Capítulo XLVIII: El Ataque de Kyubimon - Pandemonio de Bagra: 50% Completado
Cuando recuperó la consciencia, Lelouch extendió el brazo derecho en un intento de buscar un impulso para levantarse. Intentó aplicar la fuerza con las puntas de sus dedos, pero lo único que logró fue sujetarse del borde de lo que parecía ser la plataforma donde se encontraba. Aquello lo extrañó y le dio la fuerza para abrir los ojos. Su visión se aclaró tras haber pasado un par de segundos.
Lo que pudo ver logró dejarlo con la sangre totalmente helada, aún a pesar de no tener ningún sentimiento hacia aquel mundo desolado.
La Zona Polvo no era más que simples plataformas de tierra, flotando entre densas nubes de Datos que se elevaban en los cielos y se dirigían hacia el sitio donde se encontraba la imponente Torre Oscura.
El chico se incorporó velozmente, sintiendo cómo el más mínimo movimiento de su cuerpo causaba que la plataforma comenzara a desplazarse lentamente hacia cualquier lado. Era un escenario desolador, como si el espectro de la muerte estuviera cerniéndose sobre él. A pesar de ser un tanto inexperto en cuanto a las situaciones que podían darse en ese mundo, el chico no tuvo problemas para darse cuenta de que algo terrible había pasado ahí.
Se giró en ese momento, intentando encontrarse con Nene. Para su mala suerte, sumamente mala suerte, lo único que pudo ver fue el Xros Loader de color lavanda. Estaba ahí, abandonado en el suelo. La pantalla estaba apagada, ninguna voz anormal emanaba del aparato. Lelouch lo tomó en sus manos y lo sostuvo con fuerza.
De Nene no había ningún rastro.
De Nunally, mucho menos.
Un quejido se hizo escuchar cerca de él. Miró en la dirección desde donde había llegado el sonido, llevándose una desagradable sorpresa al descubrir que Yuu Amano se encontraba ahí. La expresión fría de Zero se hizo presente, así como el chico se negó a darle una mano a Yuu para que el muchacho rubio pudiera ponerse en pie. Yuu tardó un poco en recuperar completamente el conocimiento, así como tardó en darse cuenta de lo adolorido que se encontraba. Miró entonces a Lelouch y supo retroceder un par de pasos, pues el chico moreno lo miraba de la misma forma que habría hecho con un enemigo mortal.
Víctima de su propia ira acumulada, Lelouch avanzó hacia Yuu y dijo con voz tajante:
- ¿Dónde están Nunally y Nene?
Yuu, ofendido por la actitud del chico moreno, respondió a la defensiva.
- ¿Qué te hace pensar que yo lo sé?
Lelouch permaneció en silencio.
Sólo entonces se dio cuenta de que Yuu era su única compañía.
- ¡¡Chicos!!
O quizá no.
Ambos se giraron al escuchar la voz de Kira. La chica llevaba sus gafas de aviador en una mano, pues parecían haber perdido un poco del significado que tenían por sí mismas al tener los cristales quebrados. Su aspecto en general resultaba en extremo diferente al no tener las gafas puestas, pues parecía ser que necesitaba de ellas para ser realmente Kira Yagami. Con todo, la chica se acercó a ambos muchachos y los miró con severidad. Cheepmon iba detrás de ella, agitando sus alas frenéticamente para poder seguirles el paso. Mientras esperaba a que Kira se reuniese con ellos, Lelouch aprovechó para dar una fugaz mirada a su alrededor. Ellos tres eran, sin lugar a dudas, los únicos seres vivos presentes en la Zona.
- ¿A dónde han podido ir los demás?
Parecía ser que Yuu había pensado lo mismo, su pregunta cayó como un balde de agua helada sobre los hombros de Lelouch. El chico moreno no podía decir qué cosa era peor: saber que la chica de sus sueños y su pequeña e indefensa hermana no se encontraban en aquel lugar y posiblemente ambas estaban en riesgo, o saber que Yuu no había tenido nada que ver con la desaparición de ambas.
- ¿Dónde estamos? -preguntó Kira cuando finalmente estuvo junto a los dos muchachos.
Dirigió entonces una mirada hacia la Torre Oscura que seguía absorbiendo los Datos de la Zona. Su expresión se endureció y presionó los puños con fuerza. Todo parecía estar saliendo mal.
-Tenemos que encontrarlos -fue la respuesta de Lelouch, quien hablaba con la voz fría de Zero-. Esta Zona parece haber sido totalmente conquistada. No parece haber muchos sitios en los que ellos puedan ocultarse.
-No creo que ellos estén ocultándose -dijo Kira-. Esos Datos, toda la información de la Zona, se dirigen hacia la Torre Oscura. Podría ser que...
-No -dijo Zero con firmeza-. No puede ser. Nene y Nunally tienen que estar cerca de aquí.
-En la Torre Oscura, tal vez -sugirió Cheepmon.
Lelouch negó con la cabeza.
Se negaba a aceptar que eso hubiese ocurrido.
Lo único de lo que los tres estaban seguros era que estaban totalmente solos en lo que antes había sido la Zona Polvo.
Dentro de la Torre Oscura, aquel inquietante Digimon se encontraba apostado frente al sistema de seguridad, que era controlado con ayuda de un pequeño Gotsumon que temblaba cada vez que el Digimon que tenía detrás se movía siquiera un poco. No era sencillo estar en compañía de aquella bestia, especialmente cuando estaba consciente de todo lo que ella había hecho.
Gotsumon recordaba bien aquel fatídico día en el que ella decidió ser condescendiente fcon él y perdonarle la vida, para convertirlo en su esclavo y obligarlo a manejar los controles del gigantesco tablero que tenía enfrente.
Los ojos de Gotsumon se fijaron en una de las pantallas, aquella donde aparecías tres humanos y dos Digimon que mantenían una acalorada discusión. Quizo cambiar la vista de la pantalla para asegurarse de que ella no lo notara, pero no fue lo suficientemente veloz. Pronto, sintió el movimiento del Digimon que tenía detrás y pudo escuchar aquella voz que le causaba escalofríos.
-Vaya, vaya... Así que algunas de esas sabandijas pudieron escapar...
Gotsumon se dejó invadir por el temor cuando el Digimon de aspecto inquietante se posó un poco más cerca de él. Vio entonces aquel dedo puntiagudo de color blanco que presionó uno de los botones para hacer un acercamiento. La imagen de Lelouch, Yuu y Kira apareció en la pantalla más grande. Gotsumon tragó saliva y tuvo que luchar contra su propio temor, para así evitar que ella supiera que él había intentado protegerlos.
-Creí que los habíamos capturado a todos, pero veo que me equivoqué...
-Señora Arukenimon, ésta es la última.
Ella se giró cuando escuchó el sonido que producía un cuerpo al caer al suelo. Sonrió con malicia al darse cuenta de que el último paquete ya había llegado a su destino. Avanzó hacia la chica que yacía inconsciente a sus pies y apartó los dos mechones de su flequillo con uno solo de sus dedos puntiagudos. Al ver el rostro de la chica totalmente descubierto, Arukenimon frunció el entrecejo. ¿Dónde estaba el símbolo brillante que Clarisse le había mencionado? ¿Acaso no era que habían capturado a la chica equivocada? Examinó con detenimiento el cuerpo de la chica inconsciente. Nene parecía haber sucumbido luego de recibir un fuerte golpe en el lado izquierdo de la cabeza. La sangre emanaba lentamente de la herida y el único movimiento que el cuerpo de la chica hacía era el lento subir y bajar de su pecho a causa de su respiración. Por lo demás, en su cuerpo no parecía haber pruebas de que realmente hubiese un poder inusual en ella. Lucía como una humana común y corriente. Arukenimon miró entonces hacia el resto de los humanos que yacían inconscientes al fondo de la habitación. Ninguno de ellos parecía poseer ese poder, todos lucían tan débiles e insignificantes...
-Llévalos a la máquina -ordenó Arukenimon al chico rubio que se había encargado de trasladar el cuerpo de Nene, él la miró con aquellos ojos azules, vacíos y opacos-. Busca en cada uno de ellos un símbolo en alguno de sus ojos. Si no lo encuentras, usa la máquina para extraer hasta el último Dato de sus cuerpos. ¿Has entendido?
Él, que iba vestido con una camiseta verde, vaqueros de color azul y que llevaba un par de guantes de color marrón en las manos, respondió con la misma voz apagada que había usado antes:
-Sí, señora Arukenimon.
-Buen chico -respondió ella con malicia.
El muchacho rubio tomó a Nene por ambas manos y arrastró su cuerpo para sacarlo de aquella habitación, en silencio. Arukenimon esperó pacientemente, hasta que vio aparecer a la segunda humana que entró a su guarida. Ella, pelirroja e indiferente, se encargó de sujetar por las muñecas a otro de los prisioneros. Fue Taiki el seleccionado, quien no pudo oponer resistencia pues se encontraba totalmente noqueado.
-Detente -dijo Arukenimon.
La chica la miró con la misma expresión vacía que esbozaba su compañero.
-Tres de estos humanos despreciables consiguieron escapar de nosotros -explicó Arukenimon sin rodeos-. Ve con tu Digimon y encuéntralos, debes traerlos ante mí.
-Sí, señora Arukenimon.
La chica sacó de su bolsillo un pequeño aparato de color blanco, al mismo tiempo que detrás de ella se hizo presente aquel Digimon de color amarillo que lucía casi tan intimidante como ella.
Al verla partir igualmente, Arukenimon sonrió.
-Está casi terminado -dijo para sí misma-. La cantidad de Datos que debía recolectar está por completarse. Y cuando yo haya terminado, será sólo cuestión de tiempo para que la mitad restante de la información esté en manos de Piedmon. Será sencillo, como quitarle un caramelo a un bebé... El Pandemonio de Bagra está cerca.
Y rió por lo bajo, sin fijarse en que Gotsumon cambiaba velozmente la visión de la pantalla donde había visto aparecer, sólo por una fracción de segundo, a la dueña de los DigiSpirits humano y bestia del viento.
El chico rubio volvió entonces y tomó por las muñecas a la pequeña Nunally, cuyos ojos soltaron una lágrima al sentir que comenzaba a ser arrastrada hasta el que sería su sitio de eterno descanso.
La plataforma sobre la que Kira, Lelouch y Yuu se encontraban se movía oscilatoriamente entre otros trozos de tierra que flotaban alrededor. Se acercaban y se alejaban de la Torre Oscura, según fuera el movimiento que la plataforma decidía hacer. Lelouch se sentía cada vez más desesperado, pues no podía ver en ningún sitio la silueta de Nene. No podía haber desaparecido así como así. Miró de nuevo el Xros Loader de color lavanda, sólo para darse cuenta de que él no podría hacerlo funcionar. Nunca.
-Tenemos que acercarnos a la Torre Oscura -decidió Kira, sobresaltando un poco a Lelouch con su voz que se escuchó de forma tan repentina-. Si no me equivoco, estamos en la Zona Polvo. Aquí se encuentran los dominios de Arukenimon. Estamos a campo abierto, corremos peligro en este lugar. Yuu, ¿Damemon aún está contigo?
El chico rubio asintió y exclamó, apuntando con la pantalla de su Xros Loader hacia adelante:
- ¡Reload, Damemon!
Damemon se hizo presente en ese lugar, un tanto mareado a causa de tanta confusión que había ocurrido en los últimos momentos. Cheepmon, emocionado, le dio la bienvenida y revoloteó alrededor de él.
-Entonces, tenemos sólo a dos Digimon -dijo Kira y acarició el elástico de sus gafas de aviador con el dedo pulgar, aún las llevaba sujetas con una mano-. Si unimos nuestras fuerzas, podremos...
-Ya he tenido suficiente de planes estúpidos.
Kira miró ofendida a Lelouch cuando lo escuchó pronunciar aquellas palabras.
- ¿Te parece que mis planes son estúpidos? -le reclamó ella con voz aguda-. Podrías al menos aportar una idea, ¿no te parece? Lo único que sabes hacer es quedarte en silencio, con esa maldita expresión de indiferencia.
-Si yo hiciera los planes, nadie habría tenido que morir en la Zona Cielo -le espetó Zero, poco acostumbrado a que alguien lo enfrentara de esa manera-. No puedo perder el tiempo haciendo planes que no funcionarán en absoluto. Tengo que encontrar a Nene y a mi hermana, y no lo conseguiré si sólo espero a que ustedes puedan pensar correctamente en lo que debemos hacer.
-De cualquier manera, eres un completo inútil ahora que mi hermana no está aquí para cuidar tu presuntuoso trasero -le espetó Yuu, en defensa de la chica de las gafas de aviador-. Tú no tienes ningún Digimon que pueda hacer algo por ti, ¿por qué deberíamos permitirte hacer los planes?
- ¿Y por qué debería permitir que alguien que permitió que asesinaran a su Digimon me diga lo que tengo que hacer?
-Eres un...
Kira tuvo que sujetar a Yuu por los hombros, antes de que el chico rubio asestara el golpe que amenazaba con impactarse contra el rostro de Lelouch. El chico moreno, por otro lado, permaneció en silencio y mantuvo firme su expresión. Sus palabras hirientes no habían sido nada más que lo que él realmente pensaba y sentía. ¿Por qué debía permitir que Yuu le diera órdenes? Sabía bien que no podía culpar a ese muchacho por ninguno de los acontecimientos ocurridos en el Área 11, pero conocía de sobra la historia acerca de Yuu y su juego en un lugar llamado Campo del Infierno. Estaba más que dispuesto a usar esa información en contra de Yuu cada vez que tuviera la oportunidad.
- ¿Es que ustedes dos no pueden dejar de discutir? -Se quejó Kira-. ¡Estamos en campo abierto! Lo que debemos hacer es salir de aquí. Ya después tendrán tiempo de resolver todas sus diferencias.
-Yuu tiene razón-dame -intervino Damemon y avanzó hasta quedar frente a Lelouch para añadir con la mejor intención posible-: Nosotros somos los únicos que podemos pelear en este mundo-dame. Tú no puedes protegerte de ninguna manera-dame.
Lelouch sólo esbozó una mueca de desagrado al escuchar la voz de Damemon.
-Ya han sucedido suficientes desgracias, como para además permitir que una estúpida pelea de testosterona logre separarnos -continuó Kira implacable-. ¡Quieran aceptarlo o no, nosotros tres tendremos que luchar juntos para encontrar a nuestros amigos! ¡Así que mientras estemos en esta Zona, seré yo quien estará a cargo! ¡Y mi primera orden es que estrechen las manos e intenten convivir en paz!
Cheepmon, intimidado ante la actitud tan explosiva de su compañera, voló a toda velocidad para ocultarse detrás de Damemon. Kira, sin embargo, sólo miraba a Lelouch y a Yuu alternativamente. Ambos chicos se negaron a estrechar las manos, por supuesto. Permanecieron en silencio, mirándose con todo el desprecio que ambos fueron capaces de transmitir con el brillo de sus ojos. Kira hizo una mueca de hastío y se quejó en voz baja, creyéndose incapaz de soportar una disputa varonil.
-Pongámonos en marcha, entonces -urgió Kira con impaciencia-. Tendremos que ir sobre el lomo de Devidramon, es la única manera de atravesar esos huecos entre los bloques de tierra.
-Al llegar a la Torre Oscura, pensaremos en un plan -secundó Yuu.
Lelouch sólo endureció un poco más su expresión.
Kira sacó el DigiLector de su bolsillo en ese momento, para poder hacer que Cheepmon Digievolucionara. Sin embargo, soltó un grito agudo al sentir el intenso dolor de una quemadura en su mano derecha. El aparato cayó al suelo y Kira miró la herida. Su piel se había tornado de color rojo, aunque no había podido ver de dónde había surgido el ataque.
Yuu y Lelouch, en cambio, sí que pudieron verlo.
El chico rubio se colocó frente a Kira en un vano intento de protegerla del enemigo que en ese momento hizo acto de presencia. Era un zorro de color amarillo que poseía nueve colas, con llamas danzantes en cada una de ellas. Y sobre su lomo viajaba una chica pelirroja que esbozaba aquella misma expresión vacía que Kira había visto en Sora, en la Zona Verde. La misma expresión vacía que Lelouch había visto en Juri, en la Zona Magma. Kira consiguió tomar de nuevo su DigiLector y lo apuntó hacia el Digimon recién llegado para obtener la información necesaria.
-Kyubimon -leyó en voz alta-. Es la Digievolución en Etapa adulta de Renamon Pertenece a las familias de los Espíritus de la Naturaleza, los Soldados de Pesadilla y los Guardianes del Viento. Su técnica especial es el Onibidama, con el que puede lanzar las llamas que tiene en sus nueve colas para destruir al enemigo.
Bajó el DigiLector entonces y adoptó una posición de pelea, cuando vio a la chica pelirroja bajar del lomo de Kyubimon. Yuu, con el Xros Loader en alto, exclamó:
- ¿¡Quién eres tú!?
Y la chica pelirroja, sin esbozar ninguna expresión facial, respondió:
-Soy quien los llevará ante la señora Arukenimon.
Kyubimon atacó entonces, al grito de Onibidama, causando que la plataforma donde los tres chicos se encontraban quedara totalmente destruida a causa de la fuerza del impacto.
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