Capítulo LIV: Ecos del Pasado - El Nacimiento de RaptorSparrowmon
¡Hey, hola!
*Hype*
¿Recuerdan que les dije que estaba muy emocionada por la secuencia de la Zona Shinobi? ¡¡PUES AÚN LO ESTOY!! *Se golpea contra la pared* Ok, ya. Me calmo. Sólo quería avisarles que durante este capítulo utilicé muchas cosas de Digimon R3. Muchos diálogos y esas cosas, ¡así que espero que los recuerden! Otra cosa que deben de recordar es la máscara de Jeremiah Gottwald, ya que no supe de qué otra manera describirla así que les dijo que cuando se hable de una máscara, es la máscara de Jeremiah (Orange-kun *Momento de fangirl*). La canción que les dejo en multimedia, Back to Zero de Code Black in Ashford, deben reproducirla cuando Nene dice "este mundo será juzgado por nosotros". ¡Disfruten el capítulo!
PD: Sí, transformé al RaptorSparrowmon original. Pero deben admitir que mi versión es muy sexy.
Nene no supo en qué momento comenzó a correr. Sólo supo que tuvo que detenerse cuando su pie derecho quedó atrapado debajo de la raíz de un árbol que sobresalía de la tierra. Cayó de bruces al suelo, soltando un juramento en voz alta. Monimon salió de su Xros Loader y permaneció situado sobre otra raíz saliente, mirando a Nene con un dejo de angustia.
—Moni... —musitó la pequeña criatura entristecida.
Era como si fuese capaz de sentir la ola de emociones que estaba arrasando con la cordura de Nene en su interior.
La chica se levantó lentamente. Limpió sus rodillas, las palmas de sus manos, y decidió seguir avanzando a paso lento. Tomó a Monimon en brazos, dándole un fuerte apretón, y soltó un pesado suspiro.
No quería admitir que su mundo se había colocado patas para arriba.
Mucho menos quería preocuparse por el hecho de que la raíz que causó su caída había estallado en una nube de Datos al no haber podido resistir el golpe. Tan debilitada estaba la Zona Shinobi que cualquier perturbación en el ambiente podía iniciar un efecto dominó que destruía todo a su paso.
Sus pasos llevaron a Nene hasta un bello manantial en el que encontró un sitio perfecto para tomar un respiro. Estaba totalmente lejos de sus amigos, totalmente oculta entre los árboles que hacían un poco más tardío el hecho de que Dynasmon pudiese localizarla.
Sólo necesitaba tomar un pequeño respiro y estaría totalmente lista para volver a cumplir con el resto de su turno haciendo la guardia.
Con Kiriha.
Se dejó caer en la césped y permaneció recostada allí. Miró hacia el cielo con una expresión neutral y sintió un leve picor en el ojo donde portaba el Geass. Era como si incluso ese poder estuviese recriminándole algo de esa manera. Quiso deshacerse de esa desagradable sensación, pero sólo logró intensificar el picor cuando posó sus dedos sobre su párpado.
Monimon subió de un salto a una roca donde igualmente se posó y esperó, pacientemente, a que la chica estuviese enteramente lista para volver. Por supuesto, el pequeño y adorable Digimon no tenía idea de cuán grande era el torrente de pensamientos que en ese momento estaban tomando posesión de la mente de Nene.
La nostalgia fue el primer sentimiento que se apoderó de ella. La forma en la que las estrellas brillaban aquella noche le hizo recordar el momento en el que Lelouch decidió abrirse un poco con ella. Sabía bien que los pensamientos del misterioso muchacho eran una fortaleza impenetrable. El hecho de que él hubiese decidido tomar la iniciativa era algo que no podía tomarse a la ligera. Las voces acudieron al llamado de su memoria, escuchándose con un eco espectral que le hizo sentir una gran calidez en su interior. Era como si pudiese ver con sus propios ojos aquel momento, a su alrededor. El manantial de pronto pareció convertirse en el jardín de la mansión Ashford. Allí, traslúcidos como fantasmas, estaban Nene Amano y Lelouch Lamperouge. Sentados sobre las bellas flores.
—Quiero saber cosas de ti. Y tú también quieres saber cosas de mí, así que vamos a arreglar eso.
— ¿De qué hablas?
—Pregúntame lo que quieras. Te responderé y luego te preguntaré algo. Será como un juego.
—Bien.
La ilusión fue tan vívida que Nene se incorporó lentamente. Se puso de pie con cautela, queriendo evitar a toda costa que los fantasmas desaparecieran. Las voces sólo podía escucharlas en su cabeza, pero también daban la impresión de estar saliendo de cualquier otro sitio y, a la vez, de ninguno.
— ¿Extrañas a tus amigos?
—No tanto como antes. Mi turno: ¿eres un Eleven o eres de Britannia?
—De Britannia. Mi turno: ¿qué te hizo dejar de extrañarlos como antes?
—Tú. Mi turno: ¿la Orden de los Caballeros Negros está con o en contra de Britannia?
—En contra. Mi turno: ¿por qué yo?
—Por hacerme sentir protegida.
—Por hacerme sentir protegida —dijo Nene a la par de la ilusión.
Un vacío en su estómago la hizo sentir como un ser despreciable. Indigno. Era totalmente cierto lo que la ilusión, lo que ella misma, había dicho aquella noche. Sus sentimientos por Lelouch habían despertado gracias a la forma en la que él había cuidado de ella. Sus atenciones. La calidez que ella sentía al estar junto a él. La confusión causada por sus propios sentimientos.
— ¿Te sientes insegura todavía?
—Ya no más. Mi turno: ¿por qué quieres que sea tu mano derecha?
—Porque quiero que seas mi cómplice.
Fue como si Nene pudiese sentir de nuevo el contacto de los labios de Lelouch sobre los suyos cuando vio a la ilusión recibiendo el beso que el chico tuvo el descaro de robar aquella noche. Instintivamente, los dedos de su mano derecha acariciaron levemente sus labios. Un molesto cosquilleo se apoderó de ella. Su propio cuerpo también estaba recriminándole lo ocurrido anteriormente.
—Besarme no era parte del juego.
—Me alegra que no lo sea. Porque quiero seguir haciéndolo, si no te importa.
—Lelouch...
Intentó acercarse a la ilusión, causando así que ésta se esfumara.
La culpa era similar a un veneno corrosivo que comenzaba a consumirla por dentro.
Si ella hubiera podido elegir, habría llamado al recuerdo de la primera vez que sus ojos vieron el rostro del muchacho que se ocultaba detrás de la imponente máscara de Zero. Pero, a la vez, sabía que ese recuerdo no era algo que su mente le mostraría. No en ese momento. No cuando era el momento de aceptar sus errores para poder seguir adelante. Enmendar el daño que había causado en el muchacho moreno antes de que fuese demasiado tarde.
— ¿Qué tanto miras? Parece que te he puesto nervioso. ¿El gran Zero no puede hablar con una chica sin sonrojarse?
Por supuesto que él podía hablar con cualquier chica. Tenía un encanto natural que no podía pasar desapercibido. Un encanto que en Nene había sido por demás efectivo para hacerla caer rendida a sus pies. Aún a pesar de las diferencias que habían tenido al principio, ella tenía que admitir que el muchacho había pasado a formar parte de su vida de una forma confusa y repentina. Pero también de una forma muy fuerte. Después de todo, ¿cuántos otros herederos al trono de Britannia habrían sido tan amables con ella luego de saber que no pertenecía siquiera a ese mundo? Él se había mostrado receloso y ambicioso al principio, pero igualmente le había permitido formar parte de su mundo. De su guerra.
— ¡Nene, aquí Zero!
—Te escucho, Zero.
—Nene, tu brazo derecho funciona como escudo. Tienes también un lanzamisiles en tu espalda. Ahora quiero que dejes irreconocible al Lancelot, ¡destrúyelo!
— ¡Sí, señor!
Zero, el líder de la Orden de los Caballeros Negros, había confiado lo suficiente en ella sin que Nene se hubiera propuesto ganar esa confianza en primer lugar. En cambio, ¿qué había hecho ella al descubrir que ambos estarían atrapados en el Mundo Digital? No podía culpar a Lelouch por lo que él pudiese haber estado pensando en ese preciso momento sobre ella. ¿Acaso el amor que le tenía era una excusa lo suficientemente buena como para explicar la razón por la que quería evitar que él participara en los combates?
—Si el rey no se mueve, sus súbditos nunca lo seguirán.
Al punto, Nene se dio cuenta de que todos sus intentos para hacer que Lelouch se sintiese parte del Mundo Digital habían sido pueriles en comparación a lo que él había hecho con tal de que ella permaneciese bajo su vigilancia. Luego de tanto tiempo que llevaban de conocerse, más que a las palmas de sus propias manos, Nene podía decir sin mayor problema que aquella había sido la manera en la que Lelouch le demostró su interés estando en Britannia.
Ella, en cambio, había permitido que su temor a perderlo de nuevo hiciese sentir al muchacho como un estorbo inútil.
—Tengo un anuncio importante que hacer. Como ya todos saben, hace unos días tuvimos una batalla contra el Lancelot y hemos salido victoriosos. Dudo mucho que ese Knightmare sea reparado pronto. La persona que dejó el Lancelot en tan deplorables condiciones es la chica que está aquí, a mi lado. Es por eso que he tomado una desición... A partir de hoy, Nene Amano se convierte en mi mano derecha y un miembro especial de la Orden de los Caballeros Negros.
La culpa la golpeó con fiereza. Era similar a un ariete de hierro que hubiese golpeado su estómago con toda la fiereza necesaria para hacerla caer de espaldas. Sus propios demonios se hicieron presentes entonces, pues de pronto tuvo la intención de exclamar el nombre de Kiriha para que el chico rubio le ayudara a escapar de sus propias ilusiones. Pero, ¿cómo era que tenía el descaro de llamar a Kiriha? ¿Acaso no había sido ella misma quien renunció a seguir formando parte del Xros Heart?
— ¿Nene? ¿Eres tú? ¿Qué estás haciendo aquí?
—Sí, soy yo. Nene Amano. Y ahora soy parte de la Orden de los Caballeros Negros. Soy la mano derecha de su líder: Zero.
No había lugar a dudas. Aquellas palabras habían salido de su boca, pues era el hombre enmascarado el único que se había ganado su entera lealtad. Muy a pesar de lo que Taiki, Kiriha, Akari, Tagiru y Zenjirou hubiesen hecho por ella en el pasado, sus decisiones y el intenso trajín de su nueva vida le habían obligado a tomar esa decisión. Una decisión de la que jamás podría arrepentirse, pues estando en la Orden de los Caballeros Negros había encontrado mucho más que el amor. Había encontrado a una familia. Amigos que, si bien no eran comparables con el Xros Heart, sí habían estado a su lado. Para celebrar que Nene se hubiese recuperado luego de lo sucedido aquel día en el que su identidad quedó al descubierto gracias a un heroico sacrificio. Para enviar sus condolencias a Akari Hinomoto luego del entierro de su cuerpo en el jardín de la mansión Ashford. Para ayudar con la cooperación voluntaria que se utilizaría para reconstruir la Ashford Academy en el evento que Milly había organizado. Para seguir luchando a su lado, al lado de Zero, sin importar quién estuviese al otro lado de la máscara. Para luchar hombro a hombro con ella. Para formar parte de un equipo unido y fuerte.
—Soy parte de la Orden de los Caballeros Negros, ellos me han cuidado y protegido desde que llegué a éste mundo.
—No entiendo cómo puedes serle tan leal a alguien que te obliga a acarrear un arma.
La nostalgia fue remplazada por la ira.
¿Cómo podía serle leal a Zero?
Era una respuesta sencilla.
Gratitud.
Era lo menos que ella podía hacer luego de que Zero le hubiese salvado la vida. Luego de que Lelouch le hubiese permitido recuperarse en su casa de la herida causada en la batalla que presenció durante su llegada a Britannia. A pesar de que él había intentado asesinarla en un principio, quizá como una simple persuasión para hacer que Suzaku retrocediera, ella no podía hacerse a un lado y esperar pacientemente a que Taiki Kudou llegase a rescatar a la damisela en peligro.
Ella no era una damisela en peligro.
Lelouch, Zero, sabía que Nene poseía la fuerza suficiente como para pilotear un Knightmare y estar presente en una batalla.
Y ella también estaba consciente de ello.
—Casi nos matan cuando esos dos sujetos nos encontraron.
—No debieron haber aparecido en nuestro escondite en primer lugar.
—Déjate de tonterías y vámonos, Nene.
—Las únicas órdenes que obedezco son las de Zero.
—Las únicas órdenes que obedezco son las de Zero... —repitió la chica a su vez.
Su respiración se agitó velozmente en cuanto recordó la manera en la que Zero se había mantenido firme durante aquella confrontación. Ella no estaba dispuesta a irse y él no estaba dispuesto a dejarla partir.
— ¿Qué le hiciste a Nene?
—Me enamoré de él.
Nene sabía que el Taiki Kudou de la ilusión no podía escuchar la respuesta. Y aún así, el simple hecho de haberlo dicho en voz alta fue más que suficiente para hacer que Nene encontrara cierta paz en su interior.
No importaba lo que el Xros Heart pudiese opinar o lo que Kiriha pudiese haber intentado con aquel beso. Ella estaba enamorada de Lelouch Lamperouge. Eso era lo que la había cambiado. Eso la había convertido en lo que era la chica solitaria de aquel manantial.
—No sé porqué le ordenas que me libere. No estoy con él contra mi voluntad. Y se las verán conmigo si se les ocurre hacer algo en contra de él.
—Escucha, Nene. Hemos venido aquí para salvarte. No permitiré que te quedes con un sujeto que está armado... Y que es tan cobarde que no puede mostrar su rostro.
— ¡No vuelvas a hablar así de Zero! Que él use una máscara no significa que tú seas mejor persona, general.
—Parece que has olvidado ya que nosotros te ayudamos a rescatar a tu hermano hace ya mucho tiempo.
—Eso es el pasado. Ya no soy más una Digimon Hunter. Ahora soy parte de los Caballeros Negros.
La ruptura con el Xros Heart se dio aquel día. Ella estaba consciente de eso.
Vio al Taiki de la ilusión abofetear a Nene. Su mejilla cosquilleó levemente.
Decidió dar la espalda a las ilusiones, escuchando sólo la voz de Zero que seguía martilleando persistentemente en sus tímpanos.
—El mundo será juzgado por nosotros, Nene Amano.
La chica se dejó caer de bruces en la orilla del manantial. Su reflejo le devolvió la mirada y por un breve instante le pareció haber visto sus dos ojos de color púrpura. Ningún Geass marcándola como hacía con Lelouch. Era la mirada de Nene Amano. De la misma Nene Amano que habría hecho cualquier cosa con tal de rescatar a su hermano menor de las garras de un terrible Digimon que sólo estaba utilizándola. La misma Nene Amano que allí mismo, en la Zona Shinobi, se había liberado por completo de su propia oscuridad.
Miró su Xros Loader, descubriendo así que en la pantalla aparecía el reflejo del ojo con el Geass permanentemente activado. Pestañeó sólo una vez, despertando así el recuerdo de un sonido que le causaba pesadillas.
—Como Gobernadora General del sacro imperio de Britannia, te acuso de traición a la corona y te condeno a ser ejecutado por...
—No tiene ningún derecho a ejecutarme. Yo no pertenezco a su mundo así que sus leyes no me afectan en lo más mínimo.
— ¿Cómo te atreves a hablarme así?
—No voy a inclinarme ante ti. Tampoco pretendo suplicarte que me permitas unirme a tu ejército, mucho menos quiero luchar del lado de Zero. Lo único que haré será luchar con mis amigos: el Xros Heart. Y no me iré de aquí sin dar pelea.
—No tienes oportunidades contra Britannia, chiquillo idiota. Y ya que te muestras tan altanero, entonces...
—Sigo sin lograr entender porqué la gente de éste sitio se siente más que nosotros sólo por acarrear un arma. No eres nada, Cornelia. Ni tú, ni Zero, ni el sacro imperio de Britannia.
Se giró de inmediato al escuchar el sonido del disparo.
Ver de una forma tan real aquel terrible acontecimiento le hizo sentir que su corazón se detenía. Vio la bala asesina de Cornelia hacer su trabajo. Y cuando Akari cayó, Nene no pudo resistirlo más.
Miró de nuevo su reflejo, ignorando por completo los enloquecidos gritos de Taiki. Ahí seguía la misma Nene Amano que no tenía ninguna especie de poder especial. Llena de ira, utilizó una mano para deshacerse de ese reflejo.
—Ya no soy más una Digimon Hunter...
—Ahora soy parte de la Orden de los Caballeros Negros.
Le pareció increíble el hecho de que un simple beso le hubiese hecho cuestionarse su vida entera. Una revolución en su interior que había estallado tan sólo al estar tan cerca de quien en otro momento había sido su primer amor... ¿Su primer amor? ¿En realidad podía llamar así a Kiriha? ¿Habría dado la vida por él alguna vez? No había aceptado el poder que CC le propuso de no haber sido por...
—Nene.
Le sobresaltó escuchar aquella voz indiferente a sus espaldas. Se giró de golpe, llevándose la sorpresa más grande de la vida al ver que CC se encontraba ahí. Era casi como si la mujer del extravagante cabello de color verde hubiese acudido precisamente para ayudare a superar su crisis de consciencia.
Obedeciendo a un impulso, Nene avanzó hacia CC. La enigmática mujer no desapareció como el resto de las ilusiones. La chica de los ojos púrpura pudo incluso tomar su mano.
—CC... Estás viva...
— ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó CC.
Nene no supo decir si la voz de la mujer de los ojos amarillos se escuchaba en su mente o si realmente había salido de los labios de CC.
Igualmente, respondió.
—No lo sé —dijo—. CC, yo no debo estar aquí. Hace tiempo renuncié a todo lo referente a este mundo. Lo hice por el Área 11. Incluso... Siento que pertenezco más a ese mundo que a éste. Ya no queda nada para mí en el Mundo Digital. Acepté hacer el contrato contigo por Lelouch, para cumplir con lo que él hubiese querido. Para continuar con la revolución. Si Suzaku no nos hubiera dicho que Schniezel estaba en ese hospital, yo... Yo no... CC, ¿por qué Kiriha me ha causado todo esto? ¿Qué es lo que está pasando conmigo?
Se alejó de CC y le dio la espalda durante un momento para poder recuperar la compostura. Apenas pudo tomar un leve respiro, pues de inmediato sintió la fina mano de CC posándose sobre su espalda. La voz de la mujer se hizo escuchar de nuevo, quedando para siempre marcada a fuego en la mente de la joven Idol.
—El Geass crea personas solitarias. No permitas que te destruya también a ti, Nene. No estarás sola. Yo estaré contigo... Y él también lo estará. No quiere perderte. Recuérdalo.
—Cuando inicié con esto, lo único que quería era vencer en la guerra contra Britannia. ¿Ganar o perder? Lo único que quería era ganar, no creí que dentro de mí pudieran existir otros sentimientos distintos hasta que te conocí... La rebelión ya no es mi prioridad, sólo sé que... Sólo sé que no te quiero perder.
La calidez se apoderó de su interior, venciendo a todas las sombras que amenazaban con apoderarse de ella. Se escuchó a sí misma respondiendo a aquellas palabras, sellando para siempre el trato con su cómplice. Con el amor de su vida. Con el único hombre que amaba más que a nada en el mundo.
Con el líder de la Orden de los Caballeros Negros.
Con el 17° príncipe de Britannia.
Con Lelouch Vi Britannia.
—Nunca me perderás... Sin importar lo que pase...
—... Yo siempre estaré contigo.
Tomó un profundo respiro para infundirse de valor y volver a donde sus amigos quizá ya habían comenzado a buscarla. Era el momento de aclarar las cosas. De apartar a Kiriha. De demostrarle a Lelouch que ella también podía devolverle todo lo que él había hecho por ella.
Se giró lentamente, intentando mostrarle su gratitud a CC. Pero cuando se dio cuenta, la mujer del extravagante cabello verde ya había desaparecido.
El portal se abrió en la Zona Espada, causando un pequeño revuelo. Fueron recibidos por un pequeño Kotemon que de inmediato los condujo hacia la entrada subterránea al refugio de Cherubimon. Iban a paso lento, a pesar de todo, pues la paz aún se respiraba en el ambiente. Taiki se mantenía alerta ante cualquier sonido misterioso que delatara la presencia de algún enemigo. Tagiru, por su parte, sólo estiraba los brazos por encima de la cabeza y arqueaba la espalda cada poco. No era fácil cargar con semejantes cajas tan enormes, especialmente cuando no recibía ningún tipo de ayuda.
—La próxima vez me tocará a mí dar las noticias —se quejó Tagiru tras haber arqueado la espalda por última vez.
Taiki rió antes de responder.
—Podrás hacerlo cuando hayas crecido.
Kotemon se detuvo cuando llegaron a la entrada, oculta debajo de un montículo de rocas que debían mover para poder entrar al refugio. Comenzó a despejar el camino, aunque al instante tuvo que detenerse. Taiki frunció el entrecejo cuando se dio cuenta de lo que Kotemon estaba viendo. Taiki y Tagiru echaron mano de sus Xros Loaders cuando aquella figura surgió de la nada. La silueta avanzaba lentamente hacia ellos, caminando como si dar cada paso le fuese imposible. Tambaleándose cada poco como si la simple idea de tener que levantar una de sus piernas le causase un dolor desmesurado. Taiki avanzó a su vez hacia la figura, ordenándole a Tagiru con un ademán de la mano derecha que no se moviera de su sitio.
Sólo cinco pasos bastaron para que Taiki pudiese distinguir perfectamente a la persona que estaba acercándose a ellos.
Se trataba de una chica joven de corto cabello marrón que apenas llegaba al inicio de su cuello. Sus ropas estaban manchadas de sangre, así como el mismo espeso líquido rojo cubría sus manos y ensuciaba el pelaje de la criatura que llevaba en brazos en ese momento. Un Nyaramon herido, inconsciente, de cuya cabeza emanaban pequeñas partículas brillantes a causa de esa herida que le había arrebatado una de sus orejas. En su expresión facial no podía reflejarse nada que no fuese el terror. Parecía ser que ella no estaba allí realmente. Taiki sintió que su mundo se derrumbaba cuando se dio cuenta de lo que la chica llevaba al cuello. Eran dos Emblemas. Uno de ellos, el Emblema de la Luz, estaba opaco y sin vida. Y el segundo, el Emblema de la Esperanza, estaba cubierto de sangre.
— ¡Tagiru, ve a buscar a Spadamon! ¡Dile que necesitamos ayuda! —exclamó Taiki.
— ¡Taiki, espera! —Respondió el enérgico muchacho—. ¿Qué está pasando? ¿Quién es ella?
— ¡Idiota, ella es la hermana de Tai! ¡Ve a buscar a Spadamon! ¡¡Ahora!!
Kotemon se apresuró para descubrir la entrada al refugio mientras Taiki terminaba de acortar la distancia con aquella chica. Ni bien la tuvo entre sus brazos, ella dejó ir toda su fortaleza y se sumergió en un estado de profunda inconsciencia. Taiki creyó, quizá muy acertadamente, que la pobre chica no querría despertar jamás.
Yuu miraba con recelo hacia la esquina de la habitación donde Lelouch se había rezagado en compañía de Nunally. La pequeña dormía plácidamente con su cabeza recargada en las piernas de su hermano mientras. Él acariciaba aquellos suaves cabellos castaños para así demostrarle a su hermana que él estaba presente. Que estaba protegiéndola. Aquello último era extraño para Yuu, pues la expresión facial de Lelouch no era para nada parecido al amor fraternal que podría estar sintiendo en ese momento. Por el contrario, se reflejaba un poco de ira. De indignación. Y quizá aquello último habría tenido algo que ver con el hecho de que él había ido a acompañar a Nene pero había vuelto sin ella.
Sin dejar de vigilar al chico moreno, Yuu tomó el trozo de tela húmedo que cubría la frente de Kira para retirarlo y humedecerlo un poco más con el agua que Damemon, Shoutmon y Gumdramon habían conseguido. Cheepmon miraba al chico rubio con intensidad, intentando comunicarle a Yuu que debía tener cuidado con cada uno de sus movimientos. Yuu volvió a colocar el trozo de tela húmedo sobre la frente de Kira, causando que ella reaccionara finalmente. Al escuchar su leve quejido, Katsura se acercó a gatas hacia su amiga para presenciar en persona el momento en el que ella abrió los ojos finalmente.
Sus párpados parecían ser demasiado pesados como para que ella pudiese abrirlos por completo. Sus ojos brillaban de la misma forma que habrían hecho los de una persona enferma. Apenas miró a su amiga antes de hablar con voz débil, como si el simple hecho de externar el más mínimo sonido fuese una tarea titánica.
— ¿Dónde estoy?
Katsura luchaba contra su propia euforia pues sabía que no podía darse el lujo de celebrar el despertar de su amiga. No mientras ella aún estuviese enferma.
Con todo, acarició la cabeza de Kira y respondió:
—Estamos en la Zona Shinobi. Has estado enferma. ¿Cómo te sientes?
— ¡¡Kira!! ¡¡Kira, despertó!!
La pobre chica se sintió sumamente aturdida cuando Cheepmon anunció aquello, llamando la atención de todos sus demás compañeros. Shoutmon tuvo que interponerse entre la marabunta de humanos y Digimon que intentaban acercarse a la chica. Se colocó frente a ella y exclamó, con severidad:
— ¡Vamos, déjenla respirar! ¡Necesita un poco de espacio!
Taiki, con ayuda de Katsura y Yuu, intentaron ayudar a Kira a incorporarse. Ella apenas pudo hacerlo. Su estómago lanzó una fuerte punzada de dolor que le robó el aliento. Encontró un poco de fortaleza en su interior para poder mirar a sus amigos. Agradeció con una débil sonrisa a Taiki y Yuu, que aún la sostenían por los hombros. Recargó su espalda en el muro que tenía detrás y respiró pesadamente hasta que el dolor comenzó a disiparse.
— ¿Ya han...? ¿Ya han encontrado la Torre Oscura...?
—Aún no —respondió Mimi, que se mantenía detrás del cerco que Shoutmon seguía creando con su presencia—. ¿Te encuentras bien?
Kira asintió.
Todos supieron que no era cierto.
—La Zona... La Zona Shinobi le pertenece a Dynasmon... —dijo Kira trabajosamente, llevando una mano a su estómago pues el dolor había arreciado—. Tenemos... Tenemos que ir a... A buscarlo...
Apretó con fuerza los dientes al sentir una punzada de dolor que le arrancó un par de lágrimas. Yuu, tras haber intercambiado una mirada con Katsura, tomó de nuevo a Kira por los hombros para ayudarla a recostarse. Zoe rompió el cerco de Shoutmon para ayudar, a su vez, a que Kira pudiese sentirse al menos un poco cómoda.
—Debes descansar —dijo Zoe—. Nosotros nos encargaremos de Dynasmon.
Taiki fue el único que se dio cuenta de que la voz de Zoe denotaba lo mucho que le angustiaba enfrentarse a aquel Digimon. Un mal presentimiento se apoderó de él y sólo pudo mirar a Akari durante una fracción de segundo, con la angustia desbordando por sus ojos. No quería decir en voz alta lo mucho que le preocupaba el hecho de que incluso Zoe, quien había Digievolucionado en un ser tan poderoso como AncientIrismon, se sintiese abrumada por el inminente enfrentamiento con Dynasmon. Eso sólo podía ser un mal augurio.
Tan ocupados estaban todos intentando convencer a Kira para que tomara una siesta reparadora, que no se fijaron en el momento en que la puerta se abrió para dejar entrar a Nene. La joven Idol cruzó la habitación en silencio, sólo dirigiéndole una veloz mirada a la chica de las gafas de aviador y una cálida sonrisa. Se fijó entonces en que Lelouch parecía estar ausente, en el fondo de la habitación y mirando a través de la ventana que daba vista al cielo nocturno. Nunally, acurrucada junto a su hermano, se mecía apaciblemente en los brazos de Morfeo.
—Hola.
Lelouch permaneció en silencio.
Nene, a pesar de que la culpa comenzaba a golpearla con fuerza de nuevo, tomó asiento a un lado de Lelouch y lo miró durante un par de segundos. Lelouch continuaba ausente.
—Lelouch, necesito hablar contigo.
Silencio.
La expresión de Zero, quien de pronto había hecho una fugaz aparición, era impenetrable.
— ¿En qué piensas? —insistió Nene.
Él soltó un pesado suspiro y finalmente miró a la chica.
Aunque el dejo de culpa se reflejaba en los ojos de Nene, Zero no tuvo reparo alguno a la hora de responder.
—Pensaba en Britannia —dijo el chico y su mirada volvió a fijarse en la luz de las estrellas.
— ¿En Britannia?
Lelouch asintió.
—En que extraño un poco a Shirley —continuó Lelouch. Hizo una breve pausa en la que una pequeña sonrisa nostálgica se dibujó en su rostro, así como un brillo nostálgico apareció en sus ojos—. También extraño a Kallen. Ella era una gran compañera. Muy fuerte. Recordaba cuando la vi por primera vez, el mismo día que me encontré con CC.
Nene agachó la mirada cuando las palabras de Lelouch lograron dar en lo más profundo de su ser. Presionó los puños con fuerza y se limitó a asentir.
—Sí... —dijo Nene con un hilo de voz—. Kallen era muy fuerte...
Una punzada de celos se apoderó de ella. Fue similar a la sensación que había producido una mano presionando su corazón con excesiva fuerza.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntó Zero—. ¿No tendrías que estar haciendo la guardia con Aonuma?
Nene se levantó de inmediato, indignada y herida. Salió de la habitación en silencio, tal y como había entrado, sin darse cuenta de la mirada que Lelouch había decidido dirigirle en el último momento. Una mirada cargada con un poco de culpa, pero también rebosando la ira que queda luego de una traición.
Al encontrarse fuera de la habitación. Nene se dejó caer en el suelo con su espalda recargándose en un muro. Miró hacia el cielo mientras sus ojos se lo permitieron, pues comenzaron a cubrirse de pronto con una ligera capa de lágrimas.
Un único pensamiento rondaba en la cabeza de Nene.
¿Acaso el hecho de que Lelouch hubiese estado pensando en Shirley y Kallen era una mala señal?
— ¿Por qué...? —se quejó Nene para sí misma—. ¿Por qué no pude simplemente permitirle quedarse con nosotros haciendo la guardia...? ¿Por qué no me alejé de Kiriha antes de que él me besara...? ¿Por qué...?
Abrazó sus rodillas y permaneció allí, en completa soledad.
Todo estaba empeorando.
A la mañana siguiente, el grupo finalmente decidió salir del escondite. A primera hora, cuando el sol aún no había salido, las puertas de la construcción de estilo oriental se abrieron de par en par para dejar salir al grupo. Con las energías renovadas, todos estaban más que listos para continuar con el viaje. Había excepciones, por supuesto. Kira era la principal. La chica de las gafas de aviador no podía mantenerse totalmente en pie, así que Keramon había aceptado convertirse en Infermon para llevarla sobre su lomo. Cheepmon, angustiado, no quiso despegarse de su amiga humana en ningún momento. Aunque Kira hubiese preferido ir por su propio pie, no tuvo más remedio que aceptar la ayuda que Infermon. Después de todo, dar un simple paso le hacía sentir que estaba recibiendo cien puñaladas más a la vez.
Gracias a la información recibida por parte de Sparrowmon y MailBirdramon, el grupo supo que la Torre Oscura estaba oculta en aquel lugar donde, en otro tiempo, Akari y Nene habían trabajado juntas para conseguir el Código Corona. La lluvia de ideas para formular un plan era casi tan sombría como el humor de algunos de los miembros del grupo.
La nube de pesimismo seguía presente.
—Iremos por tierra —decidió Taiki—. De esa manera podremos evitar llamar la atención. Una vez que hayamos llegado ahí, veremos qué tipo de vigilancia tiene la Torre Oscura. Podemos terminar esto rápidamente si todos unimos nuestras fuerzas. Kira está totalmente fuera de combate, así que no podremos contar con Devidramon. Pero creo que si Kiriha y yo nos encargamos de este asunto, Shoutmon DX podrá vencer a Dynasmon en poco tiempo.
—Cualquier poder que puedan tener ustedes será inútil —intervino Zoe—. Dynasmon es demasiado poderoso. Yo me he enfrentado antes a él.
—En ese caso, si te transformas en AncientIrismon podrías sernos útil —dijo Kiriha.
—Por supuesto que podría hacerlo —respondió Zoe—, pero no creo que eso sea suficiente para vencer a Dynasmon.
—Siempre podemos recurrir a un plan de emergencia —intervino Katsura—. Si es necesario, puedo Digievolucionar a Keramon en Armagedemon. Un simple golpe bastará para vencer a cualquier enemigo. ¿Qué opinas tú, Amano?
Nene, ensimismada en sus pensamientos, se sobresaltó un poco cuando escuchó su nombre y sintió las miradas que se cernían sobre ella. Balbuceó, confundida, y al punto se sintió un tanto estúpida. Taiki, al darse cuenta de que su amiga estaba un tanto distraída, decidió responder en su lugar.
—Armagedemon será nuestro plan de emergencia en caso de que todo lo demás falle —dijo el general.
—Vámonos ya, entonces —dijo Kiriha, ignorando por completo el hecho de que Nene estuviese mirándolo con un dejo de desaprobación—. Mientras más pronto ataquemos a Dynasmon, más pronto podremos liberar la Zona Shinobi. A no ser, claro, que alguno de nosotros esté pensando en otras cosas.
El comentario poco sutil de Kiriha golpeó a Nene en lo más profundo.
¿De dónde había salido tanta indiferencia, si horas antes él había tomado la iniciativa para demostrar que ciertos sentimientos se habían apoderado de él durante un momento?
—Ustedes adelántense.
Las miradas se cernieron entonces sobre Lelouch, quien en ese momento ya se había alejado lo suficiente del grupo. Nunally, alarmada, intentó seguir a su hermano. Lo tomó de la mano, mirándolo con aire suplicante.
—Hermano, ¿a dónde irás tú? —preguntó Nunally.
—Sí, Lelouch, ¿qué estás haciendo? —secundó Taiki.
Despreocupado, Zero respondió mirando únicamente al general.
—Si voy con ustedes, Taiki, sólo seré una carga. Me quedaré atrás mientras ustedes enfrentan a ese tal Dynasmon.
—No puedes alejarte de nosotros —intervino Nene—. ¿Ya olvidaste que tu nombre aparecía en los expedientes? Si alguno de nuestros enemigos te encuentra aquí...
—Tagiru —continuó Lelouch, ignorando olímpicamente la voz de Nene—, ¿puedes cuidar a Nunally? No quiero arriesgarla llevándola conmigo. A pesar de que ustedes estarán en el campo de batalla, sé que allí estará más segura.
Tagiru miró de soslayo a Nene, quien en ese momento intentaba llamar la atención del chico moreno mediante su intensa mirada. Lelouch, sin embargo, sólo miraba a Tagiru esperando impacientemente una respuesta.
Sin saber qué más podía responder, Tagiru asintió.
—Sí, yo cuidaré a Nunally —dijo el chico con nerviosismo.
—No —dijo la aludida—. Hermano, yo quiero ir contigo.
Lelouch tan sólo le sonrió a su hermana, negó con la cabeza y echó a caminar hacia el lado contrario al que los demás utilizarían para dirigirse a la Torre Oscura. Nene, careciendo la fuerza para ir detrás de él, mordió su labio inferior y agachó la mirada. Su actitud no pasó desapercibida para Yuu, pues el chico de inmediato tomó una decisión.
—Taiki, ustedes vayan a buscar a Dynasmon —dijo el chico rubio, era evidente que estaba por demás ofendido e indignado—. Yo iré a buscar a Lelouch y nos reuniremos con ustedes dentro de un rato, Lo convenceré de volver.
—Bien —asintió Taiki—. Ten mucho cuidado, Yuu.
—Así será —dijo el chico rubio.
—Yuu.
El chico rubio se detuvo en cuanto escuchó la voz de Nene, quien hizo su intervención antes de que Yuu se alejara igualmente. La chica tomó a Yuu por un brazo y lo miró con aire suplicante.
—Yuu, yo iré contigo —dijo ella—. Tengo que ir con Lelouch, tengo que decirle que...
—No, hermana —se negó Yuu—. También yo tengo que decirle un par de cosas a él y sólo podré hacerlo si estamos él y yo solos.
—Pero, Yuu...
—Tranquila —dijo él, envolviendo a su hermana en un fuerte abrazo que le hizo sentir a ella un poco de la calidez que necesitaba para poder mantener el control sobre sí misma—. Todo estará bien. Te lo prometo. —Se separó de ella y le sonrió. Nene fue incapaz de devolver el gesto—. Los demás necesitarán toda la ayuda posible. Ve con ellos y ayúdalos a ganar tiempo mientras Lelouch y yo nos reunimos con ustedes. Te juro que cuidaré de él si las cosas se ponen difíciles.
—Yuu...
—No te preocupes por nosotros —insistió él.
Nene sólo pudo mirar con impotencia las espaldas de Yuu cuando el muchacho comenzó a alejarse. Sintió entonces la mano de Akari que tomaba la suya para indicarle que era hora de partir. Pero cuando Nene miró a la chica pelirroja, cuando se fijó en la cálida sonrisa de Akari, el eco del disparo volvió a escucharse en su mente.
Moverse a través de la Zona Shinobi fue sencillo una vez que comenzaron a acostumbrarse a las terribles condiciones en las que la destrucción había dejado a la Zona. En múltiples ocasiones se toparon con terreno totalmente plano, sin ningún tipo de vegetación que pudiese bloquearles el camino.
La Torre Oscura surgió, imponente, cuando comenzaron a acercarse al sitio que a Nene le causó una molesta sensación en el estómago. Vegetación muerta era lo único que se veía alrededor de la Torre Oscura. Los Datos en ese lugar emanaban con mayor velocidad, quizá afectados por la construcción que allí había sido construida. Como ya era costumbre, ningún tipo de vigilancia se encargaba de resguardar la Torre Oscura.
Receloso, Taiki fue el primero en detenerse.
Los demás permanecieron detrás de él.
—No se muevan —dijo el general y dirigió una veloz mirada a los al rededores.
—La Torre Oscura está desprotegida —respondió Kiriha—. Ataquemos ahora.
Taiki negó con la cabeza.
—Pasamos aquí toda la noche —intervino Mimi—. Recuerden lo que vimos en esos expedientes. Nuestros enemigos saben que nosotros estamos aquí.
—Sí —dijo Taiki—. Eso significa que dentro de esa torre puede estar Dynasmon, esperando a que nosotros entremos para atacarnos por sorpresa. No podemos darle la oportunidad de que eso ocurra.
— ¿Tienes algún plan en mente, Kudou? —preguntó Katsura.
Taiki asintió.
—Necesitaremos a todos los Digimon que puedan pelear desde los aires —dijo el general—. Quienes pelearemos por tierra tendrán que permanecer lejos de la torre. Haremos que Dynasmon salga de su escondrijo, atacando la torre desde arriba. Intentaremos derribarla. Mientras tanto, todos quienes estemos abajo esperaremos a que él salga para poder atacarlo una sola vez uniendo todas nuestras fuerzas.
—Eso no funcionará —dijo Zoe.
Nadie la escuchó.
—Hagámoslo —dijo Kiriha.
—Bien —dijo Taiki—. Kiriha, MailBirdramon y tú atacaran por el lado norte. Katsura e Infermon estarán en el lado oeste. Tagiru y Arresterdramon se quedarán en el lado este. AncientIrismon estará en el lado sur. Por tierra, quiero que OmegaShoutmon se encuentre al frente. JagerDorulumon, Mervamon y Lilimon cuidarán sus espaldas. También necesitaré dos pares de ojos arriba, que puedan estar en contacto con nosotros. Kiriha —dijo mirando a su amigo—, tú liderarás todos los movimientos desde los cielos. Tu deber, además, será proteger a Katsura e Infermon. Nene —añadió mirando a la chica—, Sparrowmon y tú se encargarán de cuidar las espaldas de Arresterdramon y AncientIrismon.
Nene nuevamente sobresaltada, miró al chico con la misma expresión de extrema confusión de alguien que había perdido el hilo de las instrucciones. Miró de soslayo a Kiriha, quien se limitó a negar con la cabeza para luego recargar a MailBirdramon y alejarse en los aires. En completo silencio. Nene agachó el rostro durante una breve fracción de segundo, enjugó sus lágrimas en silencio y miró de vuelta a Taiki, diciendo con un hilo de voz:
—Lo lamento. ¿Qué es lo que has dicho?
—Olvídalo —dijo Taiki tras haber reconsiderado el plan—. Tú te quedarás con nosotros en tierra firme. Katsura —continuó el chico mirando a la aludida—, cambio de planes. Tú protegerás a AncientIrismon. Ve arriba y dile a Kiriha que él tendrá que cuidar las espaldas de Arresterdramon.
—De acuerdo —asintió Katsura.
Antes de que la chica pudiese encontrar algún sitio donde Kira pudiese descansar, Nene hizo su intervención.
—No —dijo decidida—. Yo puedo encargarme de eso. Tomaré el lugar de Tagiru, con la condición de que él permanezca en tierra firme para cuidar de Nunally.
—Mientras no puedas concentrarte, no puedo permitir que estés en la batalla —dijo el general con una firmeza poco usual en él.
Nene, sin embargo, insistió.
—Taiki, te prometo que me mantendré concentrada en la misión.
—No —volvió a negarse Taiki—. Creo que tú sólo podrás concentrarte cuando Yuu y Lelouch hayan vuelto, así que no puedo permitir que te arriesgues. Mientras ellos no estén con nosotros, tú te quedarás con Kira y Nunally. Katsura y Kiriha serán mis dos pares de ojos en los aires.
—Yo puedo hacerlo —insistió Nene con una firmeza aún mayor—. Créeme.
—Taiki —intervino Akari, tomando la mano del chico para llamar su atención—, algo está sucediendo arriba.
Sobresaltado, el general miró hacia los cielos y se dio cuenta de lo que Akari estaba intentando mostrarle.
MailBirdramon había desaparecido.
—Nene, sube a buscar a Kiriha —ordenó el chico.
Ella asintió. Subió al lomo de Sparrowmon y se elevó en los aires a toda velocidad. En el punto más alto de la Torre Oscura no había absolutamente ninguna señal de Kiriha o MailBirdramon. Nene intentó bajar a tierra firme para informarlo, de no haber sido por aquella mole de metal que cayó del cielo y fue a impactarse contra el suelo. Sparrowmon tuvo que apartarse de golpe para evitar ser derribado igualmente. Bajo órdenes de Nene, Sparrowmon bajó de nuevo a tierra firme. El grupo ya se había apiñado alrededor de MailBirdramon, que así sin más había quedado fuera de combate. Nene saltó del lomo de Sparrowmon para ayudar a que Kiriha saliera de debajo del cuerpo de MailBirdramon. Él, sin embargo, rechazó la ayuda de la chica y sólo tomó la mano de Taiki. Para Nene fue más que evidente que el chico rubio se había alejado de ella no con toda la intención de mantenerla apartada. Akari colocó sus manos sobre la cabeza de Kiriha para intentar examinar aquella herida sangrante al mismo tiempo que Taiki exigía alguna respuesta. Y esa respuesta llegó en la forma de un haz de luz que se enroscó alrededor del tobillo de Akari, tirando de ella para lanzarla con fuerza hacia el tronco de un árbol que estalló en datos en cuanto sintió la fuerza del impacto.
— ¡¡Akari!!
OmegaShoutmon entró en la contienda al escuchar el grito de su general. Siguió el resplandor que aún quedaba como rastro del haz de luz para encontrarse con quien había atacado. Un ángel que utilizaba un sombrero y una bufanda de color rojo, en cuyas manos había un báculo que hizo colisión contra el cetro de Shoutmon. El Digimon King fue vencido por a fuerza del ángel que logró deshacerse del cetro para luego golpearlo con fuerza en la cabeza. Inconsciente, Shoutmon se impactó contra el suelo.
— ¡Nene, tenemos que detener a ese Digimon! —exclamó Sparrowmon.
La chica asintió y subió nuevamente al lomo de su Digimon, no sin antes dirigirle una fugaz mirada a Kiriha que en ese momento parecía estar haciendo todo lo posible para darle a la espalda a la chica.
—Nene, ahora no es momento de obedecer a tu moral. De tu amiga nos encargaremos después, lo importante ahora es que Cornelia sepa que vamos a estar de su lado.
— ¡¡Cuidado, Nene!!
Sobresaltada, Nene salió de sus pensamientos justo a tiempo para presenciar la forma en la que el báculo del ángel pasó a pocos milímetros del rostro de Sparrowmon. El Random Lasser sirvió para que ambos pudieran retroceder, teniendo así una perfecta primera visión del ángel que, sólo en ese momento, demostró estar siendo controlado por un Digimon de aspecto intimidante. Katsura, sobre el lomo de Infermon, entró al campo de batalla.
— ¡Ve por tu máscara, yo me encargo de esto!
— ¡¡Amano!!
Sparrowmon fue impactado por el golpe del báculo del ángel durante un breve momento de distracción por parte de Infermon. Katsura llamaba a Nene con impaciencia, quien de nuevo había perdido el hilo de la situación.
— ¿Qué...?
— ¡¡Ve abajo y cuida a los demás!! —repitió Katsura—. ¡¡Yo me encargaré de esto!!
Infermon remató las palabras de su compañera humana disparando una telaraña explosiva en contra del grillete que D'Arcmon llevaba al cuello. El ángel esbozaba una expresión suplicante en su rostro y hacía todo lo posible con tal de darle acceso libre a Infermon para liberarla de sus ataduras. Dynasmon sólo reía con malicia y tiraba de la cadena para causar que todas las técnicas de Infermon se impactaran contra el cuerpo de D'Arcmon.
Nene tuvo que aferrarse con más fuerza al cuerpo de Sparrowmon cuando éste giró en los aires intentando esquivar un rayo de energía de color azul que Dynasmon había disparado desde una de sus manos. La chica sacudió un poco su cabeza para aclarar sus pensamientos, fijándose sólo en el hecho de que D'Arcmon luchaba desesperadamente para poder liberarse de las cadenas. Un breve momento de calma llegó cuando AncientIrismon hizo su aparición, golpeando a Dynasmon con su espada. Infermon, Sparrowmon y AncientIrismon se situaron en hilera frente a Dynasmon y D'Arcmon. La desesperación del ángel era tal que parecía temer por su propia vida en ese momento. Sus ojos estaban cubiertos por una capa de lágrimas que hacían juego con la angustia que se reflejaba en los ojos de Katsura en Infermon.
—Este es el plan —dijo Katsura en voz baja—. AncientIrismon, tú te encargarás de distraer a Dynasmon.
—Sí —dijo la aludida.
—Nene —continuó Katsura—, tú y yo rescataremos a D'Arcmon.
El plan dio inicio con un colorido rayo de energía que se disparó desde la espada de AncientIrismon. Infermon y Sparrowmon unieron sus técnicas especiales para intentar seccionar la cadena. Nene se aferró con fuerza a su Digimon cuando éste dio un giro completo en los aires, a causa de un rayo de energía que Dynasmon disparó para sacar a ambas chicas del camino.
— ¡Sparrowmon, dispara al grillete de D'Arcmon!
El disparo del Digimon de Nene, gracias a la forma en la que Dynasmon tiraba de la cadena, causó que el lasser se impactara contra el estómago de D'Arcmon. El ángel soltó un terrible grito que logró taladrar en los tímpanos de Nene. Un par de datos se desprendieron de la herida.
— ¡D'Arcmon!
— ¡Rivalz...! ¡¡Rivalz!! ¡¡Di algo!! ¡¡Respóndeme!!
El calor abrazador rodeó el cuerpo de Nene cuando el rayo de energía de Dynasmon logró impactarlos. La chica cayó al suelo pocos segundos antes de que Zoe, con su cuerpo siendo rodeado por el DigiCode, se uniera a ella. Sparrowmon volvió a la contienda inmediatamente, sin darle a Nene la oportunidad de bajar de su lomo. Ella sólo pudo aferrarse con fuerza, nuevamente. D'Arcmon pronto pasó a ser un arma más de Dynasmon. La cadena que la mantenía sujeta actuaba de la misma manera que el mango de un látigo.
— ¡¡Chicas!!
Arresterdramon y Tagiru habían entrado a la contienda. Nene sintió un poco de alivio cuando el Prism Garret consiguió quebrar por completo la de cadena. D'Arcmon cayó al suelo e Infermon, intentando proteger al ángel, sujetó a Dynasmon por la cintura con sus garras extensibles. Tagiru entonces esbozó una gran sonrisa triunfal.
— ¡Demostrémosle nuestro poder a este sujeto, Arresterdramon!
— ¡A la orden, Tagiru!
— ¡Demuéstrales el verdadero poder de los Caballeros Negros!
— ¡Sí, señor!
Cuando Nene recuperó nuevamente la consciencia, el Prism Garret de Arresterdramon ya había sido bloqueado por Dynasmon. Un rayo de energía de color rojo impactó de lleno a Infermon, derribando también a Katsura. Infermon se desplomó en el suelo, justo encima de Dorulumon. Arresterdramon intentó embestir a Dynasmon, aunque sólo consiguió darle al Digimon maligno la oportunidad de sujetarlo por la cabeza. Arresterdramon se liberó al instante y asestó un golpe con su cola, aturdiendo a Dynasmon el tiempo suficiente para que Lilimon, con Cheepmon sobre su cabeza, llegaran también para enfrentar al enemigo. Mervamon saltó desde el suelo para posarse sobre el lomo de Arresterdramon. Ellos, además de Cutemon, eran los últimos miembros del equipo que quedaban en pie.
Lilimon disparó una ráfaga de espinas que brotaron de su cuerpo, mismas que tan sólo rebotaron sobre el cuerpo de Dynasmon antes de caer al suelo. Él disparó una onda de energía de color azul desde su cuerpo. Mervamon bloqueó el ataque con la Olympia y Cheepmon utilizó su Canto Sónico para debilitar a Dynasmon. El enemigo tan sólo golpeó al emplumado y diminuto Digimon para sacarlo del camino. Lilimon, indignada, intentó sujetar a Dynasmon con sus lianas. Él tomó aquellas mismas lianas y tiró de ellas, dominando así a Lilimon. Un simple golpe en la nuca logró derribarla, haciendo que ella perdiera todas sus Digievoluciones hasta llegar a ser un simple Tanemon que Mimi tuvo que recoger en sus brazos de entre un montón de rocas y escombros. Nene endureció su expresión y se preparó para idear un plan velozmente mientras Sparrowmon disparaba sus rayos lasser sin parar.
—Creo que no volveré a sentirme cómoda estando a tu lado si no lo resolvemos pronto. Lo nuestro...
— ¿Lo nuestro? ¿De qué...?
— ¿Crees que podías besarme y tratarme de esa manera sin que me diera cuenta de que te gusto tanto como tú a mí?
El sonido del impacto de uno de los rayos de energía de Dynasmon contra la cola de Arresterdramon logró sacar a Nene de su confusa nube de pensamientos. Tagiru, mirando a la chica con desaprobación, exclamó enfurecido:
— ¡¡Nene, será mejor que te vayas!! ¡¡No puedes pelear así!!
—No... Yo no...
— ¿Porqué no usas tu Geass en mi si tanto quieres que me vaya?
—Mi Geass no tiene efecto en ti. Y aunque así fuera, no quiero usarlo contigo.
—Pero lo intentaste. Creí que... Creí que era importante para ti...
La potente onda expansiva, causada por el impacto de los rayos de energía que derrotaron a Arresterdramon, consiguió derribar también a Nene y Sparrowmon. Al caer al suelo, Tagiru fue el primero en incorporarse. Gumdramon sólo dejaba salir leves gemidos de dolor pues de su cuerpo emanaban algunas pequeñas columnas de humo. El brazo derecho de Tagiru había quedado totalmente inservible. La fractura era sumamente dolorosa y la sangre brotaba sin parar. Nene sólo pudo levantarse en cuanto sintió las manos de Akari sobre sus hombros. Al mirar a su amiga, descubrió que la nariz de Akari sangraba.
— ¿Te encuentras bien? —preguntó Akari angustiada.
Nene asintió con torpeza.
Sparrowmon consiguió ponerse en pie luego de un par de intentos. Sacudió su cabeza para librarse del polvo que lo cubría y se acercó lentamente a Nene para asegurarse de que ella estaba en perfectas condiciones. Mervamon hizo otro tanto.
— ¡Nene!
La chica apenas pudo girarse para mirar a Taiki en cuanto escuchar su voz. Él miraba a la chica con ira y desaprobación. Dos cosas nada usuales en él. Los reclamos no se hicieron esperar.
— ¡Maldita sea, Nene! ¡Te dije que debías quedarte en tierra firme si no podías concentrarte en la batalla! ¡Arriesgaste tu vida y las vidas de los demás al decidir estar arriba! ¿En qué diablos estabas pensando?
—Taiki, yo... Yo no...
—Taiki —intervino Mimi acalorada—, ella no ha sido la culpable. Y nosotros no podemos resolver esto de esta manera. Nuestros Digimon han perdido sus energías y Dynasmon sigue sobre. nosotros. Necesitamos un plan antes de que sea demasiado tarde, antes de que tengamos que despedirnos de otro de nuestros amigos.
—Tenemos... Tenemos que levantarnos... —dijo Tagiru trabajosamente.
Nunally trabajaba arduamente en intentar hacer un vendaje para el brazo herido del enérgico muchacho. No podía remediar la fractura de ninguna manera, pero el sangrado sin duda podía ser atendido.
—Cualquier plan que puedan hacer será inútil —intervino D'Arcmon con la desesperación brotando de cada una de sus palabras—. Tienen que escapar. ¡Ahora!
—Taiki-kyu —dijo Cutemon—, yo puedo curar las heridas de los demás-kyu. Ustedes pueden distraer a Dynasmon mientras yo lo hago-kyu.
—De acuerdo —accedió el chico—. Hazlo, Cutemon. Contamos contigo.
— ¡Sí-kyu!
Akari miró, con angustia e impotencia, cómo Cutemon se encargaba de sanar los cuerpos de todos sus compañeros heridos. Taiki colocó una mano sobre el hombro derecho de la chica para comunicarle sin palabras que Cutemon no correría ningún peligro.
Por supuesto que era arriesgado que él se encargara de ayudar a los demás. Pero mientras Akari creyese lo contrario, todo estaría en orden.
—Sparrowmon —dijo Kiriha—, ¿crees poder distraer a Dynasmon?
—Puedo intentarlo —asintió el aludido.
—Chicos...
Todo se detuvo cuando Kira, tambaleándose, se acercó al grupo. Nunally corrió hacia ella para ayudarla a mantener el equilibrio. Kira parecía perder el aliento con cada paso que daba. Quizá todo ese trajín no era la mejor manera para poder recuperarse, pero su espíritu le lucha le impedía permanecer lejos de la batalla.
— ¿Qué pasa, Kira? —urgió Taiki.
Kira, esbozando una mueca de dolor, levantó una mano y señaló algo al frente con el dedo índice.
—Dy-Dynasmon... Dynasmon viene hacia aquí...
Era cierto.
El imponente Digimon, cruzándose de brazos, levitaba lentamente hacia el grupo.
Y no estaba solo.
Las expresiones de Taiki, Kiriha y Akari se transformaron gracias a la vieja ira que de pronto despertó dentro de ellos. Nene sólo retrocedió un par de pasos cuando sus ojos se fijaron en el siniestro Digimon que caminaba justo a un lado de Dynasmon. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y su corazón se aceleró de golpe, pues de alguna forma supo que DarkKnightmon estaba mirándola exclusivamente a ella.
—Ha sido un maravilloso calentamiento —se burló Dynasmon con su voz aterradora grave—, pero lamento decirles que no jugaremos más tiempo con ustedes. Es hora de que luchemos en serio...
—Katsura, Dynasmon conoce el lugar donde mantienen prisionera a Natsumi —dijo D'Arcmon en susurros mientras duraba el monólogo de Dynasmon—. Tienes que ayudarme a obtener esa información antes de derrotarlo. Es mi única oportunidad para encontrar a Natsumi.
— ¿Qué? —Susurró Katsura impactada—. ¿Natsumi aún está con vida?
D'Arcmon se limitó a asentir.
—Vaya, vaya... Parece ser que he logrado aburrirlos —dijo Dynasmon para llamar la atención de Katsura y D'Arcmon—. Comencemos, entonces.
Nadie vio llegar el ataque.
De las ramas superiores de los árboles surgieron las enredaderas de color oscuro, cubiertas de espinas, que se enroscaron alrededor de los cuellos, de los brazos, de cualquier parte del cuerpo que pudieran utilizar para mantener sujetos a todos los humanos que conformaban el grupo. Al mirar en aquellas direcciones, Nene descubrió que la razón del ataque se debía a la presencia de algunos Cherrymon que los rodeaban. Cientos de raíces brotaron también del suelo para sujetar a los Digimon. Mervamon fue la única capaz de liberarse, así como Sparrowmon. Nunally, desesperada, intentaba liberarse por temor a morir estrangulada. Tagiru exclamaba a voz en cuello el nombre de la pequeña y forcejeaba a su vez para poder ayudar a la pobre chica. Cutemon se escabulló debajo de las raíces para poder escapar. Se ocultó detrás de Nene, quien había sido la única que permaneció con ambos pies en tierra firme.
Dynasmon y DarkKnightmon rieron con frialdad.
— ¡Libérenlos! —exclamó Nene enfurecida.
—Las vidas de esos trozos de inmundicia dependen únicamente de ti en este momento, Nene —respondió DarkKnightmon—. La única manera en la que podrás salvarlos será si consigues vencernos
—Será pan comido —respondió la altanera Mervamon adoptando su posición de pelea—. Nene, nosotros podemos patear el trasero se ese cretino.
—Sí —secundó Sparrowmon—. Nuestros amigos dependen de nosotros.
Insegura, Nene asintió. Por un breve instante deseó estar sentada detrás de los controles de un Knightmare. Sólo de esa forma podría sentirse totalmente lista para enfrentar cualquier cosa.
—Bien —dijo la chica con voz trémula.
Nene sólo pudo dar un paso al frente para enfrentar a DarkKnightmon. Su sangre se heló y tuvo que detenerse cuando aquella figura surgió desde detrás de sus dos enemigos. Todos detuvieron sus forcejeos contra las enredaderas, pues creyeron estar viendo un espejismo causado por la impotencia y la desesperación.
Nene creyó que finalmente había enloquecido.
Allí, frente a sus ojos, se encontraba ella misma.
El dopplegänger iba acompañado por una copia de JetMervamon cuyo cuerpo estaba conformado por colores pertenecientes a la escala de grises.
Nene, la verdadera, aferró con fuerza el Xros Loader.
Tal parecía que había llegado el momento de enfrentarse a su parte más oscura.
Lelouch encontró una gran paz al estar sentado a orillas del pequeño río que se formaba gracias al agua de una de las cascadas de la Zona Shinobi. Al estar a solas, por primera vez luego de tanto tiempo pasado en ese mundo tan extraño, podía decir que se sentía tranquilo.
Se sentía sólo un poco hambriento y sediento.
Había tomado asiento sobre un tronco hueco.
Estar en un lugar tan pacifico le ayudó a aclarar su mente. No fue necesario detenerse a pensar demasiado para darse cuenta de que todo en su relación con Nene iba de mal en peor. Suspiró con tristeza cuando en su mente apareció, nuevamente, la imagen de los labios de Nene uniéndose con los de Kiriha. Lelouch aún recordaba bien que Nene en persona le había hablado de su amorío con Kiriha. Por supuesto, el chico rubio que la había besado no era el mismo que él había conocido. Y aún así, Lelouch lo consideraba como un rival potencial.
¿Será que Nene ha revivido su amor por él por haberlo encontrado aquí...?
Se reprimió mentalmente por haberlo pensado.
¿A dónde se había ido su fortaleza? ¿En qué momento se había entregado tanto a sus sentimientos por ella, que se dejaba manipular por semejantes emociones traicioneras?
El amor te hace débil... El amor es el peor de los enemigos... Pero... Pero Nene es mi mayor fortaleza y no estoy dispuesto a perderla... ¿Qué puedo hacer...?
—Oye.
Zero le dirigió una mirada de auténtico desprecio al chico que de pronto surgió de entre el follaje. Jamás podría acostumbrarse a la presencia de Yuu Amano. Especialmente cuando Yuu le devolvía aquella mirada de desaprobación. Damemon, angustiado, miraba a los dos chicos alternativamente. Era fácil predecir que el conflicto estallaría pronto.
— ¿Acaso no tendrías que estar con los demás? —Inquirió Zero—. ¿O es que acaso no es tu turno de participar en el juego?
—Eso sucedió hace mucho tiempo —respondió Yuu con firmeza, totalmente indispuesto a permitir que sus fantasmas siguiesen persiguiéndolo—. Y no he venido a escucharte decir nada en contra de mi pasado. Tenemos que hablar acerca de mi hermana.
—Tú y yo no tenemos nada de qué hablar.
—Por supuesto que sí. ¿Creíste que no notaría que le has destrozado el corazón?
La imagen del beso de la discordia apareció de nuevo en la mente de Lelouch.
¿Así que es mi culpa?
—Vete —ordenó Zero.
—No puedo hacerlo. Le prometí a mi hermana que cuidaría de ti.
Así que ella piensa que, además de no ser capaz de ayudarle, necesito una niñera...
—Ella no es tu hermana.
—Lo es. Y lo seguirá siendo mientras ambos llevemos el mismo apellido. Nene es mi hermana mayor. Es mi deber protegerla de patanes como tú
—Nene es mi novia. Es mi deber protegerla de asesinos como tú.
Yuu frunció el entrecejo.
No podía seguir conteniéndose.
—Yo no fui quien asesinó a Damemon.
—Pero murió por culpa tuya.
—Como si Tagiru no nos hubiera dicho ya qué clase de asesino eres tú. Yo estaba siendo manipulado. ¿Cuál es tu excusa?
Zero se limitó a mirar fijamente al chico rubio, con esa frialdad abrazadora e impenetrable. Yuu, al darse cuenta de que todo estaba dirigiéndose hacia un punto sin retorno, se tomó un minuto para recuperar la compostura.
—Yuu, él tiene razón-dame —intervino Damemon—. No debemos estar aquí-dame. Los demás nos necesitan-dame.
—Espera un momento, Damemon —respondió Yuu y miró a Lelouch con impaciencia, diciendo—: Tengo que cumplir la promesa que le hice a mi hermana. Le dije que vendría a buscarte y que cuidaría de ti. ¿Quieres, al menos, venir conmigo? Sé que tú y yo nunca podremos llevarnos bien, pero al menos...
—Mi madre.
—... podríamos hacer un esfuerzo por... ¿Qué has dicho?
Zero no retiró su intensa mirada en ningún momento.
¿Qué más da? De cualquier forma, hace tiempo renuncié a mi anonimato...
—Mi madre —repitió—. Lo hice por mi madre.
Fue difícil para Nene concentrarse en el enfrentamiento, pues a cada movimiento que hacía se arriesgaba a perderse en sus propios pensamientos nostálgicos. Luchaba contra sí misma para ayudar a JetMervamon y así poder alertarle en caso de que el enemigo, aquel Digimon de colores oscuros que imitaba todos los movimientos del Digimon de Nene, quisiera atacar por sorpresa. Sin embargo, cada pocos segundos su mente la obligaba a recordar la voz de Lelouch.
No estaba en condiciones de luchar.
Todos se habían dado cuenta de ello, y ella recién comenzaba a aceptarlo.
Dynasmon y DarkKnightmon rieron al unísono, con la misma crueldad que sólo podría asociarse con el mismísimo demonio, cuando vieron a JetMervamon ser derribada por el Digimon de colores oscuros. Nene retrocedió un par de pasos, sintiendo que el temor comenzaba a arraigarse dentro de ella. ¿De dónde había salido tanta inseguridad? ¿Acaso no había sido ella misma quien, sin temor alguno, piloteó por primera vez un Knightmare por propia iniciativa?
El dopplegänger rió por lo bajo.
—Será mejor que no pienses que puedes librarte de esta recordando esos tiempos —le espetó aquella Nene que tenía los ojos opacos—. No estás más en ese mundo. ¿O será que ya olvidaste cómo resolvemos los Digimon Hunters nuestros problemas?
—Ya no soy más una Digimon Hunter. Ahora soy parte de los Caballeros Negros.
Nene volvió en sí cuando escuchó el sonido que la Olympia de Mervamon emitió al impactarse con la Olympia del Digimon enemigo. Intentó idear velozmente una estrategia, aunque lo único que pudo conseguir fue escuchar, de nuevo, la voz de Zero en su mente. La risa del dopplegänger taladró en sus tímpanos, dándole cierto siniestro énfasis al momento en el que JetMervamon recibió un puñetazo en la mandíbula que causó su caída. Una nube de polvo se levantó cuando JetMervamon se impactó contra el suelo. La dopplegänger dio sólo un par de pasos al frente y levantó el Darkness Loader que llevaba en ambas manos, diciendo:
—Cierto, lo había olvidado. Tú misma renunciaste a ser parte de nuestro mundo.
Del Darkness Loader brotaron cinco resplandores de oscuro tono de color púrpura que se dirigieron de inmediato hacia Nene. Ella intentó alejarse para evitar ser atrapada, pero no pudo seguir avanzando cuando los dos primeros haces de luz la tomaron por los tobillos causándole un ardor similar al de una quemadura de segundo grado. Los siguientes dos haces de luz se enroscaron alrededor de sus muñecas. El último la tomó por el cuello. Contra su voluntad, Nene se levantó en los aires. Sus forcejeos eran inútiles, así como los desesperos intentos de JetMervamon por liberarla. Cada vez que alguna técnica de Mervamon se impactaba contra las ataduras, Nene era atacada por una potente descarga eléctrica que le hacía sentir un terrible dolor en lo más profundo.
DarkKnightmon rió de nuevo.
— ¡JetMervamon, tú encárgate de vencer a ese Digimon! —exclamó Nene luego de haberse recuperado del efecto de la quinta descarga eléctrica—. ¡Yo estaré bien!
— ¿Estarás bien? —se burló el dopplegänger—. ¿Cómo pretendes sobrevivir a esto si no hay nadie que esté dispuesto a ayudarte? Estás sola, Nene Amano. Siempre has estado sola. Y tu espíritu es tan débil que no podrás sobrevivir. Por esa razón fue que DarkKnightmon pudo manipularte, ¿lo olvidas? En menos de lo que te imaginas, yo terminaré con lo que él debió haber hecho desde un principio. Ese poder que tienes en el ojo no te servirá de nada aquí. No eres bienvenida en nuestro mundo, ¡tú no perteneces aquí!
Los haces de luz se movieron con violencia para conseguir estrellar a Nene contra el suelo. Ella sintió que un poco de sangre brotaba de sus labios cuando se levantó de nuevo en los aires. Por el rabillo del ojo sólo pudo ver que Mervamon la miraba con angustia. Con terror.
Incluso JetMervamon sabe que lo que ella está diciendo es verdad... No puedo hacer esto...
Ignorando las órdenes de Nene, JetMervamon atacó de nuevo los haces de luz. No podía simplemente quedarse mirando mientras su amiga humana estaba siendo masacrada de una forma tan vil. Retrocedió, sin embargo, cuando vio a Nene retorcerse a causa de las descargas eléctricas. Gracias a sus buenos reflejos, pudo bloquear la lanza de DarkKnightmon con un golpe de la Olympia. El siniestro Digimon se había decidido a participar en la contienda. El Heartbreak Shot de JetMervamon hizo colisión contra el rayo de energía oscura que se desprendió de la lanza de DarkKnightmon, causando que la onda expansiva comenzara a hacer su trabajo para desprender los últimos Datos del follaje. Desesperada, JetMervamon permaneció quieta. ¿Podía seguir luchando a pesar de saber que eso termnaría de destruir la Zona Shinobi? Quizá si no se hubiese detenido a considerarlo, habría visto llegar el ataque de DarkKnightmon. Un golpe con el hacha del siniestro Digimon logró derribar a Mervamon nuevamente. Al incorporarse, ella demostró que una parte de su armadura, producto de la DigiXros con Sparrowmon, se había roto.
—Parece que tu amiga está quedándose sin energías gracias a ti —espetó el dopplegänger con crueldad cuando se dio cuenta de la impotencia que se reflejaba en los ojos de Nene—. Pero es lo que tú sabes hacer mejor que nadie, Nene Amano. Traicionar a quienes más te valoran y dejarlos morir solos. Déjame adivinar... ¿No defenderás a JetMervamon sólo porque ese muchacho te lo ordenó? Es a él a quien le eres leal ahora, ¿no es cierto? ¿O es que no fuiste tú misma quien dijo que tú te encargarías de eliminar a quien se atreviera a hacerle daño a ese sujeto?
—No estoy con él contra mi voluntad. Y se las verán conmigo si se les ocurre hacer algo en contra de él.
Era como si el dopplegänger fuese capaz de leer los pensamientos de la pobre chica que en ese momento se sentía al borde de un colapso. ¿Cómo podría vencer a una enemiga tan poderosa que parecía saber dónde asestar sus golpes?
Haciendo un descomunal esfuerzo, Nene respondió trabajosamente.
—Todo lo que... Todo lo que hice fue por amor...
—Y apuesto a que él te lo pagó bastante bien —continuó burlándose su implacable rival—. ¿Es necesario que te recuerde que él estaba dispuesto a matarte? ¿Y es así como tú decidiste reaccionar? ¿Enamorándote de alguien que solamente está usándote para aprovecharse de tu poder?
— ¡Si te atreves a acercarte, Kururugi, asesinaré a esta jovencita!
Nene cerró los ojos con fuerza, intentando encontrar una respuesta inteligente que pudiese vencer a los venenosos comentarios de su enemiga. Sabía bien que Lelouch no le habría hecho daño, pues en un primer instante sí que había deseado poseer el poder del Xros Loader. Sin embargo, todo había cambiado con el tiempo. Todo entre ellos había mejorado. Y ella no era uno de los peones del hombre enmascarado.
Era su mano derecha.
Su mejor aliada.
Su cómplice.
Nada de lo que el dopplegänger pudiese decir cambiaría el hecho de que Lelouch, de que Zero, la había elegido a ella. Incluso por encima de CC.
—Apuesto a que Shirley Fenette o Kallen Kozuki habrían sido una mucho mejor opción que tú —le espetó su rival con crueldad—. Date cuenta de que él le tenía verdadero aprecio a ellas dos. Mientras tanto, lo único que tú le causaste fue lástima. Pobre chica enamorada, debió haber pensado él. Está tan entusiasmada con la idea de que yo le corresponda, que quizá me dé lo que quiero de ella si sigo su juego por un momento. ¿No te das cuenta de eso, Amano? Si realmente le importaste a él, ¿quisieras explicarme la razón por la que él besó tan gustosamente a Shirley Fenette? ¿O quizá quisieras decirme por qué decidió mantener a Kallen Kozuki en su puesto como líder del escuadrón de Zero? ¿Es ese el interés que tu novio tiene por ti? Debe ser muy poco, entonces. ¿Debo recordarte que él estuvo enamorado de Shirley Fenette? ¿Qué te asegura que no lo está aún? ¿Qué te asegura que no preferiría estar en compañía de Kallen Kozuki?
— ¿En qué piensas?
—Pensaba en Britannia.
— ¿En Britannia?
—En que extraño un poco a Shirley. También extraño a Kallen. Ella era una gran compañera. Muy fuerte. Recordaba cuando la vi por primera vez, el mismo día que me encontré con CC.
La desesperación se apoderó de Nene.
El dopplegänger supo, por la manera en la que las lágrimas brotaron de los ojos de Nene, que había dado justamente en la fibra más dolorosa y sensible. Todo era cuestión de seguir presionando ese punto.
Nene sucumbiría tarde o temprano.
Lelouch jamás creyó que algún día se encontraría en esa posición. Sentado con Yuu Amano en un tronco hueco, en un sitio recóndito del Mundo Digital, y hablando de su pasado sin reparo alguno. Yuu, a pesar de no haber convivido con él durante mucho tiempo antes de ese momento, podía sentir que el chico moreno era totalmente honesto a la hora de relatar su historia. Al punto se sintió culpable, así como Damemon se dejó embargar por ese sentimiento. Lelouch era totalmente distinto a lo que Yuu se hubiera imaginado.
De manera un poco superficial, pero muy exacta, Lelouch le relató a Yuu toda aquella historia acerca de la reina Marianne y su misterioso asesinato. Yuu no hizo muchas preguntas al respecto cuando Lelouch comenzó a hablar del sacro imperio de Britannia. Después de todo, Tagiru ya los había puesto al tanto de esa parte de la historia. Saber que Lelouch había liderado una rebelión en otro tiempo fue un tanto predecible, pues algo en su aspecto general podía señalarlo como eso mismo. Y al enterarse de que Lelouch había traicionado sus propios orígenes con tal de luchar por sus creencias... No era precisamente el tipo de héroe que hubiese querido para su hermana mayor, pero era bastante admirable todo lo que había hecho. Quizá lo único que logró incomodar un poco a Yuu fue la anécdota acerca del asesinato de Clovis La Britannia. Pero el hecho de que su hermana comenzara a hacerse presente en el relato logró hacer que la impresión de Yuu cambiase de nuevo.
—CC, mi cómplice, dijo que había una señal extraña en el radar. Alguien que no formaba parte de mi equipo, de los Caballeros Negros...
Yuu se removió un tanto incómodo en su asiento cuando Lelouch explicó, quizá con lujo de detalles, la forma tan sádica en la que hizo retroceder al piloto del Lancelot. Nadie podía culpar al chico rubio. A ninguna persona le habría gustado escuchar que un sujeto enmascarado había apuntado el cañón de un arma hacia una chica inocente. Especialmente cuando se tenían ciertos lazos de sangre con la víctima. Lelouch no tuvo ningún reparo a la hora de confesar que en un principio sí que había intentado apoderarse del Xros Loader de Nene... Así como no tuvo ningún reparo en confesar cómo era que todo había cambiado entre ellos.
—Intenté mantener a Nene lejos del peligro, pero ella insistió. Y cuando la vi encargarse de vencer al Lancelot... Ella me demostró una gran lealtad. Mucho valor... Y la manera en la que ella me miraba me hacía sentirme totalmente desarmado. Era como si ella pudiese ver dentro de mí, aunque yo intentara mantenerla lejos... La convertí en mi cómplice. No quería mantenerla lejos de mí. Me di cuenta de que estaba enamorado de ella cuando supe que no quería hacerle daño. De tantas decisiones difíciles que sabía que tendría que tomar tarde o temprano, elegí siempre cuidar de ella y nunca lastimarla de ninguna manera. Ella se convirtió en una persona muy importante para mí. Una persona en la que podía depositar mi entera confianza. Como Lelouch y como Zero.
Fue así como el chico moreno finalizó su relato.
Yuu, aprovechando el silencio que repentinamente se apoderó de ambos, dejó salir un suspiro antes de hacer su primer comentario.
—Eres alguien totalmente diferente a lo que yo pensé de ti —dijo—. Pero, no lo entiendo. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no quieres estar con los demás?
—Estar cerca de Nene en circunstancias como estas le impediría luchar con todo su potencial.
— ¿De qué estás hablando? ¿Crees en verdad que ella no puede pelear si tú estás cerca?
—Su prioridad es protegerme. A mí y a mi hermana.
—Pero...
—Yo no pertenezco a este mundo absurdo, Amano. Mi hermana y yo sólo estamos aquí por haber estado en el lugar y en el momento equivocados. No hay nada que podamos hacer para remediarlo.
Yuu separó los labios para responder, aunque sus palabras no pudieron terminar de salir de su boca. El potente sonido de una explosión llamó la atención de ambos, así como lo hizo aquella columna de humo que ascendía al cielo sin parar.
Entonces, el eco de un grito llegó a los oídos de ambos muchachos. Un sonido que se propagó en toda la Zona Shinobi y que logró helar la sangre de Lelouch y Yuu. Un grito de verdadera agonía, de ese dolor que precedía a la muerte.
—Nene...
Lelouch se levantó de inmediato de su asiento y avanzó un par de pasos en la dirección desde donde el sonido había salido. Sin embargo, se detuvo al instante. La imagen del beso de Kiriha y su amada lo torturó de nuevo. La expresión de Zero luchó contra sus propios impulsos de salir corriendo para rescatarla. Por un lado, quería tenerla entre sus brazos. Por el otro, quería evitar llegar con la intención de ayudar sólo para darse cuenta de que en realidad su presencia no era necesaria.
Su propio sentimiento de impotencia le hizo enfurecer.
¿Qué hacer?
¿Debía ir?
¿Debía quedarse atrás?
Nene estaba en peligro, eso era seguro. Pero, ¿acaso Kiriha no podría encargarse de rescatarla?
— ¡No digas nada, Lamperouge! ¡¿Y dónde estabas cuando caí de Sparrowmon?! ¡¿Por qué no me atrapaste?! ¡¿Creíste que no me importaría caer en los brazos de Suzaku Kururugi, a sabiendas de que tú estabas besuqueándote con Shirley Fenette?!
—Tengo que llevarte conmigo, aunque te decidas a no participar en la batalla —insistió Yuu acalorado—. Se lo prometí a mi hermana. Debo estar allí con mis amigos y...
Para su sorpresa, Lelouch sólo lo miró con firmeza y anunció:
—Iré. Yo también tengo que luchar.
Yuu sonrió y ambos chicos echaron a correr, causando que Damemon entrara en una pequeña crisis al no poder seguirles el paso.
El tiempo apremiaba, era necesario ir a toda velocidad.
No volveré a equivocarme, decidió Lelouch mientras seguía los pasos del chico rubio. Sé que no podré hacer mucho, pero no me quedaré con los brazos cruzados esperando a que Aonuma haga lo que yo mismo puedo intentar... Nene me necesita, y esta vez no estoy dispuesto a fallarle. ¡No voy a perderla!
Nene sintió que todos sus huesos se quebraban cuando los oscuros haces de luz la hicieron impactarse de nuevo contra el suelo. Apenas pudo darse cuenta de cuán grande era el cráter que se había formado tras todos los impactos. Lo único de lo que se dio cuenta fue del abundante sangrado que brotaba del lado izquierdo de su cabeza, así como de los hilillos del espeso líquido rojo que brotaban de las comisuras de sus labios. Su visión, un tanto nublada, no le permitió ver con claridad el momento en el que JetMervamon sucumbió. Tan sólo escuchó un potente grito y, al instante siguiente, la mujer cayó al suelo con la lanza de DarkKnightmon en su cuello. JetMervamon había perdido el conocimiento y el despiadado Digimon decidió retroceder. Rió por lo bajo y lanzó un rayo de energía oscura desde su lanza. Nene, al ser impactada por la técnica de DarkKnightmon, arqueó la espalda y dejó salir un alarido que taladró en lo más profundo del corazón de Kiriha y Taiki. Era como si ambos hubiesen podido sentir el mismo dolor que ella. Así que ambos muchachos forcejearon contra sus ataduras hasta que lograron liberarse, para luego caer al suelo a causa del impulso. De inmediato, se incorporaron y corrieron en dirección a la extraña aparición que sostenía el Darkness Loader. Ambos levantaron sus Xros Loaders en alto, pero fueron interceptados por la JetMervamon de colores oscuros. Ambos fueron dominados sin poder siquiera defenderse. Dynasmon reía como si hubiese perdido el control, como si el sufrimiento y la impotencia de sus enemigos fuese lo que más diversión le causaba en la vida.
La aparición continuaba encargándose de Nene.
— ¿Te has dado cuenta de que tus amigos estaban intentando protegerte? —dijo la aparición, Nene respondió con un sollozo al sentir que los haces de luz comenzaban a elevarla para lanzarla contra cualquier superficie nuevamente—. Me pregunto por qué están tan interesados en cuidar de ti... Ya todos deberían saber que poco te importa lo que a ellos les pase. Lo único que quieres es que todos sigan a ese cretino del que te enamoraste.
— ¡Eso es mentira! —exclamó Nene.
—Es tan triste que ese cretino nunca te agradecerá este sacrificio. Ni siquiera a ese par de muchachos estúpidos les importas en lo más mínimo. Lo único que hacen es tenerte lástima. Pobre Nene Amano, necesita que le ayuden para salvar la vida de su hermano. Pero, ¿realmente pusiste algo de tu parte durante esa aventura estúpida? ¿Tú, que no has podido hacer que tu inmundo Digimon haga una Súper Evolución como los demás?
Nene dejó salir otro sollozo cuando su cuerpo se estrelló contra el tronco de un árbol.
Escuchó la fría risa de DarkKnightmon y no pudo evitar dejar salir una lágrima solitaria.
Los haces de luz arrastraron el cuerpo de la chica para devolverla al campo de batalla, donde el dopplegänger estaba esperándola para continuar con su trabajo. Dio un par de pasos hacia la chica que yacía en el suelo y la tomó por el cuello. Los haces de luz no le afectaron en lo más mínimo. Aplicó tanta fuerza que la respiración de Nene se cortó de golpe. La pobre chica no hizo más esfuerzos. No encontraba más razones para seguir luchando. Sabía bien que sin importar cuánto lo intentara, sería una batalla perdida.
— ¿Te rindes? —Se burló el dopplegänger—. ¿Qué diría tu novio? Oh, es cierto... No le importaría saber que tú no sobreviviste.
Dejó caer a la chica al suelo y le propinó una fuerte patada en las costillas. Nene soltó sólo un leve chillido y se hizo un ovillo sobre los escombros. DarkKnightmon preparó su lanza para lanzar el golpe final.
Destrozada al ver que su amiga no podía levantarse, Akari le dio un fuerte tirón a sus ataduras cuando se impulsó para exclamar:
— ¡¡No la escuches, Nene!! ¡¡Nada de lo que ella dice es cierto!! ¡¡Sólo está intentando manipularte!! ¡¡No caigas en su...!!
— ¡¡Akari!!
Taiki corrió hacia la chica pelirroja para ayudarla a librarse de las enredaderas que intentaban cubrir su boca para evitar que ella siguiese hablando. Nene igualmente intentó ayudar a Akari, aunque tuvo que detenerse de golpe cuando el sonido de un disparo escuchó en su mente. De nuevo se sintió indigna. ¿Por qué intentaba ayudarla en ese momento, si antes no había podido protegerla?
—Vaya cinismo... —se burló el dopplegänger—. ¿En verdad quieres proteger a esa chica? Tú la mataste. No mereces el perdón de ninguno de ellos.
Nene cayó de rodillas en el suelo. La desesperada voz de Taiki que exclamaba el nombre de Akari suplicándole que no se moviera demasiado para poder cortar las enredaderas le recordó a Nene aquella ocasión en la que Taiki le había lanzado la amenaza de muerte.
— ¡Voy a matarte, Amano!
Nene miró de soslayo a Kiriha, quien de nuevo decidió ignorarla.
Aquella indiferencia causó que Nene se sintiera devastada.
¿Era acaso que el espíritu protector de Kiriha no había sido más que una simple manera de hacerla bajar la guardia para robarle el beso que había causado todo?
—Ahh... Veo que recurres a él... —siguió burlándose la aparición—. Ese beso te ha gustado, ¿no es cierto? Es por eso que ese otro chico no está aquí. ¿No te sientes como una basura? Justamente eso es lo que eres.
DarkKnightmon atacó de nuevo con un rayo de energía oscura que hizo girar a Nene en los aires antes de que cayera de nuevo al suelo. Nene sollozó haciéndose de nuevo un ovillo. Kiriha sólo miró a la chica con impotencia. Él realmente habría querido acercarse, pero algo en su interior se lo impidió por completo. Era como si sus pies hubiesen quedado arraigados al suelo.
Taiki, aún desesperado, no podía hacer nada para ayudar a su amada pelirroja.
Al recordar la forma en la que los labios de Kiriha se unieron con los suyos, de esa forma tan sorpresiva que incluso le hizo sentir una mínima sensación de calidez, sólo pudo dejarse llevar por sus propias ilusiones.
Y en su mente aparecía Lelouch. Un Lelouch que le daba la espalda. Ella suplicaba, llamaba su nombre a gritos. Intentaba tomar sus manos, pero Lelouch se encontraba sujetando a alguien más. A una mujer que usaba un entallado traje de color rojo. Una mujer que rodeaba el cuello de Lelouch con sus brazos y se levantaba un poco sobre las puntas de sus pies para besar los labios del chico. Y él, gustosamente, se aferraba a ella como si se le fuese la vida en ello. De una forma tan apasionada que Nene jamás había experimentado al estar con él.
¿Sería cierto que esos eran los sentimientos que Lelouch tenía por Kallen Kozuki?
Soltando un fuerte sollozo, sólo sintió la forma en la que el dopplegänger la tomaba por el cuello de nuevo, sólo para lanzarla con fiereza al suelo por segunda vez. Añadió en esa ocasión el golpe de una fuerte bofetada que tornó de color rojo la mejilla de Nene. Tomó a la chica por los cabellos entonces y tiró de ellos para que ella levantase su rostro.
—Es increíble que aún pienses que él está enamorado de ti —dijo el dopplegänger—. Tan sólo piénsalo... ¿Por qué él te querría? ¿Por qué él querría estar con alguien como tú? Con alguien que no pertenece a ningún lugar... Con alguien que tan sólo es un alma que vaga en el limbo que une los dos mundos a los que ambos los pertenecen. Con alguien que se quedó en un punto medio... Con una zorra como tú, que comete una traición tan vil como la de serle infiel a la persona que ama sin importarle que esa misma persona esté mirándote.
La aparición abofeteó de nuevo a Nene y colocó su mano izquierda sobre el corazón de ella, permitiendo que de ésta emanara un poco de energía negativa. Nene sintió como si su corazón se hubiese estremecido. Una fuerte punzada de dolor le robó el aliento. Llevó una mano a su corazón y cayó al suelo cuando el dopplegänger soltó sus cabellos. El peinado extravagante de Nene desapareció cuando la cinta que utilizaba para atarlo se partió en dos. Sin aire en sus pulmones, Nene sólo pudo soltar un sollozo. Vio los pies del dopplegänger cuando éste se posó a un lado de ella. Se colocó en cuclillas y tomó de nuevo a Nene por los cabellos para levantar un poco su rostro. Las lágrimas de Nene no lograron conmover a la aparición, que se limitó a mirarla con auténtico odio.
—Por favor... —suplicó Nene—. Basta...
— ¿Te duele? —Respondió ella—. Fue eso mismo lo que Lelouch sintió cuando te vio besar a ese otro sujeto... Ahora tienes dos heridas en el corazón.
Estrelló el rostro de Nene contra el suelo y se apartó, riendo con malicia.
Nene cerró los ojos, sin importarle que JetMervamon estuviese musitando su nombre desde donde yacía sin fuerzas. Las lágrimas de la pobre chica se combinaron con su sangre. Al instante, un recuerdo se apoderó de ella. Un recuerdo que sólo pudo hacerla sentir mucho más miserable.
—Te amo, Nene.
—Si algún día llego a ser emperador de Britannia, quiero que tú seas mi reina.
—Lelouch... ¿Quieres que yo sea tu...?
—No quiero separarme de ti. Imaginarte lejos de mí me hace sufrir como no tienes idea.
—Lelouch... —musitó la chica—. Te amo... Por favor, perdóname...
Escuchó la forma en la que JetMervamon seguía luchando arduamente, así como sintió sobre sus hombros las manos de Kiriha. El optimismo no pudo apoderarse de ella, pues claramente se dio cuenta de que la DigiXros desaparecía y que Mervamon y Sparrowmon habían caído a ambos lados de ella. Kiriha llamaba su nombre en voz baja. Nene hubiese dado cualquier cosa con tal de haber muerto para no tener que decidir si quería levantarse y luchar de nuevo. Soltó su Xros Loader, cuya pantalla comenzaba a apagarse. Un poco de sangre se había quedado impregnado en el aparato.
—Ne-Nene... —musitó Sparrowmon—. Yo... Yo no permitiré que nadie te haga daño...
Sparrowmon se levantó y arremetió con su Random Lasser, técnica que fue bloqueada por la lanza de DarkKnightmon. Su enemigo lanzó entonces el golpe final con su hacha. Sparrowmon no quiso retirarse, sin importar que la amenaza de la muerte estuviese tan latente sobre él... Pero el hacha de DarkKnightmon se detuvo en el último instante y todo el cuerpo del siniestro Digimon fue rodeado por la electricidad estática que lo había paralizado. Dynasmon había sufrido el mismo destino, así como el dopplegänger que comenzó a parpadear de la misma forma que habría hecho una defectuosa imagen holográfica. Sparrowmon se giró entonces, así como Mervamon dirigió su mirada hacia atrás. Sus expresiones se iluminaron cuando se dieron cuenta de quién había sido su salvador.
Taiki sonrió, así como Kiriha se sintió aliviado.
Kiriha se apartó cuando se dio cuenta de que el chico moreno no estaba dispuesto a cruzar una mínima palabra con él. Con su mano derecha, el recién llegado tomó el Xros Loader de color lavanda. La pantalla se encendió al instante, como si el aparato estuviese intentando liberar su máximo poder. Ignorando el intenso dolor que su Geass le había causado al ser utilizado, el chico se colocó en cuclillas a un lado de la chica que yacía sin energías. Colocó una mano sobre su espalda, intentando consolarla. Escuchar sus sollozos causó que él se sintiera destrozado.
—Levántate —dijo él.
Sólo al escuchar aquella voz, ella pudo levantar la mirada. Pestañeó un par de veces, sintiéndose indigna de nuevo.
¿Por qué él estaba ahí?
¿Por qué ella seguía con vida?
—Lelouch...
—Levántate —insistió él—. Los demás cuentan contigo.
—Yo no... No puedo... No puedo vencer a DarkKnightmon...
—Tú puedes hacerlo. Tengo confianza en ti. Sé que posees el poder necesario para vencerlo.
—Lelouch...
Él se limitó a ayudar a que la chica se pusiera en pie. Apartó el cabello que cubría el rostro de Nene, pensando que ella lucía mucho más hermosa cuando usaba el peinado con el que él la había conocido, y enjugó las lágrimas de la chica con su dedo pulgar. Ella se sentía incapaz de mirarlo fijamente a los ojos, pero igualmente lo hizo. Lelouch no le sonrió. Tan sólo permitió que ella viera dentro de él de la misma manera que siempre había hecho.
—Lelouch —dijo Sparrowmon acercándose al chico—, ¿tú has detenido a DarkKnightmon?
El chico asintió.
Nene intentó tomar el Xros Loader de las manos del muchacho. Él se negó y dijo una única palabra, hablando con la voz de Zero.
—Juntos.
Nene lo miró con incredulidad.
Sparrowmon la imitó.
—Pero... Tú no puedes usarlo...
—Lo sé. Pero sí puedo demostrarte que estoy contigo. Y que no importa lo que pase, te ayudaré siempre que lo necesites.
—Lelouch...
—Somos cómplices, ¿no es cierto?
Ella sonrió con un dejo de nostalgia.
—Somos más que eso —respondió con la voz entrecortada por el llanto que de pronto se apoderó de ella.
Tomó el Xros Loader entonces y el chico lo sujetó a la vez.
—Lelouch... Por favor, no vuelvas a alejarte de mí. No quiero perderte.
Él acarició el rostro de la chica y respondió la frase que Nene recordaba con especial cariño. A pesar de haberla dicho ella misma.
—Nunca me perderás. Sin importar lo que pase...
— yo siempre estaré contigo —dijeron ambos.
Miraron a Sparrowmon para comunicarle que era la hora de seguir luchando y él asintió decidido. El Xros Loader de Nene emitió un resplandor potente y cegador que pronto comenzó a rodear el cuerpo de Sparrowmon. Nene tomó un profundo respiro. Lelouch, al darse cuenta del temor que sentía su amada, decidió hacer una última intervención.
—No temas, Nene —dijo—. Es nuestro deber proteger a quienes no pueden defenderse de los más poderosos.
Ella asintió.
—Sí, tienes razón... —respondió la chica con toda su fuerza renovada y su fuego interno reavivado—. Este mundo será juzgado por nosotros.
Se miraron por una fracción de segundo. De alguna manera, ambos supieron que era el momento. Así que exclamaron a la par, al mismo tiempo que la figura de un Geass aparecía en la pantalla del Xros Loader:
— ¡Sparrowmon, Chou Shinka!
El Geass brotó de la pantalla del Xros Loader y la luz terminó por cubrir completamente el cuerpo de Sparrowmon.
El Digimon de Nene soltó un grito cuando la Luz de la Súper Evolución comenzó a hacer su trabajo.
Sparrowmon dejó ir su cuerpo de máquina por un momento, para transformarse en la silueta de una mujer tan sensual como sólo podría ser Mervamon. Aún a pesar de que la Súper Evolución no la afectó a ella en lo más mínimo. Los ojos de la silueta de color blanco resaltaban gracias a su color púrpura. Con su mano izquierda, la mujer imitó el movimiento estilizado de Lelouch para cubrir sus ojos durante una fracción de segundo. Al descubrirlos, dos Geass habían remplazado al iris de color púrpura. Pestañeó un par de veces para activar el poder, desatando así el resto de su transformación. Todo su cuerpo fue cubierto por el metal más duro que podía existir en el Mundo Digital. Su armadura, de color dorado, resplandecía y resaltaba gracias a aquellos pequeños detalles de color azul marino. Recordaba un poco al traje del mismo color que Lelouch solía utilizar cuando adoptaba su rol de Zero. Sus manos se transformaron en dos alas metalizadas y cubriendo su cabeza, de la cual brotaba su larga cabellera de color verde, se encontraba una máscara que parecía asemejar a un ala de color cobre. La máscara cubría únicamente su ojo derecho, el ojo izquierdo estaba descubierto. En su pecho se encontraba el símbolo de un Geass, resaltando en color negro con bordes de color rojo.
Al hacer su aparición, el Digimon cayó de pie sobre la tierra y cruzó sus brazos, sus alas, proyectando una sombra que tenía la misma forma de la sombra que habría proyectado el líder de la Orden de los Caballeros Negros cuando tenía su capa puesta y su máscara cubría su rostro.
Cuando la luz se disipó, todos quedaron totalmente impactados.
Aquella mujer, aquella máquina, aquella cosa que había tomado el lugar de Sparrowmon hizo el estilizado movimiento con su mano derecha para retirar los efectos del Geass de Lelouch. DarkKnightmon, sin haber querido hacerlo, cayó de rodillas al suelo cuando recuperó la movilidad de su cuerpo. El nuevo Digimon le dirigió una mirada gélida. Una mirada que recordaba al mismísimo Zero, como si el espíritu del hombre enmascarado se hubiese alojado dentro de su cuerpo. Ella, sin dejar de mirar a DarkKnightmon, repitió el movimiento con su brazo para que una fuerza invisible se desprendiese de su cuerpo y se encargara de romper todas las ataduras de los demás miembros del equipo.
— ¿Qué clase de Digimon es ese? —preguntó Katsura una vez que se encontró libre.
Tan impactada estaba que no pudo pensar en levantar su DigiLector para obtener la información. Yuu corrió hacia Kira para ayudarla a ponerse en pie. Tagiru hizo otro tanto con Nunally. Nene y Lelouch, igualmente sorprendidos, se habían quedado sin habla.
La mujer, por fortuna, respondió.
Su voz era similar a la de Sparrowmon, combinada con otra más.
Una voz enigmática.
Indiferente.
Lelouch, Nene, Tagiru, Mervamon y Nunally sólo pudieron pensar en CC.
—Soy RaptorSparrowmon —dijo—. Y este mundo será juzgado por mí. Tú, DarkKnightmon —añadió sin dejar de mirar a su enemigo—. Has caído muy bajo al intentar destruir a Nene de esta manera. Así que espero que estés listo para enfrentarte a mí. De lo contrario, todos comprobaremos que no eres más que un cobarde. Después de todo, los únicos seres que pueden hacer daño son aquellos que están dispuestos a dañarse a sí mismos.
Lelouch sonrió.
Era como si Sparrowmon hubiese tomado también un poco del muchacho a la hora de transformarse.
D'Arcmon, sin que nadie escuchara lo que ella decía, sólo pudo mirar a Lelouch con incredulidad. El muchacho aún sostenía el Xros Loader junto con Nene y la pantalla brillaba más que nunca.
Fue similar a una revelación.
—Esto... ¿Es eso lo que Clarisse quiere obtener de ese muchacho...? —Musitó el ángel—. ¿El Code Xros...?
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