10. ¿Huelo mal?
-Una cinta en tus cabellos... una flor en tu ventanaaa, un canario en tu balcón.... canta al sol... por la mañanaaaaa.- tararea con pasión mientras escucha música por sus auriculares y pasa el trapo húmedo sobre el suelo del buffet.- ¡¡Una calle me separaaaaaaaaaa....!!- usa el palo como micrófono.- ¡¡del amor que está en tus sueñooooos!!
》¡De tú amor no exijo nada... solo quiero... ser tu dueñooooo!《
-¡Y vamos todos con las palmas arriba! Tititiri.- mueve las caderas de un lado mientras usa el palo como "rayador" al mismo tiempo que mueve la cabeza al son de la música.
Sin darse cuenta que llama la atención de varios presentes, tanto las enfermeras y doctores que se encontraban en el buffet, almorzando, mirándola con rostros confundidos.
-Disculpa...
Andy salta del susto al sentir una mano sobre su hombro. Gira sobre sus talones para observar a la persona que interrumpió su canto, encontrándose con una chica bajita, de cabellos negros, con corte pixie, piel pálida y esos ojos dorados que conoce perfectamente.
-¡Carajo!- se tapó la boca con la mano la misma que sostenía el secador causando que cayera con un fuerte ruido.- Mierda...
-¡Deja de insultar Andy!- se reprochó mentalmente.
Una mano pálida levantó el secador, entregandosela. Vio a la persona, un muchacho más alto que su acompañante, cabellos castaños cobrizo, piel pálida y los mismos ojos que su padre.
-Santa Virgen de la papaya...- pensó al ver a los hijos del doctorcito en frente suyo.- De cerca son más hermosos.
-Gracias...- murmuró avergonzada agarrando el secador.- mmm... ¿Necesitaban algo?
-Perdón por asustarte...- se disculpó la muchacha con una sonrisa en sus labios, que logró cautivar los oídos de Andy.- Soy Alice y él es mi hermano Edward...
Andrómeda los miraba como si fuese un partido de pin pon, sin saber a quien mirar al ser tan hermosos. Además sin entender, como es que esta hablando con los hijos del doctor Cullen.
-Estamos buscando a nuestro padre...- volvió a hablar Alice.- Nuestro papá es el doctor Cullen.
-El papasito.- respondió automáticamente, queriéndose morir en ese instante al procesar lo que dijo.- Digo... si, el Doctor Cullen. Aja... ¿Por qué yo sabría dónde se encuentra?
-Bueno... es su hora de almuerzo y él viene aquí.
-No, en realidad es muy raro verlo por aquí.- interrumpió la morocha. Causando que ambos sonrieran divertidos al ver a la humana poniéndose nerviosa.- Él siempre a esta hora está en su oficina.
》No es que lo acose o lo esté mirando todo el tiempo... y sepa sus horarios... pff... digo, es muy fácil saber lo que hace cada uno y su padre... ¿Por qué no me callan mejor?《
Sonrió tensa, moviendo las manos sobre su ropa y evitando las miradas doradas de ambos.
Edward se divertía al ver cómo las mejillas de la morocha se incendiaba en un adorable carmín, y más disfrutaba el leer la mente desastrosa de la humana aunque la mayoría de las cosas no entendía, hablaba en otro idioma.
Mientras que Alice chilló de felicidad causando que la humana la mire confundida.
-En serio, realmente estoy feliz de conocerte.- se abalanzó a abrazarla.
Sorprendiendo a Andy al sentir los brazos de la chica rodearla, primero porque es fría como el hielo, segundo su cuerpo es duro como el mármol y tercero la hija del hombre que está enamorada le dice eso y la abraza.
-¿Que está pasando aquí doctor García?- pensó correspondiéndole el abrazo.
-Además no hueles tan bien.
-¿No huelo bien? - pensó confundida.
-Alice.- le regañó su hermano.
-Ammm... yo también estoy feliz de conocerte.- respondió dudosa, ambas apartándose.- creo...
-Alice, Edward, ¿Que hacen aquí?
El cuerpo de Andrómeda se tensó como la tanza de un arco al escuchar la voz suave y angelical del padre de los adolescentes en frente suyo. La morocha no podía creer que el Cullen mayor se encontraba al lado suyo mirando a sus hijos con un rostro serio, como si estuviera molesto.
-Papá... no estamos solos.- regañó Alice con voz juguetona, señalando a Andy que se puso roja como un tomate al sentir la mirada dorada del Cullen sobre ella.
-Lo siento.- se disculpó.- Hola Andy.
-¿Có-cómo sa-sabes mi- mi nombre? - tartamudeó completamente avergonzada al sentir ya tres pares de ojos sobre ella, que intentaba sostenerse sobre el palo del secador para no caerse al sentir sus piernas como gelatina.
El doctor Cullen sonrió divertido.
-Lo dice en tu credencial.- apuntó hacia su pecho derecho, en donde se podía apreciar la credencial con su nombre 》Andy《
-¡Estúpida! ¡Estúpida! ¡Estúpida!- pensó.
-Oh si... ya lo sabía.- respondió haciendo un gesto con la mano.- Quería saber si estabas atento...- rió avergonzada.- ¡Y si lo estás! Eso es muy bueno... si... ¿Escucharon eso?- comenzó a caminar hacia atrás.- Me parece que me están llamando... adiós.
-Piernas para que las quiero.- pensó caminando con rapidez hacia la cocina.
Entró con fuerza a la cocina siendo recibida por Regina que se asustó al ver a Andrómeda roja como un tomate y con respiración agitada, y más al verla caer al suelo con la mirada perdida.
-¡Dios mío! ¿Andy estás bien?- la cocinera se acercó a ella con preocupación.
-Acabo de hablar con un ángel...- murmuró mirando a Regina que esta no podía estar más confundida al escuchar esas palabras.
-¿Que dices?
-Hoy... me la voy a dar en la pera.- susurró levantándose con ayuda de Regina y de la pared al tener sus piernas temblando como si fuera un chihuahua.
-Agh... odio cuando hablas así.- le regañó.- ¿Que significa eso?
-Significa que... me voy a emborrachar mucho.- respondió con una sonrisa en sus labios.- demasiado.
Regina frunció el ceño confundida.
-¿Y eso por qué?
-Porque voy a festejar.
-¿Y que vas a festejar?
-Que el sugar daddy sabe mi nombre.
- Es decir, el Doctor Cullen.
-Es lo mismo... - rodó los ojos.- ahora sabe mi nombre... y logré tenerlo en frente mío y también conoci a dos de sus hijos... eso fue raro.
Regina suspiró cansada.
-Recuerda que mañana a la mañana tienes que entrar a trabajar...- le advirtió.- Nada de venir alcoholizada al trabajo.
-Pff... como podés pensar eso de mí.- hablo indignada.- Si soy un angelito... no voy a venir borracha al trabajo, Dios eso es cruzar el límite.
-Haz cruzados muchos limites.- respondió volviendo a trabajar.- y te conozco perfectamente que vendrás borracha al trabajo.
-Y si sabes que vendré así para que me lo dices.- se cruzó de brazos, molesta.
Suspiró.
-¿Terminaste de limpiar?
Andy hizo un ruido con su garganta y aplanó los labios mirando a su compañera con ojos inocentes.
-No... no terminé.
-Ve, ahora.
-Esta bien...- farfulló molesta caminando hacia la salida de la cocina cuando paró en su lugar y miró sobre su hombro a Regina con un rostro confundido.- Reg... ¿Huelo mal?
-¿Que hacen aquí?
Carlisle Cullen miraba a sus hijos, molesto, estando en los pasillos vacios del hospital.
-Quería conocerla.- murmuró bajo la muchacha de corte pixie, mirando hacia abajo.- me agrada.
-A mi también.- respondió el cobrizo que logró sorprender al patriarca.
Carlisle sonrió al saber que dos de sus hijos les agrada la muchacha.
-Es bueno saberlo... pero no vengan a mi trabajo sin avisarme.- les reprochó.
-¿Cuándo se lo dirás?- preguntó Alice.- Los demás están ansiosos de conocerla.
El doctor Cullen suspiró, aún sin tener la necesidad de hacerlo.
-No lo sé...
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*Una calle nos separa - Nestor en bloque.
Pudimos conocer un poco de Andy.
Espero que les haya gustado, sino lo borraré porque a mi mucho no me gustó je.
Besitos.
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