Capítulo 6

Saiki solo alcanza a escuchar uno que otro pensamiento repentino y detesta cada segundo que el rubio piensa en "no ser molesto"; siente una punzada de culpa en su pecho cada vez que oye esos pensamientos.

   _____


Lo que Saiki odia más que el sonido de la voz de Touma en sus oídos todo el día es el sonido de sus silencios. Lo cual ha sido un descubrimiento bastante extraño. Y es que esto no le molestaría si no se hubiera extendido tanto y las tardes de juegos y los asaltos a su refrigerador no se hubieran visto afectados.
                      
Touma está un poco nervioso pero trata de controlar sus emociones mientras camina junto a Saiki en silencio hacia el café.
Su mente se acelera con miles de dudas y preguntas que le gustaría preguntarle, pero se muerde la lengua y se concentra en seguir caminando al lado de él.
Saiki escucha pero no entiende pues no es novedad que el chiquillo es un caso. Sin querer, Saiki se ha descubierto incómodo, algo que rara vez le ha pasado con Touma, y eso, quizá, lo preocupa.

La calle esta sola y solo caminan uno al lado del otro. Saiki no sabe que hacer y es que desde que estos pensamientos raros aparecieron no deja de sentirse confundido. Quiere tratar de escuchar lo que piensa pero al mismo tiempo no se atreve a intentarlo, y aunque dirá que es por que le provocaría jaqueca tratar de leerlo, quizá sea por que tiene miedo de encontrar una respuesta que no le guste. Quizá.

Tan esquivo como siempre.

Sin embargo, Saiki no puede soportarlo más, sabiendo que será inevitable que tenga que hablar primero, decide adelantarse al guión. Pero justo cuando esta por abrir la boda, no tiene nada que decir. Está en blanco. Esta extraña dificultad para encontrar las palabras se apodera de él. Y encontes solo queda preguntarse, ¿qué haría touma en su lugar?

Él pelirosa voltea a ver Akechi, quien camina con la mirada fija enfrente. El cabello lacio cabe sobre sus ojos y no le permite apreciarlo bien, regresa la vista al frente, no sea descubierto.

Touma tiene una forma peculiar de hablar, y es que suele divagar mucho. Siempre está definido por el caos. Vomita las palabras y siempre se va por las ramas. Hablando de lo primero que capte su atención, con comentarios aparentemente irrelevantes pero que siempre terminan conectados. Saiki decide intentar eso, pero de una manera más normal. No puede actuar como touma, pero tampoco como él mismo.

¿Qué hace la gente normal? Y como no tiene la respuesta, usa sus poderes para usmear un poco en cualquier conversación ajena de personas que quien sabe a cuántos kilómetros estén.
Entonces mezcla estos dos nuevos conceptos. Intentando sonar natural, pero falla estrepitosamente en el intento.

— "¿Sabías que el café que íbamos a visitar está clasificado como el tercero mejor en la prefectura? Pero solo por los croissants, no por el café. Quizás deberíamos pedir otra cosa."

Pasan dos segundos que parecen eternos, pero saiki mira a su compañero de caminata, esperando una respuesta.

Akechi se sorprendió por tan inesperado diálogo qué por un momento no pudo responder, solo juega con el agarre de su bolso escolar mientras caminan. Como si buscará calmarse a si mismo, o intentará retenerse. Parpadea y en lugar de responder lo mira y sonríe ligeramente, confundido pero divertido. — ¿Desde cuándo te interesan las estadísticas de los cafés, Kusuo? —Es raro ver a saiki tratar de  esforzarse tanto por intentar una conversación, se siente cálido. Y sin embargo  después el silencio regresa a ellos.

Saiki se siente un tonto. Esta fuera de su zona de confort. Se siente incómodo. ¿En qué momento se invirtieron los roles?
Akechi hace verlo tan fácil. El silencio es aún más palpable y extraño entre ellos.
Kusuo no estaba seguro de si había logrado algo con su comentario, pero el eco de la sonrisa de Touma permaneció en su mente mucho más de lo que le gustaría admitir.

Sin embargo, Kusuo no se dará por vencido tan fácil, claro que no señores. Trata de dejar de lado la estrategia al estilo de Touma y mejor repite, como si de una grabadora se tratase, la conversación que estuvo escuchando hace un momento.

"El clima está agradable. No hace tanto calor como ayer, ¿no crees?" —Posiblemente esto es lo más que Saiki haya hablado en su vida.

Touma mira al cielo, tranquilo —Si, parece que habrá un buen tiempo.

Luego, el silencio vuelve, como si la conversación no hubiera pasado, ¿Dónde está el niñito parlanchin cuando se necesita?
La caminata se está haciendo interminable y no es por que Saiki este repitiendo un pequeño bucle con tal de no llegar al café. Claro que no.

Saiki está empezando a pensar que esto no fue buena idea y que debería borrarle la memoria a Touma antes de que sea demasiado tarde. Sient que acaba de gastar palabras inútilmente. ¡La conversación murió en segundos!

"¿Cómo demonios logra Touma hablar tanto con tan poco? Debe ser un don maldito" Piensa.

Sintiéndose ahogado, decide recurrir a algo más relajado. Recuerda haberlo visto alguna vez en algún programa de comedia.

—"Touma... ¿Qué hace un mudo bailando?"

—¿Qué cosa? —Una pregunta muy corta para su propio estilo.

—"Una mudanza." — Si, pésimo chiste. Más si tomas en cuenta su tono de voz serio y cara estoica de siempre. Sin embargo, parece haber tenido efecto, pues Touma ríe un poco. ¿Se ríe del chiste o de él?
Touma fingía mirar al frente, pero sus ojos regresaban de vez en cuando a Kusuo. Esa leve arruga en el ceño del chico pelirrosa no tenía precio. Podía sentir el esfuerzo, pero algo en sus torpes intentos lo hacía aún más entrañable. Algo en el gesto de Touma mientras lo mira y ríe hace sentir a Saiki aún más expuesto.

Saiki se siente un tonto de nuevo al ver que conforme la risa de Touma se desvanece, sus oportunidades de entablar una conversación también.

Pero es que Saiki tiene nulas social skills, ¡pobre de él! Dicen que la tercera es la vencida, pero su paciencia se está viendo colmada. ¿¡Por qué tardan tanto en llegar!?

El silencio volvió, pero Touma no parecía tan afectado como Kusuo pensaba. En lugar de eso, había algo en la manera en la que miraba al frente, casi como si estuviera disfrutando de un secreto que Kusuo aún no había descubierto. Su rostro no era neutral del todo, en cambio, el rastro de una sonrisa en sus labios dejaba ver que disfrutaba de algo que Saiki no entendía. ¿Acaso se estaba burlando?

Touma lo está disfrutando y Saiki empieza a notarlo. ¡Lo está torturando deliberadamente!
Touma no hace nada para romper el silencio y eso solo lo hace más evidente, solo caminando con el deje de esa estúpida sonrisa tetrica en su rostro que por alguna razón le en...

Cuando Saiki cae en cuenta que ha sido burlado (por millonesima vez, por el mismo rubio, como tantas veces antes, algo que ni su hermano genio había logrado), la desesperación se apoderó de él.
Finalmente, no pudo soportarlo más. Entre frustración y algo más que no quería admitir, dejó escapar un suspiro.
—¿Touma, por qué no hablas? — El fracaso y confusión en su voz es evidente. Tanto que ha usado su voz. La pregunta corto el aire como un cuchillo. Por primera vez en mucho tiempo, Saiki había hablado sin pensar.

Touma no dijo nada inmediatamente. La caminata de pronto se detuvo y Touma lo volteo a ver. El fantasma de una sonrisa ya no se encontraba en su rostro. Simplemente lo miraba. Kusuo pensó que fue un error haber dicho eso.

—Oh, ¿te diste cuenta? — Ríe un poco—, qué loco, ¿no? Ni siquiera pensé que fueras a notarlo, Kusuo. Supongo que eso demuestra lo observador que eres, aunque, claro, siempre has sido así, ¿no? Me refiero a que tienes esa cosa de ser increíblemente perceptivo, aunque no lo demuestres. Siempre me has parecido alguien difícil de leer, pero en el fondo... ah, espera, eso no tiene nada que ver con lo que quería decir, ¿verdad? En fin, qué más da. A lo que iba...

Una sensación de alivio casi tan pronto como Touma abrió la boca invadió a Kusuo y es que quizá, solo quizá le gusta cuando habla.

— Es que, bueno... me he sentido raro últimamente. Raro, como en, ya sabes, confundido, pero no confundido de 'oh, no sé qué decir'... más bien, como si todo se estuviera mezclando en mi cabeza. Y eso no es algo que me pase seguido, ¿sabes? Yo siempre sé lo que quiero decir o hacer, incluso si a veces digo demasiadas cosas a la vez. Pero esta vez no es eso. Esta vez... siento que hay algo diferente.
Touma vuelve a soltar una risa corta, aunque no parece divertida, más bien resignada. Baja la mirada por un instante y luego vuelve a levantarla con el mismo tono despreocupado. — Y luego estuvo ese tiempo en el que parecías evitarme. ¿Te acuerdas? —Saiki no puede evitar sentirse miserable— Porque yo sí. No eras tú el que siempre decía que no quería estar rodeado de gente, pero de alguna forma siempre parecía que me hacías un lugar, como si estuvieras diciendo 'vale, tú sí puedes quedarte aquí'. Pero entonces de repente ya no estabas. Y me dije a mí mismo: 'Touma, no pasa nada, probablemente está ocupado'. Pero luego pasaron días, y luego semanas, y empecé a pensar, '¡Oh, no! Seguro que hice algo horrible sin darme cuenta!' Lo cual no sería raro porque, bueno, a veces hablo sin pensar. Ya sabes cómo soy. — La mirada de Saiki se suaviza mientras lo escucha hablar, por lo menos por un momento. Pero no como cuando miras algo con lastima, no. Más bien, como cuando piensas todo lo contrario de alguien que se echa pestes a sí mismo. Touma se encoge de hombros, como restándole importancia.

—Así que sí, estaba evitando hablar porque... no quería ser una molestia para ti. Porque tú eres importante para mí. Y si eso significa quedarme callado o alejarme para no incomodarte, entonces... bueno, eso es lo que haré. Aunque, para ser sincero, no soy muy bueno en eso de quedarme callado. —Sonríe levemente, aunque la expresión tiene un dejo de melancolía, habla mientras sigue jugando entre sus dedos la correa de su bolso escolar. Si Kusuo a aprendido algo de toda esta situación, es que definitivamente no quiere eso.

—Pero claro, incluso cuando me propongo no decir nada, aquí estoy hablando. Así que, voy a decirlo de una vez y ahorrarnos vueltas. Me gustas, Kusuo. Y no solo como amigo, claro. —Saiki no puede evitar sorprenderse. —¿Acaso no era obvio? Quiero decir, ¿no lo has notado en la forma en la que siempre trato de estar cerca de ti, aunque me ignores la mitad del tiempo? ¿O en cómo siempre termino diciendo cosas que suenan más intensas de lo que deberían? Porque, siendo honestos, a estas alturas pensé que ya lo habrías juntado todo, pero... supongo que no, ¿verdad? —Se ríe otra vez, pero esta vez parece genuinamente divertido, casi como si estuviera hablando de algo sin relevancia.

Escuchando las palabras del rubio, de pronto, todas las cosas empiezan a caer en su lugar. Y es que realmente se siente un tonto por no darse cuenta antes. ¿Cómo es posible que él, aún con todos sus poderes, no haya podido verlo? Y es que ya debería ser evidente. Lo escucha y cae en cuenta de por qué el medidor de afecto la última vez que revisó en ellos parecía descompuesto, y eso significaba que también lo quiere más de lo que debería
No puede evitar lamentarse volverse el reflejo de sus padres, ¿Cómo permitió que esto pasara? Y no es que este aliviado de saber que sea mutuo, claro que no. —En fin, da igual. No es algo que me moleste decir en voz alta. Me gustas. Mucho. Y no sé si eso complica algo o no, pero... ahí está. Es como una especie de mal hábito que no puedo dejar. Seguir buscándote, incluso si no es lo que quieres. — Touma mira a Kusuo con la misma sinceridad de siempre, sin titubeos ni inseguridades. —No espero nada, ¿sabes? No te lo digo para que hagas algo al respecto ni porque quiera que cambies. Te lo digo porque es verdad, y porque tú me importas. Así que, si quieres ignorarlo o fingir que nunca dije nada, no necesitas decir nada, está bien. Igual estaré aquí, como siempre. Lamento si provoque lo contrario a lo que quería alejándome y dejando de hablar, ya sabes, intentando no ser molesto. Que paradójico jaja— Le dedica una última sonrisa, ligera pero sincera, antes de continuar caminando, dejando que el silencio se acomode entre los dos.

Saiki sale de su pequeño shock y continúa caminando a la par de Touma, con las manos en los bolsillos y la mirada fija al frente. La confesión lo había tomado por sorpresa, aunque quizá no tanto como debería. Era lógico, después de todo. Los patrones estaban allí: los pequeños gestos, las interacciones persistentes, las palabras que había pasado por alto o decidido ignorar. Y ahora, todas las piezas encajaban de manera dolorosamente obvia.

El problema era... ¿qué debía hacer con esta información?

"Tienes razón"—dice finalmente, su tono tan plano como siempre, pero con un dejo de sinceridad que no es habitual en él—. No me había dado cuenta. O quizá lo hice y no quise pensarlo mucho."

Saiki no gira la cabeza, pero puede sentir la mirada de Touma sobre él, expectante, así como la sorpresa de estar recibiendo una respuesta. —"No soy bueno con estas cosas"—admite con franqueza, sin florituras ni excusas—. No sé cómo debería responder. Pero, si estás esperando que diga algo del estilo de ‘yo también’, probablemente no va a pasar. No porque no lo sienta, sino porque... no lo entiendo del todo. Aún no."

Siente un calor incómodo en la nuca, probablemente causado por la intensidad de la situación. Quizá también porque esta es la conversación más sincera que ha tenido con alguien que no sea él mismo en años.
Es lo más cercano a una declaración que ha hecho en su vida, y le resulta absolutamente insoportable. Pero cuando por fin mira a Touma, este le sonríe, con esa calidez desenfadada que siempre lo ha desconcertado.

Y, por alguna razón, Saiki se siente menos incómodo de lo que esperaba.
El café ya se ve cercano, no sabe en que momento el bucle se detuvo.
Saiki saca una mano de su bolsillo y Touma ni lento ni perezoso, corre a tomarla entre la suya. Una brisa fresca alborota un poco sus cabellos mientra caminan juntos.

—Pensé que estarías molesto conmigo. No sé, a veces siento que te doy demasiados problemas.
Kusuo lo interrumpe antes de que empiece a vomitar las palabras otra vez —"No soy del tipo que se molesta por tonterías."

Touma sonríe levemente, pero no puede evitar insistir. —¿De verdad? Porque si yo fuera tú, probablemente estaría pensando, '¿por qué este idiota no se da cuenta de que a veces es mejor quedarse callado?'

—"Sí, pero si fueras yo, también sabrías que es difícil enojarse con alguien que te importa más de lo que debería." —Responde mirándolo con reproche

Touma lo observa en silencio, procesando las palabras. Su sonrisa habitual se transforma en algo más cálido y genuino.
—Eso suena como una forma muy complicada de decir "me importas".

Kusuo no responde, pero hay un leve tinte rosado en sus mejillas, lo cual es suficiente para que Touma siga sonriendo.
El silencio que sigue no es incómodo, sino cargado de significados que ninguno de los dos quiere apresurarse a descifrar. Touma sonríe para sí mismo, sintiendo que, aunque no lo admita del todo, Saiki ha dicho mucho más de lo que esperaba.

La campanita del café resonó suavemente cuando abrieron la puerta, pero Saiki apenas la escuchó. Su atención estaba dividida entre la calidez de la mano de Touma y las palabras que aún resonaban en su mente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top