C10: fiesta de bienvenida. Parte I.

Código sesenta: compartir tus logros siempre con tu mejor amiga antes que con cualquier otra persona.

Algo que no pude cumplir porque justo luego de recibir tan buena noticia, me lancé hacia Ashton para abrazarle y agradecerle por haberme conseguido tal oportunidad, sin embargo, son simple situaciones que no puedo controlar.

Tal cual, como el día del robo en la galería de mi madre, hace dos años. Puedo garantizar que estar en un lugar que se cae a pedazos, sea o no de forma literal, y no poder hacer nada para resolverlo cabe dentro del top diez de peores sentimientos. Recuerdo ese día como si hubieran pasado dos días, y no dos años, desde que sucedió: aquella tarde mientras me sentaba en el mostrador frente a la computadora descubrí lo rápido que puede joderse la tranquilidad en frágiles segundos.

Mi madre siempre dijo que debíamos vivir contemplando a la realidad, pero sin caer en el pesimismo. En ese instante, cuando tres hombres armados hicieron presencia en la antigua galería de mi madre, supe a lo que se refería, ella y yo no podíamos esperarnos que algo así ocurriera en un lunes tranquilo alrededor de las cinco y quince de la tarde, sin embargo, era algo que podía suceder en algún día del calendario, por esa razón, ella solía enseñarme escondites y alternativas en caso de emergencias. Caminando en la realidad, sin caer en los pensamientos pesimistas. Sin embargo, mi gran sentido aventurero me dijo que no podía esconderme mientras aquellas malas personas destruían el esfuerzo de la mujer que más amaba, por esa razón, sumado a las grandes cantidades de chocolate que había ingerido ese día, me abalancé contra uno de ellos y mordí su oreja.

¿Qué puedo decir? No me dio mucho tiempo para pensar.

Muy a pesar de mi intento por arreglar todo, solo recibí un fuerte empujón, dejándome caer sobre una estantería. Cada cosa ahí puesta cayó sobre mí, por suerte, gracias a su robo, las más pesadas habían desaparecido, sin embargo, un trofeo oculto del campeonato olímpico de la escuela de mi padre se enterró justo en la parte izquierda de mi abdomen. Nada grave, nada profundo, pero sí doloroso.

Yo no estaba herida, pero mi orgullo sí. Luego de eso, solo logré morder a uno de los atracadores, conseguí una cicatriz y un buen regaño de mi madre por no obedecerla. Bastante satisfactorio. Ella, cada que puede, recalca el hecho de que actualmente soy capaz de cumplir los códigos, pero en ese momento, fui bastante decidida en romper las órdenes dadas por ella.

De nuevo, cosas que no puedo controlar.

Acomodo mi cabello y mi mochila, tocando el timbre de la casa de Chelsea, cuya respuesta no se hace esperar.

—¡Oh, mi niña! —la voz de la madre pelirroja impacta en mis oídos—. ¡Me alegra tanto que hayas llegado!

Da dos pasos al frente, abrazándome con fuerza.

Lorena Canon: una mezcla de sandía, miel y vodka, una joven modelo que se dedicó a la medicina y terminó casándose con un productor cinematográfico, Xavier Canon. Ellos pueden encajar perfectamente en la imagen de esa familia talentosa, amable y feliz que aparecen en las cajitas de cereal, viven para hacer feliz a sus dos hijos; Chelsea y Margot.

Se podría decir que mi nombre se agregó con el título de hija adoptiva para ellos, en especial para Lorena, que no hace más que pedirme que me vaya a vivir con ella cada vez que puede.

—No podía faltar —guiño un ojo—. Dime si estoy loca, pero, ¿te hiciste algo en el cabello?

Sus ojos comienzan a brillar de alegría.

—Por eso te amo, te fijas tanto en los detalles —mueve su cabello con orgullo—. Vamos, cariño, entra. Chels está muerta de miedo porque no llegas.

Abre paso, dejándome pasar.

—Te daré el número de mi estilista, hace cosas maravillosas, aunque tú no lo necesitas.

—Eres un sol, Lorena —le dedico una sonrisa.

—¡Oh, mi Dios, creí que me dejarías plantada! —la figura de Chels aparece en mi campo visual.

—No podía faltar.

No tarda en abrazarme.

—Hay una emergencia —sus ojos verdes impactan con los míos—. Te necesito.

—¿Cuál es la emergencia?

Toma mi brazo de inmediato, guiándome por el interior de la casa, hasta llegar al patio trasero, dónde hay alrededor de seis personas. Decoraciones por doquier, es lo primero que mis ojos captan, seguido de la mesa de las bebidas y la sonrisa de Monique clavada en West.

¿Desde cuándo el círculo social de Chelsea se codea con West?

Oh, universo, si quieres ya puedes traer a los extraterrestres. Estoy preparada para todo.

—West está atacando mis nervios —susurra, marcando la vena de su frente.

—Debiste prever algo así antes de invitarlo a formar parte de tu comité de preparación para tu fiesta.

—¡Yo no lo invité! —su tono de voz sigue bajo—. A Monique le gusta, me pidió que lo invitase para pasar tiempo juntos y... Bueno.

—Bien, ya veo lo mucho que vale tu tranquilidad.

—¡Camyl! —se queja—. No me estreses más.

Ruedo los ojos.

—¿Qué está haciendo?

—Me interrumpe cada vez que doy una orden, hacen todo lo contrario a lo que le pido y usa el sarcasmo constantemente cuando hablamos —da un suspiro— Por favor, ayúdame.

—La verdad, primero quisiera verlo en acción y reírme un poco...

—¡Cam!

—Está bien, está bien —suelto una risa—. Pero antes necesito decirte algo importante.

—¿Es algo importante o solo importante? —alza una ceja.

—Importante como para que lo de West tenga que esperar.

Me observa con atención, para luego asentir.

—Acabo de ir a una entrevista en GoldenPlus y... —hago redobles de tambores—. ¡El lunes comienzo la semana de prueba para hacer mis pasantías!

—¡No puede ser! ¡Cam, esa es una excelente noticia! —su chillido grito llama la atención de todos los presentes—. ¡Mi mejor amiga será la mejor reportera de todo el punto mundo, que lo sepan todos!

Una sonrisa se dibuja en su rostro.

—¿Y cómo hiciste para conseguirla? —cuestiona.

—De hecho... El tío de Ashton es el dueño, él fue el que consiguió la entrevista.

Sus labios se abren en o, con la sorpresa en sus ojos.

—Dices que... ¿Ashton Sage te consiguió la entrevista en el canal de tus sueños?

Trago saliva, asintiendo. Diciéndolo de ese modo, suena como una maravilla, aunque, eso es realmente lo que es.

—¿Y por qué no me lo habías contado?

—Es una larga historia —suspiro—. Se resume en una pelea con la familia de mi padre, me enteré de la entrevista antes de ir a verlos, llamé a West para que me llevase de vuelta a mi casa y dejé el móvil en el auto, apenas lo recuperé esta mañana cuando...

Me detuve de pronto. Cuál fácil sería la vida si pudiéramos mentir con más facilidad.

—Cuando Ashton me llevó a GoldenPlus.

—Vaya... Una larga lista de cosas para procesar —cierra los ojos, como canalizando de alguna forma lo que acabo de decir—. ¿Sabes qué? Estoy tan feliz por ti que no arruinaré tu momento con mis temas. Hoy te quedas a dormir y podremos hablar de todo, principalmente de lo de tu familia.

Toma mis manos, dedicándome de nuevo una sonrisa.

—Te quiero, Cam —lanza un beso al aire—. Ahora mueve ese lindo trasero y ayúdame con tu insoportable ex mejor amigo.

Dejo salir unas carcajadas, mientras la veo alejarse.

Con West sucedieron tantas cosas que nunca olvidaré, pero tampoco lo haré con lo mucho que la pelirroja de nombre Chelsea estuvo para mí cada uno de mis días desde que la conocí. Egocéntrica, melodramática y un tanto ingenua, pero en los momentos más necesarios, su presencia es la primera en estar a mi lado.

La veo acercarse a West y señalarme, mientras fuerza una sonrisa falsa. El moreno le dedica una mirada de te odio, pero debo tratarte bonito, mientras camina hacia mi lugar.

—Lo conseguiste, ¿eh? —se posiciona frente a mí.

—¿Qué puedo decir? Soy encantadora.

—Lo eres —asegura—. Te dije que podías con eso.

—Hablando de poder —suelto un suspiro—. ¿Podrías llevar la fiesta en paz con Chelsea? Ya está lo bastante estresada con todo esto.

—¿De qué hablas? Estoy intentando llevarme bien con ella.

Mis ojos se entrecierran, apuntando hacia él.

—Ambos sabemos que eso no es cierto.

Él rueda los ojos.

—¿Sabes qué? No arruinaré tu día con discusiones —eleva un dedo frente a mí—. Iré a arreglar las luces de allá, adiós.

«No arruinaré tu día con...»

Tal parece que hoy todos están usando de excusa mi fortuna, alargando bombas que tarde o temprano llegarán, porque no se puede retrasar tanto lo inevitable.

El que me digan aquellas frases no aminora la situación, menos la incertidumbre o el estrés de saber que tarde o temprano preguntas de las que no tengo idea caerán sobre mí como lluvia desesperada, y yo estaré varada, con la batería de un auto convertible desgastada, con el móvil descargado y sin paraguas. ¿Que cómo lo sé? Eso es lo que suele pasar cuando vas almacenando conversaciones pendientes, cuando alargas plazos, cuando adelantas la hora de tu celular solo para que candy crush crea que ya pasó el plazo de las vidas y te las conceda. Tarde o temprano, el juego sabe que está siendo engañado y te deja esperando más de veinticuatro horas para jugar.

Claro que, yo no estoy engañando a nadie, pero, aun así, cosas similares pueden suceder.

Ashton irá a la fiesta, Monique está coqueteando con West, Chelsea está irritante y definitivamente el resto de personas no están más normales. Algo en mí, esa parte que casi nunca se equivoca, me dice que esta fiesta de bienvenida será para la historia, pero no como creemos.


—¡Ay! —me quejo, justo cuando Monique sube el cierre de mi vestido.

—Te advertí que compraras un vestido completo, sin cierres ni esas cosas —replica, tomando sus tacones planos.

—Vale la pena con ese vestido —Chels no tarda en opinar—. Estás espléndida.

Le regalo una sonrisa, ubicándome frente al espejo. Debo admitir que no era mi primera opción, me debatí durante un buen rato si usar un color sólido o estampado, sin embargo, justo después de ver el vestido en mí, cuál molde creado específicamente para mi persona, mi decisión fue directa. Un vestido azul rey, cuyo escote de corazón daba el toque perfecto de sensualidad, sin llegar a lo vulgar, las mangas se ajustan en lugar indicado, dejando al descubierto mis hombros, la tela se ajusta a mi cintura y termina a la mitad de mi muslo. El mínimo corte en la espalda, se vuelve casi desconocido gracias a mi cabello suelto y ahora semi ondulado, más con el delgado collar color plateado con un cherokee que lo complementa se vuelve la combinación perfecta con mis tacones de punta fina color azul brillante.

Deslizo un mechón de cabello hasta detrás de mi oreja, tomando mis aretes y haciendo posesión de ellos.

La fiesta de bienvenida es lo más parecido a un baile de la escuela, solo que un poco menos elegante, más divertido y fuera de los alcances de la dirección escolar. Aquí y ahora, dejo de ser la presidenta del consejo estudiantil, la chica que sigue las normas y que solo se preocupa por la escuela, desde este instante no soy más que Camyl Harrison, una chica común.

—Díganle hola a Jessica Rabbit —Chels llama nuestra atención, caminando lentamente por la habitación, fingiendo sensualidad.

—¡Quiero dos hijos de usted, Jessica Rabbit! —dramatizo, desmayando falsamente.

—¿Dos? ¡Yo quiero siete! —Monique se puso de pie, dando mejor vista para los detalles de su vestido color esmeralda.

Por parte de Chelsea, su vestido rojo cereza termina cinco dedos antes de su rodilla, con una abertura que deja al descubierto gran parte de delgado muslo, es como ver el vestido de la caricatura, pero con más a la imaginación, completando su atuendo con unas botas negras de gamuza hasta la rodilla y el cabello recogido con un mocho, dejando cabellos sueltos a propósito. La rubia, al contrario de ambas, se decidió por un vestido con una fina abertura que deja a la vista un poco de su abdomen, con la parte de la falda suelta y la parte delantera cubierta de encaje, sin mangas, con unos tacones planos color piel, completándose con el cabello completamente suelto.

—Mac me dijo que ya están aquí, se podría decir que solo faltan cinco personas para completar la escuela completa —avisa la pelirroja, con una sonrisa.

—Entonces bajemos —me pongo de pie, yendo a la puerta.

—Oigan, ¿es cosa mía o parecemos las chicas superpoderosas? —la voz de Monique nos hizo voltear a vernos entre sí.

—Solo que más poderosas —Chelsea guiñó el ojo, saliendo sin esperar más.

Está demás decir la cantidad de personas que había. Chelsea no deja a nadie atrás cuando se trata de eventos, siempre ha conseguido votos en el consejo a partir de socializar, más la simpatía que escoge a quién dar, yo, por el contrario, solo manejo discursos, buenas estrategias y colaboración a quién la necesite. De esa manera, terminamos convirtiéndonos en un equipo; ella en la vicepresidencia, yo en la presidencia, compartimos todos los detalles de las maniobras y al ponerlas juntas, no tenemos más que maravillas.

—¿Crees que Ashton esté aquí? —habla, pegada a mi oído para que pueda escuchar.

—Si no lo está, lo estará. Dijo que vendría —le aseguro, alzando la voz.

La luz opaca dentro de la casa, con destellos de colores y música emocionante es lo que predomina en el lugar. Todos bailan, beben, comen, otros están en el jardín, siguiendo la fiesta y unas sonrisas en sus rostros. Aunque mi mejor amiga no suele aceptarlo, ambas sabemos que la fiesta de bienvenida solo se debía a búsqueda de votos para seguir en su puesto, pero luego, al pasar el tiempo, se convirtió en un verdadero acontecimiento especial, lo más parecido a una tradición en Cherry Woody.

Tomo una lata de cerveza y me abro camino entre las personas, saludando a todos, para luego llegar a la cocina, en busca del pedazo de pizza que guardé hace unas horas.

—¿Really? ¿Whisky? —resoplo, al entrar a la cocina.

Kurt y Trece se encuentran recostados al cimiento de la cocina, con una botella de la ya mencionada bebida a su lado. Ambos, al verme, me reciben con una sonrisa.

—Los volverá locos, chicos. Mucho más a ti, Trece, el whisky siempre te sienta mal.

—No me digas que estás cuidándome porque al fin aceptaste que estás enamorada de mí —exclama, acercándose a mí.

—¿Y qué dijo? ¿Navidad? —bromeo, volteando a verlo.

Este ya está frente a mí.

—¡Dios mío! ¿Por qué pones a las mujeres más secas en cuerpos tan hermosos? —eleva las manos al aire.

—Porque no has sabido darte cuenta de que las mujeres somos más que una cara bonita —pellizco su mejilla—. Ojalá y el alcohol te haga reflexionar.

—Si te digo que quiero entenderte, ¿tú me lo explicarías? —forma una sonrisa ladina.

—Clases de coqueteo con Trece Donner —una burla sale de Kurt, tomando de un solo trago su bebida—. Van a llover millones, amigo.

—¿Prefieres hacerlo tú y mostrarnos por qué Chelsea ni te voltea a ver? —se defiende este.

Kurt le dedica una mirada de eres lo peor, me expusiste, y gira su vista a otro lado.

—No tengo idea de qué hablas —decide fingir demencia.

Como si toda la escuela no lo supiera luego de que en San Valentín por un día llegara al salón de química con un oso de peluche y un cartel que decía: «Chelsea Canon, eres el amor de mi vida». Lo peor de todo fue que realmente Chelsea no era su San Valentín, si no una chica pelinegra de la clase de mandarín.

—No contestaste mi pregunta —sus ojos vuelven a mí.

—¿Me pasas un refresco? —pido.

—Te paso mi corazón, si me lo pides —poetiza, buscando en el balde de hielo algún refresco— ¿Qué sabor quieres?

—Si prestaras solo un poco más de atención en mí, que en mi trasero, notarías que en cada una de las reuniones en las que hemos estado he dicho que odio el refresco.

Una carcajada sale de Kurt, mientras tose para disimularlo.

—Trece, no me conoces, solo ves mi lindo cabello y cómo me visto. Cuando comiences a ver más allá de lo físico en una persona, llámame para darte la segunda lección de cómo entenderme, o cómo entender a las mujeres —me acerco a él, apoyando mi mano en su hombro—. No lo tomes a mal, eres un chico increíble, pero debes dejar de ser tan superficial. Los veo luego, chicos.

Les dedico una sonrisa, tomando el trozo de pizza y saliendo del lugar victoriosa. Trece es increíble, gracioso y más que guapo, pero le falta unas cuantas caminatas para llegar a entender a las mujeres, aunque, según las estadísticas, todos los hombres están a muchos kilómetros de hacerlo. Muchas veces hasta entre nosotras mismas nos cuestan entendernos. Somos toda una incógnita, pero no hablo de las mujeres, si no de las personas como tal. Para mí, el ser humano puede ser muy fácil de comprender, hasta que estás frente a alguien y por más sencillo que parezca, no logras hacerlo.

Ahí entiendes que la simplicidad de la percepción humana es una farsa. Comienzo a comer la pizza, tomando el teléfono y ordenando más, hay tres cosas que no pueden faltar en la fiesta de bienvenida: el alcohol, la comida y la música, no necesariamente en ese orden. Doy un suspiro, dispuesta a disfrutar la fiesta.

Algo muy bueno tiene que salir de esta noche.

HEYYY. PRIMERO: lamento actualizar tan tarde, pero he estado muy ocupada haciendo tarea pendiente, y justo ayer por la noche cuando iba a subir el cap, Wattpad no me lo permitió :(

SEGUNDOOO: probablemente esperaban un capítulo con más acción, but preferí hacer este induciendo a la fiesta y el otro, centrándose en la fiesta en general, con muchoos sucesos, y si hacia todo esto en este capítulo quedaría tan largo que daría ladilla leer.

So, espero que les guste es no taaan emocionante capitulo, pero véanlo de esta forma: este está tranquilo para no aturdirlos tanto con lo que se viene.

Hasta la próxima.❤️

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