Capítulo L: El Centro de Comando de Arukenimon

     Katsura yacía inconsciente, esperando impasible a que su cruel e ineludible destino la alcanzara. El DigiLector de color azul se encontraba totalmente fuera de su alcance. La imponente máquina, que en ese momento absorbía los datos de un indefenso Pagumon, causaba un zumbido molesto y ensordecedor. El Emblema de la Amistad dejó salir un leve destello de color azul, que le dio a Katsura la fuerza para abrir lentamente los ojos. Se incorporó trabajosamente, sintiendo el dolor punzante en el lado izquierdo de su cabeza. Llevó su mano derecha hacia ese punto y al mirar sus dedos, descubrió que la herida sangraba. Miró entonces a su alrededor. Sus amigos estaban allí, heridos e inconscientes. Tomó el tobillo derecho de Kiriha con una mano y le dio una fuerte sacudida para hacer despertar al muchacho. No funcionó. Kiriha estaba fuera de combate. Katsura intentó darle un par de sacudidas a Nene por los hombros, sin éxito.

Estaba totalmente sola.

Se levantó tan velozmente como el aturdimiento le permitió y buscó su DigiLector entre el montón de aparatos que descansaban sobre la mesa de metal. Lo encontró fácilmente entre los Xros Loaders de Taiki y Tagiru, era sencillo identificarlos pues ambos eran de color rojo. Se dio cuenta en ese momento de que el DigiLector de Kira no estaba entre la maraña de dispositivos. Miró a su alrededor y corroboró, para su infortunio, que su amiga de las gafas de aviador tampoco estaba ahí.

—Kira... —musitó angustiada.

Obedeciendo a un impulso, se colocó de rodillas a un lado de Nene y colocó sus dedos pulgares sobre los párpados de la joven Idol. Aplicó un poco de presión, intentando despertar así el intenso dolor que la chica padecía en el ojo que portaba el Geass. El plan dio resultado, pues Nene soltó un desgarrador grito que Katsura tuvo que acallar cubriendo la boca de la chica con una mano. Nene pestañeó un par de veces, sintiendo cómo brotaban abundantes lágrimas de sus ojos. El Geass brillaba incandescentemente y el dolor era mucho peor que haber recibido un rocío de corrosivo ácido en el rostro.

—Kira no está aquí —se apresuró a decir Katsura.

— ¿Y esa te parece una buena razón para lastimarme? —le espetó Nene, apartando con violencia la mano que cubría su boca.

Nula fue la atención que prestó a la respuesta de Katsura, pues sus ojos púrpura se fijaron de inmediato en la colosal máquina. El indefenso Pagumon había palidecido y su cuerpo comenzaba a desaparecer con aparentemente dolorosa lentitud.

— ¿Qué clase de sitio infernal es este...? —preguntó Nene para sí misma.

Recibió entonces un golpe de cordura. Miró hacia el lugar donde sus amigos yacían inconscientes y buscó con la mirada el rostro de Lelouch. Él no estaba allí. Tagiru y Nunally fueron los únicos rostros familiares y queridos que ella pudo encontrar.

—Lelouch... —musitó Nene devastada—. Él no está aquí...

No pudo forcejear contra Katsura cuando la chica tomó a Nene por los hombros para ocultarse ambas detrás de la máquina. Katsura tuvo que tomar aquella decisión apresurada cuando escuchó los pasos de un Digimon que se acercaban a la habitación. Los gruñidos que soltaba la bestia llenaron la habitación entera cuando él atravesó el umbral de la puerta. Las dos chicas tuvieron que cuidar que el sonido de sus respiraciones no llegara a los agudizados oídos de la bestia. Katsura, discretamente, sacó una mano de su escondite intentando dirigir el DigiLector hacía el enemigo para obtener su información. Al pasar un par de segundos, volvió a ocultar su mano y miró en silencio la descripción que había aparecido en la pantalla.

WEREGARURUMON

ES LA DIGIEVOLUCIÓN DE GABUMON EN EL NIVEL PERFECCIONADO

SU TÉCNICA ESPECIAL ES LA PATADA GARURU

Nene, quien también había leído la información del Digimon en el DigiLector de Katsura, tomó el aparato de las manos de la chica y lo utilizó para mirar a través del reflejo. WereGarurumon se movía casi mecánicamente, como si cada uno de sus movimientos estuviese siendo controlado por fuerzas que quizá él mismo no podía entender o explicar.

Nene sintió que su corazón se aceleraba cuando el reflejo en la pantalla del DigiLector le mostró que WereGarurumon tomaba a Nunally por los tobillos para arrastrarla y sacarla del camino. La indefensa Nunally quedó al otro lado de la habitación, pues el objetivo de WereGarurumon era levantar a Kiriha del suelo como si el cuerpo del muchacho hubiese sido un simple costal de patatas. Nene no pudo ver lo que WereGarurumon hizo una vez que el reflejo dejó de mostrarlo. Debía sentirse agradecida, pues le fue imposible presenciar la manera en la que, tras presionar un par de botones, el pequeño Pagumon fue destruido por completo.

Lo siguiente que se escuchó fue un par de sonidos metálicos, a los cuales precedió la salida de WereGarurumon de la habitación. Nene y Katsura, tras haber escuchado que los pasos se alejaban, salieron del escondite. Fue la joven Idol la primera que llegó al otro lado de la máquina y, alarmada, buscó el panel de control de la misma.

Kiriha se encontraba dentro, en el lugar que antes le había pertenecido a Pagumon, y un par de Datos habían comenzado a escapar de su cuerpo.

Quizá fue gracias a la constante nostalgia que sentía cada vez que debía luchar y extrañaba la comodidad del interior de un Knightmare, pero Nene no tuvo problemas para asemejar los controles de la máquina con el tablero mediante el cual solía controlar al Gawain. Encontró una gran similitud en uno de los botones, que era casi idéntico al que ella reconoció como el botón que accionaba la compuerta de salida del imponente Knightmare. Sin dudar un solo segundo, presionó el botón y consiguió liberar al muchacho rubio. Katsura consiguió atrapar al chico antes que él fuera a dar al suelo. Kiriha recuperó el conocimiento con un sobresalto, inhalando de golpe tal cantidad de oxígeno que tuvo que toser un poco para poder recuperarse.

—Kiriha, ¿te encuentras bien?

Él asintió en silencio al escuchar la voz de la joven Idol. Se incorporó entonces, liberándose del agarre de Katsura y miró la máquina con el seño fruncido. Un ligero mareo se apoderó de él. Nene y Katsura pudieron atribuirlo inmediatamente a los estragos que la máquina causaba en el cuerpo de sus víctimas.

— ¿Dónde estamos? —preguntó Kiriha.

Katsura fue quien tuvo que responder, pues Nene ya se encontraba intentando reanimar a Nunally.

—No estoy segura —dijo—. Desperté hace un momento. Había un Pagumon en esa máquina, sus Datos estaban siendo absorbidos. Sea quien sea quien nos ha atrapado aquí, sin duda quería hacer lo mismo con nosotros.

— ¿Cómo llegamos aquí? —Continuó Kiriha—. Lo último que recuerdo es haber atravesado el portal en la Zona Cielo.

—Yo tampoco lo recuerdo —dijo Katsura—. Pero eso no es todo. Kira ha desaparecido.

—Lelouch tampoco está aquí.

Nene se unió finalmente a la conversación cuando Nunally pudo ponerse en pie nuevamente. Nunally se aferraba con fuerza a la mano de Nene, temerosa a causa de la excesiva violencia que el enemigo había utilizado para empujarla hacia la inconsciencia. Sus cabellos castaños estaban manchados con la sangre que emanaba de su cabeza.

—Yuu... Yuu tampoco está ahí —aportó Nunally con timidez tras haber dirigido una veloz mirada al grupo de chicos y chicas que aún no habían despertado.

—Esto se pone cada vez peor —dijo Katsura—. Cada uno de nosotros ha ido desapareciendo lentamente desde que llegamos a este mundo. La primera fue Natsumi.

—CC también desapareció —informó Nene.

Poco importaba en ese momento aclarar las dudas acerca de quiénes eran las personas que respondían a esos nombres.

—Miyu también se fue —continuó Katsura—. Y, ahora, han desaparecido Kira, Yuu y Lamperouge. Tiene que existir alguna razón por la cual ellos se han ido.

—Quizá no se han ido —aportó Kiriha con tono sombrío—. Tenemos que encontrarlos antes de que sea demasiado tarde.

—Antes de hacer cualquier otra cosa, debemos saber qué lugar es este —dijo Katsura decidida—. Tendremos que dividirnos. Dos de nosotros irán a explorar los alrededores y los dos restantes se quedarán aquí para ayudar a que los demás despierten.

—Yo iré a explorar —se ofreció Nene, totalmente indispuesta a recibir una negativa—. Tengo que encontrar a Lelouch cuanto antes.

—Y yo tengo que encontrar a Kira —dijo Katsura—. Amano, tú y yo iremos juntas a explorar. Así que Aonuma y...

—Nunally vendrá con nosotras —se adelantó Nene—. Ya que Lelouch no está aquí, es mi deber cuidar de ella.

—Ella no puede defenderse —intervino Kiriha—. Si ustedes explorarán este lugar, sin duda se encontrarán con nuestros enemigos. Esa chica estará más segura aquí dentro.

—No necesita a nadie más que a mí —respondió Nene—. Lelouch nunca me lo perdonará si no me encargo de protegerla yo misma.

En silencio, Nunally sólo le dio un fuerte apretón a la mano de Nene.

—Bien —accedió Katsura—. Vámonos ya, entonces. Estamos perdiendo el tiempo.

Nene asintió y fue a la mesa de metal para tomar su Xros Loader de entre el montón de aparatos. Pero ni bien pudo ver todos los Digivices ahí acumulados, se llevó una abrumadora sorpresa.

Su Xros Loader no estaba ahí.

Lelouch tardó sólo un par de minutos en acostumbrarse al devaneo que le esperaba al ir como compañía de Yuu y Tswarmon. El Digimon ninja tenía que llevar en sus brazos a ambos chicos mientras se teletransportaba de una plataforma a otra, causando que ambos sintieran una ligera sensación de vértigo. Yuu lo sobrellevaba demasiado bien. Lelouch, por otro lado, muy en el fondo deseaba poder viajar por tierra firme.

— ¡Nos acercamos a la Torre Oscura! —exclamó Tswarmon cuando hizo uno de los teletransportes.

El chico moreno dejó salir una exclamación de desagrado cuando el vértigo volvió a apoderarse de su estómago.

Casi quince minutos, eternos minutos, tardaron en llegar a la plataforma donde la imponente Torre Oscura lucía todo su macabro esplendor. Al mirarla con detenimiento, Lelouch le encontró cierto parecido con una pieza de ajedrez. No había puertas, ventanas, nada que indicara que la torre podía estar habitada. Pero igualmente, la fuerte conexión que el chico tenía con su amada le hizo mirar hacia el punto más alto y decir con inmensa seguridad:

—Nene y Nunally están ahí adentro.

— ¿En verdad crees que así sea? —le preguntó Yuu.

Lelouch asintió en silencio.

—Necesitaremos un plan para poder entrar sin ser vistos —dijo Tswarmon—. Somos los únicos que podemos entrar en este momento.

—Somos dos humanos y un Digimon... —razonó Yuu velozmente.

—Tengo el Xros Loader de Nene.

Para sorpresa de ambos, Lelouch tendió el Xros Loader de color lavanda hacia el chico rubio. En paz. Sin intentar evitar que Yuu lo tomara. Sin ser tan hostil como ya se había hecho su costumbre.

Yuu tomó el Xros Loader y lo examinó durante un momento. La pantalla estaba apagada, no parecía haber señales de vida dentro del aparato. El chico incluso sacudió un par de veces el dispositivo en un vano intento de hacerlo funcionar. Resignado, le entregó de vuelta el Xros Loader a Lelouch y dijo:

—Mi hermana es la única que puede utilizarlo. Mientras no la hayamos encontrado, no podremos utilizar ese Xros Loader.

—No comprendo por qué Nene desapareció sin llevarse su Xros Loader —dijo el chico moreno, aún impresionado por la repentina calma que reinaba entre él y el chico rubio.

—Lo que yo no puedo entender es la razón por la que nosotros estamos aquí y los demás no —dijo Yuu—. Algo terrible tiene que haber ocurrido con ellos. No podemos perder más tiempo. Debemos encontrar a los demás y volver para ayudar a Kira.

— ¿Yuu, tienes algún plan en mente? —preguntó Tswarmon.

—En realidad, no puedo pensar en nada que podamos hacer para entrar —respondió el chico rubio—. Además, en estos momentos corremos peligro. Si no nos han atacado aún, significa que dentro de la torre nos espera una emboscada.

Lelouch dio un par de pasos hacia adelante. Miró de nuevo hacia el punto más alto y dijo, al mismo tiempo que sujetaba el Xros Loader de color lavanda con toda la fuerza que fue capaz de reunir:

—Tengo un plan.

Giró un poco la cabeza para mirar a Yuu y esperó una respuesta.

Lo que el chico rubio dijo, tal y como Lelouch esperaba, sólo interpuso un bache en el camino.

—No —dijo Yuu con firmeza—. Tú no conoces este mundo. Cualquier plan que hagas sólo resultará en fallos y tragedias. También yo quiero rescatar a mi hermana, y a mis amigos, pero nada de lo que tú puedas hacer funcionará.

Lelouch le dedicó una gélida mirada.

—Nene nunca mencionó que tú fueses un buen estratega —espetó el chico moreno con hostilidad—. Aunque... Quizá debamos pretender que todo esto es un juego. Así, quizá se te ocurra alguna idea. Cada segundo que pasamos aquí, es un segundo que podría estar poniendo en peligro las vidas de Nene y de mi hermana.

—Yuu —intervino Tswarmon antes de que Yuu intentara terminar con la discusión mediante algunos cuantos golpes—, Kira les ha pedido que aprendan a llevarse bien. Ella en estos momentos está luchando para ayudarnos a ganar tiempo. Queramos aceptarlo o no, ese chico podría ser de gran ayuda para nosotros.

Lelouch no pudo evitar sentirse ofendido al haber escuchado aquellas palabras. La expresión de su rostro se endureció y él adoptó el rol de Zero. Urgió a Yuu con una severa mirada. El chico rubio sólo soltó un cansino suspiro y asintió.

—Bien —le dijo resignado—. Pero si una tragedia ocurre allí dentro, será únicamente tu culpa.

—Será culpa de ambos —dijo Zero con severidad—. Mía, por no haber pensado bien en el plan. Y tuya, por no haber cambiado y seguir siendo un maldito lunático traidor.

Yuu sólo pudo presionar los puños con fuerza.

En el fondo, confiaba plenamente en que su hermana hubiese hecho una buena elección al salir con aquel chico moreno. Sin embargo, para él era imposible otorgarle la misma confianza a alguien que no podía parar de mencionar su pasado para intentar herirlo. Un pasado que Yuu deseaba poder olvidar y enterrar para siempre.

Al salir al pasillo, luego de que Keramon se encargara de abrir la puerta, Nene y Katsura descubrieron que se encontraban dentro de una Torre Oscura. No había lugar a dudas, pues lo único que podían ver era una larga escalera de caracol que daba la impresión de conducir a un abismo sin fin. Nene tuvo que extender un brazo derecho frente a Nunally para evitar que la pequeña se inclinara demasiado hacia adelante. Corría un viento demasiado gélido en aquel lugar, tanto que las tres chicas pudieron ver el vaho que salía de sus bocas. Keramon, impactado, sólo podía mirar alrededor con la boca tan abierta como si quisiera devorar un ser colosal de un solo mordisco.

—Este lugar me causa escalofríos —se quejó Katsura.

Su voz se propagó con un eco traicionero.

— ¿En verdad mi hermano se encuentra dentro de este lugar? —preguntó Nunally con inocencia tras haber dirigido una angustiosa mirada hacia la parte superior de las escaleras.

—Si no lo está, encontraremos alguna manera de contactarlo —le aseguró Nene.

—Estamos realmente en una Torre Oscura, así que la única manera de saber lo que está ocurriendo aquí será si conseguimos llegar al centro de comando. ¿Alguien tiene alguna idea?

—Abajo —sugirió Nunally.

Nene negó con la cabeza.

—Es arriba —aseguró la joven Idol—. Tenemos que ir al punto más alto de la torre. En la Zona Verde, Devimon se ocultaba en la cima.

—Infermon podrá llevarnos más rápido que si nosotras subimos los peldaños por nuestra cuenta —propuso Katsura—. Además, un poco de protección extra nos será útil.

Nene asintió para dar su aprobación a ese plan.

La Digievolución de Keramon causó un barullo imposible de ignorar. Las tres chicas tuvieron que subir al lomo del insecto para emprender la subida tan pronto como fuese posible. Ninguna de ellas podía siquiera imaginar que ya había alguien esperándolas en el punto más alto de la Torre Oscura.

Yuu no quería admitir lo mucho que le sorprendía el hecho de que Lelouch hubiera encontrado una entrada a la fortaleza con forma de una pieza de ajedrez. Convenientemente, la puerta estaba diseñada para mimetizarse con el aspecto general de la Torre Oscura. El marco, una pequeña rendija que emanaba una tenue luz, podía ser facilmente visto por un ojo bien entrenado. Lelouch descubrió de inmediato la razón por la cual no había ningún tipo de vigilancia en el exterior. Al colocar una mano sobre la puerta, una corriente eléctrica causó que su piel se tornara de una débil tonalidad rojiza. Era una quemadura de primer grado.

—Hay un mecanismo de seguridad —razonó Zero—. No es necesario que ellos protejan la Torre Oscura. Los Digimon enemigos deben estar dentro.

—Si no podemos tocar la torre, tendremos que entrar por debajo de la tierra.

Zero negó con la cabeza.

—Eso sólo llamaría la atención —dijo el chico moreno—. Tenemos que desactivar el mecanismo de defensa.

— ¿Cómo? —preguntó Yuu.

—Tú —respondió Zero, dirigiéndole a Tswarmon una mirada demandante—. Una de tus técnicas conduce electricidad. ¿Es correcto? —Tswarmon asintió—. Utiliza esa técnica contra la puerta de la torre. Aplica tanta potencia como te sea posible.

Tras haber recibido la autorización de Yuu, Tswarmon utilizó la Digi-Ninpou de las telarañas explosivas que cubrieron toda la extensión de la puerta de la torre. Los hilos de color blanco se arraigaron al marco de la puerta y, de un momento a otro, dejaron salir una potente descarga eléctrica que causó que el humo comenzara a desprenderse de la puerta. El olor del metal calentándose causó que Lelouch y Yuu tuvieran que cubrir sus narices con una mano. Tswarmon retiró el ataque cuando la puerta de la torre se tornó de color rojo y dejó salir un par de pequeños estallidos. Los tres tuvieron que dar un par de pasos hacia atrás para observar la manera en la que el campo protector desaparecía.

Zero sonrió con malicia.

Yuu no quiso admitir que el chico había dado en el clavo correcto.

Era inquietante saber que no habían encontrado ningún tipo de dificultad. La escalera de caracol únicamente subía, sin conducir a ningún otro tipo de habitación. Tampoco había rastro alguno de los vigilantes que, cualquiera hubiera esperado, tendrían que haber estado cuidando el interior de la Torre Oscura. El silencio solamente era interrumpido por el zumbido que Infermon producía al moverse.

Llegaron finalmente a su destino: una gigantesca puerta de color negro que asemejaba, hasta cierto punto, el estilo colonial que Nene asoció inmediatamente con Britannia. Era el último rellano. No había más peldaños que subir.

— ¿Será aquí? —preguntó Katsura en voz baja, casi como si estuviese hablando para sí misma—. Nada de esto me da buena espina.

—Ya es tarde para retractarnos —dijo Nene—. Puede ser el único sitio donde encontremos respuestas. Los demás están esperándonos, así que no debemos tardar mucho tiempo.

— ¿Qué haremos ahí, Nene? —le preguntó Nunally un tanto temerosa.

Nene soltó un pesado suspiro antes de responder.

—Tenemos distintos objetivos —dijo—. Descubrir qué diablos es esa máquina en la que WereGarurumon intentó dañar a Kiriha. Encontrar mi Xros Loader. Y, lo más importante, saber en dónde se han metido Lelouch, Kira y Yuu.

Principalmente Lelouch, pensó Nene.

—Cinco minutos —dictaminó Katsura—. Sólo estaremos allí dentro durante cinco minutos.

Tras haber conseguido que Nunally y Nene estuvieran de acuerdo con el plan, Katsura le ordenó a Infermon que se encargara de abrir la puerta. Infermon utilizó sus brazos extensibles para sujetar la puerta, aplicando así la fuerza suficiente para poder abrirla. Katsura tuvo que ser extremadamente específica con las órdenes que le dio a su Digimon para evitar que éste llamara más atención de la debida con una explosión que derribara la puerta.

Ni bien se encontraron dentro de la nueva habitación, descubrieron la gran cantidad de pantallas mediante las cuales se mantenían vigilados todos los rincones de la Zona.

O todos los rincones que aún no habían sido destruidos.

— ¿Qué clase de lugar es este...? —musitó Nene.

—Encuentro más angustiante el hecho de que no haya más que algunas pocas zonas intactas —respondió Katsura—. Los datos se desprenden de cada una de las plataformas...

—Tiene que haber ocurrido una masacre —asintió Nene.

Nunally se mantuvo en silencio.

La atención de las tres chicas se centró entonces en aquella diminuta figura de oscuro color gris que se encontraba hecha un ovillo en la silla que debía ocupar el vigilante de las pantallas. Katsura apuntó con su DigiLector hacia la criatura para obtener su información, descubriendo así que se trataba de un indefenso Gotsumon. El pobre Digimon temblaba de pies a cabeza. Estaba hecho un manojo de nervios.

—No puede ser un enemigo —razonó Nene—. Debe tener mucho más miedo que nosotras.

—De cualquier modo, no podemos dejar ningún testigo —le respondió Katsura y se preparó para dar la orden a su Digimon.

Nunally, sin embargo, hizo que su voz se escuchara.

— ¡No pueden lastimarlo! —exclamó—. Él no les ha hecho ningún mal. ¿Por qué tiene que morir?

Nene, mordiendo un poco su labio inferior, asintió.

—Nunally tiene razón —dijo la joven Idol—. Dejemos a ese pequeño vivir en paz. Ya hemos visto suficientes injusticias como para, además, ser quienes comiencen a causarlas.

Gotsumon se mantuvo oculto, sin querer mirar a las recién llegadas. Escuchó la forma tan veloz en la que Nene y Katsura manipulaban los controles del sistema de vigilancia y deseó poder levantar un poco el rostro para brindarles ayuda. Maldijo entonces el tan intenso temor que sentía tan sólo al imaginar el rostro de Arukenimon.

—Estamos en la Zona Polvo —explicó Infermon tras haberse acercado un poco a las pantallas.

Katsura frunció un poco el entrecejo.

—Esto es extraño —dijo Nene, robando las palabras de la boca de Katsura—. Lo que Karminmon dijo en la Zona Verde fue que la Zona Bosque era la siguiente luego de visitar la Zona Cielo. Al menos, ese fue el orden en que las mencionó. ¿Por qué hemos llegado a otra Zona?

—Mira esto —intervino Katsura.

Hizo una pausa mientras intentaba manipular una de las imágenes que había aparecido en una de las pantallas. Se trataba de un mapa dibujado de forma burda, un mapa que estaba conformado por pequeños círculos luminosos que, con letras japonesas, señalaba los nombres de cada Zona. Todos los círculos se encontraban alrededor de un círculo un tanto más grande, el cual sólo tenía un símbolo que a Nene le pareció abrumadoramente familiar.

Un símbolo que a ella le hizo recordar aquellos días en los que fue la general de ese mismo ejército.

— ¿Cuántas Zonas mencionó Karminmon? —preguntó Katsura acalorada.

Tras haber hecho el cálculo mental, Nene respondió.

—Doce.

Katsura presionó un botón que agrandó un poco más la imagen.

—Doce círculos —dijo—. Están señalando todas las Zonas del Mundo Digital. ¿Qué Zonas han sido liberadas hasta ahora?

De nuevo, Nene tuvo que apresurarse para hacer el conteo mentalmente.

—La Zona Isla, la Zona Magma, la Zona Lago y la Zona Arena.

—Cuatro Zonas —razonó Katsura, Nene asintió—. Cuatro círculos ahí, en esa imagen, están señalados con luces de color rojo. ¿Crees que eso pueda significar algo?

—El resto de las Zonas están señaladas con luces de color verde —respondió Nene—. Observa el orden en el que están esas mismas luces. Es idéntico a la manera en la que nosotros hemos estado moviéndonos a través de este mundo. Un segundo... —dijo al haber visto que un pequeño medidor de color negro parpadeaba en la pantalla—. ¿Qué es eso?

Katsura no tuvo problemas para mirar aquello.

La curiosidad mató al gato, pensó irónicamente la chica mientras presionaba el botón correcto.

—Maldición... —dejó salir Katsura entre dientes cuando pudo ver lo que el medidor señalaba.

En letras japonesas, el medidor ponía:

PANDEMONIO DE BAGRA

57.8% COMPLETADO

—Ophanimon dijo que esa tal Clarisse estaba intentando obtener todos los Datos del Mundo Digital —recordó Nene apesadumbrada y un tanto enfurecida—. Eso quiere decir que este mundo está cada vez más destruido. El Pandemonio de Bagra se acerca.

—A esto estaba refiriéndose —asintió Katsura—. Cuando vimos la Zona a través de las pantallas, lo datos estaban desprendiéndose de los bordes de los pocos terrenos que aún estaban ahí. Y si esa máquina que vimos antes está relacionada...

—No puedo recordar con exactitud el nombre del soberano de la Zona Polvo —dijo Nene disgustada.

—Arukenimon —informó Infermon—. Es Arukenimon quien ha conquistado este lugar.

—Arukenimon, entonces, es quien está recolectando esta información —dijo Katsura e hizo una pausa para continuar navegando entre los archivos del gran computador—. Pero, ¿por qué? ¿Qué es lo que quiere?

Tras haber presionado un botón, Katsura acceso a una base de datos un tanto abrumadora.

Debajo de las fotografías de cada uno de los miembros del equipo, se encontraban toda la información que pudiese haber sido recolectada. Fuerzas y debilidades. Los puntos que debían ser golpeados en cada uno de sus Digimon para poder vencerlos... Y un desolador tono de color gris cubría las fotografías de algunos de los miembros faltantes del grupo.

— ¿Por qué las imágenes de Natsumi y Miyu han sido señaladas de esa manera? —preguntó Katsura, sintiendo cómo un escalofrío recorría su espalda de la misma forma que habría hecho una serpiente.

— ¿Por qué aparece allí la información de Lelouch? —devolvió Nene con voz aguda, completamente aterrada.

El pequeño expediente del misterioso muchacho, entre toda la información que albergaba, revelaba su verdadera identidad así como su verdadero nombre.

No aparecía allí el nombre de Lelouch Lamperouge, sino el nombre de Lelouch vi Britannia.

El 17° príncipe del sacro imperio que había doblegado a Japón.

¿Qué puede estar buscando esa tal Clarisse, como para conocer esos datos acerca de él? Pensó Nene apesadumbrada. Y si conoce el verdadero origen de Lelouch, ¿sabrá algo acerca del Geass...? ¿Tendrá ella alguna relación con la desaparición de CC...?

—Amano.

Nene salió de su ensimismamiento con un sobresalto al escuchar la voz de Katsura.

Un vuelco en su corazón casi le robó por completo el aliento, al mismo tiempo que le dio una gran sensación de alivio.

En una de las pantallas, debajo de un aviso luminoso que ponía INTRUSOS, se encontraban Yuu, Tswarmon y su amado príncipe presuntamente muerto. Los tres se movían con sigilo, subiendo juntos la escalera de caracol.

—Es mi hermano —habló Nunally finalmente—. ¿Dónde está él ahora?

—Deben haber entrado a la torre —respondió Nene sin poder disimular su alivio.

—Kira no está con ellos —dijo Katsura—, pero ya no tenemos más tiempo para seguir mirando lo que hay aquí dentro.

—Tenemos que llevarnos esa información —dijo Nene—. No podemos permitir que ningún otro enemigo sepa más acerca de nosotros. ¿Hay alguna manera de...?

Katsura, haciendo uso de una gran habilidad informática, encontró una rápida solución al problema. Obedeciendo a un impulso, la chica tomó su DigiLector y apuntó con él hacia los expedientes de los miembros del equipo. Presionó un botón y el dispositivo dejó salir un haz de luz de color azul que recorrió un par de veces toda la extensión de la pantalla. Al cabo de unos segundos, un mensaje apareció en la pantalla del DigiLector:

ESCANEO COMPLETO

Satisfecha, Katsura devolvió el DigiLector a su bolsillo y se preparó para presionar el botón con el que, ella pensaba, podría hacer lo que Nene quería conseguir.

Sin embargo, tuvo que detener la punta de su dedo índice sobre el botón cuando las tres chicas, Infermon y Gotsumon, escucharon aquella siniestra voz justamente encima de sus cabezas.

—Yo no haría eso si fuera tú, Katsura Shinyuga.

Nene y Katsura, intentando proteger a Nunally, retrocedieron a la par para cubrir a la pequeña. Dirigieron una mirada hacia arriba, deseando a los pocos segundos no haberlo hecho nunca.

Las patas del Digimon arácnido causaban un sonido terrorífico cuando ella se desplazaba sobre el metal que cubría las paredes de la torre. Sus ojos brillaban como si del mismísimo Lucifer se hubiese tratado.

Ella era combustible de pesadillas.

— ¿Por qué me miran de esa manera? —Preguntó ella, deleitándose con el temor de todos los presentes—. Pareciera que han visto a un monstruo.

Y soltó una carcajada que evocó los peores temores de las tres chicas que la encaraban en ese momento.

Arukenimon de ninguna manera podría ser vencida por ellas.

¿Qué podían hacer una portadora del Geass, una chica lisiada que ni siquiera en ese momento podía controlar el temblor de sus piernas, y la compañera humana de un Infermon en contra de aquel Digimon tan demoniaco?

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