🍫: O2.
—¡Hey, Jungkook-ah!
No es hasta que siento una pequeña mano zarandear mi hombro que logro quitar la mirada de la espalda de ese omega.
Su dulce olor a manzana acaramelada sigue en mi olfato, nítido.
Al ver que terminaba de alejarse, siento a mi lobo entristecerse y solo acostarse para dormir.
Cómo siempre.
¿En serio iba a ser así?
Quiero pensar que es una excusa y no piensa verse con alguien. Espero que sea solo una excusa.
Siento el zarandeo hacerse con más brusquedad y finalmente veo al causante de esta.
Taehyung frunce el ceño y mira por encima de mi hombro, seguramente a Jimin yéndose a paso acelerado.
Ahora que mi lobo volvió a recostarse para evitar estar triste, ya no me cuesta decir su nombre.
—¿Ya ligando con omegas? ¡Te dije que era buena idea! —ríe y golpea mi hombro. Sonrío por lo bajo ante la broma y niego con la cabeza.
—No, no. Solo... Fue raro. —fue todo lo que logré decir. No me apetecía contar lo que acababa de pasar.
Conseguí a mi alma destinada.
Y el acababa de huir.
¿De verdad fue buena idea hacer caso y dejar de usar neutralizadores para mi aroma?
Si, por más que quiera negarlo, si. Fue agradable sentir a mi lobo vivo y eufórico.
Pero ahora me sentía increíblemente decaído al sentir ese aroma dulce alejarse. No pude acercarme lo suficiente y tocar su rostro para saber si era real. Para saber si lo que pasaba era real y no era otro de esos sueños donde sentía que conectaba con mi lobo interior.
Fue raro cuando sentí que solo debía quedarme aquí parado y sentir una sensación de que algo se acercaba. Fue mucho más raro conseguir a un omega a punto de desmayarse.
Fue mucho más raro sentir a mi lobo vivo y eufórico ante esa presencia, sentir como soltaba mis feromonas sobre el y finalmente llamarlo como mi omega.
Jamás me había sentido tan vivo hasta el momento en que tomé la cintura de ese omega.
Quería pensar más, quería resolver mis propias dudas, distraerme en ello para ignorar la fea sensación en mi pecho.
Pero Taehyung da una pequeña palmada a mi mejilla y me sonríe.
—Eres muy atractivo y tu aroma es agradable, seguramente ese omega quería coquetear contigo. —dijo con aire orgulloso.
Me encojo de hombros.
En realidad parecía querer huir de mi.
Es la primera vez que me dejo ver como un alfa puro hecho y derecho. Con mi fuerte y dulzón aroma que suele irritar a otros alfas alrededor. Suelo usar distintos modos de disminuir mi olor y mis instintos, no me gusta mostrarme de aquel modo frente a todo el mundo, mucho menos causar revuelto entre omegas como pasaba en mi anterior preparatoria.
No se me fue difícil adaptarme aquí, pero tampoco destaco mucho entre los demás.
Al menos no hasta hoy, con todas las palabras que escucho a lo lejos hablando de mi, de mi aroma y de porque llego repentinamente llamando tanto la atención por él.
El resto del día, mi mente vaga sola y únicamente en un omega, Park Jimin.
No voy a mentir, en cada pasillo, en cada aula y en cada lugar, mis ojos lo buscaban, con la esperanza de ubicarlo.
Muchas veces sentí su aroma acaramelado cerca, pero no tenía las agallas de buscarlo de verdad. Prefería conseguirme con el de un modo más natural que el hecho de buscarlo corriendo por cada rincón del lugar.
Noté un par de cosas: es mayor que yo, por lo que no lo iba a conseguir en ninguna de las clases; es bastante popular entre los alfas, todos hablan de su aroma y como quisieran que fuese su aroma el que cargaba encima aquél omega; y, por último, aún dormido mi lobo no paraba de buscarlo, entre sueños chillaba y al estar cerca levantaba la cabeza alerta para emocionarse al sentir su aroma.
Se hablaba mucho de el, pero ahora que sé bien sobre su presencia, sí prestaba atención a lo que los demás decían.
—Dicen que Park Jimin huele a alfa. —mi audición se agudiza y logro escuchar una conversación a un par de mesas de mi donde lo mencionan.
—¡¿Qué?! ¿Cómo es posible? El no se acerca casi a ellos.
La otra chica suspira.
—Si, oí de Mingyu que percibió un aroma de alfa encima de el cuando se le acercó.
Jimin olía a mi.
Quizá solo no tenía forma de quitarse mi olor de encima.
El resto del día se me pasa rápido, pues no he parado de estar distraídi pensando en lo que había pasado.
¡Encontré a mi destinado! ¿Cuan posible es eso? ¡Eso se había quedado como un mito!
Bueno, ni siquiera sé exactamente que es así. Pero mi lobo siempre es muy quieto, he perdido la conexión con el con solo diecisiete años de vida. Sentirlo tan animado y vivo es como sentirme renovado.
Nunca perdí mis instintos de alfa, pero siempre los sentí muy débiles para la clase de lobo que reside en mi. No soy un alfa común, soy un alfa puro, y por primera vez sentí mis instintos con aquella intensidad que originalmente tienen.
Necesito verlo otra vez, acercarme a el.
Necesito que sea mi omega. A pesar de sentir que ya lo es.
Espero a Taehyung en la entrada de la institución, a pesar de pasar publicaciones en las redes sociales dentro de mi celular, mi mente sigue vagando cada ciertos segundos en aquél omega.
Hasta que ese aroma me llega a mi olfato.
Lo busco con la mirada directamente de dónde viene.
Esos ojos miel también me estaban mirando.
Noto que remueve sus labios y muerde el inferior antes de apartar la mirada de mis ojos y posarla en el chico de mirada gatuna a su lado.
Ahí me doy cuenta que realmente no conozco a muchos fuera de mi año de estudio, pues no tengo ni idea de quién es el chico a su lado y la mezcolanza de olores alrededor no me dejan averiguar el suyo.
El único que destaca entre todos es el de Jimin.
Mi lobo despierta de su aburrido sueño, se mueve eufórico en mi pecho. Mi corazón late y siento una enorme necesidad de correr a su lado y pedirle salir.
«Tengo que verme con alguien». Aquellas palabras con las cuales me había rechazado se plantan en mi, y mi lobo gruñe, enojado y herido al verlo reír junto al chico a su lado.
Mi loba quería acercarse y reforzar en el la marca de mi aroma. Que nadie más se le acerque hasta que yo logre hacerlo.
Y no es difícil acercarme, a menos que todo el tiempo me evite como lo hizo antes.
Lo observo hablar con aquél otro palido, su gummy smile destaca al hacer también que sus ojos se cierren. Es lindo.
Frunzo el ceño.
Es algo molesto.
De verdad necesito acercarme a el.
Me enderezo, estoy dispuesto a hacerlo ahora mismo, frente a ese chico, ¿Por qué no?
Mi lobo me lo agradece, mucho, y siento como si una clase de medidor de conexión entre mi parte animal y yo subiera, muy muy poco, pero subió.
Cuando estoy a pocos pasos de el, voltea bruscamente hacia mi. Noto como su mano busca el hombro del chico a su lado y la usa de apoyo.
Frunzo el ceño, parece alertado, como cuando lo conseguí a punto de caer en el piso en el pasillo.
Cuando por fin me acerco a ellos, veo como el chico de ojos gatunos, que es de la misma altura que Jimin, rodea la cintura de mi omega para ayudarlo a apoyarse.
—¿Estás bien? —pregunto hacia Jimin, algo preocupado. ¿Sufre de tensión, azúcar o algo así?
—Si, ¿Puedes alejarte? Lo mareas. —el chico es el que me contesta.
Frunzo el ceño. ¿Marearlo? ¿Por qué? ¿Qué está diciendo?
Inmediatamente mi lobo gruñe en amenaza ante el pensamiento de que ese chico quería alejarme de mi omega utilizando esa excusa.
Cruzo miradas con Jimin finalmente, el parece un poco ido.
Demuestro mi preocupación en mi rostro, me acerco un poco y poso el dorso de mi mano en su cuello.
—¿Estás bien? Es la segunda vez que nos vemos y que te pasa esto en el día. —informo, intentando demostrarle lo preocupante que era.
El aparta de un manotazo mi intento de tomar su temperatura. Mi lobo solloza ante el gesto de rechazo y siento mi pecho apretarse un poco.
—¿Puedes alejarte? Por favor.
Relamo mis labios, incómodo. Mi pecho se aprieta y mis ojos lagrimean. Siento unas enormes ganas de seguir junto a el, mi lobo me lo pide, me asegura que es lo que tengo que hacer.
Pero veo el rechazo en los ojos de Jimin y solo aguanto lo más que puedo el nudo en mi garganta y las ganas de llorar.
—Yo... —trago, intentando recuperar mi voz—, si, lo siento. Yo... Nos vemos mañana.
No soy capaz de preguntarle de nuevo si podíamos vernos, no cuando sus primeras palabras hacia mi luego del primer encuentro sigan siendo un rechazo.
Inhalo disimuladamente su olor, cierro los ojos un segundo para tenerlo presente, les doy a ambos una reverencia y me doy media vuelta.
Antes de llegar al lado de Taehyung, mis ojos siguen acuosos, amenazan con desbordarse en cualquier momento. Mi lobo no ha vuelto a dormir, está ahí, anhelando y rogando para que me acerque y le pide una cita, que pase más tiempo junto a él.
«Mi omega...». oigo a mi lobo murmurar en un pequeño sollozo, no dejo de mirar a Jimin hasta que finalmente se va.
No presto atencion a nada de lo que dice Taehyung, solo asiento o niego, pues temo a que mi voz se rompa cuando hable, el nudo en mi garganta es muy fuerte.
Es una sensación fea.
Me pregunto si mi alma destinada se siente igual por mi ausencia.
—No iré hoy a la práctica. —Digo.
La caminata de mi mejor amigo de detiene abruptamente.
—¿Eh? ¿Por qué? —cuestiona haciendo un pucherito, uno tan exagerado que hago una mueca de asco.
—No me siento bien, dile al entrenador que lo siento.
No estoy mintiendo, pero mi verdad es tan parcial que Taehyung frunce el ceño y pucherea con algo de disgusto.
—Está bien —murmura con tristeza infantil—. ¿Ahora quien va a ser mi armador?
—Nam es bueno y alto, deberías intentar llevarte bien con el por una vez —digo y le doy un golpe burlón en el hombro. Rio al escucharlo gruñir.
—Prefiero no volver a jugar que tener que tener a Namjoon de armador. —masculla, casi puedo oír sus dientes rechinar.
Hecho una carcajada mientras me alejo de mi mejor amigo. Nos despedimos una última vez con la mano y armo, a paso rápido, mi camino a casa.
Una vez a solas, mi mente vuelve a ir hacia aquél omega mientras parezco hacer todo en automático cuando llego a casa.
—Hueles más fuerte de lo normal, cariño. —escucho a mi madre decir mientras lavo el plato que usé. Su voz es lo que me logra sacar de mi trance.
—¿En serio?
Mi olor es muy opacado por el ambiente familiar y, sobretodo, el olor a alfa de mi hermano mayor. De entre los cuatro, el mío es el más débil, es difícil que me noten.
Admito que a veces si me pone un poco triste. Más escuchando lo que los demás dicen acerca de ser un alfa puro que parece uno común.
Me seco las manos con una toalla cercana antes de voltear hacia mi madre.
—¿Pasó algo? Estás inquieto.
Relamo mis labios, ¿Pensará que es una idiotez eso de los predestinados? ¿Es buena idea decirlo?
—Conocí a un omega. —simplifico. Aunque no sea una completa verdad, no lo conocí, solo me lo encontré y luego huyó.
Mi madre alza las cejas con impresión y una sonrisa cálida se asoma por sus labios.
—Que bueno, cariño. Me alegra que despierte tanto en ti —acaricia mi cabello con esa energía maternal más sus fuertes feromonas. Ronroneo ante su toque—. Espero que todo vaya bien.
Me da una última sonrisa y se retira, seguramente a seguir atendiendo cosas del trabajo.
Mis labios inconscientemente se juntan en un puchero. Siento que debí haberle especificado que pasó, quizá ni siquiera pueda acercarme de verdad a el.
Solo quiero que no huya de mi.
Mañana quiero ir y acercarme a el, entablar tranquilamente una conversación e invitarlo a salir. No lo conozco, no sé cómo es. Pero quiero conocer al omega que ha despertado en segundos cada uno de mis instintos.
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