Capítulo LIX: La Masacre de la Zona Disco
¡Hey, hola! Antes de continuar con el capítulo quiero avisarles que hubo un ligero cambio de planes. Supuestamente debían quedarnos cuatro capítulos (cinco incluyendo éste), pero al final no será así. Les informo que la próxima semana serán testigos del capítulo final de Code Xros, un capítulo que estoy totalmente segura que los dejará sin aliento. La batalla final será ÉPICA. ¡Tengo mucho hype por esto! Así que eso es todo. ¡Disfruten el capítulo!
Katsura recuperó momentáneamente el conocimiento cuando cayó al suelo. Escupió un poco de sangre y comenzó a arrastrarse para salir de la línea de fuego. Sus uñas marcaron su camino cuando el Digimon demonio la tomó por los tobillos para tirar de ella. Recibió aquel puñetazo que le hizo sentir que los huesos de su columna se habían roto. Fue por esa razón que se sintió tremendamente agradecida con la vida cuando logró ponerse en pie. Se tambaleó un poco cuando tuvo que dar un par de pasos hacia atrás para alejarse del siniestro enemigo que volvió a situarse detrás de Natsumi. Katsura limpió la sangre que corría por la comisura de sus labios y adoptó una posición de batalla, aún a sabiendas de que no tenía la más mínima oportunidad de vencer al Digimon demonio. Él volvió a golpearla con uno de sus puños, causando que la pobre chica fuera a estrellarse contra uno de los discos que sobresalían de los muros de roca. Nuevamente, fue su columna la que resintió el golpe. Cayó al suelo sintiendo que su cintura lanzaba fuertes punzadas de dolor. Cerró los ojos durante una breve fracción de segundo, cuando aquella voz llegó desde ninguna parte anunciando la aparición de la caballería pesada.
— ¡Fire Vortex!
El ataque de Gumdramon, por supuesto, no causaba el más mínimo daño en el demonio. Eran niveles de Digievolución totalmente distintos, después de todo. Y aún así, a pesar de que el fuego del pequeño y enérgico Digimon desapareció en cuanto estuvo lo suficientemente cerca del demonio como para golpearlo, Gumdramon se colocó frente a Katsura y se preparó para asestar un golpe con el martillo de su cola. No hubo intercambio de palabras. El demonio no parecía ser el tipo de Digimon que se detenía a dialogar con los héroes antes de luchar. Gumdramon, por su lado, estaba igualmente negado a intercambiar más palabras. El pequeño dragón saltó para golpear al demonio con su martillo, sólo consiguiendo ser apresado entre las manos del demonio que presionaban con fuerza destructiva. Cuando Gumdramon fue lanzado al suelo, el demonio no tuvo que hacer ningún movimiento más para que su pequeño contrincante dejara de moverse. Gumdramon simplemente no podía volver a ponerse en pie. Con todo, Gumdramon intentó levantarse de nuevo. Hizo acopio de todas sus fuerzas, sin lograr absolutamente nada. No tenía más energías, así como tampoco tenía la capacidad de incorporarse pues el dolor era demasiado. Sintió el calor abrazador de las llamas que el demonio hizo aparecer para poder lanzar su ataque final. Gumdramon cerró los ojos maldiciendo por lo bajo y Katsura miró con aire suplicante a Natsumi, quien parecía estar ausente. Era el fin.
O quizá no.
— ¡Salamandra Ardiente!
— ¡Energía Poderosa!
Agunimon y Zephyrmon aparecieron en el campo de batalla, lanzando sus ineludibles técnicas que no lograron causar siquiera un mínimo rasguño en el cuerpo del demonio. Ambos se colocaron frente a Katsura y Gumdramon, para así ganar un poco de tiempo que Kira y los demás aprovecharon para auxiliar a sus amigos. Keramon, sintiendo que una gran ira se apoderaba de él, fue el primero en sujetar a Katsura por los hombros. La chica finalmente pudo incorporarse gracias a la ayuda de su Digimon. Kira verificó que el cuerpo de su amiga estuviese completo, que ningún Dato hubiese escapado, y procedió a envolver a Katsura en un fuerte abrazo. Katsura, enfurecida y adolorida, apartó a Kira de un empujón. Por supuesto que se sentía contenta y agradecida, pero no era el momento de celebrar. Kira se fijó en ese momento en que la chica que había frente al grupo. Dio un par de pasos hacia el frente, totalmente lista para confrontarla, pero Katsura fue lo suficientemente veloz para detenerla. Cheepmon y Kira miraron a Katsura con desaprobación, gesto que no logró hacer absolutamente nada.
—Algo extraño está sucediendo con ella —informó Katsura—. Es Natsumi, pero a la vez no lo es.
— ¿Qué? —dijo Kira extrañada—. ¿De qué hablas?
—No puedo explicártelo ahora —dijo Katsura—. Sólo sé que tenemos que ayudarla.
—Lo que nosotros necesitamos es un poco de información sobre ese Digimon —intervino Lelouch, su voz fue lo único que logró hacer que Katsura reparara en su presencia—. Ese demonio luce demasiado poderoso.
—Lo es —asintió Katsura, sintiendo que una punzada de dolor recorría cada rincón de su cuerpo.
Kira levantó el DigiLector y apuntó con él al Digimon demonio para obtener la información necesaria para vencerlo. Lo que vio en la pantalla del aparato fue algo demasiado grande como para poder procesarlo con la velocidad que necesitaban en ese momento.
—Daemon —leyó Nene en voz alta—. Es uno de los Siete Señores Demonio y representa al pecado capital de la ira. Un Digimon virus que se encuentra en el nivel más alto de Digievolución. Tiene la capacidad de modificar el Código Binario del Mundo Digital, así como controlar las acciones de sus víctimas y hacerles creer que están actuando bajo su libre albedrío a pesar de que no es así. Su técnica especial es el Fuego Infernal, que consiste en disparar potentes llamaradas de sus manos. El fuego infernal es capaz de destruir cualquier cosa.
— ¿Siete Señores Demonio? —Preguntó Zero con el entrecejo fruncido—. ¿Quiénes son?
—No tengo la menor idea —respondió Nene—. Jamás había escuchado algo como eso.
—Esa es la menor de nuestras preocupaciones en este momento —dijo Agunimon—. Una vez que hayamos vencido a Daemon, podremos dedicarnos a buscar alguna respuesta.
Se levantó entonces en los aires, dando un gran salto, y su puño derecho se impactó contra el rostro de Daemon.
Nuevamente, el ataque no causó el más mínimo daño.
—No existe ninguna manera de vencer a ese demonio —intervino Cheepmon—. ¡Necesitamos a un ángel para que nuestros ataques surjan efecto!
Quizá como una manera de persuadir a sus enemigos para que dejaran de hacer intentos en vano, se encargó de dejar a Agunimon fuera de combate con un simple golpe de sus dos puños. Agunimon perdió su Digievolución, transformándose de nuevo en Takuya. El DigiCode rodeaba su cuerpo y un poco de sangre había brotado de las comisuras de sus labios.
Impotente, Taiki miró a Daemon con el entrecejo fruncido.
¿Cómo era posible que un simple golpe bastara para vencer a uno de los Héroes Legendarios?
¿Quién era ese sujeto al que se enfrentaban?
Enfurecida ante la deplorable condición en la que Takuya había terminado, Zephyrmon decidió ser la siguiente en entrar al campo de batalla. Se levantó en los aires para poder crear una ventisca, pero sucumbió a los pocos instantes cuando una de las garras de Daemon atravesó su estómago de lado a lado. La chica cayó al suelo con sus energías totalmente drenadas, así como el DigiCode brotó de su cuerpo para corroborar que el daño había sido demasiado. Cutemon salió del Xros Loader de Akari para hacer su trabajo, invocando los poderes sanadores de su Kizunaol. Detectando el inminente peligro, Dorulumon acudió de igual manera a la contienda. Akari, sin esperar a recibir indicaciones, levantó su Xros Loader y exclamó:
— ¡Dorulumon, Chou Shinka!
Taiki intentó evitar la intervención de su amada pelirroja, pero pronto dejó de ser la voz de mando que todos escucharían ciegamente. Era como si JagerDorulumon no pudiese darse cuenta de que estaba cayendo en la trampa del demonio. Con un golpe de su lanza, JagerDorulumon intentó atravesar el pecho de Daemon. El Digimon demonio sólo hizo un veloz movimiento con el brazo derecho para que tres de sus garras lograran destruir la lanza de JagerDorulumon. Acto seguido, una onda de energía corrompida se desprendió de su cuerpo. Al tocar el cuerpo de JagerDorulumon, la energía oscura hizo su trabajo. Dorulumon, con los Datos desprendiéndose de su cuerpo y un poco de humo que emanaba igualmente de él, cayó inconsciente a los pies de Akari.
El siguiente fue Yuu, quien sin mediar más palabras levantó su Xros Loader para exclamar a voz en cuello:
— ¡Damemon, Chou Shinka!
Tswarmon pasó a un lado de Taiki cuando entró al campo de batalla. Los gritos de advertencia del general no fueron de ninguna ayuda para evitar que Tswarmon, sin haber lanzado siquiera una técnica diminuta, fue totalmente destruido.
Natsumi, causando que todo se volviera mucho más confuso, dio un par de pasos hacia el frente y ordenó con esa voz fría e inexpresiva:
—Señor Daemon, tengo que cumplir con la tarea que la señora Clarisse me ha encomendado.
Aquello fue similar a una revelación para Kira.
Una revelación que deseó no haber tenido nunca.
— ¡Natsumi! —Reclamó la heredera del Valor en voz alta—. ¡Natsumi, nosotros podemos ayudarte! ¡Sólo ven con nosotros!
—Miserable humana... ¡Cierra la boca!
Taiki fue tan veloz como sus piernas se lo permitieron, pues echó a correr en cuanto escuchó la voz de ultratumba que brotaba de Daemon. El general del Xros Heart lanzó a Kira hacia atrás en cuanto vio llegar el ataque, tomando su lugar y siendo apresado por una de las manos de Daemon. Con la respiración entrecortada, el chico no pudo hacer nada para evitar que Daemon lo levantara del suelo. Su visión se nubló de inmediato, aunque la cordura volvió a él de golpe cuando la onda de energía corrompida que se desprendió de Daemon logró entrar en su cuerpo. Era similar a un ácido corrosivo que intentaba destruir su interior. Un ácido que dolía mucho más si él intentaba resistirse. Una lágrima brotó de su rostro y la única forma en la que encontró un breve momento de consuelo fue dejando salir un potente grito que taladró en los oídos de Akari.
Lelouch sólo pudo fruncir el entrecejo, pensando a gran velocidad sin poder dar con el plan adecuado. Incluso él se sintió impactado cuando tuvo que aceptar que no podía arriesgar la vida de Taiki haciendo el plan equivocado. Era casi como si el general del Xros Heart se hubiese convertido en alguien importante para Lelouch.
Akari, temerosa pero decidida, tomó uno de los restos de la lanza de JagerDorulumon en sus manos y corrió a toda velocidad hacia Daemon para intentar asestar al menos un golpe que persuadiera al demonio de liberar a Taiki. Lo único que la chica consiguió fue ser golpeada por una onda de energía corrompida que afectó a Taiki igualmente. Nene y Kiriha se separaron del grupo para auxiliar a la chica, al mismo tiempo que Ren le daba a Dracmon la fuerza para convertirse en Yasyamon. Las dos espadas de Yasyamon se impactaron contra las garras de Daemon, causando una pequeña colisión que lanzó a Yasyamon hacia atrás. Resistiéndose a la fuerza del impacto, Yasyamon volvió de nuevo a la contienda. Giró sobre sí mismo para conseguir un poco de impulso y dio un salto para intentar caer en picada, golpeando la cabeza de Daemon. Una onda de energía corrompida se desprendió del cuerpo de Daemon, capturando a Yasyamon e introduciéndose en su cuerpo, haciéndole sentir un desmesurado dolor que lo hizo caer de bruces en el suelo. No conforme con haber hecho aquello, Daemon apuntó con la palma de la mano que tenía libre a Yasyamon. El fuego infernal se hizo presente y el eco producido por el grito de Yasyamon taladró en los oídos de Ren, quien jamás olvidaría la forma en la que los Datos de su Digimon se elevaban en los aires.
El Pandemonio de Bagra avanzó un poco más.
— ¡¡Alto!!
Un resplandor brotó del Xros Loader de Taiki cuando D'Arcmon se hizo presente en el campo de batalla. Hubo tan sólo un par de segundos de expectativa que Airu aprovechó para ayudar a Ren a salir de la línea de fuego. Taiki seguía luchando para liberarse. Akari ya se encontraba en pie nuevamente, sosteniéndose del hombro de Nene para evitar caer al suelo.
La desesperanza era tan densa que incluso robaba el aliento.
D'Arcmon miró a Daemon con auténtica ira. Ese sentimiento tan destructivo se reflejaba también en la forma en que sus lágrimas corrían por su rostro. Cuando Lelouch dio el primer paso hacia el frente para intervenir, D'Arcmon extendió su brazo izquierdo para impedirlo.
Natsumi no parecía tener consciencia de que su compañera Digimon estaba allí.
—Yo me encargaré de esto —anunció D'Arcmon con valentía—. No quiero que ninguno de ustedes se atreva a intervenir. Daemon y yo debemos enfrentarnos.
Soltando una gélida y cavernosa carcajada, Daemon lanzó a Taiki al suelo para poder tener ambas manos libres. Kiriha corrió en auxilio del muchacho, pero el general negó con la cabeza y se incorporó por cuenta propia. El oxígeno llegaba lentamente a sus pulmones, pero de igual manera avanzó hasta situarse lo suficientemente cerca de D'Arcmon como para poder decir:
—No vamos a dejarte aquí. Aún tienes que darnos respuestas.
—Soy la única que puede vencer a Daemon —respondió el ángel—. Es mi deber rescatar a Natsumi de la oscuridad que está corrompiendo su corazón. Ustedes deben sobrevivir para poder ir al Campo del Infierno.
—Estás olvidando que somos un equipo —intervino Mimi—. No debemos separarnos. Si lo hacemos, únicamente ocurrirán desgracias.
Pero D'Arcmon no quiso escuchar y se limitó a lanzar su primer ataque, disparando una potente ráfaga de luz sagrada que brotó de su báculo. Al impactarse su técnica con el fuego infernal de Daemon, una potente colisión dejó cegados a todos los miembros del grupo.
Natsumi seguía pareciendo totalmente ajena a la pelea.
Clarisse levantó el pañuelo que Piedmon había lanzado al suelo, dejando al descubierto al pequeño Kotemon que se había convertido en un simple muñeco. Riendo con malicia, Clarisse destrozó al muñeco con la fuerza de su puño derecho. Miró entonces a Piedmon y él asintió, para luego utilizar su técnica del Hechizo Final. La entrada al refugio de Cherubimon apareció frente a sus ojos.
—Es increíble cuán confiado debe ser ese maldito ángel —se burló Clarisse—. Dejar a un insignificante Kotemon como vigilante... Es como si estuviera burlándose de mi inteligencia.
— ¿Entramos ya? —urgió Piedmon.
—Abriré la puerta —asintió Clarisse—. Cuando lo haga, tú lanzarás tus Espadas del Triunfo.
— ¿Crees que haya algo al otro lado?
—Creo que tú y yo sabemos bien quién está esperándonos.
Ambos seres demoniacos intercambiaron una maliciosa sonrisa.
Clarisse abrió la puerta del refugio y Piedmon lanzó el ataque. El quejido de dolor y la sangre que salpicó la mejilla derecha de Clarisse fue similar a haber alcanzado el Nirvana. Ella siguió avanzando hacia el interior del refugio, pasando por encima del cadáver de un enérgico muchacho castaño que había muerto con los ojos totalmente abiertos. Las espadas volvieron por sí mismas a las manos de Piedmon y el charco de sangre siguió creciendo. El siniestro payaso lanzó un segundo pañuelo que cubrió el cuerpo de Gumdramon, impidiendo que el Fire Vortex se impactara contra su objetivo. Al retirar el pañuelo, sólo quedó un pequeño muñeco que Clarisse se encargó de destruir.
Un correteo alertó a ambos secuaces, que se limitaron a girarse lentamente. Colocando frente a sí mismo sus cuatro espadas, Piedmon bloqueó el Heavy Metal Vulcan del Digimon King que llegó en compañía de su general. Clarisse tan sólo rió con frialdad antes de que Piedmon lanzara su ataque final. Al disiparse la nube de humo causada por el impacto del Hechizo Final, lo único que quedó en el suelo fueron las gafas de aviador de Taiki Kudou. Clarisse las tomó en sus manos durante un instante, sólo para volver a lanzarlas al suelo y destrozar los cristales con un simple pisotón. Miró al payaso y dijo con especial malicia:
—Es como quitarle un dulce a un bebé.
—Tú... ¿Qué haces tú aquí...?
La siniestra chica rubia se giró cuando escuchó aquella voz. Dibujó una maligna sonrisa, al mismo tiempo que el payaso adoptaba una posición para atacar. Clarisse rió con frialdad. Dio un par de pasos hacia el frente y se cruzó de brazos, diciendo:
—Cherubimon, cuánto tiempo ha pasado... Pareciera que no puedes siquiera mantenerte en pie —añadió al darse cuenta de que Cherubimon debía sostenerse de las paredes para evitar caer al suelo—. No sufras más, querido Cherubimon. Piedmon y yo hemos venido para acabar con tu sufrimiento.
Piedmon corrió hacia el ángel con sus espadas en alto.
El gran estallido de Datos causó que Clarisse se sintiera en un estado mucho más allá del éxtasis.
Airu tuvo que sujetar la mano de Ren para evitar que el chico cayera al vacío. La Zona Disco se había fragmentado en cientos de trozos de suelo que flotaban y se alejaban unos de los otros, acercándose a los más distantes y colisionando entre ellos. Era imposible mantenerse en pie. Y lo era mucho más para quienes se encontraban sobre las plataformas de menor tamaño, cuyos bordes se consumían en Datos.
Ren no podía mantenerse sujetado a las manos de Airu, quizá por el hecho de que sus propias manos estaban cubiertas por una capa de sudor. Gritó con desesperación cuando el vértigo asesino se apoderó de su cuerpo. Cayó en un ataque de pánico cuando, por mera curiosidad, bajó la mirada y se topó con el abismo infinito. Ren hizo acopio de todas sus fuerzas para poder impulsarse con los pies, sólo consiguiendo que los escombros se desmoronaran y cayeran al abismo. Lelouch intervino en ese momento, dejando sorprendidos a quienes ocupaban esa plataforma. A pesar de no haber pasado el suficiente tiempo con Ren, Lelouch estiró el brazo derecho para tomar la mano de Ren.
— ¡Sujétate! —exclamó Lelouch, al mismo tiempo que las manos de Nene se cerraban sobre sus hombros para evitar que el muchacho moreno cayera de igual manera al vacío.
— ¡Resiste, Ren! —secundó Airu con desesperación.
Yuu corrió en auxilio de Airu cuando vio que el cuerpo de la chica comenzaba a ceder ante el peso de Ren. Tomó a Airu por los hombros igualmente y tiró de ella para asegurarse de que la chica no caería también.
Sparrowmon intentó acercarse a Ren para ayudarlo a volver a la superficie, pero Mervamon le impidió seguir adelante cuando escucharon a Ren exclamar:
— ¡Algo está tirando de mis pies! ¡Algo me está llevando al fondo!
La mano de Airu fue la primera en ceder. Yuu se encargó de apartar a la chica del borde de la plataforma, dejando todo en manos de Lelouch. El chico moreno, sin embargo, no pudo hacer nada para evitar que también su mano soltara la mano de Ren. Las pupilas de Lelouch se contrajeron y la expresión de su rostro se desencajó cuando Ren Tobari estalló en una nube de Datos, exclamando un terrible grito de dolor. Nene fue quien tuvo que tomar a Lelouch con más fuerza para ayudarlo a incorporarse. Quizá detectando el inminente colapso, Nene miró a Lelouch y colocó ambas manos sobre las mejillas del muchacho, diciendo acalarodada:
—Lelouch, mírame. ¡Esto no ha sido tu culpa!
—Ese... Ese chico...
— ¡No pienses más en eso!
Pero era inútil.
Lelouch estaba totalmente fuera de sí.
Yuu, sin embargo, se sintió un tanto extraño cuando se dio cuenta de que lo único que sentía en ese momento era un gran impulso por abrazar a Airu y consolarla por su pérdida. Era como si no pudiese enfadarse con el chico moreno que en ese momento parecía estar mirando al vacío.
La plataforma sobre la que ellos se encontraban se desplazó con violencia hacia atrás cuando uno de los haces de luz de D'Arcmon se impactó contra las garras de Daemon, causando una onda expansiva que extinguió a tres de las plataformas más cercanas. Los Datos inundaban el ambiente, causando incluso que en la atmósfera se respirara un aire demasiado pesado como para poder inhalarlo con normalidad.
Lelouch sólo pudo volver a concentrarse en cuanto escuchó el grito de Nunally, que lo devolvió a la realidad de una manera un tanto abrupta y cruel.
— ¡Hermano!
El chico se levantó de golpe, junto con Nene, para descubrir que su hermana se dirigía hacia ellos en una de las plataformas que se movía con violencia. Nunally estaba en compañía de Kiriha y Tagiru, quienes luchaban igualmente para mantenerse en pie. La pequeña castaña lucía mucho menos aterrada de lo que realmente estaba.
— ¡Nunally! —exclamaron Nene y Lelouch de vuelta.
Mervamon y Sparrowmon se unieron al reencuentro, preparándose para recibir a Nunally en caso de que la chica quisiese saltar. Ella, sin embargo, no se movió de su sitio.
— ¡¿Se encuentran bien?! —exclamó Kiriha con su tan característica indiferencia.
— ¡Hemos perdido a Ren! —exclamó Yuu.
Airu continuaba llorando sin encontrar consuelo.
Los intentos de Opossumon para devolverle el ánimo a la chica rubia eran infructuosos.
— ¡Hay demasiados Datos en el aire! —Exclamó Kiriha—. ¡Si no nos vamos ahora, moriremos sin oxigeno!
Una colision de tres plataformas alejó a Tagiru, Kiriha y Nunally, llevando como reemplazo los gritos de Mimi y Palmon. La diminuta plataforma sobre la que ambas viajaban era demasiado pequeña y comenzaba a desintegrarse. Así que Nene, totalmente desesperada y dispuesta a impedir que cualquier otro compañero cayera al abismo, exclamó:
— ¡Mimi! ¡Palmon! ¡Vengan aquí!
Mimi tomó a Palmon en brazos y dio un gran salto, cayendo sobre la plataforma de rodillas. La sangre comenzó a correr de los golpes cosechados durante la caída, pero Mimi se levantó de cualquier manera. La plataforma sobre la que viajaba terminó por destruirse por completo.
— ¿Te encuentras bien? —preguntó Yuu.
Mimi asintió.
—Esta Zona está a punto de irse al infierno —dijo Mervamon con cierto disgusto—. Tenemos que irnos antes de que nosotros también seamos destruidos. Daemon parece estar demasiado ocupado intentando patear el trasero de D'Arcmon.
—No podemos hacerlo —se negó Opossumon—. ¡No podemos abandonarla aquí!
—Este no es el momento de pensar en los demás —dijo Zero—. Mervamon tiene razón, debemos irnos de esta maldita Zona.
Impidiendo que Nene dijera cualquier cosa, ya fuera a favor o en contra de la voluntad de Zero, el grito de Kira llegó desde una de las plataformas más cercanas.
— ¡¡Chicos!! ¡¡Taiki ha abierto un portal!!
Era cierto.
Las miradas de Nene, Lelouch y compañía se fijaron en la presencia de un luminoso portal situado a un par de kilómetros de distancia. Taiki y Akari llamaban a sus amigos a voz en cuello, indicándoles que era el momento de escapar.
—Sparrowmon no puede soportar el peso de todos nosotros —dijo Nene entonces—. No podemos trasladarlos a todos.
—Olvidas que algo se llevó a ese chico al abismo —intervino Zero—. Si intentamos volar hacia el portal, nosotros tendremos el mismo destino.
—Nada perdemos con intentarlo —intervino Yuu.
— ¡Yo puedo Digievolucionar-dame! —sugirió Damemon a pesar de estar visiblemente exhausto luego de su breve encuentro con el Digimon demonio—. ¡Puedo llevar a Airu y a Yuu-dame! ¡Nos teletransportaremos-dame!
—Y mientras ellos hacen eso, Mimi, tú y yo podemos ir sobre Sparrowmon —dijo Nene mirando al chico moreno.
Lelouch asintió.
El plan dio inicio en ese momento.
Tswarmon, Airu, Opossumon y Yuu no tuvieron problema alguno para viajar de una a otra plataforma, pues la teletransportación les impedía sentir lo que a Sparrowmon le impidió volar con normalidad. Se trataba de una fuerza invisible que se cerraba alrededor del cuerpo de cualquiera que se encontrase fuera de las plataformas. Era una fuerza que tiraba de él y le obligaba a dirigirse hacia abajo. Sparrowmon intentó vencer a la fuerza invisible, cosa que fue imposible. MailBirdramon, Infermon, y todos los Digimon voladores tenían el mismo problema. Era imposible volar, así como era imposible quedarse allí para esperar la inminente muerte. El fuego infernal de Daemon atacó entonces, causando que una de las alas de MailBirdramon se viera afectada. El humo comenzó a brotar de la quemadura y los Datos comenzaron a descomponer el cuerpo del Digimon. Kiriha no sintió temor en ningún momento, limitándose a seguir adelante. Arresterdramon, quien llevaba a Tagiru y a Nunally sobre su lomo, era quien parecía tener la mayor fuerza para vencer a ese algo que quería mantenerlos allí.
A nadie se le ocurrió que Natsumi, cuyo cuerpo despedía una siniestra bruma de color negro, pudiese ser la culpable.
El momento de crisis apareció entonces, cuando D'Arcmon sucumbió ante los poderes de Daemon y su cuerpo fue destruido dentro de una ráfaga de fuego infernal. Soltando una maniática carcajada, Daemon procedió a deshacerse también de sus enemigos. Creó cinco aros de fuego infernal que destruyeron todas y cada una de las plataformas. Tswarmon tuvo que apresurarse para llegar a la plataforma del portal. Airu y Yuu habían llegado en una sola pieza.
Intentando combatir el fuego infernal, MailBirdramon venció el dolor de la quemadura y procedió a luchar contra la fuerza invisible para poder burlar a los aros de Daemon. Cualquiera hubiese esperado que el imponente Digimon que acompañaba incondicionalmente al general del ejército Blue Fare cayera de una forma más honorable, pero lo cierto es que lo último que todos vieron de él fue la forma en la que Daemon cortó su cuello con una de sus garras. Kiriha cayó sobre el lomo de Arresterdramon, mirando con impotencia cómo MailBirdramon se consumía en Datos y recordando con especial tristeza la forma en la que Deckerdramon había perecido tiempo atrás.
Arresterdramon fue el siguiente en llegar a la plataforma del portal, transformándose de nuevo en Gumdramon para evitar que el peso de Arresterdramon destruyera la superficie. Los Datos de los bordes de la plataforma siguieron desapareciendo, con mucha más velocidad al estar albergando a más aliados.
Takuya y Zoe, quienes habían Digievolucionado en Aldamon y AncientIrismon llegaron también a la plataforma. AncientIrismon lanzó entonces una colorida ráfaga de luz desde su espada, abriendo un camino entre los aros de fuego y venciendo a la fuerza invisible. El colorido resplandor llegó también a Natsumi, venciendo la oscuridad en su interior y devolviéndole la consciencia momentáneamente. Vio a sus amigos partir a la última Zona restante, sintiendo la culpa que se apoderaba inmediatamente de ella. Miró a Daemon, quien golpeó a la chica con una de sus manos para hacerle perder la consciencia.
La Zona Disco se perdió en el olvido.
Y al llegar a la Zona Espada, todos se dieron cuenta de que finalmente había llegado el momento de dar la última batalla.
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