Encuentros que auguran problemas
Llevo dos semanas aquí encerrada. Sin ver el sol, solo entrenando. Quiero escapar, quiero huir y no volver a este sitio jamás. Es una tortura, temo volverme loca. Poco me falta. Estoy empezando a olvidar mi vida fuera de estas cuatro paredes. Ai-Ai-Aiden.... socorro.
- ¿Quieres levantarte? Nos queda media hora más y llegaremos al fin. No pensaba que fueras a ser una carga tan grande.
- Ya voy, pero para tu información los humanos necesitamos descansar.
- Y ¿qué te crees que soy yo? ¿un monstruo?- me mira con desprecio y continua andando sin girarse a ver si le sigo. Parece que le ha dolido el pensar que se lo decía... pero en una ocasión él se lo dijo a si mismo, no entiendo a que viene este cambio.
- No quería decir eso...- ¿o si? No sé que pensar.
Me levanto y corro detrás suyo. Miro a derecha e izquierda, el paisaje ha cambiado, mientras subíamos, las montañas eran bastante horripilantes y terroríficas sin naturaleza, solo tierra yerma en la cual el viento te helaba con sus murmullos. Sin embargo, a medida que hemos ascendido la vegetación ha vuelto y está lleno de árboles. ¿No debería ser al revés? En teoría a medida que subes te vas encontrando menos vegetación, aquí no tendría que haber mucha cosa. Pero bueno, el lugar es bonito y dar vueltas por aquí debe ser agradable.
Me tropiezo y me fijo en que también es diferente, ha pasado de ser un camino de tierra a carretera. ¿Y si todo esto hubiera sido hecho por mi familia? Los árboles si se miran con atención no parecen naturales. Me acerco a uno y lo toco, tiene la misma textura que uno normal pero... no desprende la misma esencia que uno cualquiera.
- ¿Son artificiales?
- Sí.
- ¿De qué están hechos?
- Están hechos con fibras artificiales, para darle a este lugar un aspecto más "hogareño".- ríe ante esta última palabra.
- Increíble.- me alejo del "árbol" y vuelvo al camino asfaltado que acaba en una casa.
Es inmensa, se podría decir que es una mansión. ¿Qué clase de familia tengo? Mmm... Pensándolo bien, si han sido capaces de hacer eso con los árboles no me debe extrañar que tengan mucho dinero.
Cuanto más me acerco a la casa más fácil es fijarse en los detalles, tiene dos estatuas de dragón a los lados de la puerta que dan una sensación de protección y seguridad reconfortantes. Las hiedras escalan por las paredes haciendo contraste con su color blanco y acaban en las barandillas de los balcones, es precioso pero también me da una sensación de irrealidad, estas tampoco parecen naturales. Las tejas de un color carmesí al igual que la puerta coordinan perfectamente con el verde y el blanco. Él tenía razón, todo parece estar hecho para que parezca un sitio hogareño.
- ¿Las hiedras son iguales que los árboles?
- Sí.- el tono que emplea me parece muy serio viniendo de él, no ha sido ni grosero ni enfadado como de costumbre, solo formal.- Ah y, te recomiendo una cosa, no hagas preguntas estúpidas como estas o tendrás problemas. Ellos odian perder el tiempo.
- No hago preguntas estúpidas, solo es un lugar nuevo para mi del que que no se nada, ni de las personas que viven en él. ¡Ni siquiera sé cómo te llamas tú!
- Nunca preguntaste, así que no tenía porque decírtelo.
- Y, ¿se puede saber su nombre su majestad?- le digo mientras hago una reverencia.
- Déjate de niñerías, me llamo Dray.
- Bonito nombre.- se me queda mirando con detenidamente, haciendo que me incomode y acabe apartando la mirada.
- Lo odio, pero de alguna manera me tendrán que llamar.
- ¿Por q-?
- Tanta palabrería me empieza a molestar- dice cortándome. Tan simpático como siempre.
Suspiro y le sigo dentro de la casa. Por dentro, es aún más impresionante que por fuera, todas las paredes son blancas y tienen dibujados dragones rojos combinando así con los jarrones que están colocados perfectamente en pequeñas columnas de apariencia griega.
Me hago una nota mental: no acercarme a ellos, podría romperlos y prefiero no tener que pagar lo que cuestan.
Seguimos caminando hasta que nos detenemos delante de una puerta del color del ébano, la cual no me da buenas vibraciones, su color es tan... perturbador.
- A partir de aquí vas sola.- me dice con ese tono tan formal de antes. Me molesta la manera en al que me habla, demasiado neutral.
- ¿Y tú?
- Eso a ti te da igual. Date prisa, a los abuelos no les gusta esperar.
Me mira por última vez fríamente y emprende la marcha por el pasillo por el que hemos venido. Centro mi atención en la puerta mientras apoyo una mano en ella. Noto como empieza a temblar y aunque lo intento con todas mis fuerzas no consigo hacer que pare.
Entonces cuando me dispongo a empujar la fría piedra que hace de puerta siento una mano en mi hombro, la piel se me pone de gallina y me tenso en consecuencia del tacto. No me atrevo a girar la cabeza para ver quien es así que me quedo quieta esperando alguna reacción por parte del desconocido.
- Intenta mostrar que no tienes miedo o te devorarán como a un pequeño corderito.- me susurra Dray muy cerca de la oreja haciéndome temblar.
- ¿Q-qué haces tú aquí?- digo tartamudeando aún de la impresión.
- Venía a ver si habías entrado ya o seguías siendo una cobarde.- le dedico una mirada llena de ira y después empujo decididamente la puerta.
La decoración de la habitación es diferente a la de los pasillos de la casa. Aquí las paredes son negras y estás repletas de cuadros de gente que no me da muy buenas vibraciones, parecen peligrosos o más bien... letales. Al fondo de la estancia hay dos sillones junto a una chimenea, estos tiene el mismo color que las llamas del fuego y sentados en ellos se encuentran dos personas.
Parecen tener alrededor de treinta años quizás menos. La mujer tiene el pelo oscuro casi negro y la piel pálida, dándole estas características más vida a sus ojos azules con los que me mira fijamente. Me recorre un escalofrío cuando cruzamos nuestras miradas así que la aparto rápidamente y me fijo en él hombre. Tiene el pelo castaño y los ojos más verdes que he visto nunca, de color esmeralda intenso, su mi-
- Hola querida.- dice la mujer interrumpiendo mis pensamientos.
-Ho-hola.- por alguna razón su presencia es tan fuerte que me ahoga y me tira para atrás.
- Tu debes de ser Sybannah, encantada.- inclina su cabeza en modo de saludo, para después señalar al hombre que está a su lado.- Este es mi marido, Jared. Y yo soy Lira.
- En-encantada.- sin saber porque me inclino y hago una reverencia. Mi cuerpo se ha movido solo y ahora tiembla del miedo. No entiendo que me pasa pero tengo ganas de salir corriendo de aquí y no volver. Doy un pequeño vote cuando oigo que Lira tose para que le vuelva a prestar atención.
- Entonces querida, permíteme que nos presente otra vez.- ahora cuando la miro algo a cambiado, no tardo en darme cuenta, y cuando lo hago me estremezco, sus ojos se han vuelto rojos.- Yo soy tu abuela y él es tu abuelo. Estamos encantados de tener una nieta tan bella.
- Gr-gracias...-doy un paso atrás cuando ella se acerca y noto como la fría puerta entra en contacto con mi piel.
Me siento encerrada, estas cuatro paredes son como una cárcel y la sensación de querer irme se acrecienta. Lira posa una mano en mi brazo y como acto reflejo la aparto de un golpe, veo como pone cara de frustración ante mi acción pero rápidamente cambia otra vez a esa sonrisa tan siniestra. Un poco de sangre brota de su mano y al verla, la lame mientras me mira con una nueva locura en sus ojos.
- No deberías ser tan maleducada con tus abuelos. Solo queríamos conocerte, después de todo somos familia.- esta última palabra retumba en mi mente. ¿De verdad lo somos? ¿Puedo considerarlos como tal? Parecen estar un poco locos pero tal vez no son tan ma-. Muevo mi cabeza con furia, claro que son malas personas, se dedican a matar gente sin piedad, no debo dejarme encandilar por sus palabras.
- No somos familia ni lo seremos nunca. A la única gente que podía considerar como tal está muerta así que no me hables de algo que siquiera sabrás lo que es.- he tartamudeado un poco al principio pero mi voz se ha mantenido firme. Me siento orgullosa de mi misma por haber podido enfrentarles.
-¡Te crees que puedes hablarle así a tu abuela!- antes de que me de cuenta tengo un cuchillo en la garganta sostenido por esa mujer. Mi respiración se vuelve forzosa y empiezo a jadear, todo rastro de simpatía se ha desvanecido de su rostro, la máscara que llevaba puesta se ha caído y lo que veo no me gusta. La locura que había visto de pasada antes en sus ojos ahora se refleja en todas y cada una de sus facciones faciales y tengo miedo, real pavor a que en cualquier momento rasgue mi cuello con el arma.
De repente noto como soy arrastrada hacia atrás alejándome de las garras de esa mujer. Alguien me sostiene rodeándome con un brazo de manera protectora produciéndome un alivio enorme, me siento a salvo y por ello las lágrimas amenazan con brotar, es entonces cuando una gran mano me tapa lo ojos y no me deja ver nada.
- Me la llevo, hablaré seriamente con ella sobre su comportamiento. Lo siento por darte este disgusto abuela, no sucederá más.
- Puedes jurarlo. Apártala de mi vista.- dice con odio.
- Tranquila cariño, es la primera vez que está aquí y no comprende nada, cálmate.- es una voz suave y grave que transmite paz. Decido que de momento me gusta mi abuelo.
- Pero ha sido muy irrespetuosa con nosotros...-lloriquea.
- Te preparé una taza de té quédate aquí quieta.- pasa por nuestro lado muy rápidamente y siento el aire deslizarse por mis mejillas.- Y tú, como vuelvas a disgustar a mi esposa te degollaré yo mismo.- me susurra al oído. El terror se vuelve a instalar en mi cuerpo y comienzo a temblar.
- Adiós abuela.- noto como Dray se flexiona un poco como despedida para luego arrastrarme fuera de la estancia.
- Adiós mis queridos nietos.- su voz vuelve a parecer serena como al principio.
A medida que estamos más lejos de esa habitación toda la tensión que se había acumulado en mi cuerpo se va desvaneciendo haciendo que las lágrimas que no salían lo hagan en ese momento de golpe. Dray me toca la cabeza para tranquilizarme y en cierto modo lo consigue. Cuando dejo de llorar mi cuerpo es separado con brutalidad del de mi primo e impacta fuertemente contra la pared. Este me mira con una mezcla de compasión y odio que me confunden.
- ¿Eres idiota? Bueno, está claro que lo eres pero ¿tanto? Como se te ocurre decir esa estupidez a esa mujer. No entiendes nada de esta familia o como le quieras llamar, ninguno está cuerdo ni siquiera tú. Así que aprende a moderar tus palabras si no quieres que te asesinen y ya te digo yo, que no sería rápido. Ah, y si aprecias algo tu vida aléjate del abuelo y contesta bien a la abuela, esos dos son los peores, no pestañearán a la hora de torturarte si no te comportas. Además son los casi los únicos que pueden pasar al modo Alfa sin el consentimiento de sus recipientes.
- ¿Casi?
- ¿Enserio? te acabo de dar advertencias que deberías seguir al pie de la letra y tú te quedas con ese casi. Eres más inútil de lo que creía.- el miedo es eclipsado por la ira.
- ¿Quién te crees que eres para hablarme así? He preguntado el casi porque a mi también me pasó, Cordelia también puede hacerlo.
- Pues si ya lo sabes ¿para qué preguntas? Eres muy molesta. Mira ¿sabes qué? Haz lo que te de la gana, me da igual lo que pase contigo de ahora en adelante.- no parece del todo convencido al decirlo pero igualmente me duele.- esta es tu habitación no salgas de ella a menos que suenen las campanas. Cada una significa una cosa diferentes así que apréndetelas.
- Y ¿cómo me las aprendo si nadie me las dice?- le digo con condescendencia.
- Ese es tu problema, adivínalo.
- No conozco esta casa tampoco por lo cual lo veo un poco difícil.
- Sigue sin tener nada que ver conmigo, espabílate a hacerlo como quieras porque a las ocho y media cenamos y más te vale ser puntual.
Sin dirigirle la palabra me meto en mi habitación y cierro de un portazo. Mi dormitorio tiene las paredes verdes claro y el suelo de una tonalidad de este más oscura. ¿Cómo sabían que es mi color favorito? Las sábanas de la cama son a cuadros alternando los colores anteriores. Corro hacia ella y me tumbo colocándome en posición fetal, acción que hago muchas veces para intentar olvidarme de la realidad. Y así sin darme cuenta, caigo rendida.
Oigo un golpeteo insistente viniendo de enfrente, me desperezo y obligo a mis ojos a abrirse. Entonces caigo en que el sonido proviene de detrás de la puerta y por el ritmo con el que golpea me imagino quien es. Suspiro pesadamente y me incorporo para recibir mi "querida" visita.
- Pasa y deja de dar golpes a mi puerta, eres bastante molesto.- dicho esto mi estimado primo entra y se queda parado en la entrada de la habitación.
- Deberías darme las gracias, como me imaginaba que no serías capaz de ser educada por una vez y menos puntual he venido a recogerte para ir a cenar.
- Ni tengo hambre ni pienso comer con esas personas.- le espeto apartando la mirada.
Me coge del brazo y me saca a rastras de mi espacio personal para después llevarme sin ningún tipo de miramientos por los pasillos de la casa. La situación empieza a molestarme, no me gusta que me traten como a un objeto así que freno en seco y me niego a seguir avanzando.
- Muévete, no puedo seguir perdiendo el tiempo.
- Yo no quiero ir, ve tu solo si tanto quieres ir a comer con ellos.
- Dios, eres más estúpida de lo que creía. No se trata de querer o no, es una obligación, es una norma de la casa ya que es el único momento en el que estamos todos juntos reunidos.- la curiosidad se instala en mi cuerpo y me incita a preguntar.
- ¿Hay más gente viviendo aquí aparte de los pirados, tú y yo?- un rastro de algo que podría ser una sonrisa se muestra fugazmente en su rostro para desaparecer instantáneamente después.
- Sí, ya los irás conociendo. Aunque te aconsejo que no te quedes a solas con ninguno. Ni uno solo está cuerdo, recuérdalo. Es la segunda vez que te lo repito y no lo haré más, por mucho que parezcan normales, nadie de esta casa, nadie, lo es.
- De acuerdo... me mantendré alejada de ellos.- la curiosidad se ha vuelto a apagar dejando paso otra vez al miedo.
- Haz lo que te de la gana, me da igual.- y dicho esto, me arrastra un trozo de pasillo más hasta situarme delante de una puerta azul.- Ábrela y conoce a tu familia.- me mira fijamente y entiendo que no era ninguna broma así que reúno todo mi valor y empujo la madera hacia delante.
Hola, hoooola :3 He vuelto y pienso quedarme. Ante todo pedir disculpas por mi ausencia pero por estudios me ha sido imposible, aún así siento no haber avisado u.u Y bueno después de tanto tiempo os dejo este capítulo, espero que sea de vuestro agrado porque... me ha costado lo mío, últimamente me cuesta inspirarme. Y eso... disfrutadlo y pronto volveré con el siguiente :3
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