Capítulo 2
"Bienvenida"
El aire frío de la mañana sopló con fuerza, haciendo estremecer a cierto azabache que se encontraba entrando al local para empezar a trabajar.
Se encontraba un tanto cansado debido a la cantidad de trabajo que tuvo el día anterior; hubo más clientes y tuvo que tomar más órdenes.
-¡Buenos días, Gil!- su siempre energético mejor amigo lo saludó con su característica sonrisa.
-Buenos días, Oz- dijo con algo de sueño, para seguido bostezar.
-¿Te encuentras bien?- su mirada pasó a ser una de preocupación.
-Sí, no te preocupes-.
Su conversación no duró mucho, pues rápido tenían que cambiarse y empezar la jornada.
Las mañanas suelen ser algo flojas; no hay mucho clientes y los meseros todavía resienten el sueño, así que para matar el tiempo, Gil se sienta en la barra todos los días.
Tenía su codo apoyado en la fina y lisa madera, y su mano retenía su rostro, el cual, tenía una expresión seria pero a la vez, había algo distinto en ella.
-¿Por qué tienes esa cara, Gil?- Oz, quién era muy inteligente y atento, notó la expresión de su amigo.
-¿Hm? ¿Qué cara?- el azabache no entendía a lo que se estaba refiriendo, ¿Acaso tenía una cara rara?.
-Es que bueno, tienes una expresión distinta a la de otros días. Aunque no sé cómo ponerlo en palabras, solo sé que se te ve un poco más animado- soltó una risita. -¿Es por la chica de ayer?- su curiosidad le estaba matando.
-N-No... - el color se le subió al rostro al recordar a la mujer del día anterior.
-Eres malo para mentir, Gilbert~- canturreo juguetón. -Waaah, que emoción~ ojalá y pase algo entre ustedes, sería bueno que pudieses tener una novia- eso último no lo decía en broma; Oz esperaba que Gil pudiese encontrar alguien que lo hiciera feliz.
El rostro de Gil comenzó a volverse todavía más rojo. Abrió su boca para protestar, pero fue interrumpido por la campana de la puerta.
-Bueno, luego me dices qué tal lo de tu "novia"- sonrió y fue a recibir al cliente.
Durante el pasar de las horas, el pelinegro estuvo pensativo en cuanto a las palabras de su amigo.
¿Por qué se había sonrojado de esa manera? ¿Por qué tenía que hacerlo cada vez que recordaba a la chica? Ellos dos solo habían conversado un poco, no había sido nada del otro mundo.
Pero aún así, no podía negar el hecho de que la mujer le había parecido realmente hermosa, y de que se había encontrado extrañamente cómodo a su lado.
-Gilbert-Kun, no es bueno que te distraigas en tu trabajo~- cierto albino le picó los hombros para llamar su atención.
-Ja, ¿Eso no lo dirás por ti, Break?- usó un tono sarcástico. -¿O acaso tengo que recordarte todas las veces que nos dejas tu trabajo a mi y a los demás?- se removió para alejar las manos del peliblanco de sus hombros.
-Mouh~ eres un aburrido- dijo con una sonrisa, claramente para molestarlo. -Es por eso que no tienes novia.
De la nada parpadeo unas cuantas veces.
Esta era la segunda vez en el transcurso del día, en el que alguien hablaba sobre él y sobre tener novia. ¿Qué era lo que estaba ocurriendo?
Habían pasado unas cuantas horas. Habían llegado más clientes, algunos nuevos, eso puso más contento al azabache, quién, los recibía con una cálida sonrisa.
Eran al rededor de las 6:00 de la tarde, las personas llenaron considerablemente en local, los meseros iban de aquí a allá tomando órdenes sin descanso. Era algo agotador, pero sin duda, ver a tanta gente en el lugar les levantaba el ánimo a todos.
Por eso siempre se esforzaban tanto.
La campanita de la puerta había sonado una vez más, captando la atención de Gilbert.
—¡Bienvenida!— dijo apenas voltearse. Sus ojos dorados se clavaron en la linda silueta que acababa de entrar.
Era ella.
La misma simpática clienta nueva de ayer.
Inconscientemente sus mejillas se tiñieron de rojo al recibir una sonrisa de la fémina. Le había sonreído a él, quién le había dado la bienvenida.
La chica se había dirigido hacía el mismo lugar en donde se había sentado el día anterior. Gil miró al rededor para ver si había algún compañero disponible para atenderla, pero todos estaban muy ocupados con los demás clientes.
Con paso firme se dirigió hacía donde ella, tomó su pluma y libreta y le atendió con una sonrisa.
—¿Qué le gustaría tomar?— su voz salió relajada, mientras la contraria dirigió su mirada hacía él.
—Me gustaría tomar lo mismo que ayer—. Dijo con una sonrisa.
—Entendido—. Fue lo único que dijo mientras le sonreía de vuelta, para después retirarse e ir directo a preparar su orden.
Mientras que el azabache estaba en lo suyo, un rubio se le acercó lentamente.
—¿Ya viste, Gil? ¡Es la misma chica de ayer!— no pudo evitar emocionarse ante aquello. —Qué bien que haya decidido volver a venir aquí, ojalá se vuelva clienta frecuente del lugar. Es muy linda—. Expresó con una sonrisa.
—Sí, lo es— inconscientemente soltó el pelinegro.
—Heh~ lo sabía~ sabía que te gustaba ella.— comenzó a darle golpecitos con el codo, mientras Gil se golpeaba mentalmente por haber dicho aquello sin pensar.
Cuando la bebida estaba lista, salió disparado para entregarla.
—Suerte, Gil~— Oz seguía en la barra guiñándole un ojo a su compañero. Animándole a acercarse aún más a la mujer.
—Disculpe la tardanza. Aquí está lo que pidió— con un movimiento rápido, logró acomodar el posavasos y la bebida caliente sobre la mesa.
—Muchas gracias, Lindo mesero— sonrió la fémina, mientras que él se sonrojo a más no poder.
Hizo una reverencia y dejó sola a la fémina para que pudiera tomarse su bebida a gusto.
El pasar del tiempo no se hizo esperar, y mientras la chica estaba en lo suyo, Gil de vez en cuando la miraba disimuladamente. Él estuvo atendiendo a algunos clientes durante un rato.
Hasta que ella lo llamó para volver a pedir algo.
—Me gustaría otro de estos, por favor— pidió amablemente, mientras el mesero volvía a apuntar.
Tan rápido como estuvo el café, fue a entregarlo.
—Aquí tiene— lo dejó en el mismo lugar.
—Gracias, uhm...— iba a decir el mismo apodo de hace un rato, pero no quería incomodar al chico.
—Soy Gilbert— se presentó.
—Mucho gusto, Gilbert, yo soy ________—. El varón quedó fascinado ante cómo sonaba su nombre en aquella voz. Era simplemente hermoso. Le había encantado cómo sonaba su nombre en la voz de la chica.
—El gusto es mío, ________— sonrió dulce y la dejó a solas para terminar su café a gusto.
El tiempo pasó muy rápido, para cuando el azabache miró el reloj, ya eran las 8:30. Faltaban unos cuantos minutos para cerrar.
La chica seguía ahí. Leyendo un libro y de vez en cuando tomaba apuntes.
Parecía que todavía era estudiante, pues llevaba más libros y cuadernos en la mochila.
La hora de cerrar llegó. Los clientes abandonaron el lugar, menos _______, quién se encontraba guardando sus cosas para irse.
—Bueno— se había acercado a Gil, él estaba cerca de la puerta, manteniéndola abierta para que la joven pudiera salir. —Espero poder verte mañana, Gilbert—. Sus palabras lo hicieron sonreír.
—Lo mismo digo, _______. Espero verte mañana— al terminar de hablar, la fémina le dedicó otra sonrisa y terminó saliendo del local, dejando a un Gil sonrojado y suspirando.
El caballero siguió con la misma rutina de siempre. Cuando terminó, se despidió de Oz y Alice y se fue caminando por la calle.
Iba paseándose mientras miraba las tiendas y demás, cuando se percató de cierta figura conocida.
—¿________?— la vió salir de una tienda e inconscientemente la llamó.
—Ah, ¡Hola, Gilbert!— felizmente fue corriendo hacía él. —Qué casualidad, ¿Cómo me encontraste?— su linda mirada se clavó en él.
—Ah, yo iba pasando por aquí ya que terminé de trabajar... Casualmente te vi y por eso te llamé... Por favor, no pienses mal— se disculpó nervioso, a lo que la mujer solo soltó una risita.
—Tranquilo, no pasa nada. La vida está llena de casualidades, ¿No?— el contrario asintió. —Yo vine aquí porque necesitaba comprar un cuaderno. Pero me alegro que nos hayamos encontrado—. Gil sonrió por el aura feliz que rodeaba a la chica.
—Ya veo. ¿Sabes? También me alegro de que nos hayamos encontrado.— sonrió. —Siempre que salgo del trabajo me gusta dar un paseo antes de llegar a mi casa.
—Oh, eso es bueno. Siempre es bueno distraerse luego de una larga jornada.— lo miró atenta.
Estuvieron unos minutos más así; caminando y conversando de algunas cosas al azar. Gil se había encontrado muy a gusto con ella, y ella con él también. La compañía de la chica era muy agradable.
—Bueno, a partir de aquí tengo que hacer el camino hacía mi casa, muchas gracias por este lindo rato, Gilbert— dijo separándose un poco.
—Llámame Gil— se sonrojo —Y no fue nada, yo también lo disfruté mucho, así que gracias—. Le sonrió.
—De acuerdo, te llamaré Gil— ambos soltaron una risita. —Espero que llegues bien a tu casa. Hasta mañana, Gil.
—Hasta mañana, _______—. Ambos se despidieron agitando sus manos a unos metros de haberse separado. El pelinegro se volteó hasta que vió la silueta de ________ desaparecer, para asegurarse de que no le pasará nada.
Al llegar a su casa hizo su misma rutina de siempre, pero por alguna razón, ahora no se sentía tan aburrida.
Se fue a la cama con una sonrisa, emocionado de que amaneciera y pudiera verla de nuevo.
Nuevo capítulo, osi osi uwu. ¿Qué tal va quedando? Estoy haciendo lo mejor que puedo para no hacerlo aburrido xd. No tengo mucho qué decir, solo espero que les haya gustado, gracias por leer ❤️.
By: B-Rxbbit
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