Palabras que crean dudas
Inspiro, expiro, inspiro, expiro. Sigo así durante una hora hasta que puedo levantarme, incluso así al caminar me voy tambaleando. No tengo apenas fuerzas para arrastrarme a casa, todo es una basura. Otro asqueroso recuerdo añadido a la lista. ¡Yuju! Me obligo a no pensar más sobre lo que ha pasado. Pero por mucho que lo intento las imágenes se amontonan en mi cabeza sin orden. Me paro para jadear, me está suponiendo más esfuerzo del que pensaba moverme. Busco el colgante que tengo alrededor del cuello y lo aprieto, siempre que necesito un empujoncito para continuar lo hago. Fue un regalo de papá y mi bien más preciado. Es un colgante con un árbol que representa la vida, muy irónico, pero así me recuerda lo importante que es esta.
Río con amargura al pensar cuan equivocado estaba mi padre conmigo, él pensaba que sería fuerte y que lucharía contra todo lo que reprensenta nuestra familía e incluso que sería libre. Soy una decepción tanto para él como para mi misma, mi vida podría ser más fácil, pero el miedo no me deja avanzar y por ser tan cobarde me merezco lo que me está pasando ahora mismo.
Dos pequeñas lágrimas recorren mis mejillas arrastrando gotas de sangre a su paso. Genial, llorar es lo que más necesito en estos momentos. Me froto lo ojos con furia, pero es una mala idea porque mis piernas se desestabilizan y caigo.
Alguien me coge antes de que me choque contra el suelo inconsciente. Eso es lo último que recuerdo.
Cuando despierto noto un dolor agudo en la cabeza, dios. Prometo que nunca más saldré a trabajar sin haber comido.
Me entran unas náuseas y me tapo la mano para no vomitar. Acabo de pensar en que volveré a hacerlo muy despreocupadamente. Pero ahora no quiero seguir martirizándome, eso podré hacerlo cuando me encuentre bien.
Abro los ojos esperando ver el techo de madera de mi habitación pero me encuentro con un cielo estrellado en su lugar.
Miro por todo el cuarto y me fijo que por las cortinas se puede ver que ya brilla el sol fuera, entonces vuelvo a mirar hacía arriba y me doy cuenta, alguien lo ha pintado.
Me levanto de la cama y me acerco para tocarlo, no es muy alto así que con las yemas de los dedo lo rozo. Siento como si tocara el cielo y sonrío.
Sigo en mi mundo mirando la pintura cuando oigo que alguien carraspea detrás mío. Me giro y veo a un chaval más o menos de mi edad parado en la puerta.
-Hola...- No se me ocurre algo más inteligente que decir así que callo.
-Hola, parece que ya estás mejor ¿como te encuentras?
-Bue-bueno, me dolía un poco la cabeza pero parece que ya se me ha pasado. Supongo que debo agradecértelo a ti.
- En realidad no, quien te trajo aquí fue mi hermano y quien te curo mi madre. Yo solo tenía curiosidad y vine a verte.- Parece que no sabe mentir, seguramente se preocupo aunque sea una extraña.
- Entonces... gracias a tu familia por ayudarme y a ti por "tener curiosidad"- le guiño un ojo y vuelvo a mirar el techo.
- De nada. Y esto.. puedo preguntar ¿Quien eres?
- Me llamo Sybannah y ¿tu?
- Aiden. Encantado.- Me tiende su mano y se la estrecho.
-Igual.- Le sonrío.
Nos soltamos del apretón y un silencio incómodo se establece entre nosotros. Noto que quiere decir algo pero no se atreve.
Se rasca la cabeza y por fin habla.- Si... si no te incomoda mucho ¿Puedo preguntarte que te pasó ayer por la noche?
Empiezo a temblar, me abrazo para intentar frenarlo pero no funciona. Mi cara se ha descompuesto del miedo y cuando le miro está pálido aunque no creo que tanto como yo.
-Lo-lo siento, es decir, no quería que te acordaras de nada doloroso pero ya sabes "tenía curiosidad.
Intento sonreír pero se convierte en una mueca torcida. Todos los recuerdos de la noche pasada vuelven y las lágrimas me amenazan con volver a salir, pero por alguna razón quiero contárselo, siento que puedo confiar en él aunque sea solo un poco y le cuente la historia un poco cambiada.
Voy a empezar a hablar cuando una chica entra corriendo a la habitación.
- ¡¡Ai-ai-aiden!! Dios mio... han matado a la familia Pelton y han sido ellos seguro, esos monstruos que llevan el apellido Mer.- Veo que por su rostro pasan la desesperación, la tristeza y por último odio.- Esos animales...
Me sube la bilis y creo que voy a vomitar, la gente conoce a mi familia, sabe que somos monstruos y nos detestan. No esperaba menos pero verlo en el rostro de esta chica hace que el golpe me duela más.
Se seca los ojos rapidamente con la manga de su camisa y puedo ver como le tiembla el pulso.
-Melody, lo siento mucho. Sé que querías mucho a Geremias...- Lo dice con un tono muy frío, pero supongo que lo hace para no alterar más a la chica. Ella no parece entenderlo así.
- No sabes nada, ni siquiera sientes un poco de pena. Ellos han muerto y tu sigues con la misma voz neutral de siempre, ¿Acaso eres tan insensible?- Dicho esto se va tan rápido como ha venido.
Veo que Aiden aprieta sus puños hasta hacer que sus nudillos se vuelvan blancos, cuando se gira hacia mi intenta disimular su desolación pero falla estrepitosamente.
-Conmigo no hace falta que actúes, sé que la noticia te ha afectado, se te ve a millas que estás mal.
-¿Qué?
-Lo que has oído. Siéntate.- Increíblemente me obedece y decido sentarme a su lado.- ¿Era gente cercana a tu familia?
-Bueno si, el niño venía muchas veces a jugar a nuestra casa cuando sus padres trabajaban y Melody, mi hermana, siempre estaba con él.
- Parece que todos los apreciabais mucho.
-Claro eran muy buena gente y eran simpáticos con todos. -Asiento para darle a entender que puede continuar pero se queda callado.- Oh mierda, te estoy contando todo esto cuando lo tuyo seguro que es peor.
-Al contrario me gusta oírte hablar sobre tus preocupaciones, es agradable hablar con gente normal de vez en cuando.- Intento volver a sonreír pero vuelvo a fallar en cuanto pienso en la gente con la que hablo. Personas que quieren ver muertas a otras y que ven cumplidos sus deseos cada vez que nos lo piden y, mi tía. Creo que no son los mejores conversadores que he conocido.
- ¿Segura de que no quieres hablar de lo que ha pasado?- Sus palabras me sacan de mi ensoñación. Ha cambiado de tema pero debo decírselo ahora que aún tengo coraje para hacerlo.
- Bueno... Creo que debería contártelo porque lo que me pasó está relacionado con la familia de la que me hablabas.
Su mandíbula se tensa y veo que ha vuelto a apretar los puños.
-¿Que pasó?
-Oí gritos cuando pasaba por delante de la casa y como no veía a nadie a quien pedir ayuda fui corriendo a ver que pasaba pero cuando entré le clavo el cuchillo al hombre en el cuello y me salpicó. El niño y la madre estaban muertos... Ella los mató y disfrutaba viendo como morían, pe-pero a mi me dejo allí sola entre cadáveres antes de desaparecer. Fue... fue.. hor...- Mi voz se rompe en mil pedazos al igual que yo misma. Las lágrimas bajan por mis mejillas pero ya no quiero reprimirlas, quiero llorar. Llorar hasta quedarme sin agua dentro.
Noto como la calidez me invade de repente, los brazos de Aiden están rodeádome y me llevan hasta su pecho. No hace ningún movimientio más y se queda sosteniédome mientras dejo que la desolación apriete mi corazón.
-Tranquila, no podías hacer nada. No se puede luchar contra esos monstruos. Son inhumanos. Y no sienten compasión.
-Monstruos... -Susurro esta palabra y un vacío se crea en mi interior. El pecho se me oprime, me cuesta respirar pero no me importa me gustaría morirme aquí mismo porque no hay nada en este mundo que me importe, ni siquiera yo misma.
Al cabo de media hora o quizás más me quedo seca, no puedo seguir llorando y no es por que no tenga ganas. Tengo tantos motivos para hacerlo pero a la vez pienso que no debería llorar porque todas esas cosas que he oído hoy, ya las sabía y no puedo cambiarlas.
Me aparto del chico al que acabo de conocer y al que he empapado y le dedico una sonrisa, esta vez franca, triste, pero no forzada.
Él me la devuelve pero no es más alentadora que la mía. Me levanto y no espero indicaciones en mi búsqueda hasta su puerta principal. Mientras camino una parte de mi quiere quedarse aquí y no irse nunca para poder hablar con la única persona que me ha escuchado antes pero la otra que es más sabia me devuelve a la realidad junto a una dosis de culpabilidad. ¿Como puedo siquiera pensar en ideas tan egoístas? He sido yo quien ha matado a sus amigos, no tengo derecho a ser normal, a relacionarme o querer una vida sin complicaciones, porque los monstruos no tienen derecho a ello.
Pero cuanto más cerca estoy de la puerta más ganas tengo de quedarme aún sabiendo que no me lo merezco, no puedo evitarlo. Y cuando oigo su voz al cruzar el jardín me doy cuenta de cuan desesperada estaba porque hiciera eso, que me detuviera.
-¡Sybannah! Te olvidabas tu collar.- Me toco el cuello, es cierto, no está.- Estaba manchado de sangre y madre lo limpió, era una pena que algo tan bonito estuviera corrompido por algo tan repugnante. Siento decepción al oír sus palabras, pensaba que querría hablar más conmigo, pero estaba equivocada.
-Gracias y hasta otra.- Retomo el camino hacia mi casa que oigo mi nombre de nuevo.
- Espera, esto... sé que puede parecer raro pero si alguna vez quieres pasarte por aquí no me importaría. Te agradezco que me hayas escuchado aunque fuera poco rato. Así que ya sabes, te estaré esperando.- Se aparta de la cara el mechón de pelo que no lleva atado en la pequeña colla que tiene en la parte baja de su cabeza y se vuelve a su casa.
Yo espero a que entre en su casa y cuando estoy sola en medio de la calle me permito sonreír y pensar que por una vez puede que me toque ser algo feliz.
.............................................................
Espero que os haya gustado este cap. ya estoy escribiendo el próximo y lo colgaré pronto :3
Jeje Aiden al fin aparece, creo que os gustará más a medida que avance la historia. Ya sabéis si queréis comentar muestras impresiones me encantaría saberlas :3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top