Pasados que destrozan futuros

Después de veintinueve minutos corriendo por fin llego a la casa de mis víctimas. Estoy feliz porque por primera vez no me han especificado la cantidad de gente que puedo matar, eso significa más diversión.

Saco a Ris del interior de mi bota y con rapidez me hago un corte profundo en el brazo. Un escalofrío de placer recorre mi cuerpo y suelto un grito de placer. Hacia tiempo que no sentía mi sangre correr... lo echaba taaanto de menos. Lamo la herida en busca del líquido rojo y cuando entra en contacto con mi lengua, el sabor metálico hace que tiemble de la excitación.

Me acerco a la casa y veo el nombre de la familia inscrito en la pared. Entonces, según lo que pone aquí cualquier persona dentro puede considerarse mi próxima víctima.

Toco al timbre y una chica joven aparece por la puerta segundos más tarde.

- A-ayu..ayuda.. por... favor..- Me dejo caer en sus brazos como si me hubiera desmoronado.

- Que te ha pasado? Aguanta.- Esta poniéndose de los nervios, lo noto.

- Tengo que avisar a los dueños de la casa, viene a por ellos...

- Los amos no están aquí ahora. Pero yo curaré tus heridas hasta que lleguen y podrás hablar con ellos.

- Bfff.. Aburriiiiiiiiido.

- Que?

-Tsk. Supongo que tendré que cambiar de plan.

Cuando muestro a mi preciado amigo los ojos de la chica se salen de sus órbitas. Olfateo el aire, miedo. Empiezo a reírme y antes de que pueda escapar le clavo el arma en la pierna y para que nadie la oiga le tapo la boca.

- No, no, no. Ahora toca jugar.

La cojo del pelo y la arrastro escaleras arriba. Bonita casa, tiene unas preciosas paredes blancas repletas de cuadros. Lástima, creo que hoy toca pintarlas. El suelo esta cubierto por una alfombra roja y yo que pensaba que tendría que decorarlo también.

Dejo de fijarme en mi alrededor, he venido a divertirme no a admirar las vistas. Y de momento esto no está siendo lo que esperaba. 

Dios, que desilusión. Parece que esta chica es la única sirvienta de la casa. Ya les vales. Ricos tacaños. Que más les da darme un juguete o dos, total todos acaban igual. 

Llegamos a la habitación de los dueños (fácil de identificar, es la más ostentosa y pretenciosa de toda la casa, asquerosamente recargada), allí dejo ir a la morena del pelo y me siento a horcajadas encima de ella. Me mira con ojos de verdadero pánico.

- Sabes? Esto es divertido. Pero lo mejor no es asesinar, lo mejor es como disfrutará viéndolo la princesita.- Me rió animadamente.- Espero que te guste lo que vas a ver. Vamos a disfrutar mucho vale?

- Déjame por favor. No te he hecho nada.- Que pesados se ponen suplicando, nunca entienden que da igual lo que digan. Además me molesta.

- Cállate no ves que estoy hablando! Pues lo que te decía, disfruta Syb.

Cojo a la muchacha del cuello y la estampo contra la pared, oigo un crack y su cabeza queda colgando. No, dime que no la he matado tan pronto. Busco su pulso pero no lo encuentro. Mierda, que débil es esta gente. Pero bueno esperaré al plato principal .

Al fin... he estado aquí durante dos horas esperando, pensaba que ya no llegarían nunca. La primera en entrar en la habitación es la mujer que profiere un grito que retumba por toda la casa. Su marido entra corriendo y cae al suelo al ver a su preciosa criada colgada del techo con los intestinos fuera. Hubiera sido más divertido si hubiera estado viva.

Me relamo el labio y cierro la puerta detrás de ellos. Se giran y me ven, me miran con una expresión de terror en sus rostros mientras me acerco a ellos lentamente.

La mujer me tira un tacón a la cabeza, estúpida zorra. Este impacta en mi nariz haciendo que sangre. Ella va a ser la última.

Hago girar a Ris en mi mano mientras me río y lo lanzo.

Me despierto en el suelo delante de casa y cuando todos los recuerdos aparecen en mi cabeza y se amontonan, recuerdo lo sucedido esa noche. Me vómito encima, incapaz de moverme ni un palmo de donde estoy. Estoy cubierta de sangre y jugos gástricos. Menos mal que esta vez tampoco había cenado.

Entonces noto un pequeño movimiento debajo mío, un perro. Busco si tiene collar y entonces lo veo. Grahamm. Agarro al animal y lo estrecho entre mis brazos mientras lloro, lo cual se incrementa cuando noto el dolor agudo de esa parte de mi cuerpo.

Una y otra vez las imágenes de ayer pasan rápidamente por mi mente. Primero aparece Aiden pero tan pronto como ha llegado su silueta es tapada por lo ocurrido unas horas más tarde de nuestro encuentro.

Me muerdo el labio y el sabor metálico hace subir la bilis por mi garganta. Ya ni me molesto por el quemazón que deja esta, estoy demasiado acostumbrada. Aunque pensándolo bien, parece ser todo lo contrario, sigo sintiendo que me voy a morir cada vez que despierto después de un trabajo.

Aprieto más fuerte a la pequeña mascota hasta que suelta un quejido.

- Lo siento, de verdad que lo...- Mis palabras son interrumpidas por otro sollozo.

Subo tambaleándome a mi cuarto y me dejo caer en la alfombra. El perro se hace un ovillo a mi lado y me lame mientras sigo llorando. No merezco su compasión, yo maté a sus dueños. Y por mucho que quiera no puedo cambiar lo que soy. Un monstruo.

Vuelvo a pensar en ese chico que he conocido hace poco y que es el único que me saca una sonrisa y se me parte el corazón. ¿Cómo he podido aspirar a ser su amiga? Soy anormal y una asesina. No me merezco a alguien como él.

Y con estos pensamientos me quedo dormida.

Joder, nadie sabe coger el teléfono en esta casa. Bajo corriendo las escaleras y lo descuelgo.

- Aquí la familia Simons, dígame.

- Así que tu apellido es Simons. Hola Syb.- Es él.

-Ho-hola.

- Me dijiste que podía llamarte y bueno... eso estoy haciendo.

- Ya lo veo.- Se hace de nuevo un silencio incómodo que él rompe de una manera poco acertada.

- Sabes que la familia Grahamm y su criada han sido asesinados esta noche. Han sido esas bestias de los Mer.

- ¿Cómo sabes eso?

- Obviamente porque en la fachada de la casa en grande está escrito con sangre: MER. Y la habitación de los dueños es aún más desagradable han escrito unas frases muy extrañas.- Trago saliva.

- ¿El- el que?

- Escrito en grande pone: "Esperaba que fuera más divertido". Y en más pequeño: " Puede haber un cambio de opinión sin arrepentimiento, pero no hay arrepentimiento genuino sin un cambio de opinión". Esto segundo parece que vaya dirigido a alguien.

Las lágrimas vuelven a caer por mis mejillas.

- ¿Estás bien?

- Sí, lo siento. Me he dejado llevar. Y por cierto, tengo a su perro.

- ¿El perro de quien?

- De la familia Grahamm. Esta mañana estaba enfrente de mi casa bañado en sangre, pero pensaba que se había metido en una pelea o algo, pero por lo que me has dicho, al parecer no es así.- Al final sin poder aguantar rompo a llorar. Me ha vuelto a engañar ese engendro, pero no entiendo como puede burlarse de mi, no me acuerdo de haber pintado eso.- Aún tengo que lavarlo, pero no me atrevo a hacerlo sola, no me gusta la sangre.

- Voy para allá y te ayudo. Espérame.

- No sabes donde vivo.

- Pues dame tu dirección.-Dice francamente. Eso me saca una sonrisa pero se va tan rápido como ha llegado

Se la doy y cuando cuelgo me derrumbo en el suelo autocompadeciéndome.

Soy una cobarde patética, que solo sabe llorar y odiarse a si misma.

Y así, hasta que oigo el timbre me quedo allí sentada, junto al teléfono, abrazándome.

Como os prometí aquí está el nuevo capítulo. Sinceramente me encanta escribir la parte de la asesina (no soy una psicópata ni una sádica que conste >.< bueno... puede que lo segundo si). Estas partes cada vez pueden ir a peor, es decir, ser un poco más específicas y detallistas con las muertes. Si no os gustan estas partes os las podéis saltar peeeeeeeeeeeero pronto serán una parte importante de la historia (se dirán cosas que pueden ayudar a entender que pasa con la familia Mer) . Dicho esto espero que estéis disfrutándolo tanto como yo escribiéndolo. Nos vemos en el siguiente cap. que subiré en unos días (puede que hoy o puede que el martes depende del tiempo que tenga :D ) Baibai :3

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