Capítulo 1

El sonido seco de los bolsos siendo arrojados sobre la acera hizo eco en toda la cuadra la cual se encontraba desolada debido a la hora. La luz de las farolas mantenía la zona iluminada, sin embargo, no dejaba de ser un escenario inquietante para Jimin quién se frotaba los brazos con ambas manos en un intento de darse un poco de calor; al mismo tiempo que miraba a su novia —quizá muy pronto exnovia— con una cara de cachorro regañado en una forma de pedir clemencia.

—Miyeon... No puedes estar hablando en serio —soltó con voz lamentosa en dirección a la pelirroja quien estaba de pie en el portal con los brazos en la cintura en forma de jarra.

—Por supuesto que lo estoy haciendo y te juro que esta vez si que es cierto. —No hubo ni siquiera una pizca de duda en los ojos de su novia y eso solo lo preocupó un poco más.

Exhaló el aire que estaba conteniendo liberando al mismo tiempo una nube de humo producida por el clima gélido. —Acabo de conseguir el puesto en la agencia. Entraré como patólogo y podré ganar dinero para pagar las facturas e incluso podré ayudarte con el hospital y tu madre. Solo dame un poco más de tiempo, sabes que no tengo a donde ir.

La voz de Jimin sonó casi ahogada y el estado en que se encontraba, estando descalzo, usando con ropa delgada pese al clima, era suficiente para que cualquiera con un poco de corazón se sintiera apenado. Pero este no era el caso, y tampoco era culpa de Miyeon. Jimin se había encargado de romper todos los límites de su paciencia.

—Hemos estado juntos desde la universidad, Jimin. Y nada ha cambiado en absoluto más que he tenido que cambiar de mejor amiga innumerables veces porque has acabado follándotelas a todas —soltó la muchacha con rabia. Jimin se mordió la lengua—. Traté de entenderte siempre. Justificándote siempre con el hecho de que has perdido a tu hermana, pero incluso ese dejó de ser un motivo suficiente.

Jimin sabía que Miyeon tenía todas las razones para terminar su relación, había sido un completo idiota con ella durante los últimos años, aprovechándose del fuerte lazo que habían formado en los primeros años, sin pararse a pensar en un momento que aquél lazo tarde o temprano terminaría debilitándose hasta ceder gracias a sus malas acciones.

—Voy a cambiar, Miyi. Te prometo que todo volverá a ser como lo fue en el principio. Te respetaré como lo mereces y haré todo lo posible por volver enamorarte —suplicó. Sabiendo que no lo hacía realmente por permanecer en la vida de su novia, sino porque no tenía a donde ir.

—Es demasiado tarde para eso, Jimin. Vete antes de que haga más frío. Envíame un mensaje cuando consigas un nuevo lugar para hacerte llegar el resto de tus cosas —finalizó y se dio la vuelta dispuesta a entrar nuevamente al edificio, sin embargo, se detuvo a medio camino creando ciertas esperanzas en Jimin—. Ah. Y abstente de escribir o llamar para intentar solucionar las cosas, de otra manera me veré obligada a bloquear tu número.

Liberó un suspiro pesado y se frotó el rostro con las manos sintiendo como acababa de quedar encerrado en un callejón sin salida. Se acercó a uno de los bolsos en el suelo y rebuscó en busca de sus zapatillas deportivas junto a una sudadera lo suficientemente gruesa para protegerlo del frío y luego de acomodarse un poco recogió sus pertenencias para comenzar a caminar sin rumbo.

Si sus vecinos lo encontraban allí solo haría la situación aún más incomoda, aunque tarde o temprano terminarían enterándose no quería tener que confesarlo con su propia boca. Encontró la cajetilla de cigarrillos dentro de uno de sus bolsillos y decidió encender uno mientras caminaba sin algún rumbo fijo, sacando cuentas mentalmente tomando en consideración el hecho de que su presupuesto era bastante recortado o casi nulo.

Se sintió aún peor al darse cuenta de que su ruptura con Miyeon no había provocado ninguna herida en su corazón más que el ataque directo a su ego. Hasta cierto punto era incluso entendible, había estado con la chica durante al menos ocho año y en todo ese tiempo sus sentimientos fueron perdiendo intensidad, sin hacer nada para siquiera evitarlo.

Miyeon había sido una buena chica desde siempre, incluso más de lo que Jimin hubiese merecido. Le había brindado apoyo, un techo donde vivir incluso cuando no tenía ni un centavo en su cartera y comida en su estómago. Por otro lado, Jimin le había pagado justo como ella misma había dicho, follándose a sus amigas.

Aún así creía que su novia había sido demasiado buena, hasta el punto de soportarlo hasta que terminara la universidad y consiguiera al menos un trabajo estable que le asegurara que no moriría de hambre o que terminaría viviendo en la calle.

Ah. Su linda Miyeon... No la merecía.

Mira el final del cigarrillo entre sus dedos y lo apagó con su pie antes de recogerlo nuevamente para echarlo en el bote de basura más cercano. Las personas pasaban junto a él algo ebrias, riendo y disfrutando de su noche de domingo antes de tener que retomar sus responsabilidades. Jimin sentía que estaba en pausa en medio de un mundo que no dejaría de avanzar sin importar que él estuviese estancado. Y debía empezar a moverse si no quería ser arrollado. Porque el mundo no se detendría a esperarlo.

Una vez más se sintió fracasado, pero no como habitualmente se sentía cuando tenía algún bajón, sino más bien como se sintió en el momento en que decidió abandonar su hogar en Busan y moverse a Daegu en busca de una nueva vida, lejos de su hogar tóxico y con la esperanza de poder hacer algo respecto a la desaparición de su hermana.

Park Sooyoung, quién huyó de casa a los quince años en un intento desesperado por escapar de los constantes maltratos de su padre. Jimin hubiese querido hacerlo de igual forma, o al menos haberla protegido lo suficiente, pero a los 17 años aún era un cobarde, y no fue hasta un par de años después que tuvo el valor de salir de allí.

Ahora habían pasado casi diez años desde la última vez que había visto a su hermana y desde ese momento nunca volvió a tener al menos una pista acerca de ella. Visitó innumerables estaciones de policía, albergues, orfanatos, hasta hospitales y nunca encontró nada acerca de ella.

Hasta un mes antes de entrar a la universidad cuando descubrió que un boleto para tren con destino a Daegu fue comprado a nombre de Park Sooyoung. En ese momento sintió una corazonada, si bien no podía estar seguro de que se trataba de su hermana al menos tenía que intentarlo, aquel era el único indicio que tenía, la esperanza a la que podía aferrarse. Por lo que no tardó en decidir lo que haría, si quería encontrar a su hermana debía tratar de hacerlo por su cuenta, por lo que la carrera de ciencias forenses le había parecido una excelente idea.

Y ahora parecía estar más cerca de lo que había estado en todos esos años. Pero aún así, la abrupta ruptura con Miyeon había debilitado su virtud.

Paró al darse cuenta que de tanto caminar había llegado a un pequeño motel el cuál solía visualizar algunas veces de camino a la universidad. En primer lugar tenía pensando pasar la noche en un sauna, sin embargo, sería más cómodo alistarse para el trabajo en una habitación privada por lo que luego de meditarlo durante algunos segundos decidió entrar al lugar.

La recepcionista lo recibió con una expresión algo cansada y no pidió demasiados datos para procesar la reservación, al final pagó con su tarjeta y luego de que le dieran la llave caminó hasta la habitación indicada. El lugar no era lujoso o mucho más, era simplemente decente, suficiente para pasar la noche o algún buen rato. Ingresó al lugar y dejó los bolsos sobre la cama preguntándose si debía haber comprado algo para comer aunque ya eran pasadas las doce de la noche. Al final decidió tomar una ducha rápida con agua caliente y meterse a la cama para descansar lo suficiente como para tener un aspecto decente la mañana siguiente.

Mentiría si dijera que no le costó demasiado trabajo quedarte dormido, miles de ideas iban de aquí para allá en su cabeza, la ansiedad lo acechaba y por más que tratase de consolarse diciéndose a sí mismo que pronto las cosas mejorarían, no lograba conseguirlo.

—La autopsia ha dictaminado que el sujeto habrá muerto entre las 10 y 11 p.m. del día viernes dieciséis. La muerte habría sido producida por una hemorragia aguda debido a un corte de unos 2.5 cm de profundidad en la zona antero-lateral del cuello con un objeto cortopunzante. Parece haber sido una hoja fina y uniforme por lo que puede tratarse de un bisturí —explicó Jimin pausadamente leyendo el informe previamente realizado—. El corte fue realizado de derecha a izquierda por lo que se trataba de una persona zurda. El examen de toxicología también ha determinado que había restos de drogas sedantes, más específicamente pentobarbital.

Los otros 5 hombres en la sala, incluyendo a su compañero forense junto a un par de abogados parecieron sorprendidos por su declaración. Sin embargo, ninguno parecía listo para decir algo al respecto.

—El resto lo podrán leer en el informe, también he enviado una copia por correo electrónico al oficial Min como se ha ordenado —finalizó el rubio dejando la hoja del informe sobre su escritorio antes de salir, no sin antes hacer un reverencia a modo de despedida.

Una vez fuera liberó una bocanada de aire y miró su reloj para percatarse de que ya eran cerca de las cinco de la tarde. Aquel trabajo era sin duda el más serio que había tenido en su vida, apenas llegó aquella mañana no se preocuparon si quiera por mostrarle el lugar o presentarle a sus colegas, lo habían metido tan rápido como puso un pie dentro del laboratorio para que empezara a hacer su trabajo.

Se rumoreaba que el oficial Min era bastante estricto y podía confirmarlo gracias a la forma en que todos se movían allí. En primera instancia, le había sorprendido un poco el hecho de que hubiese tanto movimiento en el lugar. ¿Ocurrían tantos crímenes en Daegu a diario?

No sabía si sentirse alegre o preocupado por aquello, sin embargo, mientras tuviese trabajo no tenía más opción que hacerlo sin rechistar.

Caminó hasta la parte trasera de las oficinas de policía, lejos del laboratorio forense y demás con la intención de fumar un cigarrillo para relajar su mente luego de haber pasado la mayor parte de su día conviviendo con cadáveres. Exhaló el humo del cigarrillo mientras se preguntaba cuando tendría algo de tiempo para poder comer algo, sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando una sombra en el suelo le avisó que alguien más conocía ese escondite.

—Doctor Park. Lamento no haber tenido el tiempo de presentarme antes, espero que eso no le haya causado una mala impresión —habló con voz serena uno de sus colegas, a quién se había cruzado varias veces ese mismo día pero en efecto, no había saludado.

—No hay ningún problema, todos estamos ocupados. Soy Park Jimin. —Botó el humo lejos y luego extendió su mano en dirección al contrario.

—Yo soy Jeon Jungkook. Nos veremos seguido ya que por el momento somos los únicos forenses acá —el pelinegro correspondió estrechando su mano y esbozó una pequeña sonrisa—. No pude evitar sorprenderme ante la precisión de su informe. Si bien acaba de recibir su título veo que aprendió bastante bien en sus pasantías.

Jimin se sintió ligeramente halagado, aunque no fuese la primera vez que recibía aquel tipo de cumplidos, la mayoría de sus profesores siempre lo adulaban, y ni hablar de los médicos con los que había trabajado durante sus pasantías. Al parecer él había nacido para ejercer aquella profesión, o quizá solo era el deseo de encontrar a su hermana que lo movía hasta el final.

—Agradezco sus cumplidos, espero nos llevemos bien el futuro. —Jimin dio una ultima calada a su cigarrillo antes de lanzarlo al suelo.

—No se si le han informado, pero el oficial Min le esperará en su oficina al terminar su turno para que pueda pasar a conocerlo —informó el más alto tomándolo un poco por sorpresa, pues no esperaba conocer al famoso Min tan pronto.

—No había sido informado, pero lo sé, gracias —asintió educadamente en dirección al contrario y carraspeó un poco antes de volver a hablar, debatiéndose si estaría bien preguntar o no—. ¿Hay algo que debería saber antes de conocer al oficial? Todos aquí parecen tenerle mucho respeto y no quiero arruinarlo.

Jungkook se quedó en silencio durante largos segundos y Jimin analizó su expresión, totalmente indescifrable, recién lo notaba pero aquel hombre parecía demasiado bueno a simple vista, no obstante, parecía una aceta de sí mismo sumamente elaborada a consciencia.

—Hm. Él solo es un hombre bastante serio respecto a su trabajo y bastante perfeccionista. Fuera de eso es un hombre amable, te darás cuenta en cuanto lo conozcas. No hay de que preocuparse —aclaró Jungkook sin borrar la sonrisa de su rostro.

—Ya veo. Gracias por la charla, debo volver, aun tengo unas cuántas cosas que hacer antes de que acabe mi turno. Le veo luego, Doctor Jeon. —El rubio se despidió y acomodó su bata antes de empezar a caminar de vuelta al laboratorio sin ser consciente de que era seguido por la mirada de Jungkook.

El pelinegro chasqueó la lengua la lengua y se enderezó en su lugar una vez el rubio se alejó de su vista. Con pasos relajados caminó hasta la oficina principal del lugar. Tocó un par de veces la madera con sus nudillos y luego de oír un "pase" se adentró en el lugar.

El aroma que siempre envolvía aquella habitación no era más que perfume masculino y café. Recostado en el escritorio de madera se encontraba el oficial leyendo una hoja con detenimiento.

—Park Jimin... —susurró el hombre sin apartar la vista del papel. Ni siquiera había alzado la vista, pues ya sabía que se trataba de Jungkook. Había aprendido a diferenciar incluso el sonido de los pasos de las personas.

—Acabo de conocerlo —anunció Jungkook—. Formalmente, digo.

— ¿Crees que será un problema? —cuestionó Yoongi dejando el informe a un lado para prestar atención a Jungkook.

Jungkook dio unos cuantos pasos al frente mientras analizaba. Jimin no parecía ser un riesgo para su organización. Sólo parecía una persona interesada en hacer su trabajo sin meterse en nada más. Aunque aún no podían estar seguros de eso.

—Hasta el momento no parece serlo —sentenció Jungkook—. Por otro lado, es un muy buen médico.

—Eso lo he notado. Leí su informe —Yoongi habló—. Por eso pensé que podría ser un arma de doble filo... Ser demasiado inteligente puede llevarte a la ruina.

—Tendremos que observarlo de cerca. Siempre puedes reubicarlo, no hemos tenido problemas debidos a nuevo personal en años —recordó Jungkook.

—Tienes razón. Solo tengo que conocerlo...

Yoongi se encogió de hombros antes de caminar a la barra de café situada en un lateral de su espaciosa oficina. El nombre de Park Jimin resonaba en su cabeza por alguna razón, cómo si hubiese olvidado algún suceso importante relacionado con ese mismo nombre. Y eso solo hacía que su ansiedad por conocerlo personalmente aumentara aún más.

— ¿Le informaste que viniera a verme? —cuestionó Yoongi en dirección a Jungkook.

—Así es, vendrá apenas termine su turno.

—Tendré que servirle el mejor whisky si quiero ganarme su confianza rápidamente. ¿No es así? —argumentó con una sonrisa ladeada mientras removía el café.

Min Yoongi debía comenzar a pensar que la subestimación podría convertirse en su debilidad.

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