.

"¿Sabes qué?... No puedo ser así para siempre. Aunque ella sea mi hermana... Y siempre la recordaré, no puedo vivir en la tristeza para siempre".

Toya quedó atónito.

"Tsukasa... ¿Estás... en serio?" murmuró, asombrado.

Tsukasa lo miró fijamente, frustrado.

"No hagas esto más difícil de lo que ya es..."

Toya negó con la cabeza, avergonzado.

"Lo siento, Tsukasa, no quise..."

"Por favor, cállate ya, Toya", dijo Tsukasa, bromeando.

"Oh, bueno; por supuesto, Tsukasa", sonrió Toya.

Tsukasa sonrió.

Toya comenzó a acariciar el cabello de Tsukasa, y el chico rubio sonrió. Se sintió seguro y reconfortado.

"Entonces... ¿Qué decías sobre mí siendo un mocoso malcriado?" susurró Tsukasa, y Toya sonrió.

"Sí... Eras un niño muy ruidoso, Tsukasa-Kun", rió Toya. "Siempre corriendo por todas partes, rogando por la atención de la gente y jugando 'obras de teatro'. Todos se divertían. Por lo general, me o a Saki te asignabas." sonrió, inclinando la cabeza hacia un lado. "Fue muy divertido."

Tsukasa rió.

"Oh, ojalá recordara esos momentos". Entonces frunció el ceño y llenó sus mejillas de aire, como una ardilla. "¿Cómo te atreves a llamarme molesto, Toya-chan?" Tsukasa preguntó, fingiendo estar ofendido.

Toya rió estruendosamente, sus ojos llenos de alegría.

"¡Exactamente! Siempre eran algo así".

Tsukasa apoyó la cabeza en el hombro de Toya.

"Oh... Estoy seguro de que esos fueron tiempos increíbles..."

La expresión de Toya se convirtió en una sonrisa triste. Acarició el cabello de Tsukasa.