Capítulo LX: Pandemonio de Bagra

¡Hey, hola! No pude resistir el hype, así que aquí lo tienen. ¡El capítulo final de Code Xros! En los próximos días daré información importante sobre lo nuevo que viene, así como publicaré el capítulo especial del Gumdramon corrompido (lo cual es lo más bizarro que he escrito), ¡así que no se vayan todavía!

¡Otra cosa! Trabajaré en un booktrailer especial en estos días, para lo cual quiero pedirles su ayuda. Este booktrailer será especial porque quiero que ustedes participen. Así que en los comentarios de este capítulo déjenme una opinión de esta historia, desde Digimon R3, Digimon ADN y de Code Xros. ¡Díganme lo que piensan y no sean tímidos! Todas las opiniones las pondré en el booktrailer.

La canción que les dejo en multimedia, New World de Twill, deben reproducirla al final del capítulo. ¡Espero que lo disfruten!

     El cielo teñido del color rojo de la sangre y la destrucción en los al rededores era prueba suficiente para saber que el Mundo Digital, de manera oficial e irrefutable, no tenía la más mínima oportunidad de ser salvado. No hubo momentos de descanso, ni el más mínimo respiro. Clarisse ya estaba esperando allí, sujetando a una chica de cabello de color marrón tan corto que apenas llegaba a su cuello. Estaba utilizando a su víctima como un escudo humano. A sus pies había solamente un pequeño Nyaramon inconsciente. Y detrás de ella, se encontraba el terrible Mastermon.

La evidente ausencia de Cherubimon no necesitaba explicación alguna.

—Tengo que admitir que todos ustedes han hecho un gran trabajo al querer salvar este mundo —dijo Clarisse a manera de recibimiento—. Y han tardado demasiado, a decir verdad. Esperaba que todos pudiésemos enfrentarnos antes de tiempo.

— ¡Déjate de tonterías, Clarisse! —Exclamó Kira y se colocó al frente del grupo—. ¡Ya has conseguido lo que quieres! ¡Estamos aquí! ¡Ahora prepárate para pelear! ¡No permitiremos que la muerte de ninguno de nuestros amigos quede impune!

— ¿Y crees que estoy aquí para permitirte obtener esa venganza? —Se burló Clarisse—. Todos ustedes están a mis pies en este momento. En realidad, han venido solamente para morir.

—No nos rendiremos tan fácilmente —intervino Nene colocándose al lado derecho de Kira, Lelouch lo siguió como si le fuese imposible permanecer al margen—. Hemos sido trasladados a este mundo para salvarlo de ti. Seas quien seas, ha llegado el momento de que sepas cuán fuertes somos todos nosotros.

—Vas a decirnos qué es lo que le has hecho a Natsumi —secundó Katsura.

—Te diré lo que voy a hacer en estos momentos, Shinyuga —respondió Clarisse con fría indiferencia—. Mis súbditos se encuentran en este momento recolectando todos los Datos restantes que necesito para llevar a cabo mi plan. Y mientras eso ocurre, los destruiré a todos ustedes. Uno a uno.

—Te vencimos una vez —dijo Kira con valentía—. ¿Crees que no podremos volver a hacerlo?

—Te escuchas muy segura de ti misma —siguió burlándose la siniestra chica rubia—. ¿Qué te parece si ponemos a prueba ese valor? De cualquier manera, sólo estarás prolongando lo inevitable.

Acto seguido, lanzó a Kari al suelo para deshacerse de ella. Kari sollozó con fuerza y trató de arrastrarse para alejarse de su enemiga. A Clarisse no le importó ese hecho en lo más mínimo.

—Si vas a pelear contra nosotros, da un paso al frente —urgió Nene—. ¿Es que acaso eres tan cobarde que no puedes dar el primer paso? ¿Tienes que enviar a tus peones para sacrificarlos, pues no tienes el valor de enfrentar tú misma a quienes has querido provocar?

—Eres demasiado altanera, Nene Amano —dijo Clarisse—. Si continuas abriendo la boca cuando no se te pide tu opinión, terminarás muy mal.

—Nos damos cuenta de que estás intentando ganar tiempo —intervino Akari con valentía, sosteniendo con fuerza la mano de Taiki para infundirse un poco de confianza—. Quieres que el Pandemonio de Bagra termine de prepararse y para eso necesitas mantenernos distraídos.

—Parece que eres mucho más lista de lo que creía, Hinomoto —rió Clarisse.

—No me subestimes —dijo Akari—. Lilithmon decidió pensar que podía subestimarme y el final que tuvo debería ser una lección para ti.

—El sacrificio de Lilithmon ha sido beneficioso para todos —dijo Clarisse—. Pero tienes razón al decir que ya es hora de comenzar con el último encuentro.

Dio un chasquido de los dedos para que Mastermon cambiara su forma, transformándose de nuevo en el siniestro payaso que dejó salir su inquietante carcajada. Él sacó una pequeña daga de debajo de su manga y, pronunciando aquellas palabras que lograron remover algo en el interior de Mimi, su sonrisa se acrecentó.

—Veamos... ¿Quién será el primero de ustedes en morir?

Mimi se abrió paso entre sus amigos, en compañía de Palmon. La chica se preparó para hacer que Palmon Digievolucionara, diciendo:

—Vas a ser tú.

Chuumon y Numemon salieron del Xros Loader de Taiki para acompañar a la chica de los mechones de color verde, que se colocó al frente del grupo y avanzó los pasos suficientes para entrar a la tierra de nadie que los separaba de Clarisse y Piedmon. La Luz Sagrada del Digivice convirtió a Palmon en Lilimon. El hada se situó frente a Piedmon y adoptó una posición de ataque.

Piedmon se limitó a reír con frialdad.

—Te recuerdo —dijo el siniestro payaso—. Tú eres esa niña llorona que dijo todas esas tonterías cuando intenté asesinarla. Lo habría logrado, de no haber sido por ese estúpido Chuumon. Y, entonces, apareció también esa inútil de Piximon. ¿Quién va a salvarte esta vez, niña?

—Ya no soy esa niña —respondió Mimi con valentía—. Esta vez me enfrentaré a ti y te venceré, de eso no puedes tener la menor duda.

—Demuéstralo, entonces.

Fue Piedmon quien lanzó el primer ataque. Las Espadas del Triunfo fueron bloqueadas por las enredaderas cubiertas de espinas que brotaron de las manos de Lilimon. El hada se elevó en los aires y lanzó su Cañón de Flores, que Piedmon esquivó dando un gran salto. La técnica de Lilimon se impactó contra el suelo, causando que un cráter apareciese y la nube de Datos se elevara en los aires. Del cuerpo de Lilimon brotó una lluvia de espinas que acribillaron a Piedmon, sin lograr causar más daño que un par de insignificantes rasguños. Riendo con malicia, Piedmon lanzó uno de sus pañuelos que creció hasta adoptar un tamaño descomunal. Lilimon lanzó de nuevo su Cañón de Flores para destruir el pañuelo, que se consumió en fuego y se convirtió en cenizas. Acto seguido, Lilimon arremetió contra Piedmon con una potente patada que lanzó al payaso hacia atrás. Él volvió y se defendió con un fuerte puñetazo que dejó a Lilimon sin aliento. El hada cayó de bruces y se giró justo a tiempo para hacer que brotara una enredadera de su mano derecha, que logró enroscarse alrededor del cuello de Piedmon y evitó que el payaso la apuñalara con una de sus espadas. Lilimon tiró de la enredadera al mismo tiempo que se levantó lentamente, para luego asestar el que pareció ser el golpe final. Disparó su Cañón de Flores, levantando una densa nube de humo. Mimi quiso poder celebrarlo, pero su felicidad pronto se transformó en completo terror. Piedmon surgió de la nube de humo y asestó un fuerte mandoble con una de sus espadas, cortando de lado a lado la garganta de Lilimon.

Tanemon cayó al suelo, inconsciente, y su cuerpo comenzó a convertirse en Datos.

— ¡¡Tanemon...!!

Antes de que Mimi pudiese tomar a su Digimon en brazos, Nene introdujo a Tanemon dentro de su Xros Loader. La chica de los mechones de color verde se limitó a mirar con gratitud a la chica del peinado extravagante, quien asintió como respuesta.

Piedmon reía sin control.

—Esto es lo que pasa cuando alguien de tan bajo nivel intenta enfrentarse a mí —se burló el siniestro payaso y fijó su mirada en Nene para añadir—. Y ya que estás tan interesada en ayudar, quizá serás tú la siguiente.

—No.

Aquella fue la voz de Kiriha, quien dio un par de pasos hacia el frente para cubrir a Nene.

Lelouch se sintió como un completo imbécil al darse cuenta de que el chico rubio se había convertido en el caballero de brillante armadura. Miró de soslayo a Nene, pero la chica mantenía su mirada fija en Kiriha. La respiración de ella se había agitado, lo cual fue mucho más notorio cuando Kiriha sacó su Xros Loader de su bolsillo y recargó a Greymon para entrar al campo de batalla. Obedeciendo a sus impulsos, Nene intentó acercarse a Kiriha para evitar que tomara el riesgo. Lelouch y Yuu, sin embargo, impidieron el paso de Nene. Ambos sabían que era peligroso intentar ser el héroe en esos momentos. Incluso Nene estaba convencida de eso. Y a pesar de todo, seguía queriendo evitar que Kiriha tomara semejante riesgo. Aún a pesar de haber sido el general del ejército Blue Fare, ¿el chico rubio y su Greymon serían capaces de vencer al siniestro payaso cuyo nivel de Digievolución estaba muy por encima del resto?

—Kiriha Aonuma... —comentó Clarisse con indiferencia—. Si no me equivoco, no te quedan muchos Digimon que puedan pelear contra nosotros. El único capaz de igualar los poderes de Piedmon pudo haber sido ZeekGreymon, pero me temo que ya te es imposible conseguir a ese Digimon. MailBirdramon ha pasado a mejor vida, ¿es verdad?

—Aún a pesar de eso, todavía puedo vencerte —sentenció Kiriha.

—Ni siquiera me molestaré en explicarte las razones por las que no nos detendremos a jugar contigo, Kiriha Aonuma —sentenció Clarisse—. Tú no vales la pena. No eres digno de pelear contra nosotros.

—Ella es el mismísimo demonio —comentó Lelouch en voz baja—. Hay demasiada maldad dentro de esa persona.

Todo ocurrió tan rápido que nadie había tenido tiempo de pensar.

¿Realmente Kiriha Aonuma moriría sin pena de gloria?

Por supuesto que no.

Taiki, resuelto, optó por avanzar hacia el frente, cubriendo a Kiriha de cualquier ataque enemigo. Extendió un brazo para evitar que Akari siguiera sus pasos. Shoutmon era el único que podía avanzar a su lado. O, al menos, eso fue lo que Taiki intentó dejar en claro. Tagiru rompió el cerco, colocándose a la derecha del general. Gumdramon y Shoutmon adoptaron posiciones de batalla. Para no quedarse atrás, Takuya, quien había dejado ir su Digievolución, hizo otro tanto. Clarisse sonrió de oreja a oreja y aplaudió un par de veces, para luego dar un par de pasos hacia el frente. Apartó a Nyaramon de una fuerte patada para asegurarse de sacarlo del camino, poco importándole si debía aniquilarlo en ese momento o no.

—Tres Héroes Legendarios —se burló Clarisse—. ¿Qué es lo que pretenden? Ya no queda nada por qué luchar.

—Déjate de palabrerías —le espetó Taiki con cierto toque de altanería que logró llamar la atención de Nene.

Semejante actitud no podía augurar nada bueno.

En el Mundo Digital, ¿cuál podría ser el equivalente a un disparo por parte de la Gobernadora General Cornelia?

Lelouch, tras haber ayudado a que Nene se pusiera nuevamente en pie, sólo pudo compartir ese pensamiento. ¿Podría ser verdad que la altanería del general del Xros Heart pudiese desencadenar una desgracia?

—A ustedes tres debí destruirlos cuando tuve la oportunidad —dijo Clarisse mirando a Taiki y compañía—. Así que ahora tendrán dos opciones y podrán elegir la que mejor les parezca. Pueden optar por luchar en vano y prolongar lo inevitable, o pueden elegir quedarse quietos mientras dejan que Piedmon y yo terminemos con nuestro trabajo. ¿Qué es lo que deciden, Héroes Legendarios?

Digievolucionando en Aldamon a una velocidad impactante, Takuya fue quien decidió responder a la pregunta. Lanzó el Estallido Solar hacia Piedmon, topándose con la sorpresa de que un simple disparo del Hechizo Final había bastado para neutralizar su técnica. Piedmon hizo un floreo con la mano derecha para provocar un pequeño tornado que golpeó a Aldamon, aturdiéndolo durante un momento. Acto seguido, Piedmon sacó de debajo de su manga una soga de pañuelos que enroscó alrededor del cuello de Aldamon. Giró la soga un par de veces y la soltó, lanzando a Aldamon hacia el cielo con una fuerza terriblemente excesiva. Aldamon se recuperó estando en los aires y contraatacó disparando proyectiles de fuego. Sin previo aviso, Piedmon desapareció momentáneamente para luego reaparecer detrás de Aldamon. El payaso asestó un fuerte golpe en la espalda de Aldamon, causando que su contrincante se quedara sin aliento. Lo tomó por el cuello para colocarlo en posición y lo acribilló con una serie de puñetazos lo suficientemente fuertes como para que Aldamon simplemente cayera al suelo, sin energías. Piedmon rió con crueldad y lanzó un último disparo del Hechizo Final, con el que intentó ponerle fin a la batalla. Se topó, sin embargo, con el disparo del Prism Garret de Arresterdramon cuya aparición dejó a Piedmon momentáneamente sorprendido.

El Xros Loader de Tagiru jamás había irradiado tanta luz.

A pesar de su agilidad, Arresterdramon era demasiado grande como para moverse a la misma velocidad que un Digimon tan esbelto como lo era Piedmon. Con su cuerpo aún resentido por la batalla contra Daemon, para Arresterdramon fue difícil seguir el paso. Parecía ser que Piedmon había detectado esa debilidad, así como los puntos más débiles que habían aparecido en el cuerpo de Arresterdramon luego de su encuentro con Daemon. La fuerza que poseía el siniestro payaso era impresionante. Cualquiera que lo hubiera visto luchar contra Arresterdramon habría pensado que Piedmon podía igualar o incluso superar sus fuerzas. Y aquello era totalmente cierto. Un simple puñetazo bastaba para hacer que Arresterdramon quedara totalmente desestabilizado. Para Piedmon era sumamente sencillo dominarlo. Tras asestar un par de puñetazos más, Arresterdramon perdió su Digievolución y cayó al suelo, inconsciente y con los Datos emanando de su cuerpo.

— ¡¡Gumdramon!! —exclamó Tagiru, entre angustiado y enfurecido, segundos antes de devolver a Gumdramon al interior del Xros Loader.

El siguiente en entrar a la contienda fue Shoutmon. El Digimon King Digievolucionó en OmegaShoutmon para así poder lanzar su Heavy Metal Vulcan contra Piedmon. El payaso esquivó el ataque y soltó una maniática carcajada antes de intentar cubrir al Digimon King con uno de sus pañuelos. OmegaShoutmon tuvo que utilizar su Hard Rock Damashii para neutralizar el pañuelo que cayó hecho trizas al suelo. Acto seguido, lanzó su Beat Slash para que Piedmon fuese impactado por el tajo de fuego. Mostrando una pequeña quemadura en su mejilla derecha, el siniestro payaso esperó sólo una milésima de segundo para tomar un respiro. Con ambas espadas en las manos, Piedmon arremetió contra el Digimon King. OmegaShoutmon era veloz para esquivar los ataques. Y, lo más importante de todo, no estaba solo. Piedmon se vio inmovilizado cuando dos de los brazos extensibles de Infermon lo sujetaron por la cintura para detener sus ataques. Acto seguido, Infermon lanzó a Piedmon al suelo. Una gran nube de polvo se levantó, misma que aumentó considerablemente su tamaño cuando OmegaShoutmon unieron sus técnicas para lanzar el golpe final.

Todos desearon que aquel golpe final hubiese sido realmente efectivo.

OmegaShoutmon se acercó a la nube de polvo para verificar que el contrincante hubiese sido vencido. Sus buenos reflejos le ayudaron a esquivar la espada que salió disparada desde ese punto. Infermon logró esquivar la espada igualmente y ésta fue a impactarse contra el suelo, estallando en una nube de Datos. Piedmon surgió entonces de la nube de polvo, con tres espadas en ambas manos y totalmente listo para comenzar el siguiente asalto.

El siniestro payaso sacó de nuevo la soga fabricada con pañuelos coloridos, para luego utilizarla a manera de látigo para azotar a Infermon un par de veces antes de atarlo con la soga y lanzarlo al suelo. La soga dejó salir una potente descarga eléctrica que dejó a Infermon totalmente fuera de combate. Y por si aquello hubiese sido poco, se encargó de lanzar una segunda soga que azotó a Katsura en la espalda antes de apresarla de la misma manera que a su Digimon.

Una cuarta espada se materializó en las manos del payaso y él se dirigió a atacar directamente a OmegaShoutmon, acribillándolo con una lluvia de fuertes patadas que lo tomaron por sorpresa. El Digimon King cayó al suelo y recibió el impacto de las cuatro espadas que lo atravesaron de lado a lado antes de desaparecer nuevamente. El plan de Piedmon se llevó a cabo tal y como el payaso y su compañera querían, pues Shoutmon tan sólo fue empujado a la terrible agonía en lugar de perecer inmediatamente. Un golpe del Hechizo Final se dirigió hacia Taiki, quien sólo pudo sentir los brazos de Akari rodeando su cuerpo en un vano intento de la chica pelirroja por actuar como un escudo humano. Ambos fueron golpeados por la técnica de Piedmon y cayeron de espaldas al suelo. Akari cayó en la inconsciencia y Taiki no podía respirar con normalidad, pues el golpe lo había dejado sin aliento.

Piedmon se elevó en los aires en ese momento y lanzó un único golpe del Hechizo Final para deshacerse del resto de los miembros del equipo. Los únicos que lograron mantenerse en pie fueron Nene, Lelouch y Nunally, pues la joven Idol había invocado los poderes ocultos de su Geass para hacer aparecer un escudo que los protegió del ataque enemigo. Kiriha, sin embargo, sólo mantuvo su mirada fija en el punto donde antes había estado Greymon a su lado. El Digimon de color azul había sido exterminado. El resto de los miembros del equipo sólo podían arrastrarse para buscar algún refugio. Piedmon aterrizó entonces con delicadeza en el suelo y dejó salir de nuevo su maniática carcajada.

Todo aquello transcurrió en tan sólo pocos segundos.

Nene cayó de bruces gracias al ardor causado por el efecto de su Geass. Cubrió su ojo con una mano y sintió el oscuro impulso de sacar el ojo de su cuenca para evitar seguir sintiendo semejante dolor cada vez que utilizaba su poder. Lelouch se colocó de bruces para ayudarla a ponerse en pie, dándole así a Piedmon la oportunidad de hacer aparecer una nueva soga de pañuelos coloridos con la que atrapó a Nunally, obligándola a acercarse a él y a Clarisse.

Fue como si todo hubiese ocurrido en cámara lenta.

Lelouch se alejó de Nene para aferrarse con fuerza a la cuerda, forcejeando con Piedmon para evitar que él siguiera arrastrando a su hermana. Mervamon, aún adolorida por el golpe del Hechizo Final, hizo todo lo que estuvo a su alcance para destruir la soga de pañuelos. Nunally lloraba a mares y la desesperación de Lelouch no era de mucha ayuda. Las expresiones de ambos eran para Clarisse una razón más para sonreír.

— ¡Libérala!

Todo se detuvo en cuanto aquella voz se hizo escuchar.

Piedmon soltó la cuerda de pañuelos y Nunally, finalmente libre, fue a refugiarse entre los brazos de su hermano. Nene, trabajosamente, se levantó para acudir hacia los Lamperouge y asegurarse de que nadie pudiese ocurrirles durante los momentos de confusión.

Kira fue quien hizo aquella intervención.

La valiente chica, casi como si estuviese caminando a la par del espíritu de su padre, se colocó al frente del grupo en compañía de Cheepmon. El Emblema del Valor brillaba incandescentemente.

—Esto sólo es entre tú y yo, Clarisse —sentenció Kira—. Nunally Lamperouge no tiene nada que ver en nuestros asuntos.

—Te daré a escoger entonces, Kira Yagami —respondió la aludida con malicia—. En este momento depende de ti lo que pasará. Si elijes pelear conmigo, verás morir a todos tus amigos. Pero si elijes aceptar lo que te propongo, podrás salvarlos a...

—No pretendo siquiera escuchar lo que tengas que decir —dijo Kira con altanería—. ¡Es hora de Digievolucionar, Cheepmon!

Clarisse rió con malicia entonces.

Kira, al haber pronunciado esas palabras despertando sus instintos y su fuerza interna, despertó la oscuridad que, sin ella haberlo sabido, se había alojado en su interior. Cayó de bruces cuando sintió la punzada de dolor apoderándose de su cuerpo. Era similar a un veneno corrosivo, un ácido destructivo que recorría todas sus venas y le cortaba la respiración. Llevó una mano a la altura de su corazón y presionó con fuerza, pues una potente taquicardia se apoderó de ella. Cheepmon retrocedió un poco cuando vio, durante una fracción de segundo, que el brillo había desaparecido de los ojos de Kira.

— ¡¡Kira!! —Exclamó el emplumado ser angustiado—. ¡¡Kira, resiste!!

No sabía qué era lo que la chica tenía que resistir, pero era evidente que debía hacerlo.

Y más evidente fue cuando ella, lloriqueando sin control, sintió el tremendo impulso de asesinar.

Sí, asesinar.

Asesinar a todo aquel incauto que estuviese al alcance de sus manos.

Clarisse apagó su carcajada y se limitó a sonreír con malicia.

—N-no... No quiero hacerlo... —dijo Kira trabajosamente.

Mientras más se resistiese, el dolor sería peor. Y a pesar de haberlo notado, ella no quería ceder. No quería transformarse en otro títere de la siniestra chica rubia. Así que se limitó a luchar contra sí misma para poder ponerse en pie y corrió hacia Clarisse para descargar esos instintos asesinos sin ella.

Quizá de haberlo hecho con un poco más de delicadeza, Clarisse no hubiese caído de espaldas al suelo. Y quizá si Clarisse no hubiese caído, los Datos no se hubiesen desprendido del suelo.

Kira no pudo cerrar sus manos sobre el cuello de Clarisse, pues el suelo comenzó a temblar con violencia bajo sus pies. Nene, sin importarle lo que pudiese pasar en caso de que Kira siguiese actuando de esa forma tan extraña, se acercó a la chica de los ojos marrones para tomarla por los hombros y alejarla de Clarisse. Lelouch, detrás de la Idol, activó su Geass para asegurarse de que Clarisse no se movería de su sitio. Sin quererlo realmente, Clarisse sólo pudo describir la sensación con el hecho de estar congelada.

El suelo se quebró entonces de una forma tan violenta, que los siguientes segundos sólo sirvieron para que la confusión reinara.

Kira se liberó del agarre de Nene para tomar a Cheepmon en brazos, sintiendo entonces que la insistente Idol la tomaba por uno de sus brazos a su vez que tomaba con la mano libre a Lelouch. El chico se aferró a Nunally cuando la nube de densa oscuridad apareció, anunciando el inicio del Pandemonio de Bagra. Los gritos y los lloriqueos de los miembros del grupo fueron una señal de que la nube en sí misma les causaba un dolor desmesurado, así como el hecho de que las explosiones aparecían por aquí y por allá sin fijarse en lo que dañaban con sus ondas expansivas. Yuu cubrió a Airu con su cuerpo, así como Taiki hizo lo propio con Akari. Nadie sabía a dónde irían a parar, pues el suelo pronto dejó de sentirse bajo sus pies. Lo único que sabían era que querían permanecer juntos. Clarisse finalmente se libró del efecto del Geass y se abrazó a sí misma. Incluso su propia oscuridad era mínima en comparación a lo que la rodeaba.

— ¡¡Kira...!!

La voz de Katsura llegó de alguna parte, haciendo que la aludida forzara su vista intentando encontrar a su amiga. Los dedos de Katsura se cerraron sobre la mano que extendió, aunque al cabo de una fracción de segundo sintió que la mano de su amiga se alejaba. Y se alejaba. Más y más.

— ¡¡Katsura...!!

Aquel grito fue lo último que pudo escucharse antes de que todo desapareciera. Antes de que la oscuridad fuese lo único que cualquiera podía sentir.

Antes de que el virus destruyera todo lo que alguna vez fue.

La nube de oscuridad tardó largas horas en disiparse. Horas que para ella, para la chica rubia que estaba acompañada por el siniestro payaso con gorguera, fueron una eternidad y un milisegundo a la vez. Cuando finalmente pudo sentirse lo suficientemente confiada como para dejar de abrazarse a sí misma, fue que pudo darse cuenta de que no había suelo que tocar bajo sus pies.

Estaba en un sitio totalmente desolado.

La Zona Espada no existía más, pero ella aún estaba con vida.

Ella, y Piedmon.

—Impresionante... —comentó la chica impactada—. Esto... ¿Esto es el Pandemonio de Bagra...?

—Así parece —respondió Piedmon con la misma actitud.

Sin embargo, Clarisse no pudo celebrar su triunfo.

No había nada que celebrar.

Kira Yagami había desaparecido y el Poder del Rey tampoco estaba en su poder.

Intentó buscar su DigiLector para buscar la información de sus enemigos en su propia copia de los expedientes, pero el aparato ya no estaba allí. Miró en todas direcciones, siendo víctima de un arranque de ira que le obligó a golpearse a sí misma en la cabeza un par de veces con los puños.

Entonces, aquel objeto apareció frente a sus ojos, flotando en la nada como si su dueño original lo hubiese dejado a manera de un mensaje que heló la sangre de Clarisse.

Un par de gafas de aviador que ella tomó en sus manos, reconociéndolas al instante.

—No... No puede ser...

Estrujó las gafas de aviador entre sus manos para luego lanzarlas con fuerza hacia el vacío que la rodeaba.

—Estuvo aquí... Está vivo... —dijo ella furiosa.

—Es imposible —dijo Piedmon—. Nadie pudo haber sobrevivido.

— ¡Entonces explica qué diablos hacen sus gafas aquí! —Estalló Clarisse—. Creí que tenía todo bajo control, creí que todos ellos estaban muertos... Pero me equivoqué... AL menos unos de ellos está con vida... Tengo que aniquilarlo... ¡¡Debo destruirlo a él y a todos los de su clase!!

La furia se apoderó de ella, haciéndole lanzar lejos las gafas del legendario héroe del Mundo Digital.

Con el Pandemonio de Bagra nada había terminado.

Todo estaba a punto de comenzar.

El aire volvió de golpe a sus pulmones, haciéndole sentir que era la primera vez que respiraba en la vida. Se incorporó de inmediato, pues un violento ataque de tos le impidió seguir recostada sobre el suelo árido en el que había caído. Se dio cuenta entonces de que todos sus amigos estaban en las mismas condiciones que ella. O, al menos, lo estaban quienes habían llegado allí.

— ¡¡Nene!!

Sintió los brazos de Lelouch rodeándola con fuerza, como si no quisiese dejarla ir jamás.

Nene devolvió el abrazo y se separó de él al instante, descubriendo lo mismo que a él lo dejó totalmente sorprendido.

El Geass había desaparecido de sus ojos, aunque ambos aún sentían ese poder dentro de sí mismos.

—Hermano...

Los abrazos se repitieron con Nunally, quien se quejaba de un dolor en el tobillo derecho que le impedía dar siquiera un paso con normalidad. Ella aún podía ver con sus propios ojos, aún podía caminar con sus propios pies. Al menos, nada en ella había cambiado. Akari se acercó a ella para sujetarla por los hombros y ayudarle a mantener el equilibrio. Yuu tenía que lidiar con el dolor de la herida que se había abierto en el lado izquierdo de su cabeza, además de tener que lidiar con Airu. La chica rubia no había querido separarse de él en ningún momento.

Kira fue la última en levantarse, sintiendo que las lágrimas seguían brotando de sus ojos luego de haber sentido que Katsura se alejaba de ella. Buscó a su amiga en los al rededores, sin lograr encontrarla. A decir verdad, no había rastro alguno de los demás a excepción de Zoe, quien recién había podido levantarse luego de bloquear una hemorragia que un corte había causado en su brazo izquierdo. Kiriha, Taiki, Takuya, Mimi... De ellos no había ningún rastro.

Lo único que encontró en su infructuosa búsqueda fue aquel DigiLector de color negro, que levantó del suelo para limpiar la pantalla. El impulso asesino se apoderó de ella nuevamente. Tuvo que luchar contra sí misma, sin entender lo que estaba ocurriéndole, para evitar destruir el aparato.

— ¿Dónde estamos? —preguntó Zoe.

Nene comenzó a recorrer el sitio en el que habían aparecido. Dio sólo un par de pasos hasta encontrar algo que causó que la chica se detuviera en seco. Akari se situó a un lado de ella y cubrió su boca con ambas manos, pues no era usual encontrarse con una lápida partida a la mitad que tenía escrito su nombre junto con un epitafio. Las flores de la tumba de Akari se habían marchitado, haciendo juego con el aspecto en general del lugar. Predominaban los colores oscuros. El rojo, el púrpura y el negro. Sólo en ese momento Nene pudo dirigir una mirada al sitio lleno de escombros. Fue sencillo imaginarlo como lo que había sido alguna vez: una mansión majestuosa.

—No puede ser... —dijo la chica con un hilo de voz.

Tomó la mano de Lelouch para echar a caminar con pasos agigantados hacia una de las montañas de escombro. Escalaron juntos, para descubrir que desde la cima podían ver que frente a ellos sólo había millas y millas de destrucción.

Y a pesar de eso, a pesar de que eran muy pocas las construcciones que se mantenían en pie, para ambos fue sencillo saber en dónde habían aparecido.

Especialmente al ver a aquellos colosales robots inservibles, cubiertos de abolladuras y convertidos en simples moles de metal que sólo servían para ocupar espacios vacíos. Había cuerpos, cadáveres, cubriendo las calles. Cuerpos de japoneses y de aquellos que no compartían la nacionalidad nipona e incluso la despreciaban. Lelouch se sintió devastado.

Cuando todos los demás se encontraron sobre la montaña de escombros, se dieron cuenta de cuánto habían arruinado la situación en el Mundo Digital.

El Pandemonio de Bagra había hecho su trabajo, tal y como Ophanimon les había advertido.

— ¿Hemos vuelto...? —preguntó Akari.

— ¿Esto es lo que el Pandemonio de Bagra ha hecho con nuestro mundo...? —preguntó a su vez Kira.

Nene y Lelouch negaron con la cabeza.

—No estamos en Japón —anunció Nene con sombría solemnidad.

Lelouch tomó un profundo respiro y con la voz de Zero anunció:

—Esto... Esto es Britannia.

CONTINUARÁ...

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