Capítulo 9

Habían dejado el bar. Agust había conducido hasta un estacionamiento subterráneo cercano a donde estaban. Había varios autos, aunque podían ocultar un poco lo que ocurría dentro de él.

La sesión de besos había continuado dentro. Tras detener el auto, Kim, que ya estaba acalorado, se sentó a horcajadas sobre Min quien no se movió del asiento del conductor. Hizo el asiento hacia atrás, lo reclinó y dejo que Taehyung le devoraba sus belfos tal como le gustaba.

La música de la radio era perfecta para el ambiente y su vez la temperatura iba en aumento convirtiendo aquel Hyundai en una sauna.

La manera en la Yoongi recorría su cuerpo, dándole apretones de tanto en tanto en sus piernas, glúteos y cintura, le fascinaba. No existía alguna palabra que describiera lo bien que se estaba sintiendo ser tocado por alguien así. Los meses pasaron e hicieron que Taehyung olvidara la necesidad básica del ser humano, recibir placer y algo de atención de vez en cuando.

Lo miro filosamente desde su posición, sin apartarle los ojos, bajo su mano hasta el botón del pantalón del mayor, para entrometerse entre la tela de este y su ropa interior.

-Carajo... -murmuró el pelinegro mordiéndose el labio inferior.

Kim mientras se movía generando un placentero roce entre ambos. Hizo su cabeza hacia atrás cuando el cosquilleo en su vientre se apoderó de esa zona.

Hacía tanto calor en el auto que obligó a Min y a Kim quitarse la parte de arriba. Los ojos de Taehyung cayeron de inmediato a un par de tatuajes. Uno yacía en el oblicuo izquierdo y el otro en el hombro derecho de Agust, este decía "Nevermind". El color de la tinta y de su piel hacía un contraste tan atractivo que el chico se sentía atraído cada vez más por él.

-¿Te gustan? -preguntó el mayor al ver que Kim no dejaba de mirar sus tatuajes.

-Es sexy...

El muchacho sonrió ladino. Posteriormente, fingió una embestida profunda que hizo a Kim removerse ansioso. Ya no estaba aguantando más, verlo con sus expresiones que con cada mirada podía ver la lujuria y el deseo escrito en sus pupilas. Por otro lado, Taehyung miraba como el de cabello largo se peinaba hacia atrás para que sus mechones sueltos le dejasen ver.

Nunca vio a un hombre tan sexy a la hora del sexo. Las manos venosas del hombre fueron hasta su pantalón, más ropa interior, bajando ambas prendas de golpe, dejando expuesto a menor encima de él.

-Pensé que te pondrías el encaje hoy. -Le dijo comenzando a acariciar su pelvis. Taehyung se movió inquieto buscando más roce.

-Otro día si quieres -dijo mientras se bajaba más su ropa. Trataba de mirar a otra parte, pues sus mejillas sonrojadas le delataban que estaba un poco avergonzado.

-¿Lo vamos a repetir? -preguntó tomando el rostro del chico para que este lo mirase a los ojos.

-Solo si me satisfaces esta noche, Min Yoongi... -dijo con la voz suave que generó una sonrisa en el mayor.

El pelinegro se bajó su pantalón y bóxer.

-Solo relájate, cariño...

Ante aquel apodo, Taehyung se estremeció. Como pudo se quitó la ropa y antes de comenzar vio que Yoongi se enderezaba para meter su mano al bolsillo trasero del asiento del copiloto. De ahí saco un preservativo.

-Tienes suerte, es el único que me quedaba -habló con la voz ronca, dejando al descubierto la excitación que sentía. A su vez, abrir el sobre y sacaba el látex para colocarlo con cuidado.

-¿Hubo más chicos en mi posición?

-Sí, claro que hubo más -afirmó el mayor. -Solo que acostumbro a ir arriba ­-sonrió con picardía.

-Qué pena que esta noche te toco conmigo, a mí gustan ir arriba... Dios...

-¿Seguro que quieres ir arriba?

-Creo que podré con él.

Agust colocó sus manos alrededor de su estrecha cintura para marcar el ritmo y profundidad, pero no había mucho que hacer, Taehyung lo estaba haciendo increíble. Solo se relajó y dejo que ese chico de piel canela hiciera lo suyo.

Vio que Kim se hizo hacia adelante posando sus manos en el asiento. Cada roce se sentó exquisito al tacto de ambas pieles, Yoongi rodeo con sus brazos la cintura para no dejar que parase. Kim era un mar de gemidos, unos que eran música para los oídos de Min. Este también jadeaba cada vez que el chico se movía tan deliciosamente.

«¿Cómo es tan bueno en esto?» Se preguntaba mientras seguía enfocada en tocar su aparente zona erógena. Entre ello, Yoongi no pudo evitar besar su cuello y clavículas. El aroma a coco regresaba a apoderarse de sus fosas nasales, embriagándolo aún más.

-Cariño, tu aroma a coco me tiene en el cielo.

Taehyung apenas oyó nuevamente ese apodo, sonrió gustoso.

-Yoongi...

Min agarró la cadera del chico, esta vez para acelerar el ritmo a su gusto. Verlo desde esta posición que no acostumbraba, ir abajo, le deja en vista el chico de bella anatomía. Se acercó y lo beso en la boca con gran hambre. El azabache subía sus manos enredo sus dedos largos en los mechones desordenados del tatuador.

-Tae... eres bueno en esto... -susurró en el oído de Taehyung.

Yoongi no tenia ni la menor idea de como subía el ego de Taehyung. Le encantaban los elogios hacia su persona, quizás sonaba a mera adulación, pero viniendo de la boca de un hombre tan arbitrario a él, que lo estaba haciendo tocar el cielo con la yema de sus dedos.

Cuando ya había alcanzado la cúspide del placer puro, ambos se movieron a la vez, alcanzando su propio orgasmo. mayor soltó un ronco gruñido y hundiendo su cara en el cuello de Taehyung.

Ese espacio tan estrecho, apegados el uno al otro mientras tenía relaciones por primera vez, era una experiencia bastante excitante. Si se daba la oportunidad querían volver a repetirlo.

El chico trataba de asimilar lo que acaba de pasar en el auto de Yoongi. No se arrepentía, porque le había fascinado tener sexo con el mayor, sentirse el como si fuera el centro de todo en ese momento. Solo él y Min en el auto, después de ser tocado y mirado con deseo.

Kim se levantó como pudo, pues sus piernas estaban entumidas tanto de estar en la misma posición. Tomo su ropa que esta en el suelo del auto y se la puso algo complicado debido al espacio del vehículo. Ya vestido, se miro en el espejo del auto y estaba colorado, la frente sudada y su cuello tenía una marca rojiza.

Agust trataba de regular su respiración luego de haber tenido la noche más caliente de su estadía en Seúl. Saco de su bolsillo un cigarrillo y lo encendía. Acostumbraba a fumarse uno solo cuando quedaba satisfecho, y eso sucedía poco. Se quedo sin polera y con el pantalón ya bien puesto. Arreglo el asiento y bajo el vidrio para dejar que el humo se fuera.

-Mierda... -suspiro Kim sintió un dolor en sus piernas.

-Te mueves bien, debo admitirlo. ¿Cómo lo haces? -Botó el humo.

-Es un secreto -respondió sin poder dejar ver el mayor.

No era un hombre escandalosamente musculoso ni nada, pero tenía los bíceps bien ejercidos, pectorales proporcionados y un vientre levemente marcado.

-Por favor... Ya pasamos a otra base.

-Bien, te lo dire. -Kim se acomodó y se quedo mirado hacia Yoongi. -Estudio danza contemporánea.

-Eso explica lo bien que te mueves.

-Parece que te gusto.

Yoongi sonrió y Taehyung se mordió el labio. Sin poder evitarlo se acerco y Min y sin importarle el desagradable olor a cigarrillo le beso os labios, juntando sus lenguas y dándole una mordida antes de separarse.

Mientras que ambos se besaban, un golpe en el capo del auto los hizo separarse de golpe. Al verlo se dieron cuenta que era un policía. Min bufó, se colocó su playera y apago el cigarrillo dejando la colilla en auto.

Este mismo se fue acercando al mayor sin dejar de ver fijamente a la pareja de exhibicionista que se vino a un lugar público a tener algo de intimidad. Saco su libreta lista para sacar una multa.

-Ponte el cinturón -dijo Agust antes de que llegara el policía a pararse cerca de la ventana.

Taehyung sin entender bien se lo colocó y apenas se oyó el click. Min puso en marcha el auto e hizo una maniobra arriesgada para salir del allí e irse a la salida principal que llevaba a la avenida. Kim se afirmó con fuerza quedando apegado al siento debido a inercia del auto, se asustó cuando las llantas quemaron contra el asfalto.

Yoongi rio victorioso al ver por el espejo retrovisor como el policía gritaba quizás qué desde ya lejos.

-¡¿Estás loco?! -pregunto exaltado el menor.

-¿Cuál es el problema? No quería que me multaran otra vez.

-¿Ósea que ya te han visto?

-En eso y en otra cosa más.

-Eres un demente... -Trato de no reírse, peor el fue imposible al ver que había huido de un pobre policía y Agust se fue dejándolo solo en medio del estacionamiento.

Había sido la noche más descabellada y lujuriosa de su vida después de mucho tiempo viviendo en amargura.

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