Capítulo 6

Sus mamos eran frías. Aquel frío viajaba por toda su espalda de tez canela; suave y tersa al tacto. 

Kim jamás había besado a un hombre con la ferocidad y lujuria con que lo hacía ahora con este muchacho que aparecía en su vida de manera peculiar. Sentir como la lengua del contrario chocaba con la suya en una danza placentera le generaba un cierto grado de éxtasis.

Agust no hacía más que masajear sus curvas; caderas, cintura, muslos y glúteos. Se dejaba llevar por el frenesí del asunto. Por un momento se separaron, cuando el aire comenzó a faltar. Se miraron a los ojos por un instante y no hicieron más que continuar con la ronda salvaje de besos.

Si fueran por el tatuador, no se detendría, de hecho, iría más allá.

—Hagámoslo… —susurró contra sus labios. —Será rápido.

Taehyung, confundido, se dio cuenta de Agust lo recostada contra el sofá de terciopelo de tono burdeos. Sintió las manos grandes, recorrer sus piernas hasta llegar al botón de su pantalón. Solo contó con unos segundos tocando la tela para luego soltar una sonrisa lasciva. El rubor se apoderó de las mejillas del menor al instante.

—¿Encaje? —Jugueteo con la tela. —No me lo esperaba...

El azabache apartó su rostro, mientras que el mayor sacaba la mano para subirla hasta sus labios. Con el dedo pulgar acaricio los belfos.

—Se debe ver bien el color de la tela con tu piel —murmuró.

—¿Quieres comprobarlo? —preguntó Kim acercándose para quedar a solo centímetros de su rostro. —¿Acaso quieres verme en ropa interior?

El calor que recorría el cuerpo del tipo sobre Taehyung lo hizo sentir ansioso por tales preguntas que le habría la imaginación a posibilidades más eróticas. 

—Bueno... Si lo preguntas de ese modo.

Taehyung rio al ver los ojos del hombre. 

Le encantaba jugar de ese modo y la partida apenas comenzaba.

—Olvídalo. —Taehyung de un empujón lo aparto de su cuerpo, dejando al mayor desconcertado por el cambio de actitud. —Besas bien, pero eso no significa que me vaya a meter contigo después de verte por segunda vez.

—¿Entonces es cuando a ti se te da la gana? — pregunto tomándolo de la muñeca y poniéndolo contra el sofá.

—Sí, porque me gusta que la gente ande al gusto mío y tú... —Kim subió la rodilla y rozo la entrepierna del chico para molestarle un poco. —No serás la excepción, Agust.

El hombre se apartó en seguida quedando sentado en el sofá viendo como Taehyung se abrochaba el botón de su pantalón y se arreglaba la el suéter y cabello para estar presentable cuando volviera con Jimin. 

—Eres chico difícil, Taehyung —dijo levantándose del sofá para dirigirse a la puerta—, y a mí me gustan los retos.

Al abrir la puerta, Agust salió ante que Kim para no levantar sospecha de que fue tras de él. Mientras que trataba de despejarse y volver a sus sentidos, no evito soltar una sonrisa por saber que las cosas con Taehyung no iban a acabar con un simple beso y jugueteo.

El azabache se mordió al labio al ver que el mayor se iba por el pasillo de regreso a atender a su amigo. Se apoyó contra la pared y cerro por un momento los ojos para relajarse y volver a su estado antes de besarse con el chico, pero Dios... era imposible. Pensar en sus besos, los labios y las manos que le recorrían el cuerpo, sobre todo cuando tuvo el atrevimiento de adentrarse en su ropa casi tocándole un poco más abajo, lo ponía ansioso y la temperatura aumentaba, las mejillas se tornaban carmesí y reía bobamente.

Agust era uno de esos hombres que era el prototipo de Taehyung, pero para nada del agrado de sus padres.

Mayor, tatuado hasta donde ha podido ver, fumador, trabaja haciendo tatuajes, rebelde... Todo lo contrario a él básicamente, pero destaca lo decido y directo que era. 

No pasaría mucho para que Kim caiga ante un hombre como él, y que Agust haga lo mismo.

Quedando así en un juego en el que ambos querrán ganar algo más.

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—Entonces acabamos mañana con el resto —dijo el tatuador quitándose los guantes y la mascarilla negra.

Jimin se miró la espalda con ayuda de un espejo que el presto el chico que se le presentó como JK. Otro chico tatuador, que trabaja con Agust desde que llego a Seúl. El muchacho vio los tatuajes que llevaba, aún quedaba trabajo por hacer, pero hasta el momento Park estaba fascinado, encantado y sorprendido por nivel de detalles más la dedicación del hombre que le puso tinta en el cuerpo.

—Está... ¡Increíble! —gritó emocionado. —No espero para verlo acabado.

Agust no hizo más que sonreía al ver el rostro contento del amigo de Taehyung.

—Te recomiendo ponerte pomada y cubrirlo del sol mañana —habló calmado mientras untaba algo de crema sobre la piel de Jimin. —Mañana a la cinco te espero para acabar.

Kim estaba apoyado contra la pared viendo como las manos de Agust ponían pomada desde debajo de la nuca hasta la mitad de la espalda de su amigo. Sus manos grandes y venosa recorrían la piel de su amigo. 

—¿Mañana vendrás conmigo, supongo? —La pregunta de Jimin hizo que Kim reaccionara.

—No lo sé, depende de como me vaya mañana y si es que mis padres hacen planes. Lo que es siempre.

—Ah cierto... 

Jimin bajó la mirada al oír la respuesta de Taehyung. Su amigo, la mayoría de veces luego de un examen importante, salía a cenar con sus padres para felicitarle por haber aprobado, era una especie de tradición cada que Kim le iba bien en sus estudios. Por ende, no podía hacerse de planes apresurados.

—Espero que puedas venir. —Taehyung miro a dirección del Agust. 

—Yo espero que no —respondió cortante.

JK, soltó una risa nasal al ver como el azabache le hablaba tan frío a Agust.

—Muchas gracias, adiós.

Jimin se despidió amablemente, un embargo, Taehyung espero a que Park saliera primero para luego ir él sin decir nada. Sin un adiós o un nos vemos mañana. Aunque Agust esperaba esa reacción en él, al parecer le salía natural ser tan esquivo o maleducado.

Vio la hora en el reloj de la pared; diez y media de la noche. Se dejó caer sobre el sofá para cerra sus ojos por un rato. Había sido un día largo entre sesiones, sobre todo la del hombre antes que Jimin, luego estaba Taehyung... Sí, otra vez pensaba en él.

JK, le pateo el pie para despertarlo y quedarlo viendo desde su altura hacia abajo.

—¿Qué te pasa? —preguntó molesto.

—¿Qué te traes con él?

—¿Con quién se puede saber?

JK rodó los ojos.

—¿Con quién? —Se burló imitando la voz del mayor. —Con ese chico, el que tiene u carácter de mierda.

—¿Taehyung? —preguntó con los ojos cerrados.

—Así que lo conoces...

—¡¿Qué?! ¡No! —Se sentó de golpe. —Solo adivinaba...

—¡Por favor, Yoon! ¡No nací ayer! —El chico se sentó en el brazo del sofá. —Te fuiste luego de que él fue al baño. Volviste algo... sonrojado y después aparece él. Sospechoso de cojones.

—Eres metiche.

—Solo analizo los detalles —dijo escondiéndose de hombros. —Ya dime... ¿Qué traes con él? ¿Acaso ya le diste su dosis de placer?

El mayor le miró con el ceño fruncido.

—No te diré nada, Kook.

—Lo tomaré como un no —dijo poniéndose de pie para botar igualmente los guantes que aún traía. —Como yo veo, ese chico te dará dolores de cabeza... y muy probablemente te mueras viejo, virgen y con un gato al lado.

—¡Jeon Jungkook, cierra la boca!

El otro chico esquivo el cojín que el mayor le había lanzado desde su posición. Luego salió corriendo de la sala de Agust para irse con la chica de la recepción, Chungha.

Agust se recostó y no dejo de pensar en lo que Jungkook dijo: “Ese chico te dará dolores de cabeza”

¿Cómo le explicaba que ya se los estaba dando?

Para mala suerte de Taehyung, él no se rendía a la primera, ni a la segunda. Así como a él le gustaba jugar, Agust también podía hacerlo, pero a su propio modo.

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